Después de la foto, la historia de Taeyeon y Tiffany se volvió viral, atrayendo aún más apoyo internacional, ambas decidieron dejar que el tema muriera por sí solo, dejando de prestarle atención al asunto e ignorando toda la atención que recibieron en las redes sociales.

Se dedicaron a disfrutar todo lo que en su juventud se les había sido privado: Viajaron por todo el mundo, con la intención de conocerlo de verdad esta vez, salieron de fiesta hasta no poder más, vivieron una época de excesos necesaria para poder avanzar a donde querían llegar al final. Habían semanas en las que se dedicaban a tener o alrededor de toda su mansión en L.A. y cuando salían no tenían idea de cuánto tiempo había pasado, se sentían libres.

Mucha gente las reconocía en las calles, pero ellas ya no tenían que soltarse las manos cuando estaban en público, firmaban autógrafos y regalaban fotos, pues el amor por sus fans no había desaparecido.

Después de tres años de excesos y de disfrutar su libertad, Tiffany se llevó a Taeyeon a Seattle sin avisarle para qué viajaban, tuvo que soportar los ojos de cachorrito curioso de su esposa durante todo el viaje.

Ahí Tiffany le mostró los avances que tenía sobre sus estudios de fertilidad en uno de los mejores laboratorios del mundo, Taeyeon y Tiffany estaban listas para tener su primer hijo. Escogieron un donante anónimo que contara con los rasgos que deseaban y se llevó a cabo el proceso siendo Tiffany el recipiente esta vez, no podían esperar para ser madres.

Un mes después Tiffany se desmayó mientras ayudaba a su esposa a cantar unas muestras en su pequeño estudio de grabación. Se despertó en una cama de hospital a una Taeyeon que se veía al borde del llanto y tenía ojos de cachorrito asustado. Cuando la enfermera les dijo que Tiffany traía en su vientre no uno si no dos bebés, Taeyeon se lanzó en un llanto de pura emoción, su sonrisa acaparaba todo el hospital, por qué tendría dos hijos con el amor de su vida, y el universo le devolvía todo lo que una vez se le había quitado. Salió a correr por todo el hospital gritando que tendría gemelos y que tendrían la sonrisa más hermosa del mundo, como la de su madre.

Taeyeon se había pasado el embarazo entero aguantando con emoción cada síntoma que Tiffany mostraba: Salía a las cuatro de la mañana a comprarle hamburguesas de doble queso, tomaba duchas de dos horas porque Tiffany insistía que olía nauseabundo, se dejaba regañar incesantemente porqué su esposa no estaba de buen humor, dormía en el sofá porque de repente Tiffany se había hecho muy grande para caber ambas en la cama.

Taeyeon le cantaba canciones a sus dos hijos, les compraba cosas caras que quizás nunca usarían, los inundaba con juguetes que serían muy pequeños para usar, no cabía en si misma de la emoción.

Jessica había viajado de San Francisco para visitar a Tiffany y felicitarla por su embarazo. Taeyeon se había dado cuenta de la tristeza en los ojos de la Ice Princess cuando veía la pancita de su esposa, así que se dedicó a comportarse como una pitbull con sus cachorros por el resto de la tarde, a pesar de las miradas de advertencia que Tiff le daba.

Nueve meses después, a las 13:15 en la sala 132 del Hospital de Los Ángeles nacieron Michelle y Jiwoong Kim. Taeyeon creía que conocía los límites del amor cuando observaba a su esposa sonreír. Pero cuando Michelle envolvió su diminuta mano alrededor de su meñique y levantó la mirada para ver a Tiffany amamantar a Jiwoong, el amor adquirió otro significado, y juró que nunca dejaría que nada le hiciera daño a su familia.