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Lilium

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El rostro de Seok Jin expresaba realmente temor, preocupación, impotencia. Todo ello junto mientras ayudaba a Nam Joon a acomodarse la camiseta puesto que el menor había salido recién de la oficina principal aquella que sólo era utilizada para juntas de importancia. Juntas a las que solo era permitido que entrara un prefecto por dormitorio.

 

En su caso era Nam Joon quien se hacía cargo de aquel dormitorio.

 

— Nam… —Habló en un murmullo, su voz había resultado más grave de lo que hubiese querido que fuese. El menor le miró, pidiendo saber lo que lo afligía, usando sólo una mirada era suficiente para que Jin entendiera.

 

— ¿Qué fue lo que dijo el Maestro? ¿Qué hay que hacer? —Preguntó con cierto temor aún.

 

— Vigilar la situación actual, es todo… —Murmuró antes de mirar a Seok Jin que había terminado de acomodar su camisa por completo.

 

— Tengo miedo, Nam… —Dichas apenas aquellas tres palabras el mayor se había abrazado al de piel ligeramente más oscura, con una fuerza que él mismo desconocía de momento. Estaba desesperado y era evidente.

 

Nam Joon solo podía acariciar suavemente la cabeza de su compañero, en señal de apoyo y en petición de que se mantuviera calmado. La ansiedad era una de las emociones que con mayor frecuencia desataban los ataques de la Crisálida y quería evitar eso a toda costa.

 

— Todo estará bien, Jin… —Musitó apenas el menor.

 

— Todo esto tiene que ver con Park Ji Min, ¿no es cierto? —No necesito más allá que el suspiro pesado de Nam para que se lo confirmara. — ¿Por qué? ¿Por qué si los demás ya han olvidado a Yoon Gi, él tiene que recordarlo? —Preguntó con clara molestia y angustia.

 

— No lo sé, pero por ello es que se nos ha encomendado seguir vigilando Jin, no podemos fallar en esto. —Mencionó firme, abrazando a su hyung, estrechándolo de forma protectora. — Nadie va a destruir… nuestra eterna crisálida. —Aseguró a la par que lo reconfortaba.

 

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— Aaah… de verdad que son aburridos. —Se quejó por décima vez en el día. Cuando a Chan Yeol le daban síntomas de la Crisálida solía ponerse muy hiperactivo y últimamente parecía ser también ya natural, quizás acostumbrado por todo el movimiento que hacía.

 

— Tú eres muy molesto a veces, idiota. —Se quejaba Kyung Soo mientras caminaba a paso arrastrado al igual que Baek Hyun pues, éste último, incluso había perdido las energías debido a todo lo que habían hecho en el día.

 

Por no decir que también seguía con una idea a realizar y que por obvias razones habían rechazado todo el día.

 

— Si quieren dormir bien, pero primero hagamos una última cosa antes de descansar. —Pidió el más alto, que para desgracia de ambos chicos era Chan Yeol.

 

— ¿Cazar fantasmas? —Preguntaron ambos chicos antes de que el más alto asintiera varias veces.

 

— ¡Cazar fantasmas! —Dijo divertido y, sin darle tregua a los dos chicos, volvió a jalarlos de sus brazos para llevarlos a las afueras del clan, claro que sin alejarse tanto o serían castigados.

 

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Corrió por todos los pasillos que conocía tratando de evadirlo, pero simplemente no podía deshacerse de él por más que lo intentara.

 

Ji Min seguía sus pasos insistentemente y comenzaba a cansarse de tanto estar huyendo, ahora mismo era un problema no poder salir del clan pues no importaría cuanto corriese, tarde o temprano acabaría siendo alcanzado o encontrado por el mayor.

 

— ¡Que esperes, Tae Hyung! —Reclamó Ji Min antes de alcanzar apenas el brazo del menor con éxito, aferrándose a esa pequeña oportunidad y jalando de la manga de la camisa, obligándolo de esa manera a que parara, de que detuviese ese apresurado escape por parte del contrario.

