[Amigos]

¿Un amor platónico o un amor de verdad?

—6—

 

Ji Eun sostiene mi mano con firmeza, su pequeña mochila se menea de un lado a otro mientras camina con paso energético y jala de mí. Otros pequeños se amontonan en la entrada junto con sus papás, despidiéndose de ellos con un beso en la mejilla y observándolos cuando estos ingresan a la institución.

Por mi parte, trato de alguna manera no caerme al seguirle el paso a mi pequeña hermana. Al llegar a la entrada ella se detiene y me hala hacia abajo para poder darme un beso en la mejilla, la abrazo al momento en que me pongo en cuclillas y le acomodo su ropa.

—Mamá pasara por ti —le informo con una sonrisa en el rostro—. Pórtate bien —ella asiente—. Nos vemos en la noche, Ji.

Ella me abraza por el cuello con fuerza y después me besa la mejilla. Se aleja de mí, corriendo animosa al encuentro de unos niños, me quedo ahí aun en cuclillas, sonriendo al ver la felicidad que irradia. De un momento a otro se detiene y se gira para verme, alza su mano y la agita de un lado a otro energéticamente, le regreso el saludo y ella emprende nuevamente su camino.

No sé cuánto tiempo es que llevo de cuclillas y mucho menos cuanto es el que estoy viendo perderse la pequeña figura de Ji Eun. Salgo de mis divagaciones al momento que mi celular vibra en mi bolsillo y es cuando me pongo de pie, saco el aparato telefónico y deslizo mi dedo para desbloquear la pantalla.

Un mensaje de Sooyoung.

|¡Tengo vacaciones!|

Alzo una ceja al leer el mensaje y una espontánea sonrisa bordea mis labios. Rápidamente mis dedos comienzan a teclear.

|¿Y eso en qué me incumbe?|

Suelto una risita al sentir el constante vibrar del celular en mi mano y al instante la foto de Sooyoung aparece en la pantalla. Decido hacerla esperar y camino hasta estar cerca del auto de mamá, y es al fin cuando deslizo mi dedo en la pantalla para responderle.

—¡Hello y! —Le respondo y ella suelta una carcajada.

“¿Sigues viendo a esos blogger?”.

Me la imagino con una sonrisa amplia en su rostro, mientras alza una ceja. Me recargo en el coche y miro hacia las nubes.

—Tal vez —respondo sin importancia—. Solo me distraigo en mis ‘vacaciones’ —le aclaro—. Ya sabes…

Me encojo de hombros como si ella estuviera frente a mí. Mi mano libre hurga en el interior de mi bolsillo en busca de las llaves y en cuanto las encuentro, comienzo a abrir la puerta.

“Bueno… será mejor que te vayas acostumbrando a ya no verlos” —arrugo la frente.

—¿Por qué? —Frunzo los labios y abro la puerta.

“¿Acaso no recuerdas?” —Me quedo en silencio tratando de hacer memoria, pero realmente nada viene a mi cabeza—. “¡Dios!” —la oigo suspirar ante mi silencio—. “Recuerda que te mencione que con Jessica iríamos a las cabañas del lago” —sigo callada—. “Incluso aceptaste. ¿Enserio lo olvidaste?” —y es entonces que mi cerebro hace clic. Creo que era esa mañana en la que me perdí en mis pensamientos y acepte sin más a lo que ella decía.

—Ah~… eso… —trato de hacer como que lo recuerdo, pero me ha atrapado, lo sé por el intenso suspiro que dio—. Lo siento… pero si ya he aceptado, no habrá problema —le aseguro.

“También se nos unirá BaekHyun”.

—De acuerdo… por cierto, debo colgar que debo volver a casa ya y no puedo conducir mientras hablo —ella ríe—. Me envías un texto —le propongo.

“De acuerdo. Ve con cuidado” —pide.

—Claro… nos vemos —y sin esperar, corto la llamada.

Me dispongo a subir al coche de una buena vez y antes de poder lograrlo, una mano me detiene. Me giro y la veo frente a mí.

Su sonrisa es divertida, sus brazos cruzados por debajo de su busto y una ceja alzada.

—¿Pensabas irte sin pasar a saludarme?

Se acerca peligrosamente a mí y yo tan solo me quedo estática, nerviosa por su intensa mirada.

—Ehm…

Balbuceo al ver su escote. Retrocedo un paso y caigo sentada en el asiento del piloto. Ella suelta una risita mágica que alborota todo mi ser. Mis ojos vagan en todo ella, vislumbrando su delicada falda azul marino ondearse por el tenue viento que comienza a correr, mi vista sube hasta esa ajustada camisa a botones que lleva puesta y le doy el lujo a mis ojos de perderse nuevamente en ese glorioso escote que le hace resaltar más sus atributos.

Paso en seco y lamo mis labios, porque extrañamente necesito humedecerlos. Mi mirada sube hasta su rostro, detallándola a cada instante, sus suaves labios llevan un color rosa natural y el maquillaje que usa resalta sus bellas facciones. Siento un nudo de emociones atorarse en mi garganta al instante en que me encuentro con su divertida y coqueta mirada.

Su ceja alzada y esa bella sonrisa cómplice me hacen ruborizar, y sudar de nervios.

