Una mañana más en la que TaeYeon  se levanta temprano, sus padres esperan esta especie de reacción en la chica, a cualquier otra persona le molestaría este tipo de actitud, y más sabiendo quien las provoca, pero ella con poco se ha atrevido, y este atrevimiento la ha hecho ser otra persona, otra persona de manera positiva.

En forma lenta y silenciosa recorre las escaleras de su pequeño hogar, aun que poco lo demuestra, sus padres que bien la conocen, saben que la chica está de buen humor, se miran entre ellos cuando llega a la pequeña mesa que está en la cocina, los adultos comparten una pequeña sonrisa de complicidad.

La chica llega y solo inclina la cabeza para saludar a sus padres, quienes con un rostro satisfecho le dan la bienvenida para que se siente a desayunar con ellos -¿todo bien hija?- cuestiona su padre sonriéndole a la pequeña, quien asiente varias veces estirando un tanto sus labios en una sonrisa un poco tímida -¿descansaste? ¿Que clases tienes hoy? ¿Imagino que estarás contenta por ir a la consulta? ¿No es as…- La lluvia de preguntas se detiene inmediatamente cuando la señora a varios pasos de distancia le abre los ojos evitando que dispare un cartucho más en dirección a su hija.

Tae nota el freno de mano que le han impuesto a su padre, internamente le agradece a su madre y mirando a su padre asiente metiendo un mechón de cabello detrás de su oreja dando como respuesta un corto –si-. Sus padres sonríen amplio mirándose nuevamente satisfechos y compinches nuevamente.

La chica corta muy pocas veces deseaba cada día como hoy, su rostro carismático abría posibilidades hacia su entorno y hacia ella misma. Mientras iba en el carro de su padre, el señor la miraba cada tanto y sonreía, días como el de hoy son en los que le apetece abrazar a su hija fuertemente, alzara y darle vueltas, se muestra como alguien que quiere estar en este mundo. La chica solo ve por la ventana y sonríe con cualquier cosa o persona que ve camino a la universidad, su progenitor sabe que son avances, esos que la llevarán a no estar contenida nunca más, al menos no como en principio.

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Su profesora lo notaba cada día, asentía como si estuviera hablando con ella misma y sonreía, anotaba en su libro de avance, donde parece que TaeYeon ha estado ganando puntos, tantos que sus compañeros de aula ahora deberían ser más.

Al final de su día de enseñanza la más motivada para abandonar era TaeYeon, deseaba con todo su corazón marcharse y su sonrisa aun más amplia la delataba, pero al momento de dirigirse a la salida su profesora la llama; ella abre sus ojos pensando que algo malo ha hecho, que sus padres volverían a ser llamados para alertarlos sobre algún comportamiento erróneo de su parte. Pero nota algo de orgullo en los ojos de la señora cuando la voltea a mirar, la maestra sonríe y le entrega un papel a la chica, quien con algo de nervios le recibe la hoja con el ceño fruncido -Es para sus padres Señorita Kim-  TaeYeon se siente frustrada, darle otra nota para que sus padres se preocupen aún más por ella y no quiere que la sonrisa orgullosa que vio en rostro de sus predecesores está mañana desaparezca cada vez que la miran.

La instructora nota la clara preocupación en el rostro de su alumna. Taeyeon acomoda el bolso en su hombro un par de veces, abre su boca y la cierra queriendo exponer su inquietud, la profesora sonríe ante los gestos lindos de la chica -¿Por qué?- salen las palabras cautelosas de los labios de la aprendiz, la señora levanta las cejas, ella pensaba que la chica no lo haría, pero las palabras estaban en el aire -has avanzado mucho, creo que debes estar en clase con unos cuantos compañeros más, que te ayuden, y que tú los ayudes a ellos. Cuatro son muy pocos ¿no crees?- la pequeña sonríe de forma honesta, orgullosa de sí misma y asiente un par de veces.

Al llegar con su padre al carro, le entrega la nota que le han enviado, se da cuenta del ceño fruncido en el rostro de su papá, esto la hace sonreír un poco, porque ha caído en la misma trampa que ella. El aspecto en el rostro del adulto empieza a cambiar a medida que avanza en la nota, con la boca medio abierta voltea para mirar a su hija, quien tiene una enorme sonrisa.

