Capitulo 18 *Un poco de Intimidad*

Kiss Them for Me
 
Solar se despertó encogida dada la brisa fresca que entraba por la ventana de su habitación. Los pájaros sonaban en el alféizar como si discutieran sobre el calor de la noche y le gustaba esa sensación de tranquilidad.
Los veranos eran así, apacibles y desprovistos de prisas, familiares y entretenidos. Para ella aquel verano estaba siendo muy revelador, pues no solo se cerraba un ciclo importante con Eric sino que comenzaba otro inmediatamente con una persona completamente distinta.
Sonrió al recordar aquellos besos apresurados y torpes en el sofá, la urgencia por acariciar a Byul y lo que vio en sus ojos mientras todo eso sucedía. En el fondo se alegraba de que Hye Jin y sus padres hubiesen llegado a tiempo. Byul era muy especial como para empezar las cosas así, deprisa y a escondidas. Estaba decidida a vivir algo mucho más serio que unos besos robados en plena noche. O, al menos, a intentarlo.
¿Una relación? Solar sonrió al pensarlo. Lo cierto era que no tenía la respuesta. Pero sonaba absurdo y alocado y era lo que más le gustaba porque se sentía exactamente así. Tenía ganas de probar, dar un paso al vacío, dejarse llevar por una vez en la vida. Aunque fuesen despacio y ambas tuviesen que resolver algunas magulladuras de batallas anteriores.
Era todo muy confuso, pero deseaba conocer más a Byul, atreverse a ser mucho más que amigas. Se estiró en la cama y comprobó que la casa seguía en silencio, como si a todos se les hubieran pegado las sábanas tanto como a ella. Lana empezó a ladrar en el jardín como pidiendo que alguien le lanzase la pelota, así que se asomó a la ventana y miró con curiosidad.
Vio a Hye Jin, con una tostada en la mano. Lana le ladraba a la tostada.
Siempre ladraba a la comida.
—¡Déjame en paz, pequeña ladrona! —le gritaba graciosa, pero Lana insistía.
Hye Jin cortó un trozo muy pequeño y se lo alargó. Lana movía su rabito con alegría y satisfacción, y volvía a mirarla muy fijamente, esta vez en silencio, sentada a sus pies.
Solar sonrió pensando lo diferentes que eran las hermanas. Hye Jin tenía algunos rasgos en común con Byul, pero solo físicamente. En lo demás eran tan diferentes que a veces costaba creer que pertenecieran a la misma familia.
Estaba un poco nerviosa por reencontrarse con Byul. Intentó pensar cómo sería. ¿Se mirarían y sonreirían? ¿Estarían tímidas? ¿Ansiosas? Un poco de todo, pensó. Era lógico. La noche anterior había quedado suspendida en el aire. Ella le había propuesto que lo repitieran, pero temía que Byul se lo hubiera pensado mejor. Había tenido toda una noche para pensárselo, apenas unas horas, pero tiempo suficiente para que todo cambiara.
Ansiosa, se colocó unos pantalones cortos y una camiseta blanca y salió con sus gafas de sol al jardín. Pero antes se asomó al salón y comprobó que Byul estaba completamente dormida. Tenía la respiración serena y una expresión pacífica. Solar la observó durante unos segundos, fascinada de que aquella fuera la misma mujer con la que se había besado apresuradamente la noche anterior. A veces la asaltaban estas dudas, casi como si saliera de su propio cuerpo y no pudiera creer lo que estaba sucediendo. Pero era muy cierto, tanto como la luz del día.
Abrió las puertas que conducían al jardín y se encontró con Hye Jin y Lana, jugaban descontroladamente, persiguiendo una pelota. Solar las saludó de buen humor y tomó la correa de la perrita. Le apetecía dar un paseo antes de desayunar. Le vendría bien para calmarse. Lana se puso a correr en círculos y ladró con felicidad. Hye Jin se acercó a ella mientras le ponía la correa:
—¿Te la llevas?
—Solo a dar un paseo corto.
La menor se colocó la melena con coquetería. —Oye, gracias por cubrirnos anoche —le dijo con timidez.