Se inclina hacia mí, de manera que me muestra más de ese escote y se me dificulta respirar con normalidad, jadeo al momento en que sus labios atrapan los míos con hambre. Hacía días que no probaba el delicioso sabor a fresas de sus labios, no desde aquella noche en mi habitación.

Sus manos presionan mis hombros y mis manos con vida propia se aferran a su delgada cintura, profundizando más este delicado, pero hambriento beso. Nos alejamos y es que me doy cuenta que ella ya está sobre mis piernas. Respiro profundamente y la observo, ella sonríe de manera alegre y ese brillo tan suyo me llena.

—¿Por qué no me has llamado?

Su voz susurrante y a la vez demandante a unos cuantos centímetros de mis labios. Deslizo mis dedos a través de su sedoso cabello y pongo algunos mechones tras su oreja.

—Uhm… ¿Lo siento? —Susurro también—. No tengo tu número.

Ahora me siento tan torpe, pero ciertamente nunca intercambiamos números. Debido a mi cambio de ciudad, tuve que comprar un celular nuevo con un número local. Ella se aleja de mí y me observa.

—Dame tu teléfono.

Me pide extendiendo la mano entre la pequeña brecha que hay entre nosotras. Río nerviosa, pues sé que mi celular está dentro de mi ajustado pantalón y no sería algo bueno hurgar dentro de mis bolsillos cuando ella está sobre mis piernas.

—Ehm… —rasco mi nuca y le sonrió nerviosa—. Verás… —ella parpadea a la espera de mi aparato electrónico—. Tú… bueno… —dejo mi mano vagar a lo largo de su brazo por encima de la delgada tela de su blusa—. Estás sobre mí y mi celular lo tengo dentro del bolsillo… —me explico—. N-no… —sin esperar siento el calor subir a mis mejillas—. No quiero ser mal interpretada si decido buscarlo contigo sobre mis piernas.

Ella alza una ceja y me sonríe con picardía, descolocando aún más los alocados latidos de mi corazón.

Sus labios rosan nuevamente los míos en un sutil beso que me deja con ganas de más. La siento alejarse, su calor ya no me complementa y siento la agonía de ello, la observo y sé que está a la espera de que le de mi celular. Con rapidez me pongo de pie y comienzo a buscar el celular, mis manos temblorosas lo encuentran y al querer extendérselo esta por resbalar de entre mis manos. Miedo destella en mis ojos, pero este es detenido por sus delicadas manos.

—Eso estuvo cerca.

La escucho reír. Un suspiro de alivio escapa de mis labios y me dejo caer nuevamente en el asiento del piloto.

—Sí que lo estuvo —reconozco. La observo aun de pie, con mi celular entre sus manos y tecleando a rapidez, se detiene un momento y la veo tomarse una fotografía. Parpadeo un par de veces y me doy cuenta que esa será la primera foto que tendré de ella—. ¿No se supone estas en clases?

Ella me devuelve el celular con una sonrisa y asiente.

—Las tengo, pero deje a los niños con un trabajo —miro en dirección a la institución y volvió a mirarme—. Debo volver —una sonrisa nerviosa se forma en sus labios y se acerca hasta mí—. Llámame —pide antes de depositar otro sutil beso en mis labios, un beso que no logro corresponder a tiempo ya que ella se aleja rápidamente de mí—. Nos vemos.

Hace un gesto con su mano en despedida y se gira para emprender camino al instituto. Me quedo ahí, observando su figura alejarse de mí, observando como sus caderas se contonean en cada paso que da y observando ese perfecto trasero.

—¡Límpiate la baba antes de irte!

La escucho gritar en la entrada y es cuando regreso al planeta. El calor se arremolina en mis mejillas y toso nerviosamente para bajar el calor, la observo sonreírme alegremente y guiñarme un ojo antes de cerrar las puertas a su ingreso.

 

Mis ojos siguen fijos en la pantalla de la laptop que descansa en mi escritorio, sé que llevo más de cinco horas pegada a ella, pero me he metido tanto en los planos que el Sr. Vázquez me ha envía. Al parecer un importante inversionista ha pedido sus servicios para construir un condominio y al Sr. Vázquez le ha fascinado tanto la idea de trabajar conmigo que me ha pedido unirme a este proyecto. Ciertamente me desconcertó al saber que me llamaba, pero esto es una gran oportunidad que no puedo desaprovechar así de fácil.

El sonido incansable de mi teléfono me frustra, esta es la octava llamada que me hacen y a pesar de que no respondo, no desisten en hacerlo. Me giro de golpe hacia mi habitación, buscando aquel aparato inconsolable, lo encuentro tirado en la equina de la habitación y frunzo el ceño ante la locura de saber qué hace ahí.

Justo cuando intento responder, el celular deja de sonar. Suspiro profundamente antes de dejarme caer en la silla frente a mi escritorio y observo aquella fotografía colgada en mi pared, automáticamente una sonrisa bordea mis labios.

Observo el celular entre mis manos y mis dedos buscan incansables su número, muerdo mi labio inferior al ver su hermosa sonrisa en la fotografía y sin esperar comienzo a escribir un mensaje.

|Me encanta tu sonrisa|

Sonreí ante lo que había enviado y volví a centrar mi atención a la pantalla.

