En el descanso del recreo, Qri esperaba con impaciencia que su mejor amiga se conectara al Skype. Tenía muchas cosas que contarle, pues la última vez que habló con ella, era simplemente una mujer que iba a regalarle chocolates a la mujer que le gustaba, pero ahora era oficialmente la novia de esa actriz y ahora estaba cuidando de su hija a lo largo de esa semana. Aún sonreía para sí misma recordando la imagen que se reflejaba en los cristales del vagón de metro mientras iban camino al colegio, la niña con su mochila a su espalda tomada de su mano. 

Estaba sumergida en ese pensamiento cuando en la pantalla de su portátil comenzó a brillar una llamada entrante de Soyeon.

- Buenos días, lisiada - sacó la lengua para picar a su mejor amiga, quien sonrió ampliamente antes de arrugar la nariz.

- Creo que ya no puedes llamarme así.

- Oh, ¿has tenido buenas noticias en el médico? - el rostro de la profesora se iluminó, cruzando los dedos visiblemente para la cámara.

- Las mejores - corrigió, sonriendo ampliamente-. Me han dado el alta, ¡el miércoles vuelvo a trabajar!

- ¡Eso es fantástico! ¡Enhorabuena! - exclamó, aplaudiendo varias veces antes de entrelazar sus propias manos-. Pensé que al final acabarías cumpliendo tu propósito de engordar si te quedabas tanto tiempo en casa - al decir eso, entrecerró los ojos, dándose cuenta de que la mujer la estaba llamando desde su móvil, moviéndose por algún sitio que le resultaba por alguna razón familiar-. A todo esto, ¿dónde estás? 

La puerta de su despacho se abrió en ese mismo momento, desvelando a la castaña que aún sujetaba el teléfono frente a su rostro.

- ¡Aquí mismo!

La profesora se echó a reír ante tal inesperada visita. Cuando estuvo cocinando con ella la vio mejor, pero sabía que su mejor amiga era del tipo de persona que oculta su dolor por lo que podía estar muriéndose perfectamente y seguir manteniendo una sonrisa en su rostro. No llegaba a tales extremos, pero en una ocasión la había visto con una torcedura de tobillo caminando con tacones en una de sus noches de celebración. Se enteró de que se la había hecho en cuanto llegaron a casa y comenzó a masajearse gimoteando de dolor.

Se levantó de su asiento cerrando el portátil y se lanzó a los brazos de su mejor amiga, absteniéndose de apretarla en su clásico abrazo de oso por si aún le dolía, pero fue la menor quien la apretó con fuerza, haciendo que la otra se riera de alegría por poder ver a su amiga de nuevo fuera de su casa.

- ¿Cómo estás, cielo? - le preguntó ella cuando se separaron. La profesora no pudo evitar sonreír ampliamente.

- Tengo que ponerte al día con unas cuantas cosas.

- ¡Te has acostado con Sunyoung! - se adelantó, inventándoselo por si acertaba, llevando una mano a su boca. La rubia rió ante la ocurriencia tan típica de su amiga.

- No. Bueno, técnicamente sí nos hemos acostado, pero hace ya un mes de eso - hizo rodar sus ojos ante la sonrisa de malicia y ersión que le dedicaba la castaña-. No es nada de eso. Son muy buenas noticias.

- Mi teoría también sería una buena noticia.

- Agh, ¿quieres dejar que te lo cuente ya? - se quejó Qri, frunciendo el ceño fingiendo cierta irritación. La otra asintió, extendiendo sus manos hacia ella para tomar las suyas.

- Cuéntame, ¡que me tienes en ascuas! - dijo, sacudiendo sus manos. La rubia rió y tomó aire antes de contárselo a su amiga.

- Hyomin y yo somos pareja.

La cocinera abrió los ojos de par en par antes de lanzarse a los brazos de su amiga, emitiendo toda serie de incoherencias de lo emocionada que estaba por su mejor amiga.

