제 7 장

Grandes Esperanzas (Adaptación)
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N/A: No quiero asustarles pero estamos a mitad de la historia o algo así. Je.

 

Semanas pasaron. Había encontrado todo tipo de alimentos en la cocina que Charlotte había comprado para que no pidiera comida rápida todo el tiempo, también un par de botellas de las cuales ni averigüé el contenido, las tiré todas. Por las noches salía a la terraza y caminaba por los bordes haciendo equilibrio, no es que quisiera lanzarme de allí o algo así, solo me gustaba hacerlo como en el río de mi querido pueblo. A veces cantaba y cantaba hasta altas horas de la noche. A los vecinos no les molestaba al parecer, nunca se quejaban. Saltaba de un lado al otro, respiraba el aire frío y mi pecho se hinchaba de emoción al saber la exposición cercana. 

Hasta que, siendo ya de madrugada, las luces vecinas completamente apagadas. Mi corazón calmó, la emoción apagada. Las lágrimas en el rostro, mis rodillas flexionadas contra mi pecho y los puños apretados en rabia. Necesitaba a Jessica, la extrañaba, la deseaba a mi lado. Lo había arruinado con esa escenita tonta del restaurante, me odiaba. ¿Qué podía hacer? Llovía… Llovía por dentro. El corazón me dolía, estaba deshaciéndose… Tanto odio contra mí, tanto dolor me estaba haciendo mucho daño y no tenia nada con qué descargarme… Era un peligro, lo sabía, pero debía salir de allí. 

 

Al sentir el pavimento bajo mis pies, sentí el impulso de caminar rápidamente y perderme un rato. Locales de comida rápida… No tenía hambre. Bares… No me apetecía seguir el camino del borracho. Tiendas de ropa… No tenía el dinero. Nada de eso me llamaba la atención. Mi rostro estaba modificado por una mueca de molestia, disgusto. Dolor. 

La gente pasaba a mi lado, nadie me prestaba atención. Llevaba las manos en los bolsillos de la chaqueta, había comenzado a soplar un viento fresco. Algunos me empujaban y eso acumulaba más enojo en mí. Hasta que me harte y, viendo que un sujeto se acercaba con un grupo sin percatarse de mí, lo empujé bruscamente y continué con mi camino sin disculparme.

 

—Ten mas cuidado, imbécil— escuché a ese desconocido decir.

—¿Qué has dicho?— me sobresalté. Si mi humor era malo, en ese momento y con ese comentario, se puso peor.

El tipo se acerco a mi, amenazante, pero yo no moví ni un solo músculo. Traía un cigarrillo entre los labios, al cual le dio una última calada y lanzó con molestia a un lado, dejando salir el humo frente a mi rostro. Varias cicatrices tenía en el ancho rostro, lo que me dejaba adivinar que era una de esas personas que iban de pelea en pelea y nunca se retractan.

—¿Estas bromeando?— 

—Te parece, idiota?— respondí empujándolo.

Él se levantó e hizo una seña a los integrantes de su grupo, los cuales sonrieron maliciosamente, juntando los puños. La veía mal, pero no me podía retractar. El hombre hizo tronar sus dedos contra la otra palma, la cual era enorme. De hecho, él era mucho mas grande que yo. 

—Te vamos a enseñar a no meterte con quien no debes—

 

Levantó su puño… Y los otros cinco se me lanzaron encima. El asunto se torno mas peligroso aun cuando el mas alto saco una navaja. Su filo me rozó varias veces… Pero no me importaba. No en ese momento. Di y recibí golpes. Mas la única que sufrió fui yo. Pelear contra seis enormes gorilas no fue una muy buena idea. Sin embargo el dolor en mi pecho había cesado, al menos momentáneamente. Llegué al departamento en la mañana temprano. Todo mi cuerpo agonizaba. Mis costillas, mi abdomen, mi rostro… En especial mi nariz. Mis nudillos estaban rojos, casi morados. No quería verme al espejo, temía encontrarme con el reflejo de aquella persona que se mete en problemas solo para olvidar otros.

Una vez sentada en la cama, me quité la chaqueta, al igual que la playera y vi enormes moretones. Marcas que debía cubrir como fuese. No sabía cual de todos, pero alguno tenía un enorme anillo, su marca reposaba sobre la zona de mis costillas derechas. Maldije en voz alta y, vistiéndome de nuevo, salí al techo. Me palpé el rostro y sentí un líquido caliente. Mi mejilla estaba sangrando por la herida que aquel hombre alto me había hecho con el cuchillo. 

 

—Sobreviviré— dije suspirando y sentándome allí, cerca de la orilla. Pronto esa necesidad de llorar volvió mí y no hice nada para evitarlo. Sobreviviré… Aunque Jessica esté con otra persona, me dije en aquel momento, a pesar de que nunca dejaré de amarla. 

—¿Kwon?— Charlotte había llegado temprano esa mañana y yo tuve que limpiar mi rostro rápidamente —Te has levantado temprano— 

—Ehm si. Claro… De hecho no he podido dormir nada— respondí levantándome de mi asiento en la terraza, aun dándole la espalda. Aspire el aire de la mañana fuertemente y sonreí dándome ánimos. –Vino usted temprano— 

—No... Siempre llego a esta hora. Tendrías que tener un poco mas de cuidado, la puerta siempre está abierta— me reprochó. 

—Me importa poco— murmuré –me importa poco todo… 

—¿Qué?— 

—No, nada, nada, hablaba sola…— respondí tranquilamente. Me di la vuelta, bajando del pequeño escalón, tratando de que no se fijara en mi rostro, y me dirigí hacia la entrada al lugar. Pero Charlotte me tomó bruscamente del antebrazo derecho, interrumpiendo mi camino. 

—¿Qué diablos te…?— exclamó —¿Has estado…?— 

—No, ¿por qué lo dice?— contesté inocentemente, sabiendo que no era mi fuerte el mentirle a ella. –No he podido dormir casi nada, es solo eso. Aún no me acostumbro al nuevo lugar—

—¿Segura?— 

—Segurísima, señorita— respondí un poco cansada. –Sólo quiero dormir—

 

La mujer sabia que mentía. Pero prefirió no decir nada mas y le agradezco aún por eso. No estaba de ánimos como para hablar de tal cosa. Mas Charlotte era paciente y esperaría para escuchar lo que tuviese que decir cuando fuera el momento. Ella era comprensiva, paciente… Entre otras cosas. También era un poco extraña, a veces no sabías si estaba enojada o solo bromeaba, o si estaba seria pero se sentía feliz o se veía feliz pero estaba seria. Pero lo que si sé, es que fue una persona excelente conmigo. 

A pesar de que ese día me recosté de una manera perezosa, no pude dormir ni una hora. Los pensamientos me taladraban, sabiendo que tenía que arreglar todo lo que había causado… Pero no sabía cómo. Observe a mí alrededor la habitación. La cama era muy grande como para alguien de mi porte, pero nunca me quejé. Lamenté no hacerlo, a menudo la sentía fría y vacía. El sol entraba por la ventana y el reflejo de las ventanas vecinas me provocaba picazón en los ojos, por lo que tuve que recostarme de lado, dirigiendo la mirada hacia la puerta, la cual recibió, de pronto, dos golpeteos suaves. 

 

—Pase— respondí, extrañada. 

Charlotte ingresó en silencio, caminando hasta la ventana a la cual tapo completamente con las correspondientes cortinas. De esa manera estaba más cómoda, el sol no me molestaba tanto. Me sonrió y acarició mi cabeza, suavemente, como sabiendo la razón de mi dolor. Con esa caricia me fui relajando y mis ojos se cerraron lentamente. El sueño calmo llego y hasta el mediodía no me moví. 

—¿Por qué tienes tan mal horario de descanso? 

—No se— respondí, tomando asiento para poder almorzar –La costumbre, supongo… Eh… ¿Le parezco ordinaria, señorita?—

—Ahm, no, claro que no… Creo que eres una joven con mucho talento de hecho. ¿Por qué preguntas? 

—Curiosidad 

No había preguntado por los golpes. Simplemente curó mi rostro y no tocó el tema. No es que no le importara lo que me pasara, es solo que prefería no preguntar sabiendo que yo no le respondería. Era una costumbre, como tantas. También se hizo una costumbre verla en las mañanas caminar de un lado al otro, pareciéndose a los hermanos cuando preparaban mi desayuno. A veces pasaba tardes enteras acompañándome en mis horas de trabajo y partía en la noche. No hablábamos mucho, al parecer no era necesario. Hasta que una tarde se convirtió en noche y no pudo dejar el lugar al ser tal hora. Tenía una habitación de más, pudo hacer uso de ella. Mientras, yo me quedaba afuera, observando todo desde allí. 

El sonido de la puerta de la terraza azotándose me hizo sobresaltar, provocando que a la vez dirigiera la mirada hacia dicho lugar. 

—Lo siento— 

—Ah… ¿Pasa algo?— pregunté, sabiendo que era raro verla allí, mas a altas horas de la noche. 

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Comments

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Kkomofam #1
Chapter 12: Beautiful
Eriika
#2
Chapter 12: Me gustó, me partió el corazón pero me dio esperanza jaja, amo el Yulsic
Eriika
#3
Chapter 4: Tengo la vibra de que esto no termine nada bien
Eriika
#4
Chapter 3: Me deja untriga
Eriika
#5
Chapter 1: Es genial, muy buena la redacción
Eriika
#6
Veamos
DubuKawaii
#7
Chapter 12: Que final, pero siento que Jessica la tuvo muy fácil. Yuri es un ángel y pero tampoco debería perdonar tan rápido, aún sea en el nombre del amor
DubuKawaii
#8
Chapter 11: No entiendo a Jessica -_- aunque Yuri creció creo que no a tomado desiciones del todo correctas
DubuKawaii
#9
Chapter 10: Wow Yuri creció en todos los sentidos, pero se convirtió en una persona triste
DubuKawaii
#10
Chapter 9: ¡Me encanta esta historia! Al fin un YulSic que no se desarrolle en una escuela