—Taeyeon, debes bajar a cenar —la voz de papá me hizo girar la cabeza en dirección a la puerta, él estaba ahí, asomando su cabeza por la apertura de la puerta y me miraba con seriedad—. Tu madre ya me dijo que no bajaste a la hora de la comida, eso te hará daño —fruncí el ceño y suspire.

—Mamá simplemente dramatiza —comente—. Si baje, solo no termine toda mi comida —admití.

Él ingreso a mi habitación, sentándose al borde de mi cama, tuve que girarme en la silla para poder observarlo también. Él observo curioso tras de mí, sabía perfectamente que mi gremio a él le fascinaba, así es que deje aparecer una sonrisa en mis labios.

—Son los planos que Vázquez me envió esta tarde, es por eso que no termine mi comida —dije aun observándolo, sus ojos se cruzaron con los míos y él asintió—. Me daré un baño y los alcanzo —me puse de pie y me estire, sintiendo como mi espalda tronaba—. Eso se sintió bien.

Me relaje y camine a mi armario para sacar un pijama.

—Tenemos visita, así es que no tardes.

Alce una ceja curiosa por su comentario.

—¿Visita?

La comisura de su labio se elevó y me miro suspicaz.

—¿Quieres que la envié?

Me quede estática en el momento, sin siquiera esperarlo, mis pies corrieron presurosos escaleras abajo para llegar a la sala, para simplemente encontrarla completamente vacía, pero al escuchar su suave risa me estremecí y camine hasta la cocina.

Ahí estaba, ayudando a mamá con la comida. Automáticamente sonreí al verle y…

—Sí que corres —papá menciono a mi costado, pasando su brazo por mis hombros. En ese momento Tiffany alzo la vista, encontrándose con mi mirada y sonrió—. Sabes, Carol… —papá llamo a mamá—. Para que esta jovencita baje rápido, deberías decirle que Tiffany está de visita.

Al instante sentí mis mejillas arder, por lo que baje la mirada avergonzada. La carcajada que papá soltó, fue acompañada por la de mamá y eso fue más que suficiente para sentirme más avergonzada.

—Mírala, se ha puesto completamente roja —dijo mamá. En ese momento quería desaparecer.

—Y-yo… —comencé a tartamudear y sabía perfectamente que eso era suficiente para que mis padres continuaran avergonzándome—. Iré a ducharme.

Me di la media vuelta y salí disparada a mi habitación. El corazón no dejaba de bombear con potencia y mi respiración luchaba por normalizarse. Me tire en mi cama por unos minutos, tapando mi rostro con una de mis almohadas y dejando escapar un grito de frustración. Me había hecho ver vulnerable ante todos, me había dejado llevar por la emoción de que ella estaba aquí y había dejado que vieran lo enamorada que estoy de Tiffany.

«¿Y eso es malo?». Mi voz interna cuestiono, al instante me senté en la cama, analizando todos los ángulos, realmente no lo es.

 

Mi cabello goteaba aun cuando cruce el pasillo para ingresar a mi habitación y debo decir que me encuentro completamente distraída, sé qué hace un momento me sentía avergonzada, pero lo que ahora cubre por completo mi cabeza es el proyecto de Vázquez, justo unas ideas surgieron mientras me duchaba y debía compartirlas con él, y hacer algunos esquemas.

Mi mente sigue perdida en las ideas, tanto que lo primero que hago al ingresar es revisar el ordenador, es ideal anotarlas para tomarlas en cuenta.

—¿Qué es lo que haces?

Me sobresalto en el momento y siento mis pulsaciones dispararse.

—¡Mierda!

Exclamo y me giro para encontrar a la culpable, quien me observa con el ceño fruncido.

—No seas grosera —reclama—. Ji Eun puede andar por ahí y podría escuchar tu vocabulario —me reprende.

—Lo siento… —bajo la mirada apenada.

El celular suena y esta vez está a la vista, lo observo iluminarse en el escritorio y al instante lo tomo.

—Diga —respondo.

“¡Kim!”.

Aquella risueña voz me tranquiliza.

—Hey —respondo con más informalidad.

“¿Dónde has estado?” —cuestiona con indignación—. “He tratado de contactarte desde hace varias horas y no había respuesta” —sonrió a su reclamo.

—Ya va… solo estaba trabajando en algo. Lo siento —me disculpe y observe a Tiffany que no apartaba la mirada de mí—. ¿Para que soy buena?

Soltó una bocanada de aire.

“Necesitaba hablar con alguien”.

Frunzo el ceño, apartando mi mirada de Tiffany. Aquel tono alegre con el que me había respondido se apagado por completo.

—¿Qué sucede? —Pregunte con seriedad.

“Cálmate, solo…” —guardo silencio unos segundos. Segundos que me parecieron eternos—. “He terminado con Jack y esto es difícil” —su voz se quebró al instante y me estremecí al escuchar su sollozo.

—¿Estás en tu apartamento?

Un sorbido me indico que estaba limpiando su nariz.

“S-sí”.

Su temblorosa voz me ablando.

—Voy para allá —dije—. Solo quédate ahí y ya voy… —suspire.

“No es necesario… solo… podemos…”.

—Nada de eso, esto se habla en persona —inquirí—. Ya voy y llevare cena.