 

Y ahora que Ji Min prestaba alrededor a lo que le rodeaba había descubierto que habían vuelto a la sala común de los dormitorios, pero eso no era lo importante, necesitaba una respuesta a todas sus preguntas y era evidente que el menor era el único que podía resolverlas o al menos daba esa impresión.

 

— ¿Qué es lo que sabes? —Preguntó casi de forma exigida.

 

— Es mejor que tú no sepas nada. —Tae Hyung respondió fríamente.

 

La mirada de Ji Min se fijó en V, era su única esperanza para encontrar a Yoon Gi también, razón por la que no soltó su brazo en ningún momento, temiendo que volviese a correr.
 

Nadie comentó nada durante varios segundos que parecieron eternos, segundos que se rompieron cuando Tae finalmente suspiró con cierta resignación.

 

— Dime Ji Min… —Habló de forma suave, pero en un tono bastante intrigante y misterioso. — ¿Tú sabes acerca de TRUMP? —Preguntó mientras fijaba su mirada en el joven vampiro que seguía sin entender el porqué de las preguntas misteriosas que le hacia.

 

— ¿TRUMP? —Preguntó el rubio.

 

Cualquiera sabía de ello, el mito de los vampiros inmortales. Aquellos vampiros que tenían vida eterna eran llamados de esa forma.

 

— True of Vamp. —Señaló el menor de inmediato, haciendo una ligera pausa entre cada una de las palabras. — Si unes las primeras tres letras y las dos últimas de aquella frase se obtiene este nombre… TRUMP. —Comenzó a explicarle — La verdad de un vampiro... la inmortalidad. —Susurró.

 

— TRUMP es un mito nada más, todos saben que cuando llega el tiempo tenemos que morir como cualquier otro ser vivo. Incluso un niño lo sabe. —Mencionó en respuesta, notando un brillo extraño en la mirada de Tae.

 

— Es cierto que hace siglos nuestros antepasados poseían el don de la inmortalidad, no tenían porque preocuparse de la muerte. Aunque hay quienes creen que eso se debe al deseo inconsciente de la gente a vivir por siempre, para evitar el miedo a morir. —Habló Tae Hyung antes de que su mirada se fijara en algún punto muerto de la habitación. — Es normal que la gente no quiera morir, no se imaginan dejando atrás todo aquello que consiguieron y aquellas vidas que estuvieron unidas a las suyas, temen que al morir queden solos y que no haya nada más… Dicen que TRUMP es un mito. ¡Pero…! —Se detuvo un momento.

 

Se giró finalmente encarando al mayor y le miró de forma fija.

 

— ¿Pero…? —Apenas murmuró Ji Min cuando sintió la mirada ajena, casi sentía incomodarse por la misma.

 

— Pero todos temen que sea verdad, que existiese. —Mencionó con cierto tono decepcionado, como si fuese un mal la inexistencia de los TRUMP.

 

— Esos son solo cuentos… Todos sabemos que TRUMP es un mito, lo aprendemos desde pequeños. —Le recordó Ji Min. Incluso alguien tan distraído como él sabía que esas no eran ciertas, que todo era un cuento de niños ¿cierto?

 

— ¿Será acaso qué...? Dime, Ji Min… ¿Tienes miedo de morir? —Aquella pregunta tomó por sorpresa al rubio. — Hay quienes aceptan la muerte bajo sus propios términos, no temen morir porque esperan algo de ello. —Continuó hablando el menor. — Tú… ¿tienes miedo a morir? —Repitió la pregunta.

 

Sin embargo no recibió una respuesta concreta, solo una mirada que no se apartaba de él.

— Es normal tenerle miedo a la muerte... ¿No? —Indicó por su parte.

 

— Si... lo normal es eso, Minnie. —Fue la respuesta del menor, Ji Min miró el rostro ajeno antes de quedarse perdido por unos segundos.

