Llega un momento en la vida que no sabes cómo levantarte, ni en que o en quien apoyarte, te arrastras en una demoledora angustia que se lleva a tu paso todo lo que construiste; lo que esperabas de tu vida, sueños, metas, objetivos, amores y hasta amigos. ¿Quién es tu amigo?, ¿Dónde están cuando los necesitas?

Con cada golpe que Ji yong le daba al costal de boxeo nacía una nueva pregunta que se mezclaba con la duda de saber en qué momento su rumbo se había perdido.  Él estaba consciente que culpar a un tercero era la solución más fácil, por eso, el objetivo de sus puños y patadas tenían el rostro de su padre pintado en el.

No obstante, la ira es como una droga que cuando la sientes; la vives, la hueles, te posee y te toma como presa, hasta que llega el momento en que cometes alguna estupidez y eso era lo que Ji yong estaba evitando. El tiempo de los errores, de  los pasos en falso se había acabado.

En realidad, Ji yong, ese personaje que se había inventado para hacerse notar por las personas había muerto aquel día en el mismo instante, a la hora exacta en que Chaerin y Dara jugaban en el parque a declararse sin que él lo supiera, todo se debía al dolor de hurgar en el pasado, meter el dedo en el fuego cuando la caldera está encendida.

Eso era exactamente lo que sentía en sus puños, fuego.  Había llegado a su apartamento de madrugada,  después de haberse encontrado con el detective Yang en el estacionamiento de la empresa, salió en búsqueda de consuelo tropezándose con Yoona quien le tendió la mano en un momento en que necesitaba de cariño; sin embargo, su encuentro no fue exitoso, el placer que anteriormente mataba las ansias y las ausencias no le proporcionaron el consuelo que tanto requería. Ese era el problema en los hombres, la valentía que fingían demostrar era opacada al primer problema, quizás se debía a que las madres nunca les enseñan de pequeños a inhalar problemas y exhalar soluciones sin andarlas buscando en el alcohol o el o gratis; el cual, lejos de convertirse en una experiencia cercana e íntima se tornaba en falsos quejidos cubiertos por sabanas de insatisfacción.

Era de esperarse que esto ocurriera en algún momento, no le puedes exigir a tu cuerpo que sea tu escudo, al deseo, el benefactor de una cura; Al amor, el ser bonachón que en cualquiera de sus presentaciones te da la luz, en el momento en que todo pareciese oscuro “¿Dónde se oculta el amor?” Se preguntó Ji yong muchas veces al acostarse en su cama algunas veces vacía y otras ocasiones acompañado por una mujer de la que no recordaba su nombre.

Kwon descargó un golpe provocando que los músculos de su brazo se tensaran de tal manera que sintió como por dentro el espasmo se formaba hasta que un corte circuito producido por el dolor de un calambre lo inundaba de manera fastidiosa llegando al corazón, su mente se llenó con la imagen de Chaerin llevándose la mano al órgano.

-¿Así se siente CL? –se preguntó a si mismo tumbándose al suelo, con la respiración agitada, una risa nerviosa recorrió su garganta y los espacios vacíos de su apartamento  hasta que se detuvo mirando la carpeta que le entregara el detective Yang en su entrevista – Parezco loco… perderé la cabeza si no soluciono esto, si sigo hundiéndome en la soledad ¿Quién lo iba a pensar?, Chaerin, Tú que alguna vez me dijiste que en el futuro encontraría a alguien mejor y mírame ahora, solo, sin saber en quien puedo confiar porque ni en Seungri debo hacerlo. Él sabía lo de la apuesta al igual que muchos más…- Ji yong  levanto el brazo y se vio la mano en donde su dedo anular llevaba un anillo plateado, el brillo del metal lo llevo a un recuerdo adolescente.

Ji y Chaerin llegaban a la mansión de los Kwon, para hacer la presentación oficial de su noviazgo a su padre y madre. Después de una larga pelea y una reconciliación breve, él le había dicho a Chaerin que la llevaría a su casa, pero que debía vestirse de manera elegante para verse lo más hermosa que ella pudiera para esa ocasión; unas horas más tarde GD la había recogido, comprobando con sus propios ojos que ella como siempre la había hecho caso, porque cuando CL dejaba las sudaderas y los jeans para vestirse formalmente se convertía en otra persona. La novia que él había moldeado, la que necesitaba, la que comenzó siendo su amiga pero había apostado para convertirla en su novia solo por una cuestión de orgullo y hombría. Lo que él nunca pudo haber previsto era que el juego del amor es tramposo; puesto que se enamoró… perdidamente de ella hasta tal punto que no sabía qué hacer con sus sentimientos.

Cuando llegaron a la mansión pudo leer la expresión de decepción de su padre, ella no era la mujer que esperaba para alguien de su categoría… no había nada que pudiera sacarle de su nacimiento en una cuna de estaño. Es tan ingenua la idea de que un amor vence los obstáculos impuestos por una sociedad, que el clasicismo imperante no existe más que en las novelas; sin embargo, no es cierto.

Chaerin acostumbrada a las ofensas por parte de otros no soporto las burlas de padre de Ji yong acerca de su familia y la muy sobrevalorada profesión de su padre, un profesor de física, a lo que la platinada se había levantado argumentando que la cultura no la proveí el dinero sino la manera en que se comprendía un libro, dejando al padre con la satisfacción de haber dejado por los suelos a lo que él consideraba una autentica perdedora. Lo que no espero el “Sofisticado hombre” era que esa noche la Chaerin rebelde, un lado desconocido por Ji yong,  lo había enamorado aún más hasta el punto que se levantó para ir detrás de ella, cuando la alcanzo su hombría y caballerosidad excesiva lo llevaron a abrazarla, secar sus lágrimas y pedirle que fuese su esposa. Desde ese momento ambos caminaron por la escuela luciendo una sortija, prueba de su amor rebelde que los comprometía.

Unos meses después, un día de agosto, Chaerin le dijo que tenía un regalo de cumpleaños especial. Había pagado con su ahorros (los cuales se ganaron con la venta de los turrones preparados por la misma chica), una habitación en un hotel. Ji yong nunca olvid