Le asegure, porque que es probable que ella no ha probado alimento alguno.

“Gracias” —sonreí.

—Para eso estoy —le recordé—. Te quiero —repuse y colgué.

Suspire antes de dejarme caer en mi silla.

—Solo venía a avisarte que la cena esta lista y que solo te estábamos esperando —alce la ceja alarmada por aquella severa voz que me hablaba. Rápidamente me gire observándola frente a mí, con los brazos cruzados debajo de su pecho y con una arruga en la frente—. Avisare que no cenaras con nosotros —se dio la media vuelta.

«¿Estará molesta?». Me preguntaba, el bufido que soltó antes de salir al pasillo lo confirmo.  Me quede perpleja en mi lugar, aun observando hacia la puerta abierta.

 

Fue una batalla convencer a mamá de que me prestara el coche para poder dirigirme al centro, donde se encontraba el complejo departamental donde mi amiga vive. No es lujoso, pero es lo suficientemente seguro para una mujer que vive completamente sola.

Llevo conmigo una bolsa plástica llena de comida chatarra, hamburguesas, refrescos, algo de alcohol, golosinas y frituras. Sé que me costara convencerla en que coma algo, pero al final terminara comiendo lo que he traído ella sola.

Observo a mis costados, cerciorándome de que aún hay gente transitando por la calle y con un largo suspiro de preparación mental, me encamino a la entrada. Observo las escaleras y doy gracias porque su piso sea el tres, subo calmadamente, pensando en cuáles serían las palabras indicadas para darle el ánimo que necesita y sin darme cuenta, ya me encuentro frente a su puerta.

Antes de presionar el timbre, suspiro nuevamente y trato de tranquilizarme. Presiono el botón y al instante la puerta se abre, dejando a la vista a una muy demacrada Yoona.

—Taeyeon.

Sus acuosos ojos me observaron y en cuestión de segundos me tenía entre sus brazos, soltando lágrimas. Me quede en silencio, simplemente tratando de mantenernos de pie a ambas y acariciando su espalda para darle tranquilidad.

—Vamos, calma. Ya estoy aquí contigo —le ánimo. La alejo de mí con cuidado y trato de mirarla a los ojos—. Deberíamos entrar —le sonrió y paso mis dedos por su húmeda mejilla.

Ella parece una niña pequeña en estos momentos. Se ve tan vulnerable que me pregunto cuándo fue la última vez que alguien había roto su corazón de esta manera. Ambas ingresamos a su apartamento, es pequeño, como me lo suponía, pero es muy acogedor y tiene lo necesario para poder vivir.

En la pequeña sala hay un montón de pañuelos tirados por donde sea, en la mesita de centro hay un enorme pomo de helado vacío. Alzo una ceja y continuo caminando hasta el sillón, ella se deja caer sobre él y yo simplemente me limito a dejar la bolsa sobre la mesita.

—¿Has comido algo más, además de helado? —Le cuestiono sabiendo de ante mano la respuesta. Ella niega rápidamente y doy nuevamente un vistazo a mí alrededor—. ¿Tienes hambre?

Ella vuelve a negar, se abraza las piernas y esconde su rostro. Suelto el aire frustrado y la observo en silencio.

Simplemente la dejo llorar, desahogar lo que debe desahogar. No sé exactamente en qué momento se calmó y se quedó dormida, la acomode lo mejor posible en el mueble y me dispuse a recoger todo el desastre que había hecho. Una vez termine me senté en la mesa, observándola silenciosamente, su rostro en estos momentos se ve tranquilo, pero algo lo aqueja.

—Él dijo que no era lo suficiente para nuestra relación —aquella voz tranquila y apacible resonó en el silencio. Fruncí los labios y la observe, aún mantenía los ojos cerrados—. Lo descubrí con una de sus clientas… —el dolor traspasaba su voz y mi corazón se contraía—. Siempre lo hizo… —y entonces abrió los ojos, mirando un punto inexistente a la distancia, la sonrisa que se dibujó en su rostro comenzó a ser irónica en un principio y al segundo cambio a una nostálgica—. Fui una tonta al enamorarme y creer ciegamente en él —musito con el dolor destilando en sus palabras.

—No hables así —pedí.

Ella alzo la vista, encontrándose con mi mirada, pero al instante esa conexión se desvaneció.

—Tres años de relación y en esos tres años me vio la cara de estúpida —odio. Eso es lo que mostraba—. ¿Era tan difícil decirme que no sentía nada por mí? O al menos decir que no me amaba para no ilusionarme como una idiota cada vez que me llamaba, cada vez que me mandaba un texto o cuando me daba esos regalos —las lágrimas volvían a aglomerarse en sus ojos—. Caí ante él como una idiota —continua.

Simplemente me quede en silencio, escuchando la historia de su vida o al menos la historia de amor que creía tener. No podía hacer más que tratar de tranquilizarla y hacerle saber que ese hombre no valía la pena, y mucho menos todo ese afecto que ella tenía por él. Resulto que simplemente le gusta jugar con las mujeres. La pregunta aquí es: ¿Por qué si seguía en sus andanzas no dejaba libre a Yoona?