Él se acomoda en su asiento de conductor, quitando su cinturón de seguridad para llegar a su hija, le besa la cabeza y toma el rostro de ella en sus manos, para transmitirte toda la felicidad que su fisonomía está exponiendo -Eres increíble, has avanzado muy rápido- dice volviendo a besar la frente de la pequeña -La psicóloga ha hecho un buen trabajo ¿no crees?- la chica queriendo responder solo asiente, pone un mechón detrás de la oreja y sonríe, recordando que ya se tiene mucha confianza pronuncia –si- y aun que la sonrisa pretende perdurar en su rostro un tiempo más… -así como vas- enciende el coche -pronto dejarás de ver a la psicóloga, no la necesitarás más- concluye sonriendo, dándole un ultimo vistazo a su hija. Pero TaeYeon en cambio siente como el miedo se apodera de ella y lleva la mano a su pecho, con los ojos muy abiertos y sin pestañar.

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Más tarde ese mismo día TaeYeon había llegado a su destino, donde quería estar desde el día anterior, el motivo porque se levantó feliz. Su padre trata de ponerse al día con los pasos apresurados de su hija, sonríe al ver el amor con el que abraza el ramo de flores que le hizo comprar camino al consultorio y niega ante la expresión emocionada de su hija.

Se sientan un instante, para esperar el llamado del paciente, TaeYeon parece impaciente y cuando el sonido, más ruido que nada se hace presente, la chica ya está de pie, ni siquiera espera que el paciente anterior salga de la sala, su nombre no ha sido mencionado y ella ya está dos pasos dentro del consultorio -Tae, Espera!- advierte su padre, la chica se frena al instante -Kim TaeYeon- resuena en toda la salador medio de las bocinas, la chica sonríe muy grande y aun que su padre no la ha alcanzado y la sigue llamando, sus pasos esta vez no se detienen.

-TaeYeon!- la doctora sonríe con familiaridad y se pone de pie detrás de su escritorio, TaeYeon no se inmoviliza, llega a todo hasta el mueble de la profesional, estira sus brazos entregando el ramo de flores -¿Para mi?- la chica asiente rápidamente, la psicóloga sale de su lugar y rodea el escritorio para llegar junto a su paciente, toma el rostro entre sus manos y le da un beso en la mejilla –gracias- dice retirando los residuos de labial que quedaron impregnados en la mejilla de la chica un poco más alta.

El ruido de la gran puerta la hace voltear para ver llegar al señor Kim un poco apresurado, el sonríe a la sonrisa de la joven doctora y se inclinan -Doctora Sunny, quisiera hablar con usted- Sunny vuelve a rodear su escritorio para sentarse en su lugar y le indica al señor que tome la silla al lado de la que su hija ocupa -A solas- mira a la doctora abriéndole los ojos -es sobre…- señala a TaeYeon con los labios.

-Señor Kim, recuerde lo que le he dicho, TaeYeon ya tiene 20 años, no debe tratarla como a una niña- Tae se acomoda en la silla un par de veces con algo de intranquilidad -Solo me llevas 3 años- Sunny se ríe por la nariz y sus dientes abiertamente expuestos dejan ver su satisfacción ante la intervención de TaeYeon.

El mayor sin más asiente y saca del bolsillo de su camisa la carta que le enviaron por medio de TaeYeon.

El rostro de Sunny se contorsiona un poco cuando toma la nota en sus manos, observa a TaeYeon antes de abrirla, pidiéndole un permiso silencioso, la menor pestaña un par de veces, una sonrisa casi ilegible, y sus ojos muestran algo de preocupación, así que la profesional procede.

A medida que avanza Sunny asiente repetidas veces con el rostro aún serio, al finalizar muestra su rostro al dúo en frente, se dirige directamente a TaeYeon y le sonríe amplio, permitiéndoles ver su ojo sonrisa -Me alegra mucho TaeYeon- dice Sunny sosteniendo el papel en el aire y con la otra mano golpeándolo -papá dice que dejaré de verte pronto- habla sin mirar a Sunny, mete un mechón de cabello detrás de su oreja y vuelve  acomodarse en la silla -no quiero eso- continua brevemente en un tono más bajo, pero que a los dos mayores les permite escuchar.

