Nota: hay algunas palabras que deje en italiano (apodos) porque originalmente la historia se desarrollaba en Italia pero yo lo cambie para que sea en corea.

“No” dijo Jessica. “La madrina es muy amable al invitarme, pero ya tengo planes para el fin de semana. Lo siento, Tiffany”

“No lo parece” su prima se recostó en la silla haciendo un puchero. “Supongo que irás a encerrarte en la choza de la abuela Eunhye, como de costumbre”

‘Aunque sea una casita, no es una choza’ pensó Jessica. Y Tiffany no la había considerado así cuando se enteró de que su abuela había dejado a Jessica en herencia una atractiva propiedad en un encantador pueblo de pescadores. El enfado por aquella injusticia le duró semanas y acusó a Jessica de haber embaucado a la abuela Eunhye. Jessica supuso que con eso quería decir que había visitado a su abuela con regularidad y recordado la fecha de su cumpleaños así como felicitarla por Navidad, algo que Tiffany no hacía debido a su agitada vida social.

“¿Y cómo se te ocurre ir ahí cuando podrías disfrutar del lujo de Villa Seo?” prosiguió Tiffany.

“Tal vez no me sienta cómoda entre tanto lujo” replicó Jessica en tono seco. “Sobre todo cuando soy la única persona entre los presentes que es una empleada en vez de un jefe”

“Eres demasiado sensible. Además, la madrina te adora y le debes una visita. Se disgustará si te niegas a ir. Y también me harías un favor enorme” añadió lo último en tono dramático.

“¡Por Dios, Tiffany! ¿Has vuelto a perder dinero jugando al bridge después de todo lo que te dijo Nichkhun la última vez?”

“Ah, eso. Llevo meses sin tocar una carta. Cualquiera te lo confirmará”

“Pero no conozco a nadie a quien preguntar. Y no tengo dinero para sacarte de apuros”

“No es eso lo que quiero pedirte. Es que…” pausó por un momento. “A Nichkhun no le hace gracia que me vaya sin él, aunque sea a ver a mi madrina, y si supiera que tú también vienes, estoy segura de que cambiaría de opinión”

“No es propio de él ponerte trabas, Tiffany. ¿Estás segura de que no le has dado motivos?”

Tiffany se sonrojó y respondió furiosa “¿Y qué sabes tú de la vida de casada? Que yo sepa, ni siquiera tienes novio” se cruzo de brazos.

Jessica recordó que Tiffany siempre se defendía atacando. Y que llevaba semanas sin buscar su compañía. La última vez lo había hecho para completar el número de invitados a una cena, en la que ella se había sentido fuera de lugar y vestida de manera inadecuada. Sobre todo cuando Tiffany resplandecía y había sido el centro de atención.

En esa cena, Jessica había ocupado el puesto de su madrina, porque la ilustre madam Seo tenía un fuerte resfriado. Pero aquello sólo habían sido unas horas, mientras que lo que ahora Tiffany le estaba pidiendo era que la acompañara del viernes por la tarde hasta el domingo. El plan no le gustaba en absoluto, a pesar del afecto que sentía por su madrina. La mujer y Tiffany pertenecían al mismo mundo, que no era el de Jessica, a pesar del parentesco.

Tiffany, que era un año mayor, era pelirroja, de curvas voluptuosas y tenía los ojos café chocolate, y su máxima aspiración desde niña había sido casarse con un millonario; lo que había conseguido sin esfuerzo.

Jessica era la otra cara de la moneda. Tenía el pelo castaño caramelo, la piel muy blanca y era delgada. La abuela Yoon Eunhye siempre le había dicho que sus ojos felinos llamaban la atención, pero Jessica consideraba que no había nada destacable en el resto de sus rasgos.

Le gustaba su trabajo y tenía un grupo de amigos de ambos os con los que acudía a conciertos y al cine. Llevaba una vida tranquila, pero le gustaba. Y también estar a solas. Y cuando podía escaparse a la costa, a Casa Bianca, se sentía feliz. Y no iba a dejar pasar la oportunidad de pasar allí el fin de semana.

