capitulo 18

Con el tiempo...

El último año de universidad de Tiffany pasó muchísimo más despacio que los tres anteriores, al menos eso les pareció a ambas tal vez fue porque estaban deseando que acabase de una vez porque eso significaba que la castaña volvía a su pequeña ciudad volvía para quedarse.

 

¡Para quedarse!

 

Tiffany se había sacado derecho con unas notas increíbles y por supuesto que recibió ofertas de todo tipo, Taeyeon sabía que sucedería algo así, eso le pasaba por enamorarse de la cerebrito de su mejor amiga, mantuvieron charlas largas, eternas incluso, sobre lo que Tiffany debería hacer, sobre lo que la castaña quería hacer con su vida y en todo momento intentó pensar y aconsejarle como una amiga que quería lo mejor para ella y no como su novia que estaba deseando que lo dejara todo por regresar a su lado y vivir para siempre juntas en su pequeña ciudad tener hijos, tal vez perros, una cabaña en un árbol…

 

Había hecho lo imposible por no interferir en las decisiones de la castaña, por no comportarse egoístamente y creía que en menor o en mayor medida lo había conseguido, Tiffany se lo había pensado, aunque en el fondo la castaña también sabía que no había mucho que pensar lo que quería, lo que siempre había querido estaba más que claro…no necesitaba introspecciones profundas para descubrirlo eligió lo único que podía elegir. Regresar.

 

Y no "regresar a su ciudad", su ciudad era algo secundario.

 

Eligió regresar con Taeyeon, si su chica hubiese estado viviendo en el polo norte, se hubiera comprado un abrigo de plumas increíblemente gordo e increíblemente calentito y se hubiera metido en el primer avión disponible...

 

Y de repente el malhumor que había caracterizado a la rubia durante los últimos meses en los que Tiffany y ella habían peleado más que en toda su vida desapareció por arte de magia y empezó a ser amable incluso con Hyoyeon.

 

Se levantaba por las mañanas y tachaba un día más en el calendario, un día menos de los que Tiffany no estaba allí con ella y luego iba al taller silbando alegremente o incluso tarareando alguna cancioncilla que acababa de escuchar en la radio, y repartía sonrisas y "Buenos días" sin ton ni son.

 

Tanto buen humor se debía sobre todo a la vuelta inminente de Tiffany, pero también a que su chica y ella habían dejado de pelearse con tanta frecuencia.

 

Lo peor había pasado.

 

Había pasado y seguían juntas.

 

¡Y por fin había llegado el día que llevaba esperando desde los dieciocho! Tiffany volvía a su pequeña ciudad.

 

¡Volvía para siempre!

 

Todo el miedo que había sentido aquel primer año de universidad de su chica, pensando que tal vez Tiffany decidiera que quería unirse a Green Peace y salvar el planeta, todo ese miedo había resultado ser infundado porque Tiffany continuaba queriendo vivir allí con ella y comprarse una casa a las afueras, tener hijos y construir una cabaña en un árbol.

 

Tiffany continuaba queriéndole a ella y era estúpido el pensar que aquello podía cambiar.

 

Iba a empezar un período de prácticas en la única firma de abogados de la localidad, tres meses de prácticas y, si todo iba a bien, sería la sustituta permanente de uno de los socios que se jubilaba aquel mismo año.

 

Y había sido genial que la castaña se trasladara a su piso y ahora era más genial aún porque iba a estar ahí siempre y no solo los fines de semana y en vacaciones.

 

El día en que Tiffany regresó de la universidad para instalarse permanentemente en su piso era otro de sus recuerdos favoritos, y no solo por lo obvio: Tiffany volvía para siempre, sino también porque no fue solo "el día en que Tiffany regresó de la universidad".

 

"VEINTIDOS AÑOS"

 

Ella no quería decir nada pero…

 

¿De verdad Tiffany necesitaba tantísimas cosas para vivir? En serio…el piso estaba completamente invadido por sus cajas.

 

Cada una con su correspondiente inscripción revelando su contenido.

 

"Ropa de Tiffany", "Libros de Tiffany", "Discos de Tiffany", "DVD de Tiffany", ya le había dicho a su chica que no era necesario el "de Tiffany" ya que nadie más se estaba mudando a su piso, sabían que todo era de Tiffany pero a ella le debía gustar escribir su nombre con aquel rotulador negro porque había continuado especificándolo de todas formas.