La doctora Lee mira al señor Kim -estás avanzando de manera positiva Tae y aun que dejes de visitar mi consultorio en un tiempo, yo seguiré siendo tú amiga ¿de acuerdo? No nos dejaremos de ver- Dice reprendiendo con la mirada al padre de la chica, el asiente como un infante regañado, Sunny vuelve a redirigir su mirada para brindársela a TaeYeon, que ya tiene el rostro apacible y solo asiente sonriendo.

Después de invitar a Tae para iniciar la sesión, el padre se retira, y ellas quedan solas en la gran habitación.

Taeyeon con una energía que poco demuestra avanza a paso rápido para acostarse en el gran sofá, sube ambas piernas y las junta. Sunny la observa sonriendo, garabatea algo en su libreta y se levanta para ponerse al día con la chica que la mira con inocencia pura, Sunny sabiendo que significa levanta el dedo índice revelando que ha captado, se acerca a su lugar de escucha y empieza a rodarlo. A Tae le gusta mirarla y sentirla cerca mientras habla.

Grabar en su mente cada pequeño movimiento que ocurre en el rostro de su psicóloga, incluso se pierde tanto en ellos, que se corta de la nada y empieza a sonreír y espera a que Sunny le diga -continua-  ese golpe de realidad la hace sonreír siempre, haciendo que la mayor sonría igual. Se puede decir que observar a la profesional es uno de sus hobbies favoritos.

Poco sabe Sunny de esto, ella simplemente lo hace porque cree que su paciente se siente más cómoda mientras está mirándola, ya que han creado una especie de vínculo, donde la mayor más que una psicóloga puede comportarse como una persona más cercana.

Antes de retomar, como de costumbre, la menor toma sus manos juntas en su regazo y juega con sus pulgares, mientras observa atentamente las  ys piernas de Sunny que se cruzan y como rueda un poco su trasero hasta el extremo, ella sonríe y abre la boca para empezar.

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-Kim TaeYeon, paciente con Autismo, 19 años, se nota poco avance en el paciente después de 7 meses de tratamiento-  Sunny arruga la frente y muerde el labio inferior revisando la carpeta que contiene el expediente, levanta la mirada para observar a su colega -¿Este es el historial completo?- Pregunta la doctora Lee después de hojear un par de veces, el señor cruza la pierna y asiente -Creo que esto está monótono, así un paciente avance de forma lenta…- niega y se ríe en forma de burla -no puede ser que él escriba durante casi un año las mismas pendejadas- el doctor Heechul estira su brazo para ver por si mismo lo que la dama explica.

Él examina por encima pasando mes a mes para encontrar que lo que dice Sunny es real -Cuando los pacientes son de bajos recursos y no pueden asumir el costo de un tratamiento como este, los profesionales tienden a ser menos obsesivos con ellos- Sunny estira la mano pidiendo nuevamente el expediente -entonces no los llames profesionales, son unas basuras con un titulo colgado en la pared-  pone la carpeta sobre la mesa de té y toma una postura enojada -si eliges una carrera en la que debes servir, sirve, si te gradúas como psicólogo y tu trabajo es ayudar, entonces eso debes hacer- toma el posillo con té y lo acerca a su boca, Heechul conoce perfectamente esos ataques de justicia en la chica, por lo que solo sonríe. Sunny se pierde observando como el humo continua saliendo de su taza –Patéticos- busca la firma del doctor en el expediente y se ríe -por eso es que Ji Yong sigue solo, por avaro- Se ríe poniendo el posillo en la mesa -Pero a pesar de eso, es un muerto de hambre- Chul sonríe asintiendo, acercándose un poco más para poder tomar su bebida -Entonces? ¿Te interesa?- Sunny vuelve a mirar la carpeta amarilla sobre la mesa y estira sus labios al frente -Kim TaeYeo…- lee el nombre del paciente escrito en la zona blanca ell archivo cerca de una esquina -Acepto el reto- responde sin mirar a su colega, solo asintiendo y volviendo a tomar su taza de té.

Disfruten... (: