Las conversaciones siempre son peligrosas si se quiere esconder alguna cosa. Aghata Cristhie

Hacía tres horas Ji Yong observaba las fotos de su familia, oculto en el ático de su casa de la niñez, desde que había ocurrido el accidente en el estudio, el descubrimiento de hermano de Dara y la extraña desaparición  del detective  Yang sentía como la verdad se acercaba a pasos agigantados, lo único que no tenía claro era por qué querían hacerle daño a Sandara Park. Esta idea lo llevo a tener un mal presentimiento, si bien es cierto que habían trabajado juntos desde hacía mucho tiempo, era muy poco lo que él conocía de Dara. Sabía que era de Filipinas, que se mudaba constantemente, su abuela había fallecido de un paro cardiaco, su padre también había muerto, la hermana se casó decidiendo que la madre se iría a vivir con ellos a otra parte del país… Todo le resultaba normal, exceptuando que ella le había ocultado la muerte de su hermano y que nunca le había aclarado el porqué de sus constantes mudanzas.

Mientras movía recuerdos y añoraba los buenos momentos encerrado en cajas y álbumes, Ji yong pensó en la madre que por tantos años lo cuido, sin saber o por lo menos eso creía, que él era su verdadero hijo.

“¿Cómo hubieras criado a una niña?” se preguntó a si mismo “Estoy seguro que lo amarías tanto como a mí” se dijo mirando un viejo comic de Superman.

“Cuando era niño me sentía más como Lex Luthor, siempre el villano buscando llamar la atención, envidioso de todos los que recibían con afecto un abrazo de sus padres” Pensó con agobio, dejando a un lado la historieta.

“Sí la mitad de las personas o todas las personas tuvieran la capacidad de ver dentro de ti, se darían cuenta que aquellos que fingimos ser los más irreverentes, somos las personas más dañadas por dentro… siempre acompañados… siempre solos…” reflexiono el hombre que caminaba por el lugar lleno de polvo, de forma descuidada,  hasta que sintió como su pie se atascaba en una de las maderas del lugar.

Ji yong se quejó por el golpe que se había dado justo en el codo del pie, adolorido lo saco rápidamente y se sentó para buscar heridas, al hacerlo observo que dentro del hueco había una caja de madera, la saco con cuidado de no astillarse.

-Esto es tan cliché- Se dijo en voz alta buscando algún objeto con el que pudiera violar la seguridad del candado que contenía algún tipo de secreto, después de unos minutos dio con lo que necesitaba y de un solo tajo, acompañado de mucha fuerza la abrió, haciendo soltar los cúmulos de polvo que flotaban a su alrededor como fantasmas.

Con delicadeza levantó la tapita, dentro de ella estaban atados varios sobres con fotos, en una de ellas reconoció la letra de su madre. Con el desespero que produce la curiosidad de saber algo por parte de la persona más querida, desato el nudo que las contenía, desparramando unos cuantos papeles que con rapidez tomo del suelo.

Dentro de lo que recogió había una foto vieja bastante arrugada, en ellas reconoció a su padre, a su abuela y abuelo, a su madre pero no a los demás, giro el papel encontrándose con una frase.

“Eran tiempos felices… se suponía que nuestro hijos crecerían juntos… una gran familia los Kwon, los Yim, y los Park…”

Al leer el último apellido Ji Yong nuevamente observo la foto, esta vez de manera más cuidadosa, los hombres estaban de pie y las mujeres estaban sentadas enfrente de ellos.

“Sumisión… típico de nuestra cultura” pensó Ji Yong, repasando con sus ojos la foto hasta que se detuvo en una mujer, tendría aproximadamente 40 años menos o más, pero era la única que sacaba la lengua en señal de rebeldía, su piel se veía tersa… joven…

“Sus ojos… Dios, son los mismos… Sandara Park… los Park… es la primera familia que huyó”  dijo Ji recordando la historia del informe presentado por el detective “ellos deben ser los Yim” pensó, prestándole atención, la cara del hombre, le resultaba curiosamente familiar al igual que el letrero que aparecía detrás de todos “KYP  es la inscripción con la que aparecía la productora antes de cambiar su nombre y la aparición de nuevos socios… antes de KBS” se recordó así mismo, este había sido un tema de discusión con su padre hacía muchos años, él nunca le quiso explicar con exactitud el origen del canal y la razón que había argumentado por el cambio de nombre; en medio de todo, él lo encontraba lógico, eran tiempos de cambio, las ideas políticas y censuras existentes siempre habían reinado en los medios de comunicación. Por lo cual, se había decidido con la nueva junta directiva hacer el traspaso de razón social a otro.

“KYP, Es Kwon, Yim, Park…. Esto fue el origen del conflicto, la productora era de los tres, quien tuviera el poder de comunicar ganaría más… cuarto poder… la comunicación masiva…”el hombre recordó las clases de comunicación cuando estudiaba, por alguna razón, se encontró en la mitad del ático de su antigua casa analizando las diatribas de Marshall McLuhan acerca de los medios para las masas. “El medio es el mensaje” se repitió mientras dejaba a un lado la foto para abrir uno de los papeles, era una carta con la letra de su madre…

Querida Num

Ahora lo sé todo, ahora que me encuentro en la realidad de una vida detrás del confort pero con la mirada el vacío, lo descubrí todo.

¿Cuánto tarda el ser humano para chocarse con la verdad? ¿Qué designios y divinidades nos toma de la mano para llevarnos hacia la luz?, Ahora que lo sé todo me pregunto como pude vivir con los ojos vendados y mi alma atada a un hombre que vendió lo mejor de si mismo por un capital que no era suyo… Mi querida Num… te juzgue de traidora, me mintieron diciendo que tu familia había caído en la deshonra de traicionarnos, cuando fue todo lo contrario. Si te llegase a ver, algún día ¿Cómo podría verte a la cara, sin humillarme a mí misma?,  ni siquiera sé cómo mirarme a mí misma? Mirarme al espejo es un suplicio, chocar con la versión más oscura de mí, esa que amó con toda su alma, que se ilusiono con lo