 

A las cajas provenientes de la habitación de la residencia de su universidad se unían en aquellos momentos más y más que salían sin parar de la casa de los Hwang su traslado era definitivo y su madre les miraba como si con cada caja se llevaran un pedacito de su alma.

 

De verdad que sí.

 

Madre mía Tiffany llevaba sin vivir en aquella casa una eternidad, pero de alguna forma, que aún hubiera cosas suyas allí reconfortaba a su madre pobre señora Hwang, el síndrome del nido vacío le estaba golpeando con bastante fuerza.

 

La última caja y su madre sacaron un kleenex del bolsillo de sus pantalones mientras observaba desde el marco de la puerta como su esposo les ayudaba a ambas a acomodar las cosas de Tiffany en el maletero del coche.

 

Menuda mujer más dramática.

 

No se iban al otro lado del mundo, solo al otro lado de la ciudad y era una ciudad pequeña Taeyeon tampoco podía criticar mucho a la madre de su chica, la suya había estado peligrosamente cerca de la deshidratación más absoluta por todo lo que había llorado el día que ella se trasladó a su nuevo piso. Buff…madres.

 

- Bien cielo, creo que esa era la última caja- le dijo su padre a Tiffany mientras la tomaba por los hombros y besaba su pelo a él también le había afectado su marcha, era la niñita de sus ojos después de todo, en cuestión de segundos seguro que le pedía a su mujer un pañuelo- Sabes que está siempre va a ser tu casa ¿verdad?

 

Tiffany le miró con una sonrisa adorable, como todas las suyas, y le golpeó ligeramente el estómago.

 

- Eso lo dicen en las películas papá- indicó y su padre le abrazó sonriendo.

 

- Puede, pero sigue siendo verdad- aseguró frotando su espalda.

 

- Ya lo sé- admitió la castaña devolviéndole el abrazo.

 

Siempre se había sentido extremadamente segura entre los brazos de su padre y por un momento le dio un poco de pena la perspectiva de abandonar del todo la casa de sus progenitores, solo por un momento porque después recordó que se iba con Taeyeon, y en los brazos de Taeyeon seguía sintiéndose increíblemente segura y siempre había sido así.

 

Antes incluso de que su padre retirara los brazos del todo de su cuerpo su madre estaba allí estrujándole como solo una madre sabe hacerlo y besando su pelo repetidamente mientras le pedía que comiera bien, muchas verduras y mucho pescado azul porque era bueno para el colesterol, entre tanto Taeyeon les miraba con una sonrisa, apoyada en el lateral del coche de la castaña.

 

Vio a su chica devolverle el estrujamiento a su madre y negó para sus adentros.

 

Puff…hijos únicos, menudos mimados.

 

Para finalizar aquella dramática escena la señora Hwang se separó un poco de su hija, tomó su cara entre las manos y le hizo prometerle que ambas irían a comer al día siguiente luego la miró detenidamente, como si en vez de a una calle a diez minutos de distancia fuera a marcharse al Congo Belga, retiró un mechón de pelo rebelde de su frente y depositó un beso allí, Tiffany le sonrió antes de despedirse con un "hasta mañana mamá" y se encaminó hacia ella.

 

Porque se iba con ella, a vivir con ella muy definitivamente, al llegar a su altura besó su mejilla como distracción a la vez que le quitaba las llaves del coche de la mano y le dijo "Conduces como mi abuela" para justificar por qué no podía manejar el vehículo hasta su casa.

 

¡Ja! ¿Cómo su abuela?

 

Si su abuela conducía increíble, absoluta y completamente a la perfección tal vez si…

 

Dejó escapar un bufido incrédulo pero le obedeció de todas formas y se despidió de los Hwang antes de acomodarse en el asiento del copiloto.

 

Wow…el señor Hwang había colocado un brazo protector sobre los hombros de su esposa y ambos les miraban con cara de perritos abandonados el rostro de la madre de Tiffany parcialmente oculto detrás del kleenex.

 

Madre mía.

 

Cuando Tiffany arrancó y el vehículo comenzó a alejarse de allí su madre les gritó algo y, ella no estaba segura de haberlo oído bien por el sonido del motor del coche, pero le sonó parecido a "¡Muchas verduras y pescado azul!".

