—7—

POV Tiffany

La habitación del hotel es un completo desastre, la cabeza me duele por completo y no recuerdo gran parte de lo que sucedió después de que termino el evento. Llevo una de mis manos hasta mi cabeza, tratando de traer a mi memoria que hice después como para encontrarme en este deplorable estado.

—Dios.

Me quejo completamente de mi suerte. Siento que la cabeza me estallara en cualquier momento y no es hasta que escucho una puerta abrirse que alejo de mí el malestar por el pánico.

—Oh, al fin despiertas —mi cabeza giro en dirección al baño, de él iba saliendo Brent, con una toalla alrededor de su cintura cubriéndole sus partes nobles, el cabello aun le goteaba—. Buenos días —dice con una amplia sonrisa, en sus manos sostiene un celular y parece que estaba entretenido en él.

—Buenos días.

Apenas susurro y me giro rápidamente para observarme. Esto no me puede estar pasando a mí, no a mí. Me miro completamente, las sábanas aun me cubren, pero aun traigo puesta la ropa interior.

¡¿Acaso él y yo…?!

Lo observo emprender camino hasta uno de los sillones dentro de la habitación y es entonces que toma su pantalón azul marino para enfundarse en él, de un tirón se lo sube y ajusta la presilla para que este no caiga. La toalla que envolvía su cintura ahora se encuentra entre sus manos, secando su húmedo cabello castaño.

Muerdo mi labio, maldiciéndome por completo por la estupidez que pude haber cometido anoche. Tal vez me acosté con él o tal vez no, muchas interrogantes flotan en mi cabeza y a ninguna le encuentro respuesta alguna.

Una punzada me hace desatinar y el corazón no quiere darme tregua en latir a un ritmo normal, sé que tiene miedo de saber la verdad tras el motivo por el cual este dentro de mi habitación y sobre todo, que este saliendo del cuarto de baño.

—Brent.

Lo llamo y al instante me observa, presiono mis parpados con fuerza, tratando de contener el dolor de cabeza y sobre todo dándome valor para preguntar.

—Sí.

Él habla con esa voz tan profunda y es entonces que decido darle frente.

—¿Qué paso anoche?

Él me observa sin comprender mi pregunta, pero luego sonríe de medio lado y se acerca hasta el borde de la cama.

—¿No es obvio? —Aquella sonrisa burlona y coqueta me descoloca por completo, y la culpa me invade por completo. Al instante el rostro de Taeyeon aparece en mi memoria y siento asfixiarme por completo. Ríe roncamente y toma mi mano—. No te asustes querida, no soy una clase de abusador.

De seguro debo tener escritas con letras enormes en mi frente ‘PANICO’, porque él me mira preocupado.

—No juegues conmigo Brent.

Eso apenas salió correctamente porque mi voz se quebró. Él se irguió y acaricia mi cabello.

—Ya va —dice él—. Primero toma las pastillas que están en el mueble y mientras iré por algo de desayuno para los dos, a mi regreso te explicare toda la situación —pide.

Decido que está bien esa opción, realmente necesito tomar algo para este terrible dolor de cabeza que no me deja tranquila. Él toma mi silencio como una afirmativa y termina de vestirse para poder salir de la habitación.

Y no es hasta que me encuentro completamente sola que doy un buen vistazo a la habitación. Ciertamente es un desastre, de hecho hay lámparas tiradas en algunas partes, los cojines también y algunas sabanas. Entonces me cuestiono que es lo que realmente paso en esta habitación.

Me tomo las pastillas y giro mi cuello lentamente para darle algo de calma a la tensión que siento, masajeo mi sien y cuando siento estar lista para levantarme, me siento en la orilla. Es entonces que me doy cuenta de que mi tobillo esta lastimado, me duele demasiado al momento que lo coloco en el suelo.

¿Cómo demonios me torcí el tobillo?

Louis ha venido a ver cómo me encontraba después de acompañar a su amiga a un lugar.

Según Brent, todos nos fuimos a un antro que le habían recomendado y debido a que era muy conocido en esos lugares, nos dejaron entrar a la sala VIP y en ese lugar nos embriagamos, al menos eso me paso a mí, no soy muy tolerable al alcohol y aquellos cocteles que me estuve bebiendo en la velada no tenían ninguna pisca de alcohol alguno. Así es que en la primera ronda de shots de tequila comencé a sentirme completamente mareada, después cruzaron la bebida con vodka y whisky en algunas bebidas preparas, y con eso tuve más que suficiente para embriagarme.

No bebí ni dos vasos de bebidas preparadas con alcohol cuando caí completamente ebria. También menciono que no dejaba de mencionar a alguien, gritaba su nombre e hice algunos bailes extremadamente extraños, pero graciosos. Fue entonces que decidieron era momento de traerme al hotel, pero en el camino hacia acá, caí como muñeca de trapo mientras corría como colegiala en la calle solitaria cantando una extraña canción que él no recordó, fue así como mi tobillo termino lesionado y también fue entonces que me desmaye.

Louis, se quedó para cuidar de mí y con él se quedó la chica, pero al ver que era demasiado tarde, Brent también se quedó, de hecho él se iría mucho antes de que despertara, tal cual lo habían hecho Louis y su acompañante, la cual me quito el vestido y me cubrió con las sábanas.

Suspiro en frustración y niego con la cabeza.

—¿Te sigue doliendo?

Cuestiona Louis sosteniendo la taza de té en su mano.

—No, no es eso. Solo… me parece patética la escena que parece monte anoche.

Él sonríe socarronamente y baja la taza al pequeño plato que reposa en la mesa.

—Fue divertido —admite con una sonrisa—. Una nueva faceta mi querida amiga —ondea su mano sutilmente—. Pero… —de repente se pone muy serio—. Esa tal… —frunció el entrecejo tratando de recordar—. Tae Ji o Tae no sé qué… —se rindió al instante y me miró fijamente—. ¿Qué es tuya? —Alzo una ceja curiosa en mi dirección.

Él apoyo los codos en la mesa y descanso su barbilla en sus nudillos a la espera de una respuesta de mi parte, pero al momento de abrir mi boca, nada salía de ella. Mis pensamientos estaban completamente desordenados y aun cuando ambas hemos compartido besos no habíamos establecido realmente lo que éramos.

—Aguarda —dice él antes de que pudiera aclarar mis pensamientos. Lo observo—. Es acaso… —desvía la mirada y de repente me observa sorprendido—. ¡Sí!... ella. Es aquella chica… esa de la que me contaste alguna vez —el brillo animoso asomo en sus ojos azules ante la afirmativa que me estaba dando.

Me comencé a sentir avergonzada, que es lo que exactamente habré dicho para levantar la curiosidad en mi buen amigo.

—S-sí… bueno… —¿Qué me pasa? ¿Por qué justo estoy tartamudeando?

La sonrisa que se dibujó en el rostro de Louis me hizo avergonzar aún más y aquellos ojos burlones no se apartaban de mí, me moví incomoda en mi asiento y no fue hasta que soltó una risilla que el ambiente se sintió algo más ligero.

—Cuéntame todo.

En este momento estaba entrando en un papel de chica chismosa y se estaba acomodando en su silla para poder escuchar el relato cómodamente. Sabía a la perfección que no tenía escapatoria alguna.

Me encuentro a las afueras del aeropuerto, con uno de los asistentes de papá llevando mi equipaje a aquella camioneta roja que ha asignado para que me recojan. Abre la puerta para que pueda subir tranquilamente y una vez él toma asiento frente al volante es cuando emprendemos camino a casa.

Louis ha decidido que vendría a visitarme una temporada para conocer mejor al ‘bombón’, como él la había apodado. Brent también ha dicho que me visitaría en alguna ocasión y acordamos seguir en contacto por redes sociales.

Me sumerjo en mis pensamientos por un buen tiempo, tanto que no me doy cuenta cuando al fin llegamos a casa, mi espalda duele y me siento completamente agotada, tan solo quiero ingresar y tomar un baño burbujeante para relajar por completo mi cuerpo. El tobillo aun me duele y la venda que traigo puesta no ha sido cambiada desde que el médico me lo vendo en Cambridgeshire, Inglaterra.

Camino lentamente hasta abrir la puerta, el silencio es lo que reina en esta casa, NichKhun fue a visitar a mamá y no regresa hasta el fin de semana.

—Srta. Hwang, llamare a su padre para comunicar que usted está en casa.

Su asistente me comunica y con un débil asentimiento de cabeza, emprendo camino escaleras arriba.

Despierto por el insistente timbre de la entrada, sé que papá le habrá dado el día a Hye Jin y es por eso que nadie atiende. Atraviesa por mi cabeza no levantarme y hacer como que no hay nadie en casa, pero los golpes a la puerta son extremadamente fuertes y no es hasta que con dificultad llego a la entrada para abrir que estos se detienen.

Al abrir la puerta, me encuentro directamente con aquellos ojos caramelo que hacia tanto no veía.

—Jessica —susurro y esta me observa con una amplia sonrisa.

—¡Tiffany!

Al instante salta a abrazarme. Estuve a punto de caer por la euforia con la cual me estaba abrazando, la separo de mi para obsérvala nuevamente. Su angelical rostro no ha cambiado mucho y me alegra verla nuevamente.

—Pero mira nada más —expreso emocionada—. Has cambiado un montón —chillo y ella también contiene su emoción.

—Tú también has cambiado un montón Steph —sonrió, pues ella es la única que me llama así—. Pero te ves muy agotada.

Su expresión cambia a una de preocupación. Le sonrió y asiento.

—Lo estoy, no hace mucho que llegue al país —me encojo de hombros—. Pero pasa, no te quedes en la entrada —me hago a un lado para que entre y no es hasta ese momento que me doy cuenta que no viene sola—. Sica —la llamo, esta al escucharme, se gira—. ¿Quién es ella? —Susurro.

—¡Dios! —Dice exaltada, acercándose a la joven y tomándola por la mano—. Me había olvidado por completo, disculpa mi despiste. Ella es Sooyoung, ¿La recuerdas? —La observo curiosa y trato de recordar su rostro y es entonces que la recuerdo, ella, una de las amigas cercanas a Taeyeon—. Soo, ella es Tiffany —concluye.

—Un gusto al fin conocerte en persona.

Sonríe y me tiende la mano. La tomo al instante y damos un apretón.

Ambas ingresan y se instalan en la sala, nos envolvemos en una muy amena conversación, una conversación que no había tenido con nadie hacia bastante tiempo, les comento sobre lo que paso en mi viaje y aun cuando hubo risas, también hubo tención.

Sooyoung casi me escupe el agua en la cara cuando comencé a hablarles de Brent, de lo atento y amable que es, de sus cualidades y de lo apuesto que es. Jessica casi me golpea por haber dejado que un hombre permaneciera en mi habitación mientras estaba inconsciente.

¡Dios! ¡¿Cómo se supone sabría que él estaba ahí, ¡Si estaba inconsciente!?!

Jessica siempre se ha comportado como esa amiga sobreprotectora que no le agradan las personas con las que te rodeas, a menos que ella los conozca de antes y sepa cuáles son las intenciones que tengan.

Ambas estaban listas para irse y yo estaba lista para emprender camino a mi cama nuevamente, pero ambas comenzaron a insistir en que les acompañara, me estaba negando desde el momento que comenzaron a invitarme y aun cuando cambiábamos de tema con frecuencia, caían en lo mismo.

POV Taeyeon

Miro los alrededores de la cafetería que en el pasado era nuestro punto de encuentro para nuestras salidas o algún plan que nos venía en mente. Es agradable volver y ver a las personas que en un pasado tuvieron que soportar nuestras locuras o nuestras alborotadas platicas, el olor a café, el dulce de los panqueques, hamburguesas y batidos, inunda por completo mis sentidos y es cuando más me sumerjo en los recuerdos.