Yoona realmente se ve muy afectada, pero no tanto como aquella vez que se enamoró en secundaria de un alumno de intercambio, lloro la gota gorda cuando aquella persona se marchó y no supo más. Fue como si nunca hubiese existido y se esfumara de la tierra por completo, y hoy fecha que no sabemos nada de la persona.

El caso es que debe distraerse y se cuál sería el ambiente perfecto para distraerse.

—Yoona —le hablo. Justo en estos momentos es que está probando lo que he traído. Ella alza la cabeza y me observa con la boca llena de comida, verla de esta manera me trae muchos recuerdos y la imagen tan solo me hace sonreírle—. ¿Te gustaría venir a una excursión?

Me miro por unos segundos, segundos en los que masco la comida que traía en su boca y trago. Limpio sus labios con la servilleta y dejo la hamburguesa de lado.

—¿Excursión? —Cuestiono. Asentí y le sonreí, di un pequeño mordisco a mi hamburguesa y espere su respuesta—. No sé si pueda, está el trabajo y no sé si me den el permiso… —bajo la mirada y fruncí el ceño.

—¿Tu jefe es el cerebro de orangután?

Ella detiene sus acciones, la hamburguesa queda suspendida a medio camino hasta su boca y su ceja se eleva en curiosidad.

—¿Cerebro de orangután? —Cuestiona.

—Sí. Ya sabes, el idiota de tu ex.

Ella se ve perpleja ante mis palabras y sin más estalla en carcajada. Me alegro de que al menos por el momento haya dejado de lado todo ese rollo que trae en su cabeza y se está permitiendo reír. Sonrió y la observo divertida.

—A que es un buen apodo, ¿No?

Le guiño el ojo y doy un trago a la bebida que sostengo. Ella tapa su boca, tratando de contenerse, pero es absurdo conociendo como es.

—Sí que te has volado la barda —comenta—. Y no, él no es mi jefe —concluye.

Y es así como la paz reina por unos instantes en su apartamento.

 

Es domingo y las luces en este lugar siguen apagadas, incluso la luz del sol aun no trasmina por las persianas de la habitación en la que me encuentro. A mi costado se encuentra Yoona, durmiendo profundamente y sin pisca de despertar por el momento.

Sin embargo, yo me encuentro despierta desde hace un rato ya y no puedo darle tregua a mis pensamientos, y sobre todo a mis recuerdos. El viernes por la noche, había decidido venir a cuidar de Yoona para subirle el ánimo y me había olvidado por completo de la situación en la que me encuentro con Tiffany, aquel mensaje que le envié antes de enterarme que estaba de visita en casa, no obtuvo respuesta alguna y aun cuando no quiero tomarle importancia, me importa demasiado.

Observo el techo blanco de la habitación a la espera de que alguna idea llegue a mí para mitigar mi torpeza de aquella noche, ella realmente se veía molesta por irme de casa así nada más y supongo que mi rostro detonaba la desesperación de acudir al llamado que había recibido. Solo regrese a casa a dejarle el coche a mamá y por algo de ropa, no podía dejar a Yoona por tanto tiempo sola, porque aun cuando ella aparente estar bien, por dentro está completamente destrozada.

Giro mi rostro para observarla, su rostro en estos momentos se ve pacifico, sin rastro de las amargas lágrimas que derramo ayer luego de recibir una llamada del tal Jack, el tipo sí que sabía jugar sus cartas y estuvo a punto de hacerla caer en sus encantos, y su fingido arrepentimiento, pero entonces la determinación de Yoona volvió y le corto el rollo con agilidad, sorprendiéndome.

Ella realmente es muy fuerte y me hace recordarla en el pasado, a esa frágil adolescente ilusa que todo el mundo molestaba por aquellos horrendos frenillos que usaba, nunca se defendía y en su lugar, todas aquellas palabras la lastimaban al grado de hacerla llorar delante de todos y fue entonces que nos conocimos, ella queriendo ser minúscula para no ser notada y yo, tratando de darle justicia por aquellos crueles insultos.

Mirarla ahora y recordar el pasado, me hacen dar cuenta de lo mucho que ha cambiado y de la fortaleza que ha ganado con los años, ahora se ve más confiada en sí misma y con más determinación. No queda rastro de aquella frágil niña que defendían…

—Si sigues mirándome así, pensare que te has enamorado de mí.

Aquella soñolienta y bromista voz me trajo de regreso al presente, encontrándome con una perezosa Yoona. Le sonreí juguetonamente.

—No estaría mal —bromee y ella se me quedo viendo como bicho raro—. Oh, vamos. No hablo en serio —soltó un suspiro de alivio que me saco una sonrisa.

—Qué alivio, porque me imagine a ambas en una relación y créeme, no fue bonito.

Parpadee en su dirección y realmente aquella visión no era agradable, realmente nunca encajaríamos en una relación. Para empezar su obsesión con la comida, me dejaría en bancarrota sin haber iniciado aun. Me estremecí y mi cuerpo se sacudió al instante, al momento que la observe de nuevo, ambas soltamos una carcajada.

—Sí que sería extraño —corroboro.

Entrada la tarde ambas aún seguíamos tumbadas en el sofá, viendo televisión y comiendo cualquier golosina que hemos comprado en el súper esta mañana. Es agradable pasar tiempo con una de mis más cercanas amigas y sobre todo, hacerle compañía en estos momentos que más necesita de alguien a su lado.