 

Ya era de noche, habían cenado hacía un rato y en esos momentos continuaban sacando cosas de Tiffany de las múltiples cajas desperdigadas por todo el piso, Taeyeon vaciaba una muy misteriosa en la habitación de ambas "Cosas de Tiffany" eso ponía, nada específico.

 

Había sacado algunos muñecos de peluche y revistas y de repente se encontró con algo en el fondo de la caja y su boca se abrió de par en par por la sorpresa, no era posible…

 

- Fany…-llamó a su chica que se encontraba recorriendo la casa colocando cosas aquí y allá.

 

- ¿Qué?- contestó la chica desde un punto indeterminado.

 

- ¿Puedes venir un momento?- le pidió aun observando con una media sonrisa lo que sujetaban sus manos la escuchó entrar a sus espaldas y acercarse a ella.

 

- ¿Qué pasa?- preguntó abrazándole por el cuello.

 

- ¿Qué es esto?- le devolvió la pregunta y le escuchó soltar una risita divertida junto a su oído, ella sonrió.

 

- Es tu obra de arte- indicó depositando un beso en su mejilla y haciéndose con el folio cruzado por varias rayas negras, aquel que Taeyeon le había regalado diecisiete años atrás el día en que ambas se conocieron y se hicieron mejores amigas.

 

- Son unas rayas negras Tiffany- le abrió los ojos la rubia.

 

- No, es el primer regalo que me hizo mi mejor amiga- le corrigió su chica.

 

- Pensaba que lo tiraste a los siete cuando redecoramos nuestras habitaciones para que parecieran el fondo del mar- admitió observando a su novia que en aquellos momentos revolvía las profundidades de aquella caja. .

 

A los siete años se habían pasado una tarde entera en la habitación de Tiffany dibujando y pintando peces, estrellas de mar y conchas para colgarlos de las paredes de sus cuartos, se les ocurrió también que podrían llenar el suelo de arena, para que quedara más realista, pero sus padres no les dejaron…menudos aguafiestas.

 

- No lo tiré, tonta, lo guardé- explicó.

 

- ¿Por qué?- sonrió Taeyeon y Tiffany dejó de rebuscar en la caja para mirarle antes de responderle como si aquella razón fuera la más obvia del mundo entero.

 

- Porque me lo regalaste tú.

 

Awwwww…pero que increíblemente sensible y cursi era su novia de verdad que sí, se inclinó hacia ella y le besó sin más le encantaba poder hacer aquello en cualquier momento, sin necesitar un motivo, simplemente poder besarla porque sí, porque le apetecía, porque le daba la gana o porque lo necesitaba como el respirar algunas veces.

 

- Me obligaste a dibujarlo y a dártelo, eras una niña muy mandona- le dijo apenas apartándose de sus labios y sintió como sonreía al oírle- Siempre has sabido cómo salirte con la tuya ¿eh Hwang?

 

- No me salgo siempre con la mía- rebatió ella besándole fugazmente de nuevo y de repente el gesto de su cara cambió por completo- ¡Es muy tarde Taeyeon!- exclamó levantándose del suelo- Venga tu vete haciendo las palomitas yo voy a buscar la película- repartió las tareas mientras ella ya abandonaba la habitación.

 

Taeyeon le siguió hasta el salón y sonrió al verla recorriendo con la vista las estanterías donde guardaban sus películas era su pequeño videoclub dentro de casa, con la caja llena de dvd´s que Tiffany había trasladado aquella tarde la colección se había ampliado considerablemente.

 

Uh, uh…su chica fruncía el ceño.

 

- ¡Taeyeon! ¿Por qué has vuelto a desordenarlas todas?- protestó mirándole molesta.

 

- No están desordenadas, las he organizado por género y dentro de cada género alfabéticamente- volvió a explicarle pacientemente.

 

Todos los fines de semana que Tiffany estaba allí ordenaba sus dvd´s alfabéticamente, mezclando sin ningún cargo de conciencia las comedias y los dramas, el cine de terror y los thrillers, y en cuanto se marchaba ella volvía a reorganizarlos como el Señor había dispuesto que estuvieran ordenados: por géneros.

 

- ¡Están desordenadas Taeyeon! ¿Y si lo que tu consideras una película de suspenso yo lo considero un thriller? ¿O lo que tu llamas comedia es un drama?- le preguntó.