Miró a su prima detenidamente. Tenía la certeza de que le pasaba algo. “Tiffany, no quiero que nos peleemos, pero tienes que ser sincera conmigo” suspiró “¿Por qué quieres que acepte la invitación de la madrina?”

“Por nada. Es algo absurdo. Nichkhun cree que hay un hombre que me presta demasiada atención y que nos vemos a escondidas y que ni siquiera voy a ir a ver a la madrina. Así que, si sabe que estamos juntas en Villa Seo, se tranquilizará”

“¿No sería más fácil que te acompañara él?”

“No puede. Tiene que resolver un asunto de impuestos con un cliente durante el fin de semana”

Jessica lo entendió, ya que el sistema burocrático surcoreano era un laberinto. Y sin embargo… Si el impasible Nichkhun se sentía celoso, ¿tendría un buen motivo?... Parecía que, por fin, estaba empezando a controlar a Tiffany. Pero como ella era el único familiar que tenía, tal vez debiera ayudarla. Además no quería herir los sentimientos de su madrina al negarse a asistir a la fiesta.

“¿Quién más estará?”

“Choi Siwon y su mujer, y una de las amigas más antiguas de la madrina, la condesa Kim” Tiffany contestó contenta viendo que Jessica estaba cediendo.

‘Kim’ El nombre le resultaba familiar. Sus pensamientos volvieron a la cena y entonces lo recordó. Le habían señalado al conde Kim Taeyeon, un hombre esbelto, extremadamente blanco y aunque no era muy alto, era increíblemente atractivo. No le había parecido un ángel pese a su cara de niño y expresión taciturna, los ojos oscuros y la boca sensual sugerían más pecado que santidad. Sin embargo, no era un modelo, sino el presidente del grupo Blanc&Eclare, de lo que le había informado su vecino de mesa.

“Tal vez alguien más” prosiguió Tiffany. “Pero si te aburres, puedes pedirle al tío Juhyun que te enseñe sus rosas. A ti te gustan esas cosas”

Jessica nunca había llamado ‘tío’ al ilustre esposo de su madrina, y Tiffany lo sabía. Un recordatorio más de la distancia social que las separaba.

“¿Puedo decirle entonces a la madrina que vendrás, Jessica?”

“Ya se lo diré yo por teléfono. ¿Iremos en mi coche?” preguntó y Tiffany la miró con expresión de horror.

“¿En el Fiat? No, le diré a Nichkhun que nos preste el Maserati y que conduzca el chofer.

“¿No lo necesitará él?”

“Tiene el Lamborghini” Tiffany hizo un puchero. “O que vaya andando. El ejercicio le vendrá bien”

“¡Pobre Nichkhun!” dijo Jessica. ’Y pobre de mí’ pensó cuando se marchó su prima.

No era el tipo de visita al que estaba acostumbrada. Normalmente, Seo Yoona, su madrina, la invitaba para que le hiciera compañía cuando su marido se ausentaba. A veces, Tiffany también iba. Pero Jessica no se imaginaba por qué su prima estaba empeñada en que fueran las dos a lo que parecía ser una fiesta para personas de mediana edad. Y volvió a preguntarse qué era lo que no le había contado Tiffany.

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“¡QUERIDA!” Seo Yoona abrazó a Jessica con afecto cuando llegaron a Villa Seo. “¡Qué alegría!”

La mansión había sido construida hacia un siglo y ampliada a lo largo de los años. Los Seo poseían otra mansión más espléndida en Seúl, pero Villa Seo era su refugio en el campo.

El salón en que la madam recibió a sus invitadas estaba en la parte más antigua de la casa. Las ventanas daban a una gran terraza y ofrecían una vista del terreno circundante y del jardín donde Seo Juhyun cultivaba sus rosas.

Pero Jessica se enteró de que el anfitrión no llegaría hasta el día siguiente.

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