- Bueno, cara patata, ¿quieres contarme ya lo que sea que quieres contarme? Me están mirando fatal por no estar en mi oficina.

Hyomin había aprovechado un descanso de la pruebas de sonido, ya que las obras de teatro iban a ser retransmitidas por un canal nacional de pago, para tomar wifi y hacer una videollamada con la arquitecta. Pensó en esperar hasta a su regreso para contárselo, pero había pasado toda la mañana rememorando la conversación que había tenido con la rubia la noche anterior y hasta Kibum se había dado cuenta de que algo había pasado. 

- Jihyun y yo somos pareja.

- ¡Maricona mala! - exclamó el otro actor principal, antes de mirar a la cámara-. Hola Boram, perdona por interrumpiros, pero ¡marica mala! 

La castaña se rió con la reacción del otro protagonista, incluyendo el casual saludo hacia su mejor amiga a la cual sólo había visto durante la época de los ensayos para la obra. Muchos de los actores del reparto conocían a Boram y era imposible que no cayera bien. Siempre era vista como lo que era: una mujer alegre y divertida, dicharachera, del tipo que te mantiene enganchado a una conversación. 

La pelinegra mejor amiga de la actriz, sin embargo, reaccionó sin indignación y sin sorpresa. Simplemente le dedicó una sonrisa conocedora, como si dijera con ella que ya lo veía venir.

- ¿Y esperáis para estar cada una en un país distinto para confesaros? - bromeó la arquitecta, alzando una de sus cejas.

- En eso tiene razón, Sun. Qué rabia me dáis. Pudiendo haber hecho una confesión por todo lo alto, ¿te lo imaginas? - se digirió a Boram para decir eso, y era extraño porque por la manera que interactuaba con ella parecía que la de menor estatura estaba físicamente allí.

- Sí, podría haber hecho algo romántico e increíble. Llenar la casa de velas...

- Claro, y Jiyeon se quemaría en cuanto encendiera la tercera. Sabes lo curiosa que es - razonó, a lo que la arquitecta no pudo evitar darle la razón.

- Era un ejemplo - se excusó, haciendo rodar sus ojos.

- Igualmente, aún queda lo mejor.

Las dos mujeres, una a través de la pantalla y la otra en persona le dedicaron una mirada de curiosidad al muchacho, que sonreía con cierta picardía.

- Aún os queda vuestro primer beso.

- Oh amigo, esas dos ya se han besado y de muchas maneras - remarcó lo último con una sonrisa cargada de ersión, que pilló por sorpresa al actor.

- ¿En serio?

- Se conocieron en un bar de citas - explicó bajo el sonrojo de la actriz principal.

- ¡No! - exclamó, llevando ambas manos a sus mejillas.

- Sí, Romeo. Estas dos hacen las cosas al revés. ¿Sabes que primero tienes citas adorables y luego pasa lo que pasa? Pues ellas empezaron por el o salvaje y luego se fueron de citas adorables - contó, divertida por la timidez de su mejor amiga que parecía querer buscar o bien dónde enterrarse o bien donde enterrar a su amiga. 

- Ay por favor, me encantan - soltó un gritito, alegre por la relación de su compañera de reparto-. Ay, con estas cosas echo de menos a Jonggie. Voy a llamarle.

El actor se despidió lanzando un sonoro beso a la mujer que estaba al otro lado de la pantalla y se alejó con su teléfono. La actriz aprovechó esto para poder preguntarle más personalmente a su amiga por su opinión respecto al tema.

- ¿Qué te parece que seamos pareja?

- Coincido con Kibum en que ojalá lo hubierais hablado en persona, pero me parece muy adorable que haya sido por teléfono. ¿Cómo fue?

- Se me escapó - explicó Jihyun, haciendo una mueca.

