ESPERANDO

Desayuno en Júpiter

08/06/16

Avance Virg inia Wonnacott (ataxia espinocerebelosa tipo 6) 20 años desde el diag nóstico; esperanza de vida: enfermedad no fatal.

Pérdida g rave de la actividad motora en brazos y piernas.

Dificultad para pronunciar las consonantes débiles.

Dificultad para deg lutir.

Incontinencia.

Avance Tayo kim (ataxia espinocerebelosa tipo 2)

2 años desde el diagnóstico; esperanza de vida: 10-20 años.

Pérdida de moderada ag rave de la actividad motora en piernas (puede caminar distancias cortas con apoyos y pesas en los tobilos; incapacidad de subir escaleras, etc.).

Falta de coordinación general.

Dificultad para pronunciar ciertas consonantes débiles (ge y be).

¿Inicio dificultad para deg lutir?

Repaso mis notas. Dos columnas perfectamente alineadas en mi pequeño bloc, tapando la contestación de ia Wonnacott a la carta de Roger Phillips, doce años, Nottingham. Así, sobre el papel, donde puedo controlarlos, los datos no me hacen daño.

Le doy un sorbo a mi café (solo, con dos azucarillos), trago el comprimido de modafinilo y cojo mis apuntes. Puesto que no puedo irme antes aunque termine mi trabajo, aprovecho la hora libre para estudiar.

Mañana tengo la recuperación de una asignatura cuya asistencia a clase contaba el cincuenta por ciento de la nota. No puedo dormir. Me termino el café.

En cuanto abro la carpeta, mis apuntes de Atención Sanitaria 2 salen volando por los aires y caen sobre la alfombra. Con un gruñido me agacho y los recojo, con cuidado de no alterar el orden de los temas, y mientras estoy así, acuclillada, oigo un ruido muy característico en la mesa. El crujido rápido e inequívoco de mi pluma rasgando el papel, lo que no puede ser, porque la única persona en la habitación soy yo.

Suspiro y guardo las hojas cuadriculadas de nuevo en su fichero, cuando lo veo. Mi bloc de notas, abierto en una página al azar, y unos garabatos que tardo en reconocer como palabras:

JOHN MICHAEL WILLIAMS ESTUVO AQUÍ

JOHN MICHAEL WILLIAMS ESTUVO AQUÍ

JOHN MICHAEL WILLIAMS ESTUVO AQUÍ

JOHN MICHAEL WILLIAMS ESTUVO AQUÍ

JOHN MICHAEL WILLIAMS ESTUVO AQUÍ

JOHN MICHAEL WILLIAMS ESTUVO AQUÍ

Cierro la libreta de un golpe, recojo mis cosas y compruebo la hora. Cincuenta y cinco minutos para irme.

Oigo la silla de ia Wonnacott en la biblioteca, y la voz alegre y ligeramente cantarina de Eliza, la enfermera de las mañanas.

Si Ofelia estuviese aquí, me habría hecho reír con una historia de fantasmas.

Tengo que dormir. Voy a pedirle a Miss Wonnacott que me deje salir una hora antes para poder ir a casa y dormir antes de que pierda el juicio por completo.

Las dos mujeres se vuelven hacia mí cuando cruzo el umbral de la puerta.

–He terminado mis tareas –explico–. Si no hay nada más que pueda hacer ...

ia Wonnacott me interrumpe alzando una mano temblorosa, que luego utiliza para quitarse las gafas.

–Eliza, ¿podrías traerme una taza de té? Tengo la boca seca. La señorita Enilo te relevará mientras tanto.

Miss Wonnacott no puede quedarse sola porque, técnicamente, una infinidad de pequeños accidentes podrían matarla.

Cuando Eliza se va, con una sonrisa y su coleta pajiza agitándose arriba y abajo, ia Wonnacott clava sus ojos plateados sobre mí.

–Una semana es mucho tiempo ... –susurra despacio.

–Tiffany volverá pronto –respondo, pero ella no me hace caso–. Janucá termina el día uno.

–Hay historias ...

–Si necesita escribir, todavía tenemos una hora antes de que me vaya –digo, porque sé reconocer la urgencia de la escritura (entre otras cosas, es la razón por la cual papá suele abandonar las cenas familiares antes de que acaben) -. Y estoy segura de que Eliza estaría encantada de ...

Miss Wonnacott me despacha con un movimiento de cabeza.

-No. La necesito a ella –afirma enérgicamente, y gira la silla hacia la ventana para no tener que dirigirse a mí de nuevo.

Me quedo mirándome las puntas de los zapatos, esperando que Eliza llegue con esa taza de té para saber si puedo irme, y pensando. Pensando en mi lista ordenada y (este pensamiento se cuela sin pedir permiso) en los garabatos que se convirtieron en palabras en una página al azar.

–¿Crees a alguien llamado John Michael Williams?

La pregunta se escapa de mis labios antes de que me dé tiempo a analizar y procesarla en la cabeza.

El efecto que tiene sobre ia Wonnacott es exquisito: hace que cambie la silla de posición para mirarme, y sus labios delineados de granate se abren formando una O perfecta.

–¿Lo has visto? –Musita.

–¿Ver? Yo, bueno ...

Otra firme sacudida de la cabeza.

–No, claro que no. Tú no –dice Miss Wonnacott, y se niega a mirarme oa dirigirme la palabra hasta que Eliza llega con su taza de earl grey .

 

Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
LlamaAmerica #1
Chapter 52: D: asi termina????
Shizuma #2
Chapter 25: Me encanta esta historia, por favor continúa!
Saludosss