—Ah, no te preocupes, no ha sido nada. ¿Estás bien con él? ¿Es simpático?
—Sí, claro. Es un poco infantil para algunas cosas, ¿pero qué esperas? Tiene mi edad. Ellos crecen más lento —opinó llena de razón.
Solar se echó a reír y se incorporó, sujetaba a Lana con la mano derecha. Hye Jin se fue a la cocina a hacer otra taza de té.
Era curioso, unas semanas atrás se negaba en rotundo a bajar al sur para pasar unos días con los amigos de sus padres y ahora le resultaba cómodo y familiar compartir con ellos muchísimas cosas. Las ganas de ver a Byul crecían por momentos. Quería mirarla a los ojos, ver en ellos qué estaba pensando, porque lo vería, los ojos de MoonByul eran sinceros y transparentes.
Solar suspiró. Estaba nerviosa. No debía pensar demasiado en ello. El tiempo le diría cómo comportarse. El tiempo se lo diría todo.
—Vamos, Lana, iremos por ahí —le dijo a la perrita señalando hacia la derecha.
Lana iba olisqueando todas las esquinas y rincones, a veces se detenía demasiado y Solar tenía que animarla a seguir. Cuando llegaron a la zona de la costa, se fijó en los veraneantes que madrugaban para ir a la playa y en los barcos que habían salido a faenar. Eran de distintos colores y se confundían con los veleros blancos de los turistas. Solar soltó a Lana en la arena y se sentó a mirar el mar.
Qué lejos le quedaba la vida ajetreada de Seúl, el metro, la gente, los mercadillos. De repente todo aquello le resultaba ajeno y solitario. No quería volver. No quería aquello otra vez, ese estrés tan desagradable, los ansiolíticos para dormir, las obligaciones, los amigos ocasionales para salir los viernes… Y después estaba Byul. ¿Qué pensaba hacer con ella? El verano se estaba acabando. Byul se iría en unos pocos días. Ella estaría en Chuncheon y Solar en Seúl. Había aviones, pero no era lo mismo. A Solar le gustaba que la recogiesen en el trabajo, pasear de la mano, ir al cine, vivir el día a día, no necesariamente bajo el mismo techo, pero tenerla cerca. Dormir a veces con ella…
¡Dormir con Byul! 
¿Dormir con Byul? 
Y entonces esbozó una sonrisa. 
Sí. Dormir con Byul.
Si el día anterior no las hubiesen interrumpido, estaba segura de que ahora no se estaría haciendo esta pregunta. Su madre iba a volverse loca si llegaba a enterarse. ¿Qué le diría?
¿Cómo reaccionaría ella? ¿Y su padre? Descubrió mientras contemplaba el mar que le daba igual. Algo en su interior le decía que lo que estaba a punto de ocurrir era del todo irremediable. Ocurriría. Si Byul también quería, ocurriría por el simple hecho de que su corazón así se lo pedía. Pensarlo hizo que se estremeciera. Había ido a la playa para calmarse y, sin embargo, estos pensamientos consiguieron avivar su nerviosismo. Pero estaba hambrienta, con ganas de café y tostadas, y no podía esperar para ver a Byul. Deseó que estuviera despierta.
Llamó a la perrita y regresaron a la casa. Escuchó voces nada más atravesar la verja y supo que todos estaban despiertos. Al acercarse a la parte de atrás vio que estaban desayunando en familia en la mesa del porche. Las conversaciones eran cruzadas, pero Solar no estaba escuchando. 
¿Dónde estaba Byul?
La buscó con la mirada, un poco ansiosa, y solo sonrió cuando la vio salir de la cocina devorando unos churros con azúcar que alguien había traído. Sus ojos se encontraron en ese momento y Byul le sonrió con timidez. Bien. No había miedo en ellos, solo una calidez que se propagó rápidamente por el pecho de Solar.
—Buenos días a todos —los saludó por fin, soltando a Lana por el jardín. 
—Buenos días, hija, ¿has desayunado? —se interesó Eun Ji. 
—No. Y me muero de hambre. 
