Capítulo 22
Hush HushVeinte minutos después Tiffany y yo terminamos en la entrada de un motel barato. No
había hablado con ella una sola palabra mientras trotábamos a través de la fría lluvia y
ahora yo no sólo estaba empapada, sino también completamente… nerviosa. La lluvia
caía en cascadas, y no nos imaginé volviendo al Jeep demasiado pronto. Lo que me
dejaba a Tiffany y a un motel en la misma ecuación por un indeterminado período de
tiempo.
La puerta sonó mientras entrábamos, y el recepcionista se levantó abruptamente,
sacudiendo las migas de Cheetos de su regazo. -“¿Qué va a ser?”- Dijo, chupando sus
dedos para limpiar el rastro naranja. -“¿Sólo ustedes dos esta noche?”-
-“N-n-ecesitamos que nos prestes tu teléfono”- Hablé, esperando que mi solicitud le
hiciese algún sentido.
-“No podrá ser. Las líneas están muertas. Culpa a la tormenta.”-
-“¿Qué quieres d-decir con que las l-líneas están m-muertas? ¿Tienes un celular?”-
El recepcionista miró a Patch.
-“Ella quiere una habitación para no fumadores”- Dijo Tiffany.
Giré para encararla. ¿Estás demente? Gesticulé.
El recepcionista digitó unas cuantas teclas en su computador. -“Parece que tenemos…
esperen… ¡Bingo! Una habitación con cama doble para no fumadores.”-
-“La tomamos”- Dijo Tiffany. Me miró de reojo, y las comisuras de su boca se elevaron. Yo
entrecerré mis ojos.
Justo entonces las luces sobre nosotros parpadearon hasta apagarse, dejando el
vestíbulo en la oscuridad. Nos quedamos en silencio por un momento antes de que el
recepcionista buscara a tientas hasta accionar el interruptor de una linterna tamaño
industrial.
-“Solía ser un Boy Scout”- Dijo. -“De vuelta a aquellos días. Estar preparado.”-
-“¿Entonces deberías t-t-tener un celular?”- Dije.
-“Lo tenía. Hasta que ya no pude pagar la cuenta.”- Se encogió de hombros. -“Qué puedo
decir, mi madre es una tacaña.”-
¿Su madre? Él debía de tener cuarenta. No es que fuera de mi incumbencia. Estaba
mucho más preocupada de lo que mi madre haría cuando llegara a casa luego de la
recepción y se encontrase con que me había ido.
-“¿Cómo van a pagar?”- Preguntó el recepcionista.
-“En efectivo”- Dijo Tiffany.
El recepcionista rió, asintiendo con su cabeza. -“Aquí es una forma de pago popular.”- Se
acercó y habló en un tono confidencial. -“Tenemos a mucha gente que no desea que sus
actividades extracurriculares sean rastreadas, si entienden lo que quiero decir.”-
La mitad racional de mi cerebro me decía que realmente no podía estar considerando
pasar la noche en un motel con Tiffany.
-“Esto es una locura.”- Le dije a Tiffany en un tono bajo.
-“Estoy loca.”- De nuevo estaba al borde de una sonrisa. -“Tú. ¿Cuánto por la linterna?”-
Le preguntó al recepcionista.
Éste manoteó bajo el escritorio. -“Tengo inclusive algo mejor: velas de larga duración”-
Dijo, dejando dos frente a nosotros. Encendiendo un fósforo, prendió una de ellas. -“Van
por la casa, sin cargo extra. Pongan una en el baño y la otra en el dormitorio y nunca
notarán la diferencia. También les dejaré la caja de cerillas. Si no necesitan nada más,
que tengan una estadía memorable.”-
-“Gracias”- Dijo Tiffany, tomándome del codo y encaminándome hacia el hall.
En la habitación 106, Tiffany cerró la puerta detrás de nosotros. Colocó la vela en la mesita
de noche y la usó para encender la de repuesto. Levantando su gorra de béisbol, sacudió
su cabello como un perro mojado.
-“Necesitas una ducha caliente”- Dijo. Retrocediendo unos pasos asomó su cabeza en el
baño. -“Parecen ser una barra de jabón y dos toallas.”-
Alcé mi barbilla un poco. -“No me puedes f-forzar a quedarme aquí.”- Sólo había
accedido a llegar tan lejos porque, una, no quería quedarme afuera en el aguacero, y dos,
tenía grandes esperanzas de encontrar un teléfono.
-“Eso sonó más como una pregunta que una afirmación”- Dijo Tiffany.
-“Entonces co
Comments