La cocinera y ella habían tomado asiento en el sofá de la sala de profesores, degustando ambas un café de máquina bastante bueno pese a su procedencia. Como era el cumpleaños de Hyojin, había traído unas cuantas galletas con chispitas de chocolate hechas por ella misma, que supusieron una delicia que hicieron más agradable la historia.

- Te referiste a ti misma como su novia, es hilarante - comentó Soyeon, con una sonrisa cargada de diversión imaginándose la vergüenza que debió sentir su amiga tras aquello.

- Pero fue gracias a ello que me lo pidió - señaló, intentando ganar un poco de dignidad a ojos de su amiga, que seguía mirándola de la misma manera de antes-. Pensé que no lo haría, ¿sabes? Kibum me dijo que no es del tipo de confesarse. El día antes, cuando estuvimos a punto de besarnos, fui yo la que se reclinó y...

- Imagino que la distancia ha ayudado - interrumpió, dando su punto de vista, a lo que la rubia asintió tras reflexionarlo unos segundos-. Tal vez delante de ti, en persona, se habría quedado sin palabras.

- Y nos habríamos sumergido en un silencio incómodo y nos saludaríamos años después en la cola de un supermercado - bromeó la profesora, divertida por esa hipotética escena, aunque también un poco asustada por si las cosas hubieran salido de esa manera. La castaña rió en respuesta.

Le habría gustado pedírselo de otra manera, sin que su lengua se hubiera trabado y se hubiera lanzado de manera accidental. Tras tocar la guitarra con la hija de la que ahora podía llamar novia, se le había ocurrido que podía tocar la guitarra para ella, cantarle una canción para confesarle lo que sentía. Tenía que encontrar la canción adecuada y seguramente le cantaría una serenata hacia el balcón de su ático. 

- ¿Sabes? Me habría gustado haberme confesado de otra manera, pero lo hecho, hecho está. Ahora somos pareja y eso es lo importante - puso en voz alta sus pensamientos, aunque en la parte de atrás de su cabeza seguía dándole rabia no haberse confesado. Dio un trago a su café de máquina y lo dejó sobre la mesita que había delante de ellas.

- Siempre puedes pensar en prepararle un buen recibimiento - le propuso, alzando sus cejas de manera sugerente. La otra no pudo evitar reír, imaginándose a su amiga proyectando la imagen más descabellada en su mente.

- No suena mal la idea, pero en tus labios suena a que llevaré lencería.

- Yo había pensado en una gabardina si nada debajo, pero sí, "lencería" - hizo unas comillas antes de reír audiblemente mientras la otra hacía rodar sus ojos y sonreía negando con su cabeza.

- Me suena mejor lo de un buen recibimiento. Tal vez otros chocolates, o flores o algo así. 

- Cariño - se reclinó en el asiento, dejando el café sobre la mesa-, no conozco bien a esa mujer, pero por lo que me cuentas, sólo creo que necesita una cosa para que sea un buen recibimiento.

La mujer ladeó su rostro con curiosidad. La respuesta cayó justo en el momento en el que comenzó a sonar la campana que indicaba que el receso de media hora acababa de terminar. Pronto los gritos de los niños inundaron los pasillos.

- Ella quiere que estés allí.

Esa misma tarde, Jihyun volvió a casa de los Park acompañada por dos pequeñajas, ya que Jiyeon había insistido en enseñarle a Eunjung a la mascota de la profesora. Al entrar en casa decidió pensar no como una profesora, sino lo que haría una madre en esa situación. Les preparó una merienda sana con lo que la actriz tenía en la nevera y en la despensa, haciendo caso a una lista que había justo sobre el frigorífico sobre los ingredientes que suele comprar, pensando en irse de compras al día siguiente tras la clase. Tendría que pedirle ayuda a Soyeon, porque sabía que podría perder de vista a la pequeña en cualquier momento.