—¿Te sirvo café?
—Sí, por favor —dijo, sentándose y mirando a Byul fijamente.
MoonByul parecía ahora un poco avergonzada y no levantaba la vista de su plato. Solar estuvo a punto de estirar la mano y acariciarle el brazo, pero se frenó en el último momento, recordando que no estaban solas. En lugar de eso tomó asiento justo enfrente y la asaltó una idea.
Sung Eun estaba explicando algo sobre la casa de los amigos que habían visitado el día anterior. Su madre parecía tan centrada en la conversación que Solar aprovechó para dirigirse a MoonByul: 
—¿No vas a decirme buenos días?
 MoonByul sonrió con timidez. —Buenos días, Sol.
—Así me gusta, ya puedes seguir comiendo.
—Bueno, ¿qué plan tenemos para hoy? —preguntó MoonSeob, sumergido en la lectura del periódico—. A mí me apetecería ir en barco. Hace unos días que no vamos.
—Eso estaría muy bien —opinó Sung Eun, buscando la complicidad de los padres de Solar, que asintieron entusiasmados ante la propuesta—. ¿Vosotras que plan tenéis?
MoonByul empezó a explicar que todavía no lo había decidido, tenía que quedar en algún momento con Hani para despedirse, pero tenía pocas ganas. Mientras explicaba esto, Solar aprovechó para descalzarse. Cuando su sandalia tocó el suelo, alargó su pie desnudo y con él rozó la pierna de Byul. Ella se puso en guardia inmediatamente. Su gesto se tensó en ese mismo momento y una de sus frases se quedó en el aire.
—¿Qué te pasa, hija? ¿Te has atragantado? —preguntó  Sung Eun.
Solar reprimió una carcajada al ver su cara descompuesta.
—No me pasa nada —carraspeó, incómoda. 
—¿No?
—Pues no.
Subió un poco su pie por la pierna de Byul, a punto de morir de la risa, hasta llegar al interior de su muslo. 
—¡Sol! —gritó Byul. Todos la miraron como si hubiese perdido la cabeza completamente. 
—Dime.
—No, dime tú —replicó MoonByul. 
—No sé de qué me hablas. ¿Por qué me gritas? ¿Te encuentras bien?
—Sí, hija, ¿qué te ocurre? —intervino Isabel, acariciando el brazo de MoonByul con preocupación. Los demás estaban pendientes.
—No, nada… Es que he recordado que el coche hacía ayer un ruido muy raro… —se inventó Byul ruborizada. 
—¿Mi coche?
—Sí, Solar, tu coche. Anoche hacía un ruido, ¿no te acuerdas?
—Pues yo no recuerdo nada, la verdad. Pero, papá, ¿podrías echarle un vistazo? Byul, ¿le explicas a mi padre qué hace el coche exactamente además de run run cuando arranca?
MoonByul la fulminó con la mirada, pero Solar se lo estaba pasando demasiado bien para detenerse ahora. Para su alegría, Yong Jin se levantó rápidamente y le propuso a MoonByul que lo acompañase un momento hasta el coche, mientras los demás acababan su desayuno. Byul no tuvo más remedio que seguirle refunfuñando, arrepentida por sus propias ocurrencias.
—¿Y tú qué, hija? ¿Te vienes en barquito? —se interesó Eun Ji.
Solar seguía un poco enfadada con su madre, pero ambas tenían la capacidad de dejar de lado sus cuitas y se hablaban con normalidad.
—Creo que sí —dijo—. Y creo que MoonByul también vendrá —añadió sonriendo con diversión, mientras clavaba la mirada en la espalda de Byul, que se dirigía con su padre a comprobar en qué estado se encontraba su coche. 
—¿Cómo lo sabes? —inquirió Sung Eun. 
—No sé, un presentimiento… —dijo, encogiéndose de hombros.
—Bien, pues no se hable más. Nos vamos todos en barco. Venga, a prepararse, que no queremos salir muy tarde.
