제 4 장

Grandes Esperanzas (Adaptación)
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Mi llegada al hogar de Yunho fue una puerta abierta a todas las novedades e intereses de la sociedad. Aun era joven y mantenía la capacidad de entender las cosas que pasaban a mí alrededor. Cuando salía de la casa para poder cumplir con mis visitas a mis profesores, la gente me miraba como si fuera un objeto más. Yo no quería ser una mas de miles. Convencí a Yunho de que me permitiera cambiar mi estilo de cabello. Yunho podía ser muy bueno, pero era estricto y derecho, no le agradaba que siempre llevara el cabello desordenado. Hasta accedió a acompañarme a comprar más ropa.

 

—Te lo permito. Pero Nada de faldas cortas — repetía a menudo

—No te preocupes, Yunho— lo despreocupaba yo —Eso no es para mi.

 

Las clases continuaron. Me instruían en arquitectura, pero siempre me pareció aburrido... Nunca me interesaría en edificios y esas cosas. La escultura era interesante, mas mis manos no poseían el talento de modelar. Mi pasión por completo se dedicaba al lápiz. Discutía a menudo con mis profesores, pero es que mi talento corría por el lado del dibujo y no la arquitectura o la escultura, en el cine o en la literatura. ¡No había cosa que aborreciera mas que la lectura! La fotografía me era interesante, el teatro también. Al principio no me llevaba muy bien con el pincel, pero pronto lo supe dominar.

 

Pero lo que no supe dominar, fue la insistencia con la que Yoochun me llamaba al celular tres veces, cinco días de la semana. No es que no lo quisiera o algo así, solo necesitaba descansar de sus preguntas típicas. Terminaba apagando el celular o dejándolo en casa cuando partía hacia las clases.

Pronto, las semanas se hicieron meses, los meses años. Los años trajeron melancolía y tristeza a mi corazón. Extrañaba tanto a mí querido tío Yoochun y, por más loco que suene, a papá también. Mis estudios habían dado por finalizados, el dinero de mi benefactor ya no me llegaba al no ser necesario, era hora de volver a casa. En una rápida llamada, Yoochun me había prometido trabajar y trabajar para que yo pudiera llegar a Nueva York. Me dio lastima que se esforzara por algo que no sabia si llegaría a ser alguna vez.

 

Y Jessica… Sica, como prefería llamarla, no apareció en mi camino ni por error en todos esos años. Incluso en la distancia la adoraba, incluso si estaba en los brazos de alguien mas, la adoraba. Mas que a mi propia vida, puedo jurarlo. Una mañana, cuando París estaba cubierto por el roció de la mañana, decidí partir a mi pueblo. Llevaba unos pantalones deportivos, una playera de mangas cortas y una chaqueta ligera de cuero, por lo que Yunho me riño, según el, no era el vestuario adecuado para el clima.

Ya no vivía en su departamento, tenia el mío propio. Quizás no era tan grande como el de él, pero me gustaba y lo extrañaría, pero mas falta me hacían mis dos viejos. Fui capaz de ahorrar el dinero suficiente con pequeños trabajos, para un auto, que no era de los mejores pero era muy útil. Mi tutor me acompañó hasta el aeropuerto, donde me deseó mucha suerte. Pero por más que luciera totalmente tranquila estaba emocionada y alegre y por otra parte preocupada y confundida. No le dije nada a Yoochun acerca de mi visita, seria una sorpresa, pero la señora Jung se adelantó a mis planes con un llamado que no me esperaba.

 

“—Hola querida, espero que vengas pronto— decía con alegría fingida a través del tuvo del teléfono. El celular casi se escapa de mis manos cuando escuché esa voz arrastrada modificada por el tiempo –Jessica ha vuelto a casa y le dará mucho gusto volver a verte, espero verte pronto Yul.”

 

Con esas palabras carcomiéndome la ansiedad y la emoción, el viaje en avión se hizo eterno. Al llegar no quise tomar un taxi, preferí caminar a pesar de que el trayecto a casa fuera extenso. Pensé en mi tío, en papá, en todas mis simples amistades de mi inocente niñez, lo que me hizo sonreír alegremente. Comencé a tararear una canción, mientras apresuraba el paso para después ir corriendo como si fuese una niña. Al querer evitar cruzar la mansión de Jung RyuWon, preferí cruzar el puente que atravesaba el rió y visitar el cementerio antes de ver a mis ‘padres’.

 

Al llegar a la lapida de mi madre y la de mi hermano, me coloqué en cuclillas e incline la cabeza, dejando mi maleta en el suelo, rozando el nombre esculpido de ambos con los dedos, como hacia de niña. En ese momento recordé que mi padre tenía fotos de mamá y Hyukjun, pero nunca me dejaba tocarlas. Decidí pedirle algunas, o al menos ‘robárselas’. Como habré mencionado en algún momento, mamá, TaeYoung, era pelinegra, de piel blanca y calida sonrisa. HyukJun, era alto, de cabellos negros y ojos castaños claros como los de papá, a diferencia de los míos, de un café muy profundos como los de mamá. O los del tío Yoochun.

 

—Hace mucho que no los visito, eh?— dije, desviando la mirada al cielo, enderezándome —Me gustaría haberlos conocido mejor—

 

Tras pensar un rato y pasar minutos en silencio, dejé las lapidas, lamentando el no haber llevado flores. Dejé el cementerio también, extrañamente relajada, más no triste. Volví a la carrera, corriendo felizmente, se estaba haciendo tarde. Respiré hondo unas tres veces y golpeteé la puerta dos veces con los nudillos. Esperé unos minutos hasta que mi tío, distraído, abrió la puerta sin darse cuenta de quién era yo.