Tras una saludable merienda y jugar un rato con Luna, la profesora las animó a hacer los deberes. Se instalaron en el estudio de Hyomin, cosa que parecía bastante normal para la pequeña. Les sirvió un zumo de manzana a cada una con una pajita para que no hubiera pequeños accidentes y se sentó en uno de los pufs, echando un vistazo a su alrededor. Las niñas hacían pequeños comentarios, preguntándose sobre materias de clase. Se dio cuenta de lo bien que se complementaban, porque los puntos fuertes de Jiyeon solían ser los débiles de Eunjung y viceversa. Mientras que a la pequeña Ham se le daban bien la literatura, la gramática y el inglés, Jiyeon era muy buena en matemáticas y las ciencias. A ambas les gustaba la historia. Era su campo en común y en él se defendían a capa y espada. 

Al de un rato de terminar sus tareas, llegó la tía Boram utilizando su propio juego de llaves. Eunjung parecía un poco cohibida en presencia de uno de los familiares de Jiyeon, pero cuando vio lo divertida y buena que era con los juegos la tía de su mejor amiga, no tardó en amoldarse a la situación. Qri recibió un mensaje de Soyeon preguntándole si podía unirse, porque ahora que tenía bien la espalda se aburría de estar en casa. Le pasó la dirección en un mensaje y se unió a las chicas. Jiyeon decidió que era un buen momento para hacerle cosquillas a la rubia, cosa que la pilló por sorpresa pero no tardó en contraatacar. No supieron cómo eso terminó con las cuatro tumbadas en el suelo del estudio, mirando al techo, viendo las nubes pasar.

Se levantó cuando escuchó el timbre y fue seguida de cerca por Jiyeon, que curiosa como era, no pudo evitar saber quién venía a visitarlas. Cuando al abrir la puerta la profesora fue recibida por un abrazo, supo que era una amiga y eso trajo una tímida sonrisa a sus labios.

- Tú debes ser la pequeña Jiyeon, imagino - comentó, soltando un sonido de sorpresa cuando la niña asintió-. ¡Vaya! Me habían dicho que tienes ocho años, pero tú eres muy grandecita para tenerlos. Con razón eres el ojito derecho de la profe, ¿eh? - la pequeña se rió, sonrojándose y dando pequeños saltitos-. Hoy me ha llegado un paquete y me he acordado de ti, porque creo que esto te va a gustar. Tal vez me equivoque, pero ¿te gustan los...?

- ¡Papel de burbujas! - exclamó la niña antes de que la cocinera pudiera decir nada, arrebatándolo de sus manos. Jihyun rió con diversión al ver que la niña lo tomaba y se lo llevaba de vuelta al estudio. 

- Sabía que sería una buena idea - se elogió a sí misma la mujer, sonriendo hacia su mejor amiga. 

- Gracias por eso. Ven, pasa. Estábamos en el estudio viendo las nubes pasar.

Soyeon obedeció y pasó al interior de la casa, mirando con admiración el buen gusto que había tenido la madre decorando aquello, maldiciendo ligeramente el hecho de que la actriz se encontrara en Japón en aquel momento por no poder conocerla. La rubia dudó unos instantes, pensando en si había sido buena idea invitar a alguien que la mujer no conocía, pero ya le había hablado de su mejor amiga y no había puesto oposición a que ella la ayudara con su hija. Tenía el instinto maternal de una patara frita, pero cuando se lo proponía podía ser verdaderamente encantadora con ellos como acababa de demostrar.

Subieron al estudio después de que la mayor evitara que la castaña cotilleara todos los elementos que había en la casa. Al entrar se encontraron a Boram sentada frente a la batería con Jiyeon en sus rodillas, sosteniendo las baquetas y fingiendo que tocaba, haciendo los sonidos con su boca en lugar de tocándola, por el respeto que le tenía a ese instrumento en concreto porque no pertenecía a su madre, sino a su tía. Sin embargo, por el tamaño del piso de la pelinegra, no había podido permitir quedarse con la batería. El estudio además estaba parcialmente insonorizado, lo cual era un gustazo para los días en los que quería tocar.