 
 
 
Solar se puso el bañador y se acercó a la proa del velero, donde Sung Eun, Eun Ji y Hye Jin tomaban el sol. Para su desgracia, no había tenido ocasión de hablar todavía con Byul, pues ambas familias habían empleado sus coches para ir hasta el puerto y como no deseaba levantar ninguna sospecha, acabó conformándose con el asiento de atrás del vehículo de sus padres. 
Acababan de salir de puerto, pero los minutos previos fueron de preparativos. Acomodar los alimentos para el almuerzo en el pequeño camarote, retirar los cabos, izar las velas, preparar las toallas, quitarse la ropa… pero la calma por fin había llegado y al ver a Byul sentada en la cubierta, con las piernas colgando del velero, decidió acercarse a ella aprovechando que los demás estaban distraídos.
—¿Te animas a darte un baño? —le preguntó, mientras tomaba asiento a su lado.
Byul la miró, sorprendida de encontrarla allí. —No lo sé, a lo mejor más tarde, antes de la comida. Me vendrá bien después de haber pasado casi una hora analizando tu coche — protestó.
Solar se echó a reír. Le encantaba la cara que se le ponía cuando estaba así de furiosa.
—Oh, vamos, lo siento. Es que yo solo quería estar cariñosa y tú dijiste esa tontería…
—Si quieres ser cariñosa, hazlo. Bésame, si es que te atreves, y déjate de piececitos por debajo de la mesa —la retó MoonByul.
—¿Ah, sí? ¿Eso quieres? ¿Qué te bese aquí, delante de todos? Ya sabes que no tengo demasiados problemas con eso. Podría hacerlo.
—Sí, no me cabe ninguna duda — rumió por lo bajo Byul, girándose para comprobar si las madres estaban pendientes. Tanto Eun Ji como Sung Eun tenían los ojos cerrados mientras tomaban el sol y dudaba mucho que la brisa del mar les permitiera oír lo que estaban diciendo. Esto envalentonó todavía más a Solar.
—Estás muy guapa hoy, Byul 
—Mira quién fue a hablar… 
Ambas se miraron y Solar se cercioró de que los padres estaban también ocupados. Se encontraban en el camarote, comprobando no sé qué de la pequeña cocina. Hye Jin parecía haberse quedado dormida. Así que se acercó a ella velozmente, cubriendo los pocos centímetros que las separaban y la besó. 
Esta vez Solar no dudó en el beso, segura de lo que estaba haciendo. La atrajo todavía más y sonrió dulcemente al ver que Byul no podía evitar devolverle el beso con la misma intensidad.
—¿Y eso? —le preguntó Byul cuando se separaron.
—Llevaba toda la mañana queriendo hacerlo. —Solar tomó aire. ¿Se atrevería a decírselo? Sí, ¿por qué no? —. Eso y mucho más.
Miró a MoonByul para comprobar que había entendido el mensaje y la vio enrojecer, respirar profundamente y perder la mirada en el mar. Realmente era adorable.
—Uff, tú quieres matarme, ¿verdad? —dijo Byul—. De un infarto o algo así.
—Sí, de algo así —afirmó Solar con una sonrisa divertida. Se le ocurrieron de repente muchas formas de “matar” a MoonByul, pero solo una de ellas era la que en verdad le apetecía—. Ahora me estoy arrepintiendo de no habernos quedado en la casa —dijo, mirando por encima de su hombro con ansiedad.
No sabía por qué, pero cualquier contacto con MoonByul se transformaba en un incendio en cuestión de pocos segundos. Le había robado un beso rápido, insignificante, con otras personas ni se habría inmutado. Y sin embargo, con MoonByul le bastaban unos segundos de contacto para sentir aquel fuego incendiando su vientre. Supo que si hubiesen estado solas, ahora estarían tumbadas sobre la cubierta del velero, a punto de lanzarse al vacío de sus cuerpos y la certeza de todo aquello le hizo levantarse sin pensárselo dos veces.
—Ven —le dijo, extendiendo la mano.
—¿A dónde? 
—Dentro. 
—¿Dentro? —MoonByul arrugó el ceño —. Dentro están nuestros padres.