 

- Tiffany…

 

- ¡Y no vuelvas a decir que el Señor "dispuso" que tenían que ordenarse así!- le pidió antes de que ella pudiera seguir.

 

- ¡Pero es cierto! En el Génesis se puede leer: "Y el tercer día ordenó sus dvd´s por género y vio que era bueno…"- citó pero antes de que hubiese terminado siquiera de hablar un cojín se estrelló contra su cara.

 

Uhhh…aquella castañita no sabía con quien se la estaba jugando. Bueno, claro que lo sabía, pero parecía darle igual llevaba diecisiete años haciendo lo mismo, se hizo con el cojín, recogiéndolo del suelo y le devolvió el ataque en pocos segundos las risas de ambas inundaban el salón mientras se golpeaban sin piedad con los cojines del sofá. ¿Demasiados mayores para continuar disputando guerras de cojines? No. Nunca se es demasiado mayor para las guerras de cojines.

 

Como siempre terminaba pasando, Taeyeon acabó sobre Tiffany en el sofá exigiéndole que se rindiese y, también como siempre, la castaña le miró con ese gesto cabezota que ponía ella negándose en rotundo a hacer tal cosa.

 

Al final, y como llevaba pasando ocho años, la guerra de cojines se convirtió en una sesión de besos que se prolongó varios minutos cuando Tiffany se separó de los labios de Taeyeon le acarició el pelo mirándole de una forma que, personalmente a ella, le derretía por dentro y le dijo:

 

- Venga, haz las palomitas ya las ordenaremos otra vez mañana.

 

Volvió a besarle fugazmente y se levantó en busca de la película que había decidido que verían aquella noche.

 

Ahí la tienes la señorita Tiffany “no me salgo siempre con la mía" Hwang.

 

Y las cosas eran tan como siempre habían sido, pero a la vez completamente diferentes era viernes de cine, uno más de tantos, las dos estaban acurrucadas la una junto a la otra bajo una manta en un sofá, como mil veces antes Freddy Krueger asesinando a gente a diestro y siniestro colándose en sus sueños y Tiffany aferrada a su brazo y con la cabeza acomodada en su hombro. Como siempre había sido.

 

Y a la vez completamente diferente porque el sillón ya no era el de una de las casas de sus padres, era el sillón de "su" piso y ya no eran dos mejores amigas que habían iniciado aquella tradición un viernes cualquiera a los diez años, ahora eran mucho más. Mucho, mucho más.

 

La castaña había insistido en ver Pesadilla en Elm Street porque era la primera película que había inaugurado sus viernes de cine y aquel era el primer viernes de cine que las dos pasaba juntas tras su mudanza definitiva todo tenía sentido en la mente de su chica en la de Taeyeon no tanto…pero nunca había podido resistirse a una Tiffany suplicante y aguantó sus estrujamientos de brazo estoicamente de principio a fin de aquel film, cuando la película terminó sonrió al sentir como la castaña se desperezaba alzando los brazos al cielo y estirándose.

 

Emitió un ruidito extremadamente gracioso en su opinión, después se dejó caer con la cabeza sobre su regazo y soltó un suspiro satisfecho mirándole con una sonrisa.

 

Taeyeon se la devolvió acariciando su pelo, menuda monada de novia tenía daban ganas de darle besos y abrazos todo el tiempo el "efecto cachorrito", así lo llamaba ella.

 

- No sé porque has insistido en ver a Freddy, Tiffany Ahora no podrás dormir- le picó acariciando distraídamente el perfil de una de sus cejas su sonrisa se hizo más amplia al escucharle.

 

- Sí que podré, siempre puedo si duermo contigo- le contestó dejándose acariciar por su chica.

 

- Ahora vas a poder dormir conmigo todas las noches- sonrió la rubia y notó como los latidos de su propio corazón comenzaban a acelerarse.

 

Había estado controlándolo muy bien durante toda la noche pero es que su plan debía comenzar ya se le secó la boca de repente ¡Kim! Es solo Tiffany…es solo…Uff, boca seca.

 

Completa y absolutamente seca.

 

La castaña seguía mirándole desde su regazo y extendió una mano acariciando su barbilla con el pulgar debió notar el cambio en su estado de ánimo porque frunció ligeramente el ceño, de aquella forma tan absolutamente mona en que lo hacía a veces, y le interrogó con su mirada antes que de viva voz.

