Primero que nada muchas gracias por leer la historia, me da gusto que les agrade, iba a actualizar hasta mañana, pero no los quize dejar con la duda jajaja xD

Nota:

Los sucesos que sugien a partir de ahorita tal vez se les hagan muy rapidos para la edad que tienen nuestras protagonistas, pero entiendan que en la epoca en la que viven la mujer no pasaba mas de los 40 años ya que muchas morian en el parto, asi que era normal verlas casadas y dando a luz a los 14 años, ya que se consideraba que esta era la edad justa para el contraer matrimonio, ya que la vida de las mujeres solia ser muy corta. Bueno ahora si ya pueden leer el capitulo jajaja xD

Cambios  Part 1

Tiffany desliza sus dedos tratando de retirar la saya pero Jessica se lo hace difícil cuando sus labios juguetones se mueven por su cuello quitándole concentración, su piel reacciona al paso de los suaves besos seguidos de leves mordiscos que logran robarle el aliento, aunque apenas empezaron unas semanas atrás nadie sospecha lo que sucede cada  vez que esas dos tienen un espacio a solas, bueno… solo Shin Young sospecha, pero esa vieja poco o nada puede hacer a menos que tenga una certeza, cuando por fin la prenda cae al suelo la pequeña se sonroja notoriamente  al ver su desnudez, como le fascina esa suave piel nívea, Jessica dibuja una sonrisa traviesa, le encanta las mejillas sonrosadas de su pequeña, Tiffany baja la vista fijándola en el suelo mientras retiene su labio inferior entre sus dientes con su entrecejo recogido, respira pausado antes de continuar con su labor de vestirla con su ropa de dormir.

-Quédate conmigo… por favor. -Tiffany levanta el rostro ayudado por los dedos de su señora que sostienen su barbilla, ella jamás había pedido algo con ese tono de ruego, solo ella ha tenido el placer de escucharlo, Jessica se acerca besándola tenuemente, su boca se abre aferrándose a los delgados labios de Tiffany, de pronto la temperatura de todo el lugar pareciera reaccionar a lo que sucede en el interior de esas dos jóvenes mujeres ansiosas por descubrir los placeres de la piel.

-Mi señora… Shin Young… -La menor trata inútilmente de luchar con el deseo que se apodera de ella cada vez que Jessica la besa, no quiere pensar que puede pasar si esa vieja la ve salir de su habitación al otro día, no desea problemas para ella y menos para su señora, eso… eso simplemente no se lo perdonaría, los brazos de Jessica se enredan en su cintura como si ese hubiera sido su lugar por siempre, los pechos de las dos despiertan ante la deliciosa presión, la piel se tensa al sentir la presencia silenciosa de la otra y de nuevo el cuerpo de Tiffany sucumbe a la desnudez y a los designios de su señora, simplemente está más allá de su control, ella puede hacer lo que desee y no escuchará una protesta de sus labios.

-No debes preocuparte por Shin Young… conmigo no debes temer a nada, ni a la muerte. -La voz firme de su señora es suficiente para dejarse llevar, la pequeña asiente tímidamente mientras Jessica descansa su cabeza en el hombro de Tiffany, sus manos terminan de acercarla a su cuerpo, no sabe que va a suceder, esa será la primera vez que pasarán la noche juntas desde que sus besos empezaron, todo se siente como un descubrir que solo estando juntas es una idílica sensación para sus pechos, lentamente Jessica la va conduciendo a la cama, las mejillas de Tiffany arden sin control tiñéndose de rojo carmesí.

-Me encanta verte así… eres tan hermosa. -Tiffany aparta la vista a un lado inmutada por las palabras de su señora, su cuerpo tiembla sin control sintiendo como los dedos de Jessica se deslizan tratando de quitarle la ropa, en un intento vano la detiene, esa sería la primera vez que una persona que no sea ella misma le desprenda la ropa y pensar que su señora lo está haciendo le conmueve sobremanera.