—Sí, pero están en la cocina, no en el camarote, y te juro que si no te beso como necesito ahora mismo, acabaré explotando.
MoonByul se quedó pálida durante unos segundos, como si no la creyera o no la reconociera en absoluto. Estaba muy lejos todavía de saber hasta dónde podía llegar cuando quería algo. Porque cuando Solar quería algo, lo quería allí y ahora, sin demoras, y esta era una de esas ocasiones. Creyó que se volvería loca si no la besaba pronto.
Arrastró a Byul por la cubierta del barco. La seguía como si fuera un ser inánime que se dejara llevar por los deseos de otro, pero podía sentir su corazón latiendo deprisa en su muñeca, y la anticipación plasmada en su cara. ¿Se atreverían a hacerlo? ¿Allí, en el barco? ¿Con toda la familia cerca? Estaban locas… 
—Hola, papá. Hola, MoonSeob —saludó a los progenitores cuando bajaron la escalerilla. Los hombres estaban intentando arreglar uno de los fogones de la cocina.
—Hola, chicas —saludó Yong Jin—. ¿Qué hacéis por aquí?
—Vamos un momento al camarote. Byul necesita…hmmm enseñarme algo. Cosas de chicas, ya sabes.
Yong jin asintió y en su tranquilidad habitual dio media vuelta y siguió inspeccionando el fogón junto a MoonSeob. Solar tiró de la mano de MoonByul para que entrara en el camarote y cerró la puerta de golpe. No esperó ni dos segundos. Antes de que Byul pudiera mediar palabra, atrapó su cuerpo contra la puerta y empezaron a besarse. Parecían dos animales enjaulados. Con prisas, Byul puso las manos en su culo y la apretó todavía más contra su cuerpo. Solar gimió levemente de puro placer, pero Byul le tapó la boca, horrorizada. 
—¡Te van a escuchar! 
—Me da igual.
—Ya, pero a mí no. No quiero que piensen que te estoy violando.
—Byul, calla. Piensas demasiado — le dijo, reanudando los besos.
Solar tenía tantas ganas de que MoonByul se dejara llevar que, sin pensárselo, se quitó la camiseta, se quedó en bikini y tomó una de las manos de MoonByul hasta llevarla a su pecho.
—Acaríciame —le pidió, casi con dolor.
MoonByul se dejó llevar y empezó a acariciarla como ella había demandado, mientras sus labios se enterraban en su cuello y Solar apretaba más su cuerpo contra el suyo. Todavía podía escuchar las voces de los padres al otro lado de la puerta, pero a partir de ese momento dejó de oírlos. MoonByul apuró los besos y la hizo caminar de espaldas hasta quedar tumbada sobre ella en la cama.
—¿No llevas demasiada ropa? — preguntó Solar con picardía, aprovechando que MoonByul estaba a horcajadas sobre ella para quitarle la camiseta.
Empleó unos segundos en admirar sus pechos como nunca lo había hecho antes. MoonByul llevaba el bikini, la había visto con él muchas otras veces, y sin embargo, esta era diferente, sus ojos eran diferentes, la observaban ahora de otro modo, con pasión, deseo, anhelando que esa prenda cayera muy pronto al suelo junto con sus camisetas.
Solar reanudó entonces los besos y colocó mejor su cuerpo para quedar encajada con el de MoonByul. Nunca antes había estado con una mujer en una situación tan íntima y cercana, pero no necesitó seguir ninguna instrucción. Le bastaba con dejarse llevar, estar pendiente de sus sensaciones, de la respiración de MoonByul, de sus gemidos sordos para que los padres no las oyeran. Quería hacer el amor y quería que fuera con una mujer. Con esa mujer. Y lo deseaba con tanta fuerza que se asustó cuando unos nudillos sonaron en la puerta y tuvo que ser MoonByul quien se lo hiciera notar.
—Chicas, ¿vais a tardar mucho? 
—¿Es mi padre? —le preguntó Solar en un susurro, incorporándose.
MoonByul estaba girada, mirando la puerta con verdadero terror. —No, es el mío —dijo—. ¡Enseguida salimos!