 

- Tae… ¿estás bien?- inquirió jugueteando un poco con el rubio cabello de su chica.

 

- No puedo creerme que estés aquí ya y que no tengas que marcharte el domingo- contestó. Y, aunque no era todo lo que pasaba por su mente en aquellos momentos, era verdad.

 

La castaña le regaló aquella sonrisa que aparecía a veces cuando estaba extremadamente contenta y Taeyeon le correspondió con una de las suyas, Tiffany le sorprendió incorporándose de golpe y uniendo los labios de ambas en un largo beso que ninguna de las dos quería romper.

 

- Te quiero- le susurró la castaña a milímetros de su boca cuando tuvo que separarse al sentir arder sus pulmones por falta de aire.

 

Cada vez que oía aquellas palabras de boca de su chica el corazón se le saltaba un latido, le subía el azúcar y, si fuera físicamente posible, levitaría.

 

De verdad, estaba segura de eso y era el momento.

 

Ya. No podía retrasarlo más porque llevaba pensándolo un mes entero, deseando que llegara esa noche y había llegado y no podía acobardarse y sabía que si su chica supiera lo nerviosa que estaba en esos precisos momentos y cuál era la razón de aquel nerviosismo le diría que era una tonta.

 

- Yo también te quiero, Tiffany- le contestó mirándola directo a sus familiares ojos marrones.

 

Tiffany sonrió ligeramente al escucharle, seguro que su corazón también se saltaba un latido al oírselo decir, unió sus labios suavemente una vez más antes de apartarse por completo sin previo aviso, levantándose del sofá y tendiéndole la mano.

 

- Hora de irnos a la cama- le informó.

 

- ¿Tienes ganas de encontrarte con Freddy en tus sueños?- bromeó la rubia a pesar de la taquicardia que estaba experimentando.

 

- Umm…no, tengo ganas de encontrarme contigo entre las sábanas- le contestó y al decirlo puso esa cara que hacía que Taeyeon perdiera de vista todo lo demás.

 

La rubia aceptó la mano que su chica le ofrecía y cuando estuvo de pie se armó de valor lo había ensayado antes, todo iba a salir bien.

 

- Eh Tiffany…vete yendo tú, recojo esto y voy en un minuto- señaló la mesa donde descansaba el bol de palomitas y los vasos de los que habían bebido durante la película.

 

- Te ayudo- ofreció la castaña haciendo amago de ir a coger los vasos pero Taeyeon le frenó empujándole ligeramente hacia la habitación de ambas.

 

- Es tu primera noche después de la mudanza definitiva yo me encargo de esto tu ponte ese pijama tan mono de corazones que te regaló tu madre- le sugirió y le vio fruncir el ceño, no le gustaba mucho ese pijama- Yo recojo- repitió besándole fugazmente y el ceño de la castaña desapareció por arte de magia.

 

- Vale- aceptó dándose media vuelta y desapareciendo por el pasillo que llevaba a su habitación.

 

Perfecto, primera fase del plan superada con éxito.

 

Recogió el bol de palomitas y los vasos llevándolos al fregadero a la velocidad de la luz y no se molestó en fregarlos antes de coger una bolsa de uno de los cajones de la cocina y dirigirse a su verdadero objetivo, el panel eléctrico del piso, se encontró frente a él en segundos y sonrió un poco, una sonrisa nerviosa. Lo había ensayado muchas veces el primer interruptor controlaba la caldera, el segundo el frigorífico, el tercero el horno…el cuarto, el cuarto era el que realmente le interesaba.

 

El cuarto interruptor controlaba la iluminación del piso, s lo bajaba todo se quedaría en la más completa oscuridad y eso era lo que quería, la más completa oscuridad respiró hondo una sola vez y lo desconectó.

 

- ¡Ey!- escuchó la sorprendida protesta de Tiffany desde la habitación- Taeyeon, se ha saltado la luz- le informó como si pensara que su chica necesitaba oírlo para darse cuenta de algo así- ¿Puedes darla otra vez?- le pidió terminando de ponerse la última pieza de su pijama rodeada por tinieblas.

