Capítulo 12
Corazón DelatorChaerin caminaba por los pasillos del canal llamando la atención de los desconocidos, que la veían de forma extraña, muchos pensaban que era alguna modelo o una nueva actriz excéntrica que buscaba oportunidad para ser exitosa, a ninguno se le paso por la cabeza que aquella mujer de carisma de hielo fuese una chef que buscaba a Ji Yong para reunirse con Sandara Park.
Por fin la vería de nuevo, habían pasado días desde que ellas se encontraron por última vez, no se podía negar que tenía ansias de verla, por saber más de la escritora, la manera en que trabajaba, como era su vida, sus pasos. Esta curiosidad le producía miedo debido a que hacía mucho tiempo que no sentía interés por nadie y la necesidad de estar al lado de la mujer crecía con cada suspiro anhelante.
A lo lejos reconoció a Ji yong acercándose acompañado de Seungri, al verla los dos hombres le sonrieron; sin embargo Chaerin se limitó en saludarlos con una reverencia sin ánimos de devolver una sonrisa. Ambos hombres notaron que en el rostro de la mujer no se podía leer nada, lo que no sabían era que ella no lo hacía a propósito, simplemente su amabilidad no se basaba en regalar dulces miradas a diestra y siniestra. Al contrario de lo que Chaerin pensase esta actitud despertaba el deseo por parte de uno de ellos y la admiración del otro.
-Me alegra que estés acá – le dijo Ji yong ofreciendo su mano, la chica silenciosamente le agradeció que su saludo no fuese más afectuoso – vamos a mi oficina conociendo a Dara, ya debe estar allí, dormitando…
“Ella es puntual” señalo en su pensamiento la platinada
-Me parece Bien, Hola Seungri ¿Va a estar en la reunión?
-No CL – a Chaerin le pareció que el chico le disgustaba algo – te deseo suerte con la quisquillosa Park.
Dicho esto el hombre se alejó y Chaerin siguió a Ji que caminaba hacia la oficina, a la platinada le costó alcanzarlo, el hombre daba largas zancadas sin esperarla.
“No ha perdido la costumbre, de dejar a las personas atrás, de él”
-Él y Sandara no se llevan bien, se detestan – le hablo de repente Ji cuando la tuvo cerca.
-¿por qué?, si bien lo recuerdo Seungri es un hombre muy dulce.
-Ella dice que es un lamebotas – le respondió, deteniéndose para abrir la puerta de su oficina, encontrándose con una Sandara Park desgonzada en la silla con las piernas apoyadas en el finísimo escritorio de madera caoba - ¡SANDARA PARK! Baja tus piernas de flamingo de mi mesa…-
La castaña miró hacia donde se encontraba Ji Yong con pereza y al ver a Chaerin bajo rápidamente sus piernas, no esperaba que ambos entraran al despacho al mismo tiempo. En ese momento agradeció su idea de ir a trabajar en pantalones ese día y no en falda como lo había planeado una noche antes.
“Entraron juntos” pensó Dara que se levantó con la agilidad que fascinaba a Chaerin, las dos mujeres se saludaron con la pequeña reverencia acostumbrada, sus ojos se encontraron en medio del viaje angular. Era imposible para ella no hacerlo, quedarse unos minutos viéndose y descubrir algo nuevo en el brillo de sus pupilas. Esta vez a Dara le pareció que había algo más.
“¿Me sonrío? Naaahhh , viene con Ji yong…”
-¿es que no tienes respeto por nada? – le discutió Ji Yong
-¿Te cambiaste de nombre? – le pregunto Dara de manera burlona.
-¿Ah?
-¿Nada es tu nuevo nombre?
Ji yong negó con la cabeza y golpeo su frente con la palma de la mano al escuchar a Sandara que se reía como una niña pequeña haciendo una travesura.
-Tus chistes son tan malos Sandara… siéntate por favor CL – Le ofreció el joven a Chaerin que miraba divertida a la castaña. Su amigo le corrió la silla para que se sentara.
-Buenos días srta. Park – la saludo Chaerin mirando directamente a los ojos de la castaña que sintió como su corazón comenzaba a latir tan rápido y tan fuerte como tambores africanos.
-Buenos días Srta. Lee – le respondió la castaña sin dejar de mirarla, sentándose rápidamente a su lado. Ji yong le dio la vuelta al escritorio para acomodarse frente a ellas sin percatarse de la tormenta eléctrica que recorría la habitación por la manera en que se veían las dos jóvenes.
-Empecemos – Ji interrumpió la guerra de miradas de Dara y Chaerin, que giraron sus cabezas al tiempo para enfocarse en su jefe.
-¿Chaerin leíste el libreto que te pase?
-Sí… es una historia interesante – Dara la observo tratando de leer sus pensamientos. Su expresión era tan solemne que no sabía si lo decía en serio o
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