El timbre de su departamento resonó por todo el y ambas nos sobresaltamos al instante, dando un bote en el sillón. Estamos viendo una película de suspenso y justo la protagonista se encuentra en una de las escenas con más suspenso, realmente estábamos enfrascadas en la televisión que nos olvidamos por completo de nuestro exterior.

Con el corazón desbocado, me pongo de pie y me encamino a la puerta, observo por la mirilla unos segundos y no hay nadie en la entrada, abro la puerta para observar si alguien tan solo está jugando con los timbres. Al abrirla el corazón se me detiene unos segundo y vuelve a latir desesperado por el susto que se ha llevado.

Alguien salto con una horrenda mascara, sacándome un grito. Aquella persona reía a carcajadas mientras se doblaba por la risa incontenible que tenía.

—¡Ya! —Grite—. ¡¿Qué demonios le pasa?! —Quería golpearlo.

—¡Dios! Debiste de haber visto tu cara, en serio… debí de haber grabado el momento.

Fruncí el ceño, pues aquella voz la conocía a la perfección aun cuando era amortiguada por la horrenda mascara.

—¿BaekHyun?

Al instante aquella mascara salió de su rostro y su sonrisa socarrona creció. Le di un golpe a puño cerrado en el brazo y él tan solo hizo una mueca de dolor, sobando su brazo y mostrándome un rostro de indignación.

—Pegas más fuerte de lo que recuerdo. ¿Te has estado ejercitando?

Cuestiono alzando una ceja. Achique mis ojos, para hacerme ver amenazante, pero todo cayo cuando Yoona apareció a mi costado empujándome y lanzándose a los brazos de BaekHyun, el cual casi cae por aquel efusivo abrazo.

—¡Santo cielo! —Grito como una fan loca—. Byun BaekHyun está de visita en mi casa.

Su voz se volvió chillante de emoción y entonces me llene de alegría por verla cambiar de humor, de que alejara aquellos pensamientos deprimentes por unos minutos.

—Vamos, Yoong —dijo con timidez—. Haces que me avergüence —rascaba su nuca con nerviosismo y miraba a los lados—. Estoy de civil por estos rumbos, nadie, a excepción de mi agencia, sabe dónde me encuentro —le informo—. Así es que lo mejor es no gritar —pidió suplicante.

Sonreí—. Anda Yoona, el divo quiere pasar desapercibido —jugué un poco con él, en cambio recibí una mirada ofendida y otra con fingido enojo. Reí en voz baja—. Deberíamos entrar. Aquí las paredes tienen oídos.

Les guiñe un ojo e ingrese dirigiéndome hasta el sofá y ver que la película ya había pasado todo el suspenso.

 

POV Tiffany

 

Louis mantenía las manos dentro de su elegante pantalón sastre hecho a medida que portaba esta tarde, su espalada completamente recta, dejando a la vista su amplia y musculada espalda fundada en aquel saco sastre encima de la camisa blanca a botones que usa, su torneado trasero resalta debido a que el pantalón le queda algo ajustado.

Aquella sonrisa coqueta y brillante, puede desarmar a cualquier mujer, pero no a mí, no a su mejor amiga. Bebo el coctel que llevo en mis manos y observo a la persona con la que él ya lleva bastante tiempo conversando. Ella es alta, de piel blanca y cabello rojizo, sus ojos parecen esmeraldas al reflejo de la luz y la sonrisa que se dibuja en sus labios, deja entre ver un pequeño hoyuelo al costado del labio.

—Srta. Hwang.

Salgo de mis divagaciones y observo a aquel hombre. Un señor mayor, de cabello escaso, pero con una sonrisa amable adornándole el rostro, su enrome barriga parece querer abrirse camino a través de aquellos botones que se aferraban al chaleco.

—Sr. Robinson —le tendí mi mano con educación y este al instante la tomo—. Un gusto verlo esta tarde.

Le sonreí y él me devolvió la sonrisa, al mismo tiempo que soltaba mi mano.

—Lo mismo digo, querida —miro tras de mi unos segundos y volvió a verme directamente a los ojos—. Parece que esta vez Louis ha encontrado con quien hablar —era de extrañar que él estuviera charlando amenamente con alguien, por lo general siempre se encontraba a mi lado—. Es perfecto para que conozcas a mi hijo —ánimo él.

Me gustaba estar sola en estos eventos de caridad, alejada de todos los niños ricos que habitualmente concurrían a estos actos de caridad con fingido interés por donar dinero a causas que lo necesitan, cuando realmente ellos solo quieren lucirse y alardear con respecto a que ellos también ayudaban a los demás. Suspire, pero le sonreí al Sr. Robinson y con fingida emoción, le seguí en silencio hasta llegar a la otra esquina del lugar.

Él se detuvo detrás de un hombre alto, de cabello castaño perfectamente peinado, aquellos pantalones color azul marino a juego con el saco de diseñador lo hacían lucir como el típico niño de papi y aun cuando las expectativas de que él fuera de esta manera, decido darle frente por educación.

—Hijo —aquel hombre mayor le puso una mano en el hombro y al instante el perfil de aquel hombre joven se dejó ver. Su mandíbula perfectamente dibujada con rasgos masculinos—. Quiero presentarte a alguien —y sin más se giró completamente, mostrándose.