 

—¡Yuri!— exclamó dejando caer el plato que traía en la mano —¡Pero mira que grande estas! ¡Y mira tu cabello!

 

Ahogue una carcajada y me lance a sus brazos, recibiéndome en un abrazo tan fuerte, que mis pies dejaran de tocar el suelo. Me dio unas vueltas hasta que tropezamos y caímos a las carcajadas. Mi tío era enorme, y su fuerza era inigualable, siendo yo pequeña y menuda, fácil era cargarme. Hasta cuando era niña, era capaz de levantarme con una sola mano. Pude notar que de entre sus cabellos negros, brillaban algunos cabellos más claros, traviesos, denotando la edad que llevaba encima.

 

Nos levantamos, sacudiéndonos las ropas. Llamó a su novia, había conseguido una en mi ausencia el muy picarón, y ella se presentó asustada y preocupada hasta topar con el marco de la puerta. Pero al ver que estábamos hablando muy animadamente sonrió adivinando quien era yo.

 

—Te presento a Jimin—decía mi tío —Cariño, te presento a Kwon Yuri, mi sobrina ¡la gran artista!

 

Los tres reímos levemente. Me invitaron a pasar y pude ver que en la casa habían ocurrido grandes cambios. Agregaron un cuarto mas, supuse que sería el de Yoochun y el de Jimin, ya que la habitación de papá era muy pequeña para todos. Subí a mi antiguo cuarto y noté que nada había sido cambiado de lugar. Sonreí para desplazarme hasta la pequeña cama y recostarme un momento, mirando el techo donde yacía el dibujo de un pez diminuto que había captado en la orilla del río una vez. Recorrí la habitación con la mirada. Fotos con amigos, dibujos de mi infancia, el escritorio, sin embargo, había sido barnizado recientemente y la madera relucía. La ventana estaba cerrada, pero las cortinas corridas, por lo que el atardecer pude apreciar con gusto.

 

Bajé solo para la hora de la cena. ¡Cuánto extrañaba aquellas comidas caseras que Yoochun preparaba con tanto esmero! Él colocaba los platos en cada uno de los extremos de la mesa con mucho cuidado, al igual que los cubiertos prolijamente colocados a los lados y las servilletas dobladas extremadamente perfectas. Mala costumbre que herede de él, siendo tan prolija a la hora de colocar la mesa.

Conversamos casi toda la noche. Jimin se acostó temprano y nosotros a penas comenzábamos con la charla. Peleamos un rato por el mal hábito de fumar que había ganado en las calles de París, cuando los nervios me asaltaban y otra cosa no lograba calmarme. Yunho también me había hablado sobre lo mismo, pero ya era lo suficientemente mayor. Nos sentamos frente a frente en la mesa, sin hablar por un momento.

 

—París es hermoso, Yoochun, deberías verlo algún día— decía con entusiasmo —Habrá una exposición en un par de semanas, me gustaría que fueras. Aún no soy una artista reconocida, pero el instituto me brindó alguna que otra ayuda—

 

—Me encantaría, Yul, me encantaría— respondió mi tío, con el mismo entusiasmo —Lamento no haber ido a tu graduación.

 

¿Cuántas veces se habrá disculpado por faltar a mi graduación? Unas cien veces puedo asegurar. Se sintió muy mal y yo también por no tenerlo cerca en un momento tan importante, pero es que la economía no le permitía darse el lujo de tal viaje. Yo lo entendí, pero él seguía sintiéndose culpable. Papá seguía en la misma. Yoochun me comentó sobre un detalle que había estado omitiendo durante las llamadas, pero supe que visitaba seguido a la señora Jung y esta, aunque perdió la razón, avanzaba a pasos agigantados al salir al patio, dejando la humedad y oscuridad de esa habitación tan descuidada. La mansión no cambió en nada, pero las casas siguientes si, el pueblo había dado un giro inesperado. Las casas comenzaban a ser departamentos de repente y los campos se iban poblando de material.

 

—El pueblo ha cambiado mucho. Pero admito que prefiero este pueblucho en el cual crecí antes que las enormes luces de los edificios en Paris— suspiré, sonriendo melancólicamente.

 

—Sí que ha cambiado, pero con eso cambian los oficios. Ya nadie necesita un herr

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Comments

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Kkomofam #1
Chapter 12: Beautiful
Eriika
#2
Chapter 12: Me gustó, me partió el corazón pero me dio esperanza jaja, amo el Yulsic
Eriika
#3
Chapter 4: Tengo la vibra de que esto no termine nada bien
Eriika
#4
Chapter 3: Me deja untriga
Eriika
#5
Chapter 1: Es genial, muy buena la redacción
Eriika
#6
Veamos
DubuKawaii
#7
Chapter 12: Que final, pero siento que Jessica la tuvo muy fácil. Yuri es un ángel y pero tampoco debería perdonar tan rápido, aún sea en el nombre del amor
DubuKawaii
#8
Chapter 11: No entiendo a Jessica -_- aunque Yuri creció creo que no a tomado desiciones del todo correctas
DubuKawaii
#9
Chapter 10: Wow Yuri creció en todos los sentidos, pero se convirtió en una persona triste
DubuKawaii
#10
Chapter 9: ¡Me encanta esta historia! Al fin un YulSic que no se desarrolle en una escuela