-Mi señora… yo… -Jessica la besa con frenesí mientras termina de retirarle la saya, un hermoso cuerpo queda expuesto, los segundos transcurren lentos mientras sus ojos chocan reconociéndose silenciosamente, Jessica termina de acercarse sin saber muy bien qué hacer, sus movimientos son inspirados por su más primitivo instinto, solo sabe que esa mujer la trastorna en diferentes niveles jamás pensados, sus dedos aprisionan sutilmente los pezones rosados de Tiffany obligando a la más pequeña a emitir un leve jadeo, llevaba bastante tiempo deseando saber cómo se sentirían en sus manos, su lengua se desliza por sus labios como si fuera víctima de una sed insaciable, suspira pesadamente extendiéndole la mano a Tiffany para ir a la cama, la pequeña solo se deja guiar dejando caer su peso sobre el cómodo lecho, su pecho sube y baja sin control alguno al sentir como su señora se sienta sobre su cadera, la tibieza de su cuerpo es perturbadora, Tiffany la ve fijamente y bien sabe reconocer esa mirada que tiene en esos momentos, es igual a la de aquella vez en la tina.

-¿Confías en mí? -Jessica pregunta viendo atentamente cualquier reacción de Tiffany, necesita tener certeza que todo es de su gusto, la castaña asiente conservando el rojo en sus mejillas, Jessica estira su mano hasta alcanzar la vela que está en la pequeña mesa, los ojos de Tiffany se abren notoriamente al ver como su señora deja caer gotas de cera en el dorso de su mano sin emitir queja alguna, baja saliva tratando de dilucidar qué idea tiene en estos momentos la cabeza de Jessica.

-No debes temer… no es doloroso o por lo menos no lo suficiente para no ser soportado. -Tiffany solo atina a pestañear rápidamente al ver como una gota amenaza con caer lentamente sobre su vientre, una sola la hace estremecer, pero tal como predijo su señora es tolerable en el límite de lo agradable, la segunda gota hace que su corazón palpite furioso, el juego sigue hasta que un camino se ha formado entre su vientre y sus tiernos pechos, a Jessica le encanta ver las reacciones de su pequeña, decide que es suficiente por el momento y vuelve a dejar la vela en su puesto.

-¿Estás bien? -Pregunta presta a detenerse si ella no está cómoda, a pesar de parecer algo erso su obsesión de enseñarle los límites entre el dolor y el placer su amor es más grande, sí…  un amor que empezó desde el primer momento que la vio y entendió que ella no era como las demás, un amor que creció con el pasar de los días y el placer de una sonrisa sincera o un pequeño gesto de cariño en el momento justo y ahora… Jessica solo sabe que cada vez crece más ese sentimiento en su pecho.

-Sí. -Su respuesta corta pero segura le devuelve la tranquilidad a Jessica que mueve sus dedos removiendo los rastros de cera, figuras rojas aparecen por la piel clara de Tiffany, las dos se ven intensamente antes de que Jessica se acerque para besarse de forma lenta, los bordes de sus labios se acoplan chocando el aliento tibio, fortuitamente sus lenguas se rozan desencadenando una avalancha de sensaciones, eso es nuevo para las dos, las manos de Tiffany se deslizan por la espalda desnuda de Jessica en un intento de desahogo, la respiración se dificulta obligándolas a tomar distancia, ninguna sabe que decir, eso fue… intenso, la mayor termina de deslizarse acomodando su cuerpo sobre el de Tiffany, el aliento caliente de Jessica colisiona sobre los rosados pezones terminando de despertarlos, todo parece revestirse de una falsa calma detrás de sus ojos cafés, abre la boca para rodear el pecho de su pequeña, la suavidad la trastorna impulsándola hacerlo más fuerte al punto de hacerle sentir el filo de sus dientes, los tiernos pechos de Tiffany reaccionan tomando vida propia, se endurecen, se irguen, le responden, las manos de Tiffany se aferran en la cabeza  de Jessica mientras jadea suavemente, le encanta saciar los apetitos de su señora de eso no hay duda, pero ahora… es algo más allá de su propia compresión, su cuerpo siente arder y al mismo tiempo percibe como se humedece su intimidad, Jessica retira su boca con los labios hinchados por la labor. 

-Qué… -Tiffany trata de hablar pero su señora se lo impide.