—Siento molestar, pero tenemos que mirar una cosa en el cuarto de baño — les informó MoonSeob—. ¿Podemos entrar? 
—¡NO! —chillaron las dos a la vez. 
—Vale, pero no tardéis. 
Solar puso los ojos en blanco. No podía creer su mala suerte. Qué horror. En verdad era como volver a estar en el colegio, bajo la mirada inquisitoria de sus padres. Miró a MoonByul y no supo si deseaba reír o llorar. Optó por la primera opción.
—Creo que deberíamos salir — sugirió a MoonByul.
—Lo sé. Pero los mataría con mis propias manos, te lo juro.
Byul sonrió como solo podía hacerlo ella y eso no mejoraba las cosas, las empeoraba. ¿Qué se suponía que debía hacer ahora con lo que sentía? Con su respiración agitada, las palpitaciones de deseo, el sudor, las manos temblorosas, los labios ligeramente hinchados… 
¿Qué debía hacer con todo aquello? ¿Salir a la cubierta y sonreír como si no se estuviera muriendo por hacer el amor con MoonByul? ¿Fingir durante el resto del día que eran amigas, hasta que volvieran de nuevo a la casa? ¿Y entonces qué? ¿Más fingimiento, más excusas, más encuentros donde nadie podía verlas?
Esa era su vida ahora y Solar no daba crédito. Tenía que haber algún modo.
Observó que Byul ya se había puesto la camiseta y se peinaba un poco. Ella la imitó mientras intentaba calmarse antes de que abrieran la puerta.
—¿Lista? Voy a abrir —le advirtió Byul, inclinándose para robarle un último beso. Solar cerró los ojos y sonrió. Se levantó. Estaban listas para continuar con la función. MoonByul abrió la puerta en ese momento y salieron del camarote.
—Pues sí que habéis tardado —opinó Yong Jin.
—No tanto como nos hubiese gustado —dijo Solar en un susurro para que fuera MoonByul la única que la escuchara.
Miró a Byul y vio el mismo dolor reflejado en su semblante. Aquello tenía que cambiar, necesitaban un poco de intimidad cuanto antes, ¿pero cómo? Y lo más importante: ¿Cuándo?
 
 
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A peticion popular segunda actualización para dejarnos mas frustrados :V
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Thank you!
Argali11
esta adaptación estará detenida por unos dias mas espero subir almenos 3 o 4 cap seguidos asi que no desesperen

Comments

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alexiz21 #1
Chapter 23: Dioss!!!!!! Que vacio siento o bien podria ser la cantidad de picante que le puse a mi comida la que esta haciendo efecto, buennooo el sentimiento es el mismo ^^
Lastima que no tenga epílogo, no pedire epílogo porque alfin y acabo era una adaptación, seguiras haciendo adaptaciónes????? Yo espero que si, bien wenoooo sin mas me despido, espero leerte pronto :D byeeeeeeee!!!!!!
KamJ95
#2
Chapter 23: Un estupendo final :3
Gracias por adaptar y compartirnos está gran historia. Espero que no tardes en compartirnos más. Que se extrañara. :"v
Argali11
#3
Por amor a Dios no me pidan hacer epilogo yo lo único que escribo bien es la lista del mercado TnT
sabrina528 #4
Chapter 23: Oh yes!!!! Pero keria epilogo....T.T
Espero ke pronto subas otra historia!
alizeejacotey #5
Chapter 23: Pues haz un epilogo :D
alexiz21 #6
Chapter 20: Se acerca la tercera guerra mundial >.< o algo peor 0.o'
merugoo #7
Vuelve~~~~~~~~
merugoo #8
Joder, yo creo que ese grito lo escuchamos hasta nosotros jajajaja definitivamente despertaran los padres
alexiz21 #9
Chapter 19: Debo aprender que estas escenas no se deben leer en hora de clase, porque he de estar roja y tener una sonrisa de ertida o////o hasta calor empezá hacer y estoy bajo un ventilador XD
Cristina5678 #10
Chapter 19: :Q 7u7 Solar ya no aguanta :v XDDDD <3.