El lanzamiento del single promocional había sido un éxito absoluto, parecía como si nunca hubiesen dejado de ser el grupo estrella de hace una década, fueron número uno en todas las plataformas, incluso fueron invitadas a participar en los programas musicales de la semana, de repente SNSD estaba en todos lados una vez más, todos querían una entrevista con ellas, todos querían tenerlas de invitadas en sus programas, el fenómeno había vuelto. Junto con el rotundo éxito del single toda la pre-venta para el concierto se había vendido, la inversión estaba siendo triplicada y todas habían comprobado una vez más que el grupo al que pertenecían era una leyenda.

El día anterior al concierto todas se sentían nerviosas y felices. No había ni un asiento disponible en el Seoul Olympic Stadium, ninguna había imaginado que diez años después de retirarse aún llenarían estadios así que estaban concentradas en darles a esas setenta mil personas el mejor show que hayan visto en sus vidas, para eso habían ensayado durante un mes. Habían decidido salir a celebrar en un lujoso restaurante que todo había salido bien y que las nueve habían vuelto a conquistar el mundo.

Tiffany y Taeyeon habían acostado a los gemelos y los habían dejado al cuidado de Cookie. El pequeño maltés blanco se acostaba al pie de sus camas y los miraba mientras dormían. Las esposas tomaron el BMW y salieron hacia el restaurante, eran las ultimas en llegar y se sentaron a disfrutar con sus hermanas lo que sería uno de sus últimos momentos juntas antes de volver a la realidad en América.

Se hizo tarde entre comida, bromas y cervezas. Hicieron un brindis por el concierto que las esperaba el día siguiente y por lo bien que les había ido en su regreso, pidieron que se repitiera y que nunca más volviesen a perder el contacto pues había quedado claro que el lazo que compartían era demasiado fuerte para estar separadas por mucho tiempo.

Taeyeon miraba a su esposa reír por las bromas de Sooyoung y se sentía la mujer más afortunada del mundo. Se preguntaba cómo había sido capaz de mantener a esa pelirroja de preciosa sonrisa y gran corazón a su lado por veinte años, no podía evitar inclinarse y darle un corto beso en la comisura de los labios y susurrarle un “cada vez que sonríes me enamoro más de ti”, Tiffany por su parte no conseguía entender que era lo que le había hecho merecedora de tanto amor, pues no ha habido una sola vez en esos veinte años en la que no se hubiese sentido la persona más amada del mundo, entonces sus ojos se convertían en una media luna y le respondía con un simple “te amo” pues muchas veces se encontraba a si misma incapaz de responder las cosas que Taeyeon le decía.

Jessica se maldecía a si misma cada vez que se veía obligada a dirigir su mirada al otro lado de la mesa para observar a Tiffany. No podía reprimir la larga fila de suspiros que su deslumbrante belleza le causaba, cada vez que la veía se preguntaba a sí misma como era posible que fuese tan miserable frente a semejante belleza. Veinte años de un amor que nunca había sido correspondido, Jessica había buscado en hombres y mujeres lo que Hwang nunca le pudo dar; hubo veces en las que incluso creía haber podido olvidarla en brazos de cualquier súper modelo, pero solo hacía falta escuchar su contagiosa risa a través del teléfono para caer de rodillas frente a ella una vez más. Le había mentido a Tiffany al decirle que volvía con el grupo solo para promocionar su marca, pues la verdad era que quería compartir con Tiffany como en los tiempos en los que vivían juntas y no tenía que ir a visitarla en la mansión donde tenía un par de gemelos con su sonrisa. Entregaría su alma si hiciera falta para probar sus labios una vez más.