- Eres una baterista profesional, ¿eh, pequeña? - la halagó Boram, dejando un beso en su mejilla. 

- ¿Tocarías tú algo, tía Boram? - le pidió, saltando de sus rodillas para volver a sentarse junto a Eunjung en el puf. La mayor tomó las baquetas y se encogió de hombros, como diciendo que no le importaba interpretar algo para ella. Hizo un breve solo de unos veinte segundos y terminó con un platillazo, no queriendo extenderse porque sabía lo molesto que podía llegar a ser un solo de batería. 

- Ah, qué nostalgia de los días con el grupo, ¿verdad? - comentó Soyeon, cruzándose soñadoramente de brazos, mirando hacia el techo como si pudiera visualizar esos recuerdos.

- A duras penas podíamos tocar dos canciones seguidas estando coordinados - le recordó, trayendo esos recuerdos de vuelta a la tierra. 

- ¡Es verdad! Me dijiste que tenías un grupo - exclamó la mujer, señalando a la profesora con su baqueta-. ¿Ella es tu mejor amiga? 

- Sí, ella es la guitarrista. Es muy buena cantante también - explicó, presumiendo de mejor amiga. La cocinera sacudió su mano, restándole importancia. La de menor estatura se levantó, extendiendo su mano hacia ella.

- Encantada de conocerte. Soy Jeon Boram, la tía de Jiyeon, arquitecta y baterista - sonrió ante sus propios títulos, todos ellos otorgados por diferentes tipos de esfuerzos.

- Es un placer conocerte, soy Park Soyeon - respondió, estrechando la mano de la más bajita-. Jihyun me ha hablado un poco de ti.

- Seguro que todo son mentiras - bromeó, dedicándole una mirada de diversión a la rubia, quien fingió indignarse ante aquello.

- Entonces retiro lo que dije sobre que eres muy amable y que eres una buena persona - entrecerró los ojos, fingiendo que la miraba con desprecio. La pelinegra hizo un puchero.

- Vamos, sabes que no lo decía en serio - dijo, abrazándola contra su voluntad. 

- ¡Yo también quiero abrazos! - se quejó Jiyeon, metiéndose como podía entre su tía y su profesora favorita, causando carcajadas por todas las presentes. 

La tarde pasó de aquella manera tan entretenida. Soyeon y Boram conectaron enseguida, comenzaron pronto a hacerse bromas y a hablar como si fueran amigas de toda la vida. Esa recién formada amistad se fortaleció cuando Jiyeon insistió en que Qri le enseñara a Eunjung cómo cantaba canciones de Frozen. Entre las tres, con Soyeon en una guitarra haciendo un punteo fantástico y Jihyun en la otra sólo marcando los acordes con ritmos básicos, con los coros ocasionales de la pequeña Park, cantaron una versión acústica de Let It Go, la versión de Hyorin en coreano, con el acompañamiento de Boram usando un cajón para seguir el ritmo y una maraca usada por la dulce Eunjung, que seguía el ritmo por pura intuición de manera adecuada. Jiyeon lo grabó en vídeo con el teléfono de la profesora, cambiando de plano constantemente, no queriendo perderse ni un sólo detalle de lo que pasaba. 

Cuando terminaron, Jihyun se encargó de mandárselo a Hyomin, quien las sorprendió estando conectada. Boram sacó su iPad y las cinco fueron al salón, deseantes de empezar una videollamada con la actriz que en ese momento se encontraba, según su mensaje, haciendo un descanso en el hotel antes de ir a una recepción oficial con el reparto al completo. Cuando salió la notificación de que Hyomin las estaba llamando, Soyeon no pudo evitar soltar un gritito, emocionada por poder hablar por fin con la actriz de la que tanto había seguido su carrera. Boram, que estaba sentada en el centro con Jiyeon en sus rodillas, extendió su brazo y clickó para responder. 