 

— Dime Tae Hyung… ¿Por qué… por qué será que siento que ya había hablado contigo antes? —Le miró fijamente, Tae parecía ya no querer huir de él, todo debido a que su única puerta de huida quedaba lejos, y la que acaba de cruzar ahora estaba siendo tapada por el vampiro rubio, así que no parecía que fuese a escapar nuevamente o al menos no con facilidad.

 

Además de que ya estaba hablándole, de nuevo con un raro código como si fueran partes de un rompecabezas, pero le hablaba.

 

— Dime, ¿por qué siento como si te conociera? Cuando estoy así siento que habló con alguien a quien conozco de hace tiempo… —Lo meditó durante unos segundos— No… —Negó antes de mirarle. — Más bien siento que le estuviera hablando a otro yo, a una mitad de mí. —Le miró tras todas palabras pues el contrario seguía callado.

 

Tae Hyung finalmente suspiró de manera pesada ya que no le quedaba ninguna posible salida, se estaba resignando.

 

— Ey, Tae… ¿Quién eres tú? —Preguntó Ji Min ya cada vez más confundido.

 

El menor cerró sus ojos por algunos segundos, seguro de que sus ojos ya no mostraban rastro alguno de las lágrimas que anteriormente habían amenazado con salir cuando estaban en el patio.

 

— ¿Y si TRUMP realmente no fuese un mito? ¿Y si viviese entre nosotros de manera que no lo hemos notado? —Comenzó a preguntar a pesar de que el rostro de Ji Min seguía dibujando una confusión total. — Si TRUMP existe y es capaz de compartir el secreto para que nadie más muriera, para así tener una vida eterna… ¿Y si TRUMP estuviera en este Clan...? —Tae Hyung parecía cada vez más inmerso en sus palabras, pero una presencia irrumpió toda posibilidad de seguir hablando.

 

— ¡Esas son tonterías! —Pudo escuchar aquella voz que, si bien nunca pronunciaba algo en un volumen normal ahora era un estruendo, Jae le había gritado a Tae Hyung.

 

El joven damphir había aparecido por la puerta lejana acercándose a ambos, o mejor dicho a Tae Hyung con clara molestia.

 

— Estas hablando de disparates, nada de eso es real así que deja de enredar a Ji Min en tus cosas extrañas. —Se quejó mientras empujaba a un sorprendido Tae, haciéndolo tropezar con su propio pie y cayendo de esa forma al suelo.

 

— Tae… —Ji Min intentó acercarse para levantarlo, pero algo en la mirada del menor se lo impidió, como si le negara la ayuda con solo eso.

 

— ¿Y si hubiera algo así en este mundo? ¿Algo como la vida eterna? —Preguntó con una mirada perspicaz mientras se ponía de pie caminando hacia Sung Jae para encararlo.

 

— ¡La vida eterna no existe! —Le refutó de inmediato y con fuerza. No iba a aceptar disparates como ese, ni ahora ni nunca.

 

— Entonces aquellos que la tuvieran solo podrían esperar y observar como las vidas de los que aman se apaga. —Siguió hablando, ignorando totalmente el grito por parte del damphir.

 

— Todo… ¿estando siempre solos? —Ji Min lo imaginaba, aquello sonaba realmente duro.

 

— ¡No lo escuches, son mentiras! —Refutó nuevamente el damphir que había invadido la sala.

 

— De esa forma, siendo eternos… Si el mundo fuera a acabarse, ellos verían caer a las estrellas… —Sus palabras no se detuvieron ni sus pasos tampoco, estando ya frente a ambos chicos, sin dejar su hablar.

 

— ¡Detente, ya! Estás confundiéndome. —Sung Jae había cubierto sus oídos con fuerza, quería que parara y dejara de hablar. Eran mentiras, tenía que callarse, nada de eso era real.