 

- Claro…espera un momento- le contestó la rubia fingiendo intentar arreglarlo, en realidad solo esperó unos segundos para que quedara creíble antes de disculparse- Parece que es un apagón general Tiffany…- mintió y de verdad que le estaba costando un mundo fingir que su corazón no estaba a punto de abandonar su pecho e irse dando saltitos por el suelo. Saltitos muy altos.

 

Sacó una de las velas de la bolsa que había preparado con anterioridad y la encendió encaminándose hacia la habitación donde Tiffany esperaba sentada en la cama.

 

- Uhhh…velas- sonrió la castaña al ver aparecer a su chica por la puerta- Das un poco de miedo así Taeyeon- indicó- ¿Te acuerdas de cuando pusimos velas en la cabaña del árbol para hacer espiritismo?- le preguntó incorporándose y quedando de rodillas sobre el colchón.

 

- Lo recuerdo- sonrió la rubia depositando la vela encendida sobre la mesilla del lado de su chica antes de proceder a encender las demás.

 

- ¿Y te acuerdas de que una se cayó y se incendió un comic y lo apagué pisándolo con la zapatilla?- sonrió orgullosa de su hazaña.

 

- Eh…-Taeyeon sonrió divertida mientras colocaba el resto de las velas estratégicamente por la habitación de verdad que lo había ensayado mucho- No pero me acuerdo de que no se cayó, la tiraste tu porque eres una torpe y me acuerdo de que no lo apagaste, gritaste "Fuego “Fuego" mientras dabas saltos y yo la tuve que apagar con la suela de mi zapatilla.

 

Rio divertida al ver como Tiffany fruncía el ceño ante esa distorsión de sus propios recuerdos.

 

- ¿Segura?- inquirió la castaña aún de rodillas en el lecho.

 

- Segurísima- admitió Taeyeon inclinándose sobre la cama y depositando un fugaz beso en los labios de su chica.

 

Colocó la última vela sobre la cómoda y se volvió hacia Tiffany que continuaba observándole arrodillada sobre el colchón siempre había estado segura y en ese momento lo estaba más nunca. Mucho más.

 

A pesar de que su nerviosismo parecía haberle convertido las piernas en gelatina avanzó hacia la cama, los potentes, y exageradamente altos, latidos de su corazón marcando cada paso. Joder…Tiffany estaba preciosa a la luz de las velas, sin sospechar lo que vendría a continuación.

 

No podía sospecharlo, nadie sabía que había planeado aquello cuando apenas le separaba de la cama un metro fingió tropezar y, no era por fardar pero es que le salía muy bien escuchó a Tiffany soltar una exclamación sorprendida y, tal y como sospechaba que haría, gateó hasta el borde la cama preguntándole si estaba bien, si se había hecho daño.

 

No le contestó y recuperó la pequeña cajita de debajo de la cama, la había colocado allí estratégicamente unas horas antes, no se la enseñó aún, la mantuvo oculta mientras levantaba la mirada para encontrarse con unos ojos marrones ligeramente preocupados Tiffany volvió a preguntarle que si estaba bien y ella volvió a evadir la respuesta, había muchas otras cosas que necesitaba decirle y era aquel el momento exacto todo estaba listo, tal y como lo había planeado de antemano las dos solas, luz de velas, ella arrodillada en el suelo y Tiffany mirándola de aquel modo solo quedaba decirlo solo quedaba lo más difícil.

 

¡Vamos Kim! No la cagues ahora.

 

- Tiffany…-comenzó y se reprendió a si misma por el ligero toque de nerviosismo con que le había salido- Te caíste en el bosque… ¿te acuerdas? Cuando pensábamos que nos perseguía el señor Enderson para quitarnos los huesos y meterlos en su saco asqueroso de huesos de niñas- le recordó y vio cómo su chica sonreía ligeramente al pensar en lo inocentes que habían sido una vez pareció ir a comentar algo pero la rubia no le dejó, necesitaba decirlo todo del tirón de modo que continuó hablando- Teníamos nueve años y yo más miedo que en toda mi vida porque creía que ese señor iba a cogerme, pero de repente ya no te oí a ti, estabas corriendo justo detrás de mí y de repente ya no te oí y todo el miedo que había tenido hasta ese momento se quedó en nada, el miedo de verdad fue pensar que pudiera cogerte a ti y solo éramos unas niñas Tiffany pero yo ya lo sabía, sabía que eras tú, que ibas a ser tú no sabía que me enamoraría de ti cuatro años más tarde, no sabía que acabaríamos exactamente así, pero sabía que te necesitaba como en ese bosque, corriendo conmigo todo el rato siempre has sido esa persona Tiffany, llámalo mejor amiga o alma gemela o novia, llámalo como quieras porque da lo mismo, solo son nombres, pero siempre has sido tú, al principio eras tú con quien quería jugar todo el tiempo y robar chocolate y comer hasta que nos doliera la tripa y luego eras tú a la que quería besar sin parar nunca en la cabaña del árbol para que nadie pudiera vernos siempre has sido tú con quien quiero estar todo el rato y sé que este tiempo que has pasado en la universidad no ha sido fácil para ninguna de las dos, pero míranos, sigues siendo tú…