Estamos en la última mesa, en esa mesa que siempre estaba reservada para nosotros y hoy que hemos vuelto, hemos tenido la suerte de encontrarla vacía, todos nos arremolinamos en su dirección, ensordeciendo a todos con nuestra estrepitosa platica y no es hasta que la Sra. Jung se acerca a nuestra mesa que nos quedamos en completo silencio.

—Mira lo que el verano ha traído a nuestro local, querido —habla alegremente a su esposo.

 El Sr. Jung se encuentra tras el mostrador, específicamente tras la caja de cobro y al alzar la vista se encuentra con la mirada de su mujer, le sonríe cariñosamente.

—Hace bastante que no los veía por estos rumbos chicos —habla en voz alta, algunas miradas se han dirigido a nuestra mesa—. Bienvenidos nuevamente —alza la mano y continúa con lo que estaba haciendo.

La Sra. Jung, regresa su mirada a nuestra dirección y nos sonríe.

—¿Sus gustos han cambiado o pedirán lo mismo que en el pasado?— Todos nos miramos, con una amplia sonrisa en el rostro.

—Sera lo mismo.

Interviene al instante BaekHyun. Todos asentimos en su dirección.

—En un momento traigo sus bebidas muchachos —su sonrisa tan alegre es tal cual la recuerdo. Se da la vuelta para emprender camino y antes de dar un paso más, gira el rostro para poder vernos—. Es un agrado volver a tenerlos por aquí —y con eso se aleja de nuestra mesa.

El corazón se me infla dentro del cuerpo por la alegría que siento en estos momentos, son tantos los recuerdos que me llegan y aun así, siento que mi alegría no está completa. Estoy en silencio, sonriendo tontamente a lo que mis amigos están conversando animosos, observo a BaekHyun, quien no ha parado de hablar desde el momento que nos encontramos afuera del local, observo a Yoona que no ha parado de reír por todas las anécdotas tan cómicas que Baek no ha dejado de contarle y no puedo negar que también he reído bastante por sus gestos e imitaciones.

Solo somos nosotros tres, a la espera de que Sooyoung al fin llegue. BaekHyun nos comentó que había llegado junto con él, pero que tenía algunas diligencias que hacer antes de reunirse con nosotros.

Las bebidas llegan, tal como en nuestro tiempo de instituto, la Sra. Jung nos ha puesto delante a cada uno, una deliciosa malteada de fresa. Al momento que mi paladar vuelve a deleitarse del magnífico sabor, sonrió.

—¿No has hablado con Tiffany?

No se en que momento estos dos se han quedado callados, solo sé que agito la pajilla dentro de la copa con malteada. Alzo la mirada, encontrándome con su mirada atenta sobre mí. Suelto un suspiro y observo los alrededores, en busca de alguna distracción.

—No —resuelvo con simpleza—. Hoy trate de encontrármela en la estancia donde Ji Eun estudia —comento vagamente—. Pero a cargo de su grupo está alguien más, pregunte por ella y simplemente me dijeron que había pedido unos días.

Los observo unos instantes y luego fijo mi atención a la malteada.

—¿La has llamado?

La voz de Yoona llega a mis oídos y asiento.

—Lo he intentado, pero simplemente la operadora me dice que esta fuera del área de servicio.

Vuelvo a suspirar. El cristal de la copa comienza a sudar debido al calor que hace y cada gota resbala con lentitud.

Tomo la copa entre mis manos, sintiendo el frío recorrer mis dedos. Por alguna extraña razón, la sensación de que mis dedos queden fríos me calma y sobre todo calma el desasosiego de no saber nada con respecto a Tiffany. Nos quedamos en silencio, lo cual es extraño viniendo de nosotros, por lo general siempre tenemos tema de conversación, pero siento que la del problema soy yo.

Frunzo el ceño y alzo la mirada, los dos me sonríen ampliamente y puedo ver el brillo de la maldad en sus ojos. Entrecierro mis ojos y los observo tratando de descifrar que es lo que traman.

Sin siquiera esperarlo un golpe en la espalda me sobre salta.

—¡Taengo!