 

— Para una vida que no puede destruirse ¿no deberían ofrecer un réquiem a la vida eterna? —Preguntó con clara intención de seguir hablando, no se detendría solo porque Jae lo decía.

 

— Ese es el destino de los que no pueden morir… TRUMP. —Murmuró Ji Min.

 

Sonaba realmente cruel una vida como esa, entendía porque Tae Hyung decía que la gente tenía miedo de que TRUMP fuese real. Una vida como esa, en la que vieran acabarse todo alrededor no sonaba realmente bonita.

 

—Una historia que no tiene fin. —Murmuró Tae.

 

— ¡Eso es imposible! ¡Una fantasía! —Volvió a gritar Jae, negándose a creerlo.

 

— ¿Y si creyéramos en eso? —Preguntó Ji Min haciendo un repentino silencio entre ellos.

 

— La única verdad de un vampiro: la vida que no tiene fin. —Volvió a murmurar Tae Hyung mirando a ambos chicos.

 

— Es que de verdad… ¡algo está mal contigo! —Se quejó Jae dejando finalmente su cabeza y acercándose a Ji Min.

 

— ¿Qué es lo que realmente sabes, Tae? —Preguntó el rubio mirando hacia la única persona que parecía tener todas las respuestas, pero que se empeñaba en dejarle nuevas preguntas a resolver. Lo dejaba más perdido que antes.

 

Sung Jae finalmente no había soportado que esa charla continuara, podía ver la desesperación en el rostro de Ji Min y la expresión de Tae Hyung, anhelante a que Ji Min fuese con él para explicarle todo... Para llevarlo con él a esas ideas extrañas. No lo iba a permitir, nadie más podría hacer feliz a Ji Min si no era él, así que jaló al mayor de los tres a su lado mirando con molestia a Tae Hyung.

 

— Todo lo que dices es mentira. No te atrevas a acercarte a Ji Min nunca más. —Sentenció Sung Jae antes de llevarse a un anonadado y confundido Ji Min fuera de aquella habitación.

 

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Tras haberse resignado a la última actividad del día, en realidad solo Kyung Soo, los tres chicos se hallaban en uno de los lados más antiguos del Clan.

 

Aquella zona estaba prohibida, pero eso no había detenido a aquellos tres chicos a entrar a ese sitio, viendo lo que había solo siendo iluminado por una linterna que el mismo Chan Yeol había tomado de la entrada.

 

— ¿Y creen que existan realmente los fantasmas? ¿Serán reales? —Preguntaba Chan Yeol algo emocionado.

 

— No quisiera que lo fueran. —Espetó al segundo Kyung Soo.

 

— Tal vez no encontremos uno pero, si los encontráramos, sería genial. —Mencionó con calma Baek Hyun.

 

— ¿Y por qué es que quieres encontrar un fantasma? —Preguntó, aunque podría ser interpretada por cualquiera de los dos chicos ahora con la respuesta de Byun.

 

— Porque sería divertido, como en esos juegos en los que tras entrar a un calabozo aparece un fantasma y ¡pum! estás enlistado en una misión de búsqueda del tesoro. —Los más bajos no pudieron evitar reírse un poco, quizás deberían quitarle los videojuegos por un tiempo a Chan Yeol ya que era obvio que estaba bastante “interesado” y apegado a ellos.

 

— Yo porque eso significaría que hay otra vida después de la muerte, ¿no creen? —Mencionó Baek haciendo que ambos lo miraran, era cierto, todo el mundo incluso los vampiros se lo preguntaban.

 

— Es verdad, se lo preguntaré al fantasma cuando lo hallemos. —Dijo entre risas Chan Yeol antes de que iluminara una parte más oscura del pasillo, parecía que nadie iba para esos lugares.

 

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Tae Hyung apenas pudo dejar escapar el aire que había estado reteniendo hasta ese momento, incapaz de ir detrás de aquellos dos, había dicho todo lo que podría decir sin llamar la atención o eso creía hasta que al girarse…

 

— Vaya, Tae, parece que te han rechazado. —Habló aquel chico mientras se acercaba, Tae Hyung ni siquiera había notado en qué momento había entrado, pero no lo pensó ni dos segundos antes de ya encontrarse abrazando al chico, a aquel prefecto de los dormitorios norte.

 

Necesitaba un cierto alivio en ese momento.

 

— ¿Qué va a pasar con todos nosotros… Jung Kook? —Preguntó sintiendo que las fuerzas se le iban nuevamente, podría desplomarse en el suelo sin duda.

 

El menor apenas hizo un sutil ruido con sus labios antes de tomar la cintura ajena al verlo con tan pocas fuerzas y sin pedir permiso solo comenzó a balancearse en un suave vals, algo que desconcertó totalmente a Tae Hyung.

 

— ¿Sabes? —Comenzó a hablar. — Es tan solitario estar así, por eso te propongo que soñemos juntos. —Mencionó sin apartar su rostro ni su mirada de los orbes marrones de Tae.

 

El mayor seguía totalmente confundido, moviéndose torpemente ante la improvisada danza que había iniciado Jung Kook, moviéndose alrededor de la habitación y sin soltarse del chico, más porque podría caerse que por gusto.

 

— Soñemos el mismo sueño, algo que podamos disfrutar. —Siguió hablando sin soltarlo. — Aún si pareciéramos quedarnos atrapados en el sueño. —Masculló.

 

— Suéltame… —Pidió en un susurro demasiado débil, algo que fue ignorado por Kook.

 

Sus pasos de baile continuaron mientras una sonrisa aparecía en su rostro, no parecía que Tae Hyung estuviera disfrutando del baile, pero el joven Jeon sí que lo hacía.

 

— Solo deja de preocuparte, disfruta el momento, no pierdas esa belleza que tienes por enojarte. —Siguió bailando, los pasos torpes de Tae no le importaban pues sabía porque el mayor se quería negar a seguirle el baile. — Haremos de este clan una utopía perfecta, un sueño perfecto donde ustedes disfruten sin preocupación alguna. Solo quédate un poco más y lo veras. —Aseguró empujando ligeramente su cuerpo para después jalarlo de regreso, enrollándolo en sus brazos.

 

— Una Utopía. —Repitió Kook. — . Al tiempo solo le pido que pare, de esa manera podrían mantener una belleza eterna, una ilusión compartida de utopía... porque estar solo puede ser realmente horrible. —Murmuró contra su oído.

 

— ¡Detente! —Exigió mientras trataba de soltarse.

 

— La soledad es peor que una muerte misma. Este mundo es cruel por hacernos vivir solos, así que vamos a soñar el mismo sueño, Tae Hyung. —Siguió.

 

— ¡Suéltame! —Ante aquel grito y el jaloneo de Tae, el menor terminó por acercarse de más sin apartar su mirada de los ojos ajenos.

 

— ¿Sabes? Solo quiero que permanezcan… en la pureza… —Murmuró, abrazando a Tae mientras acariciaba parte de su cabello. — Por siempre puros. —Mientras hablaba, de su manga había sacado una pequeña daga, realmente esperaba en cualquier momento clavarla a la espalda del mayor, pero sin poder hacerlo.

 

Tae Hyung se apartó.

 

Una mirada triste fue lo único que obtuvo de parte del mayor.

 

— Mientes. —Su mirada fue directo al rostro ajeno, no necesitaba ver la daga para saber lo que Jung Kook intentaba, no era la primera vez que aquello ocurría. — Estás mintiendo. —Y sabía que no sería tampoco la última vez.

 

Y sin más palabras simplemente se fue a prisa del salón principal, dejando a Kook con aquel puñal en mano y sin saber cómo reaccionar precisamente a lo que había tratado de hacer… De nuevo.

 

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— Woah… este sitio realmente parece como los calabozos finales. —Mencionó el más alto de forma emocionada mientras Kyung Soo imitaba un sonido de videojuegos.

 

— No, no… ese sonido es cuando alguien se une a tu equipo. —Le corrigió, esta vez Baek Hyun fue quien imitó un sonido, siendo nuevamente regañado por Yeol. — Tampoco, ese es cuando completas una misión. —Explicó antes de que los tres se rieran, ¿en serio estaban hablando de eso?

 

— En fin, ya paso mucho tiempo, hemos caminado sin descanso y no aparece ningún fantasma quizás sea mejor que regresem… —Kyung Soo no pudo terminar su frase pues en el momento en que iba diciendo lo último, chocó con una especie de puerta de la que saltó una especie de figura humana provocando un grito por parte de los tres chicos.

 

— ¡Un fantasma! —Exclamó con fuerza Yeol mientras guiaba la linterna hacia aquella figura, con la sorpresa de que se trataba de Jong In.

 

— ¿Kai? —Preguntó extrañado Baek Hyun.

 

— Ah, joder, ¿qué estás haciendo aquí? Es una zona prohibida. —Señaló Yeol mientras que el chico de ojos grandes solamente los miraba a los tres.

 

— Los vengo siguiendo desde hace rato, como dijiste Chan Yeol es una zona prohibida, antes agradezcan que fui yo quien los halló y no los prefectos. —Comentó seriamente aunque el rostro desanimado de Chan Yeol le decía que no estaban haciéndole caso.

 

— Esperaba que de verdad fuera un fantasma. —Dijo algo decepcionado antes de mirarle. — Bueno, te unirás en nuestra búsqueda y cacería de fantasmas. —Indicó mientras se estiraba, empujando sin querer a Baek Hyun.

 

— Ow… wo… —Se quejó pues había golpeado algo hueco y, para sorpresa del grupo ahora de cuatro, detrás de donde había golpeado se encontraba una especie de puerta.

 

— ¡El calabozo final! —Exclamó Chan Yeol.

 

— ¿Calabozo? Esto no pasa de ser una especie de sótano. —Refutó Kyung Soo mientras miraba la entrada con algo de desconfianza.

 

— ¿Un sótano? ¿Aquí? ¿Tapado? No lo creo, seguro que hallaremos a un fantasma en este lugar, vamos, vamos, vamos. —Animó el menor de todos mientras comenzaba a ser el guía hacia aquel sitio tan extraño y desconocido hasta ese momento por la mayoría de los chicos del Clan, posiblemente eran los primeros en entrar a aquella zona y eso sería una gran hazaña a contar.

 

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Ji Min logró reaccionar cuando estuvieron realmente lejos de la sala común. Se percató de ello cuando se detuvieron de golpe, al parecer Sung Jae había dejado de jalarlo desde hace unos pocos segundos y parecía nervioso.

 

— Necesito hablar contigo, Ji Min. —Pidió aquel chico con un tono de imploración en la voz, era claro que ese chico estaba casi desesperado y tomando en cuenta la casi pelea que había tenido con Tae Hyung quizás era bueno dejar que el chico desahogara todo lo que estaba cargando en ese momento o al menos lo que estaba dispuesto a decirle.

 

— Está bien, Jae… ¿Qué ocurre? —Preguntó, mirando al chico.

 

— Puede que suene extraño pero… últimamente he estado sintiendo esto. —Miró a su mano antes de mirar hacia Ji Min, lo que estaba a punto de decirle esperaba que fuera tomado en serio. — Esta sensación de estar en un sueño, un sueño que dura por siempre. —Explicó.

 

La mirada de Ji Min se agudizó tan solo escuchar esas palabras, le recordaban tanto a la frase que Tae le había dicho antes…

 

Acerca de estar soñando dentro de un sueño, un sueño que duraba para siempre.

 

¿Todo tenía relación acaso?

 

De pronto toda su atención se había fijado en Sung Jae.

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Comments

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yourstrulyjungkook
#1
van a escribir una secuela?