 

- Taeyeon…-iba a decir algo la castaña y la rubia supo que había comprendido de que se trataba aquello, lo que había empezado para Tiffany como un tropezón y uno de los recuerdos de su infancia se había vuelto de repente algo mucho más serio y profundo.

 

- No digas nada aún Tiffany…-le pidió la rubia- Siempre voy a volver a por ti cuando te caigas. Siempre. No importa cuántas veces ni donde, siempre voy a volver a por ti, quiero que me dejes ser la persona que vuelva a por ti siempre y que te ayude a levantarte y que te haga reír cuando llores y te dé el hipo, quiero ser la persona que esté siempre contigo.

 

No iba a olvidarlos nunca esos cinco segundos en los que el silencio les envolvió a ambas mientras se miraban iluminadas solo por el tenue resplandor de las velas, porque Tiffany ya sabía lo que venía a continuación y le estaba mirando casi sin respirar con unos ojos que decían "Si" por adelantado, lo decían muy alto cinco segundos en los que Taeyeon sintió desvanecerse todos sus nervios porque ya sabía que sí, que claro que sí, que por supuesto que sí, y sonrió a su chica poniendo a la vista la cajita que había mantenido oculta entre sus manos la vio morderse ligeramente el labio inferior, impaciente, mientras ella abría la cubierta para desvelar su contenido.

 

- Tiffany Hwang…- comenzó tras dejar al descubierto un anillo y rio un poco porque es que la castaña estaba prácticamente saltando sobre sus rodillas en el colchón, extremadamente emocionada e incapaz de mantenerse quieta.

 

- ¡Si, si, si!- dijo sin contenerse más mirando a su chica con ojos chispeantes, pero chispeantes de verdad.

 

- ¡Tiffany! Ni siquiera te lo he preguntado aún…-protestó Taeyeon sin poder esconder aquella amplia sonrisa que se había apoderado de su cara, de su cara entera.

 

- ¡Pero es que si Taeyeon! ¡Es muy que sí!- exclamó su novia saltando literalmente sobre ella, sus caras a milímetros de distancia una vez que la rubia estuvo de espaldas en el suelo.

 

- ¡Quiero preguntártelo, acelerada!- rio TaeYeon atrapada bajo el peso del cuerpo de la otra chica.

 

- Pregúntamelo…-accedió Tiffany guardando silencio luego y mirándole atentamente.

 

Taeyeon le besó fugazmente porque Tiffany era muy mona, porque le quería más que a nada y porque lo necesitó en ese momento, le salió sin más le besó, le miró y se lo preguntó.

 

- Tiffany Hwang, ¿te quieres casar conmigo?

 

Primero asintió con la cabeza mientras recorría su rostro con la mirada mientras sonreía, aquella sonrisa que se veía por fuera y por dentro y en sus ojos y en su boca y que se debía ver desde el espacio exterior porque menuda sonrisa…Luego lo dijo, dijo "Si, si que me quiero casar contigo" y después soltó aquella risita adorable, la que se le escapaba cuando no podía estar más contenta, cuando tenía exceso de alegría en su cuerpo.

 

Taeyeon le besó olvidándose de que estaban en el suelo, olvidándose del anillo, de su nombre y de todo lo que no fueran Tiffany y ella y que se iban a casar.

 

¡Se iban a casar! ¡Madre mía! ¡Se iban a casar!

 

Capitulo: 19

Por las nubes así había estado desde que Tiffany le había dicho que sí, que se iba a casar con ella, que eso ni se preguntaba, que se daba por sentado.

 

¡Madre mía!