Es realmente apuesto, aquel traje le queda a la perfección. Sus ojos son color miel con largas pestañas, su piel algo bronceada y una sonrisa de dentadura completamente blanca que deslumbra al instante. No sé cuánto tiempo lo he estado observando y se a la perfección que él también no ha apartado los ojos de mí, y no es hasta que su padre carraspea que ambos le miramos. Él sonríe como si hubiera ganado la lotería.

—Srta. Hwang, él es mi hijo Brent —presento—. Hijo, ella es Stephanie.

Ambos volvimos a conectar miradas y al instante una sonrisa tiro de sus labios.

—Un gusto conocerle bella dama.

Su voz es grave, tiene aquel tono que derrite y no puedo negar que me he quedado prendada de él. Su mano se alargó, hasta tomar la mía y llevarla hasta sus labios, dejando un delicado beso.

—Un gusto conocerlo también.

Respondí y le sonreí al tiempo que él soltaba mi mano.

—Bueno… creo que me llaman por aquel lugar.

Hablo el Sr. Robinson y salió disparado de ahí. Ambos observamos cómo se perdía entre la multitud y al momento que desapareció de nuestra vista, nos envolvimos en un torpe silencio.

Sentí sus ojos encima de mí, su mirada se tornó penetrante y me ponía de los nervios. Bebí del coctel una vez más y me forcé una sonrisa para mirarlo. Él sonrió también y alargo la mano, quitándome la copa vacía para dejarla en la barra y ordenar otra de lo mismo al instante.

—Usted es realmente hermosa —comento, haciendo que mis mejillas se calentaran al instante—. Disculpe mi atrevimiento, pero me gusta decir lo que pienso —él sonrió al tiempo que tomaba el coctel para tendérmelo, se lo agradecí y bebí nuevamente. Él miro en la lejanía, apartando su mirada de mí, cosa que agradecí porque realmente me ponía de los nervios—. ¿Acude muy a menudo a estos eventos? —Cuestiono.

—La verdad. Sí —respondí y observe como los músicos comenzaban con una pieza clásica—. Me gusta ayudar a quienes lo necesitan y a mi padre también —reconocí con una sonrisa—. ¿Usted acude a menudo?

Giro el rostro para observarme y sonrió.

—Verdaderamente no —sonrió apenado—. Papá es el que acude a menudo, me había invitado en anteriores ocasiones, pero debido a mi trabajo me complicaba hacerlo —la sinceridad tiño sus ojos—. Aun así, daba donativos y… esta vez tuve la oportunidad de asistir, me encuentro de vacaciones —soltó y tomo un pequeño vaso de la barra. Algo transparente con algunos hielos que tintinearon al instante que dio un trago a su bebida.

Vodka, es lo que se me vino a la mente.

—¿Y qué le ha parecido? —Cuestiono, refiriéndome al evento.

—La verdad es que esto es algo muy hipócrita, hay muchos idiotas fingiendo tener compasión por las personas a las que se les está ayudando, cuando realmente lo que buscan es que su popularidad crezca.

En ese momento me sentí completamente comprendida por este desconocido.

—Al fin alguien que piensa igual —susurre y él me escucho. Sonrió.

Nos quedamos conversando un rato más. Hasta que un flash cegador nos desconcertó al instante y fue entonces que nos dimos cuenta de aquel hombre con una cámara delante de nosotros.

—Brent, una foto con tu novia.

Al instante fruncí los labios y me sentí molesta por aquella suposición tan estúpida.

—Por favor, retírese de aquí —pidió con calma Brent—. Esto es un evento privado y usted no tiene nada que hacer aquí. Le pido amablemente que no nos moleste o de lo contrario llamare a seguridad para que lo saquen de aquí —sentencio.

Su mirada se volvió rígida al instante y supe que tampoco estaba contento de que este tipo se apareciera de la nada y nos sacara una fotografía.

El hombre se le quedo observando con indignación, pero con una sonrisa ladina se retiró de nuestra vista. En ese momento Brent soltó el aire que al parecer estaba conteniendo desde hace un rato y me observo con ojos culpables.

—Es por esto que prefiero no asistir a eventos. No puedo estar conversando amenamente con alguien debido a que esas personas aparecen con suposiciones tontas.

Sacudió la cabeza de un lado a otro y esquivo mi mirada. No sé por qué en ese momento sentí compasión por él, tan solo deje que una sonrisa se dibujara en mis labios y le toque el hombro.

—No te lamentes por tus logros —le trate de animar.

Habíamos dejado las formalidades atrás desde hacía ya un buen rato y ahora nos tratábamos como viejos amigos de instituto reencontrándose después de tantos años sin verse. Él alzo la mirada, observándome y su mirada se suavizo al instante.

—No me lamento de ello —susurro—. Solo lamento que no puedo tener una vida personal como muchos la tienen —realmente se veía acomplejado por ello—. Estos periodistas han buscado hasta por debajo de las piedras para poder encontrar algún escándalo de mi parte, pero no han encontrado absolutamente nada y eso no les hace gracia porque ellos están perdiendo ingresos al no tener nada de qué hablar sobre el famoso rostro de la marca Calvin Klein —termino con un suspiro frustrado.