-Shhh. -A pesar del leve dolor en sus labios se lanza a besarla apasionadamente, le encanta como sus lenguas se buscan, se enredan, se acarician… se desprende un momento para recostar su frente en la de Tiffany, se ven sin decir nada, Jessica agarra la mano de su pequeña y la lleva más arriba de su cabeza tomándola con firmeza mientras que con la otra se aferra aún más a su cadera, termina de posicionar su pierna entre las de Tiffany en un intento de calmar esa maldita ansiedad, el contacto las hace gemir al tiempo, el instinto de buscar placer las hace mover hacia adelante y hacia atrás, la piel se tensa percibiendo el calor, cada poro reacciona a las nuevas sensaciones que se propagan por sus cuerpos, gotas de sudor bajan por sus rostros, sus miradas se cruzan anhelantes, como compartiendo hasta el pensamiento, todo se disuelve en esa vínculo que han logrado crear, las dos descubren que a mayor presión mayor placer haciendo que el vaivén se vuelve rápido, torpe, afanado en llegar a un lugar que las dos ignoran pero ansían conocer.

-Ahhh. -Los gemidos de las dos recorren la habitación, podrían afirmar sin temor a equivocarse que sus almas se han separado de su cuerpo, todo se siente lejano, los sonidos del bosque circundante, el ruido del grillo que intenta perturbar la tranquilidad de la noche, las ligeras imágenes que se mueven entre sombras al vaivén de la tenue llama de la vela… si, todo se siente lejano para las dos.

-¿He muerto? -Jessica retira el rostro del hombro de Tiffany para verla de frente, sonríe con la pregunta de su pequeña, no entiende como estaban pensando en lo mismo.

-No… pero creo que eso es lo más cerca que se puede estar sin estarlo. -Vuelve a besarla delicadamente mientras se acomoda a su lado, sus brazos se mueven acercándola a su cuerpo, Tiffany descansa la cabeza en el pecho de su señora, le encanta el ritmo de su corazón, las dos saben que de nuevo han cambiado las cosas, su amor cambia, se transforma, y se renueva a cada descubrir y este es solo un paso más para las dos, las respiraciones de apoco se armonizan y el cansancio las golpea entregando sus anhelos a Morfeo.

Despertar a su lado definitivamente es uno de esos placeres que la vida concede pocas veces, no sabe cómo terminaron durmiendo así pero sería lógico pensar que la noche fría las hizo buscar refugio en sus cuerpos, sus brazos rodean con firmeza su cintura percibiendo la calidez de esa mujer que la hace flaquear, Jessica desliza su nariz por el cuello de Tiffany en busca hasta del más mínimo rastro de esencia que naturalmente desprende su cabello castaño, ahora entiende el significado de felicidad… felicidad es Tiffany, es estar a su lado, jugar con su piel, compartir una mirada cómplice, verla dormir con su larga cabellera castaña que le llega a su espalda baja… sin detenerse a pensarlo sus labios ya se mueven por su cuello, por sus hombros, dejando suaves besos que hacen estremecer a su tierna amante.

-Mi señora… es hora de irme. -Su voz entrecortada le hace gracia a Jessica, pero es que Tiffany jamás pensó que se pudiera ser tan feliz, tanto como para temer que todo se trate de un sueño, sería muy cruel despertar algún día, el fuerte agarre de Jessica le hace entender que todo es real.

-Quédate un momento más… te lo ruego. -Jessica le hace dar la vuelta para verse de frente, unos ojos chocolate se estrellan con unos pardos que la ven con ternura, su corazón brinca al entender que es amor y no otra cosa lo que las une, sí, es una plebeya, es mujer, no tiene nada que ofrecer más que su propio corazón pero para Jessica es suficiente para corresponderle, la calidez de la punta de sus dedos la hace volver, imita su movimiento delineando hasta el cansancio el rostro de su señora, su respingada nariz, sus mejillas, y esos labios carnosos, sabe que más de un hombre daría hasta su último aliento para tan solo consentir el privilegio que se le permite.

-Tuyo mi corazón, mis latidos… todo mi ser. -Jessica se posiciona arriba en un ágil movimiento que toma por sorpresa a la castaña, una sonrisa sincera se dibuja en el rostro de la princesa, por primera vez no teme expresar lo que siente con total libertad.

-Eres mi corazón Tiffany… si existe algo bueno en él es porque tú estás en cada latido. -Tiffany no da crédito a todo lo que le dice, su pecho quema de emoción, abre la boca en busca de palabras que sinceramente no la siguen y antes de siquiera emitir algún sonido Jessica la besa, la besa como si su vida dependiera de gastarse en sus labios, las manos se deslizan ansiosas no dejando espacio entre ellas, el vaivén torpe de sus caderas las hace perder de nuevo, los jadeos recorren la amplia habitación, están tan cerca de volver a sucumbir en esa entrega que las envuelve.

-¿Qué sucede aquí?......