 

Las dos habían decidido que querían casarse en aquella fecha simbólica, querían casarse el mismo día en que la castaña le miró con aquellos ojillos esperanzados y le dijo: "¿Quieres que seamos mejores amigas? Te daré de mis galletas todos los recreos si lo somos."

 

Iban a casarse el mismísimo día en que se habían conocido hacía dieciocho años.

 

¡Iba a casarse con Tiffany! ¡Con aquella niña que lloraba y hablaba raro! La vida no podía ser más perfecta.

 

Y eran ellas dos, habían fantaseado juntas con su futura boda desde que tenían seis años, claro que entonces pensaban que serían dos bodas diferentes y que la una sería la dama de honor de la otra, al final resultaba que ambas tenían un papel mucho más importante que el de dama de honor.

 

Tardaron un tiempo en comunicar su compromiso a sus respectivas familias.

 

¿Qué porque no lo hicieron antes?

 

Elemental…Sus madres.

 

¿Acaso había que decir más?

 

Una vez que aquellas dos se enterasen adiós a su intimidad y hola a las madres cotillas y que se pondrían a planear una boda a su gusto y medida.

 

Y así fue, les dijeron hola muy pronto, en cuanto se desvanecieron los grititos y los aplausos y en cuanto las dos mujeres dejaron de abrazarse saltando como si les acabaran de tocar dos entradas gratis para un concierto de Barbra Streisand según Tiffany.

 

Por el bien de su salud mental Tiffany y ella habían decidido dejarles creer que podían planear la boda, como quisieran, todo valía.

 

¿Toneladas de flores exóticas importadas de todos los rincones del mundo?

 

Perfecto.

 

¿Llegar al lugar del enlace montadas en caballos blancos?

 

Genial.

 

¿Fuegos artificiales?

 

Venga.

 

Por supuesto que aquella boda nunca jamás tendría lugar, pero les daba vía libre a ambas para poder planear la de verdad, la suya, la que querían las dos.

 

¿Qué sus madres iban a disgustarse al enterarse?

 

Pues sí.

 

¿Y qué?

 

¡Era su boda por el amor de dios!

 

Aquellas mujeres ya habían tenido las suyas propias tropecientos años atrás y con peinados a lo afro.

 

Habían visto fotos y…madre mía.

 

Después de la boda iban a marcharse dos semanas enteras de luna de miel.

 

Quince días de sol, mimos, besos y o ininterrumpido en las islas griegas.

 

Taeyeon no tenía problemas en su trabajo y Tiffany se había cogido aquellas dos semanas de vacaciones en la firma de abogados de la que ya era miembro permanente.

 

Todo iba extremadamente bien a medida que la fecha del enlace se acercaba y aparte de la boda había otra cosa que las tenía locas de emoción a las dos.

 

Su casa.

 

Se habían enamorado de aquella casa, de verdad que sí.

 

La había construido un matrimonio joven hacía poco tiempo a las afueras de la ciudad, y a él le habían trasladado en el trabajo, un lugar lejos, pobre… de modo que la habían puesto en venta y por supuesto ellas dos se habían apresurado en comprarla.

 

Por la necesidad de venderla cuanto antes no había sido tan cara como cabía esperar y de todos modos podían permitírselo, las dos tenían trabajos muy bien retribuidos y padres encantados de avalarles.

 

La casa ya era suya y era perfecta.

 

Amplia pero no demasiado grande, apartada del centro de la ciudad pero no excesivamente lejos y con árboles a su alrededor en los cuales poder construir cabañas, aún no se habían trasladado, seguían en el apartamento mientras la amueblaban y su intención era entrar a vivir en ella después de la boda, pasar su primera noche como matrimonio allí y salir al día siguiente hacía otros países del continente de Europa.

 

Boda, casa, Tiffany para toda la vida.

 

Los veintitrés fueron un gran año.

 

El mejor que había tenido hasta entonces.

 

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Comments

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Dianasnsd
#1
Chapter 22: Hace tiempo que buscaba la historia y no la encontraba, ya estaba pensando en adaptarla pero me alegro que lo hayas hecho tú, me encanta esta historia, gracias por adaptarla 🥰
jenrsun
#2
Chapter 1: Es una de mis favoritas historias..
gaby_tomala
#3
Chapter 1: <3 me encanta!!