Casi me atoro con mi propia saliva y siento dolor recorrer mi columna. Enojo repentino me llena por completo y se perfectamente a quien corresponde aquella voz.

—¡Yah! —Grito al instante, girándome y quedándome de piedra al momento.

Estoy completamente paralizada y no puedo evitar sentir los alocados latidos de mi corazón, el tiempo se ha detenido y se ha congelado por completo el momento. Su perfecta mirada está conectada con la mía y no es hasta que me sonríe cuando recuerdo que debo respirar, inhalo profundamente y sonrió bobamente.

—Y es así como se controla una fiera.

Escucho las risas de mis amigos, pero poco me importa lo que digan si ella está aquí.

—Hola a todos —saluda tímidamente a los chicos mientras agita la mano—. Taeyeon —sus ojos castaños brillan animosos—. Sooyoung y Jessica han insistido en que viniera —sonríe nerviosa—. Espero no causar problemas ¾concluye y desvía la mirada.

—El único problema que causas, querida. Es en Taeyeon —giro el rostro encontrándome con la sonrisa burlona de BaekHyun y lo fulmino con la mirada—. Ve, quedo como idiota nada más te vio —aprieto mis dientes y desearía patearle el trasero por bocón.

—¡Tú, pequeño…

—Taeyeon —interrumpe y coloca una mano en mi hombro—. No seas agresiva con tus amigos.

Me reprende delante de todos y sé que ellos están tratando de contener la risa, pero es en vano.

—Ve nada más… la tienen bien domada.

Sooyoung hablo burlonamente, la mire tratando de fulminarla, pero eso solo acrecentó su risa.

—Phany —me quejo como una niña y la observo—. Ellos me están molestando —ella sonríe tiernamente y acaricia mi cabello suavemente.

No dijo nada, solo se quedó observándome en silencio, lo cual es extraño.

—No empiecen de cursis —aquella molestosa voz rompió la burbuja—. Estamos aquí para planear el campamento.

Mire a la portadora de aquella queja y realmente no supe quién demonios era.

¿Acaso es de aquí? ¿Estuvo en el mismo instituto? Tal vez me quede muy sumida en mis pensamientos tratando de recordar quién demonios era esa mujer de aspecto sofisticado al lado de Sooyoung, que no supe cuando la Sra. Jung se acercó para levantar el pedido a los demás.

Todo está listo para la salida a las cabañas, los chicos están más que emocionados por la idea y el saber que Tiffany se nos unirá, me entusiasma aún más.

—Y… —rompo nuestro silencio—. ¿Cómo te fue este fin de semana?

Realmente estoy curiosa por saber qué es lo que ha hecho. Nos detenemos delante de una banca y tomamos asiento rápidamente.

—Salí de la ciudad —menciona casualmente—. Es justo hoy que regreso y me llevo la sorpresa de que Jessica estaba aquí —sonríe con alegría.

—Me gusta tu sonrisa.

Suelto de la nada y justo cuando me doy cuenta de lo que he dicho siento las mejillas quemarme por completo, me siento apenada y al instante alejo la mirada de ella. Su suave risa traspasa mis tímpanos y su delicado toque me desarma por completo. Mis mejillas queman al momento que sus labios la pinchan con un delicado beso.

Sin más, susurra en mi oído—: Te extrañe.

Gire mi rostro, para encontrar su mirada a escasos centímetros de la mía. Su perfecto mar chocolate me acogió al instante, brillando como siempre lo hacía y su deslumbrante sonrisa me desarmó por completo.

La ventisca cálida del verano soplo y su cabello de agito a su compas, haciéndola lucir extremadamente bella. Trague saliva al instante, pues mi boca se secó y mis labios solo querían probar los suyos. Poco me importaban las personas que nos veían en ese momento, tan solo nosotras habíamos creado nuestra burbuja, una burbuja impenetrable que tan solo me aseguro que…

—He caído completamente ante ti.

Sus mejillas enrojecieron aún más cuando mi mano acaricio su mejilla. Y sin mediar palabra alguna, cerré la brecha que separaba nuestros labios.