Me quede en silencio, observándolo y tratando de encontrar palabras para hacerlo sonreír nuevamente, pero realmente nada venía a mi mente en ese momento. El viento comenzó a correr y su cabello se despeino al igual que el mío, él con sus amplias manos trato de acomodarlo correctamente y sonrió en mi dirección, dejándome completamente helada al momento que sus manos se dirigieron en mi dirección, acomodando correctamente unos mechones de mi cabello despeinado.

El calor comenzó a subir a mis mejillas al sentir su inminente cercanía y mi interior comenzó a contraerse cuando sus ojos color miel me observaron en silencio…

¿Qué es esto que estoy sintiendo por este extraño?

 

POV Taeyeon

 

BaekHyun y Yoona no han parado de hablar desde que ingresamos al departamento, realmente estoy completamente desconectada de la conversación, pues en mi cabeza solo hay un solo pensamiento y en mi corazón hay un solo deseo.

Quiero ver a Tiffany, quiero abrazarla, ver sus hermosos ojos y aquella deslumbrante sonrisa que tanto adoro, quiero besar sus delicados labios y tan solo estar a su lado.

Dejo escapar un suspiro y observo mi celular por décima vez en esta media hora, y no hay respuesta alguna de ella. ¿Tan molesta estará que no quiere hablarme?

—Sí, lleva así desde esta mañana —escucho a Yoona. La observo con una ceja alzada y ella me sonríe tímidamente—. Vamos, que no soy ciega.

Se encoge de hombros y se lleva una cucharada de helado a la boca.

—Si no te conociera mi querida Tae, diría que eres un maniquí —soltó Baek observándome con rareza—. Pero como te conozco, sé que lo que tú traes vagando en esa mente tuya es a Tiffany Ojitos Hwang —dijo resueltamente y se relajó en el sofá—. Cuenta, ¿Qué ha pasado?

Cambio rápidamente el chip a modo ‘amiga chismosa, ansiosa e hiperactiva’. Sonreí.

—Nada —respondí simplemente.

Él me observo sin decir nada, abrió la boca y después la cerró, frunció el ceño y me señalo.

—No le has dicho lo que realmente sientes por ella —sus ojos se abrieron ampliamente ante su afirmación y mostro molestia. Negué con la cabeza y aparte la mirada—. ¡Dios! —Grito—. Se supone que le debiste de haber dicho todo desde que regresaste —sí, este era BaekHyun, el regañón y refunfuñón. Me está dando bronca por pasos que aún no sé cómo dar.

—No es tan… —el dobladillo de mi blusa se volvió sumamente entretenido entre mis dedos en ese momento—. –No sé cómo decírselo —solté y alce la mirada para encontrarme con la de ambos.

Yoona observo a Baek y este la observo de regreso, algo tramaban.

—Oh, querida —suavizo su voz y se tumbó a mi lado, pasando su brazo por mis hombros—. Necesitas ayuda —dijo con simpleza y Yoona asintió ante la idea—. Nosotros te ayudaremos, incluida la gigante que debe estar en casa de sonrisitas —alce una ceja interrogante y Yoona cubrió su boca para no estallar de risa.

—¿Sonrisitas? —Pregunte curiosa.

Él parecía divertido por aquel apodo.

—Sí, tu chica sonríe mucho cariño, es por eso que le llamamos Sonrisitas y Ojitos Hwang desde el instituto —confeso con simpleza.

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DorkyKawaii
Actualización del día de hoy. Será el lunes.

Comments

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ana2381 #1
Chapter 14: Había olvidado esta historia. Simplemente me encanta?
TUCKY93 #2
Chapter 13: Amo como escribes TuT
Sería genial que cada one shot sea como el inicio de cada historia que hagas :)
3chiqui #3
Chapter 13: Me fascinó la historia gracias!! :D
3chiqui #4
Chapter 12: Já! Me encantó el comentario final, más la parte de porque no tiene drama. Yyy me sorprendió el capitulo corto pero esta buena la historia!!
3chiqui #5
Gracias por hacer la continuación del One-Shot!
key-k09
#6
Chapter 13: Me encantó la historia.
StarbuckInBubblewrap
#7
Chapter 13: Me gusto la historia pero siendo honesta esperaba otro final.
El TaeNy cute.
GogoBit
#8
Chapter 13: yo... no entendi :c me perdi ;----;
con quien está ahora?, y el sueño donde le decian que fany estaba con otro y ella estaba obsesionada... fue solo un sueño?, el mensaje al final tampoco lo entendi :c
(estoy agotada mentalmemte, por eso no entendi :'( podrias explicarme :( ??? )
Tiffany1889 #9
Chapter 13: OHHH! POR DIOS!! ME HA ENCANTADO LA HISTORIA, ES QUE LA HE LEIDO EN TODA LA NOCHE XD ¿PORQUE NO PUEDO TENER UNA FANY ASÍ? ASKDÑASKDÑASKDÑASKDÑAKLSDÑLASKDÑSADSD *-* FUE HERMOSO <3 <3 AMO AL TAENY! , TE AMO A TI! ADSPAJSDASPJDOASDASD
(taldos infinitos xd).
yoonaddic
#10
Chapter 13: Hermoso :3 me encanto