Capitulo 19
Corazón DelatorChaerin decidió estar en la cocina del salón de recepciones donde se realizaba el evento que la compañía había organizado; puesto que se sentía más a gusto allí que al otro lado de la puerta o viendo a Dara hablarle a cualquier persona… en realidad, estaba evitando de todas la maneras posibles verla con Hyuna.
Mientras arreglaba rollitos de Jamón en palitos con queso, pensaba en lo mucho que le había dolido ver a Sandara Park entrar por la puerta principal con un vestido oscuro que dejaba ver su silueta femenina danzar con el cabello suelto, totalmente lacio y ese brillo en los ojos que la acompañaba siempre, mezcla de calidez con melancolía. Estaba en un punto que con solo verla de lejos su corazón se enloquecía. Dentro de ella una orquesta de chelos comenzaba a tocar un vals de amor que la hacía vibrar con solo pensar en volver a besarla o tocarla, la quería para ella, no deseaba compartirla. Ese órgano ajeno que palpitaba se delataba ante ella porque simplemente Chaerin la amaba más que a nada en el mundo, despertando así, del profundo coma de hielo en el que había vivido por casi 10 años; sin embargo, ahora prefería esconderse porque no podría soportar su rechazo ¿Cómo volver a congelar el tiempo si a unos pasos estaba la luz que brillaba en medio de la oscuridad?
Por otro lado, en algún momento tendría que salir de su escondite y enfrentarse con la realidad. El misterio de Ji yong, la amabilidad empalagosa de Seungri, a Dara sonriéndole a su posiblemente novia Hyuna; sin más, Chaerin cerró los ojos por un momento y recordó a su cuarto ángel.
“Respira Chaerin….. ¿Sientes el aire llegando a tus pulmones?....” pensó escuchando una voz a los lejos en su pasado.
Chaerin había abierto los ojos al sentirse sola, una voz le estuvo hablando en su estado de inconsciencia durante el tiempo en que ella estuvo en la habitación del hospital llenándola de calma, Al momento de despertar no encontró nadie allí, el sitio estaba vacío. Un desespero la invadió, la antigua Chaerin no soportaba la soledad, le tenía miedo; quizás por ello, perdonaba con tanta facilidad y buscaba la aprobación de que quienes no la amaban con sinceridad. Sin poder evitarlo, entro en crisis provocando que las enfermeras entraran para calmarla, logrando que fuera sedada, después de ese suceso Chaerin sintió que no fue la misma y su comportamiento comenzó a cambiar. La niña dulce se convirtió en una chica mala que pateaba traseros, bebía y era egoísta. Un giro de 360 grados que ni ella misma en el fondo se esperaba.
Mientras su familia esperaba encontrarse con la antigua Chaerin amable, cariñosa, cálida que colocaba a los demás por encima de ella, de sus deseos chocaron con una adolescente totalmente irritable combinado con días obsesivos, en lo que ella solo pensaba en encontrar al dueño de ese corazón, fue tan grande su empeño que quienes realmente la amaban empezaron a preocuparse, a temer por ella y a temerle a ella. ¿Era posible que una persona cambiase tanto después de un trasplante? Esa pregunta la escuchaba cada vez que debía ir al psicólogo.
Nadie podía entenderla, nadie realmente se había colocado en su lugar, para pararse a pensar que no todos los días uno se levantaba amando vivir cuando la rodeaba el engaño y el abandono de la persona a la que ella le había entregado, su cuerpo, su alma y corazón.
Para sus padres seres racionales, esto le parecía absurdo ¿Por qué cambiar tanto, cuando se le había dado la oportunidad de vivir?, sí, ¿pero a costa de qué? De la muerte de otro ser humano, alguien querido ¿Cómo había sido su muerte? En algunas ocasiones, cuando trabaja en el restaurante y veía a la gente esperar por una mesa para cenar, ella comparaba este proceso con el de un trasplante; la expectativa, el deseo, el desespero, el hambre por vivir, todo lo veía en esa situación. Sus padres no lo entendían así y era comprensible; no obstante, ella era diferente.
Fue así, como poco a poco, desesperada de sí misma, de todo lo que la rodeaba nuevamente entró en crisis. No dormía, no hablaba y si lo hacía era para ofender, solo pensaba en el dueño de ese corazón, en cómo sería y se vería. En ocasiones cuando se embriagaba pretendía actuar como si ella fuese ese personaje desconocido. Asustando a su hermana y su madre.
Un día, mientras ella estaba sentada en el patio de su antigua casa, una mujer adulta muy bien conservada, con un hermoso cabello ondulado y ojos brillantes se sentó a su lado sin pedirle permiso. Chaerin la miro con ira, ¿cómo se atrevía a invadir su espacio? Y cuando estaba a punto de echarla a patadas ella la miro serena, con una calidez y un sufrimiento impresionante que la detuvo.
-Este mundo apesta ¿cierto?- le pegunto con la voz gruesa, propia de la edad que avanza. Chaerin la miro con desconfianza – da tantas vueltas, que a la final te marea… que sea redondo no ayuda, por eso la gente vive con vértigo. Les da nauseas vivir después de tanta piedras con las que se tropiezan, una y otra vez.
Chaerin la miro perdida por unos instantes, preguntándose qué hacía ella ahí, quien la invitó y por qué estaba hablando de algo tan ridículo.
-Se siente mucha ira cuando uno obtiene lo que uno no quiere, ni pidió. Pero todas estas arrugas que vez encima de mío, mi niña, sobrevivieron a miles de arranques de ira, rabia, desamor, odio, sangre derramada injustamente… tantas cosas y solo para determinar que detrás de todo mal hay un bien oculto.
-Dudo que eso sea así…
-Ahora no lo ves, pero, he de decirte que tuve que huir de ideas políticas injustas, que vi como mi familia moría aturdida por la ambición y el poder, ahogada por la traición de amigos que eran más que eso… éramos uno. Tuve que ver enterrar a mi padre, a mi madre, un esposo, a un hijo y hace poco a un nieto. Con todos sentí ira y decepción contra el mundo y ese ser supremo en el que creen algunos. ¿Por qué me los quitaron, siendo que ellos merecían vivir?, luego me di cuenta que esas pequeñas cosas, esas insignificantes momentos fueron los recuerdos más grandes, la misión en este plano…
-Yo no sé si tengo una misión en la vida…
-¿Y quién lo sabe?... – la anciana se rio – yo tampoco lo sé, ni siquiera el mío lo sé. Me gusta que las cosas fluyan… Chaerin…
-¿Cómo sabe mi nombre?...
-¿Eso importa?..
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