Capítulo 31
Corazón Delator
El problema del hombre no está en la bomba atómica, sino en su corazón. Albert Einstein
Entonces… ella es la abuela de Sandara… - concluyo con tristeza Chaerin, al escuchar la historia contada por los labios de su padre.
-Así es, Chae… yo busque a la familia de tu benefactor para pedir ayuda y recuperar a mi hija… siempre supe quién era ella.
-¿Por qué no me lo dijiste?
-Ella te lo iba a decir, pero te vio tan mal, te sentías culpable y no querías vivir. Así que nos pidió que guardáramos el secreto, nos suplicó que la dejáramos pasar más tiempo contigo, se propuso a enseñarte muchas cosas y nosotros vimos un cambio en ti… no ibas a ser la misma pero por lo menos ya no buscabas formas de morir.
-Lo siento mucho… fui muy egoísta – les contesto Chaerin llorando – solo pensé en mí.
-Chaerin no llores más… - le dijo la Sra. Lee tomándola de las manos – no es malo ser egoísta… hay que aprender hacerlo con uno mismo, porque a veces es bueno pensar en los propios intereses. Nosotros no supimos entender lo que tu espíritu necesitaba en ese momento porque extrañábamos a la antigua Chaerin. Luego comprendimos que al igual que los árboles, las personas mudan de hojas pero sus raíces siguen siendo las mismas… se alargan alrededor del sitio donde las plantaron, no cambian… tranan y tu hiciste lo mismo. Ahora, nuevamente, mudaste las hojas porque encontraste eso que tanto te hacía falta…
-Sandara Park… ¿Ustedes sabían que era ella?...
-Al principio tuvimos una sospecha, el color de sus ojos, su piel tan blanca, la manera en que hablaba… nos la recordó… ¿chae?....
-Si papá…
-La palabra recordar en latín es recordis, re significa de nuevo y cordis corazón, ¿sabes lo que significa entonces? – le preguntó el padre a la platinada que se sentía amargada con todo lo que estaba sucediendo a su alrededor y no tenía ganas de discusiones filosoficas – recordar no es solo traer la memorias al cerebro sino dar un paseo por el corazón, es el amor incondicional y la aceptación total de este. Cuando Dara se despidió de mí, tomo mi mano, lo supe… ella era la nieta de la que tu llamas tu cuarto ángel y en el fondo creo que también lo supiste…
-¿Por qué no me dijiste de todas maneras? – el padre de Chaerin frunció los labios y miró hacía el techo, en algunas ocasiones su hija era tan necia.
"Si A es el éxito en la vida, entonces A = X + Y + Z. Donde X es trabajo, Y es placer y Z es mantener la boca cerrada. Einstein"
-Chae, en la física al igual que en la vida, siempre, cada problema se formula basado en puntos equidistantes. Todo en el universo se convierte en una ecuación gigante cada vez que algo se coloca de su lugar o se sale del parámetro establecido, es entonces cuando en medio de todo este embrollo vienen las variables, posibilidades remotas de lo que podría suceder si se deciden alcanzar su propósito en la vida… a lo que me refiero es que tú estabas en un punto, ella en otro y a pesar de un montón de cosas, la vida las junto. Einsten dijo una vez que Dios existe en cada puerta que la ciencia abre. Si le abriste la puerta a Sandara Park es probable que hayas encontrado o que ambas hayan encontrado lo que la vida les arrebato, lo que se va vuelve y lo que haces bien o mal se te devuelve… ¿Me entiendes?
Chaerin escuchó a su padre con atención, escuchando cada palabra y recordando cada pequeño momento que había pasado con Dara desde que ella le abrió la puerta de su apartamento, la manera en que se sentía cuando la castaña entrelazaba sus manos, su comportamiento inconstante, sus labios recorriendo cada centímetro de su cuerpo, la vulnerabilidad en sus ojos y el miedo de pronunciar las palabras que posiblemente la alejarían de ella. En ese instante comprendió que su novia sabía la verdad…
"El azar no existe; Dios no juega a los dados. Einstein"
-Sí… papá… pero está el hecho de yo tengo el corazón del hermano de Dara y ella sufre…
-¿Y por qué sufre?... no lo sabes con exactitud ¿Acaso hablaste con ella, antes de venir acá?... espera… ¿qué relación tienes con ella?
-Chaerin miro avergonzada a sus padres, no esperaba esa pregunta.
- Yo la amo…
-¿y ella?... no respondas, yo te lo diré, porque lo vi, era demasiado evidente. Ella también, hija Sandara te ama – los ojos de Chaerin cambiaron de una brillante tristeza a una radiante sonrisa, su corazón palpito ante las palabras de su padre que la miraba enternecido, este era la hija que él extrañaba… la cálida hija que se escondió en su piel de hielo – Chaerin, las variables son piedras en el camino que confunden nuestros pasos ; Sin
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