- ¡Buenas noches, Tokyo! - exclamó la mejor amiga de la actriz, causando que la otra se riera ante su tono de conductora de programa.

- ¡Anda, cuánta gente! Hola, chicas - comenzó a saludar, usando su mano libre para agitarla a modo de saludo-. Hola Jiyeon, mi reina.

- ¡Hola, mamá! Mira, ella es Soyeon, es amiga de ticher - la presentó, mostrándose orgullosa de haber hecho una nueva amiga en su propia casa-. Me ha traído papel de burbujas.

- Qué bien, cielo - contestó con sorpresa antes de dirigirse con gratitud hacia la cocinera-. Gracias, es todo un detalle Soyeon.

- Es un placer poder hacer algo por devolverte el arte que das desinteresadamente al mundo - respondió, una respuesta que tenía un poco ensayada en su mente en caso de que esa situación se diera. La mujer llevó una mano a su mejilla y dio un pequeño gritito. 

- ¡Qué cosas me dices! - exclamó, lanzando una carcajada-. Gracias por seguir mi carrera. Ya me dijo Kyul que tienes Carmen en DVD.

- ¿Quién es Kyul? - preguntó con confusión la pequeña Park, dirigiéndose a su tía Boram.

- Es como me llama tu mamá, cielo - contestó cariñosamente Jihyun, revolviéndole el cabello a la niña, quien abrió la boca con sorpresa antes de asentir ante ese nuevo conocimiento, procesándolo y guardándolo. La castaña que observaba al otro lado de la pantalla se quedó en silencio, mirando maravillada esa dulce interacción entre su hija y la que ahora era su novia.

- Hola, Kyul - la saludó en un murmuró, a lo que la otra respondió con un discreto guiño que la hizo sonreír tímidamente.

- ¿Cómo va todo por Japón? - le preguntó, deseosa por saber qué aventuras le deparaban en ese festival cultural. La actriz resopló como un caballo, haciendo que tanto Jiyeon como Eunjung se rieran.

- No he salido del teatro en todo el día. Ahora sólo tengo unos diez minutos antes de volver allí para la recepción. Estoy esperando a que Kibum venga a buscarme. Pero el ambiente es bastante agradable - contrarrestó todo lo negativo con ese comentario, que hizo que todas parecieran más alegres-. Hay una compañía francesa que tiene una adaptación de Hamlet que te encantaría, Jihyun. Ojalá estuvieras aquí.

- Sin duda, te encantaría que Jihyun estuviera allí - dejó caer la arquitecta, haciendo que tanto Soyeon y Jiyeon sonrieran con una sonrisa conocedora, como si supieran un chiste que Eunjung no conocía mientras la profesora simplemente sonreía, haciendo oídos sordos a las palabras de Boram.

- Os echo mucho de menos - hizo un puchero, ella también ignorando lo que Boram había dicho. 

- Sobretodo a mí, por supuesto - bromeó Soyeon, llevando una mano a su pecho, cosa que a la actriz le encantó por la teatralidad que le puso.

- Os echo de menos a todas. Incluso a ti, pequeña Blancanieves - sonrió, señalando a la pantalla, donde estaba Eunjung, quien sonrió tímidamente. 

- Mis padres dicen que Japón es muy bonito - comentó la niña, a lo que la castaña asintió, dándole la razón. 

- No he podido ver mucho, pero en cuanto pueda, pienso salir a hacer turismo y os mandaré muchas, muchas fotos - le aseguró, y en ese momento sonó un golpe en la puerta-. Agh, no, Kibum ya está aquí.

La vieron caminar hacia la puerta y abrirla y en cuestión de segundos, el guapo actor estaba en plano. Soyeon soltó un gritito, incapaz de contener su emoción adolescente al ver al idol de SHINee en pantalla. 

- Vaya, si es la familia Park reunida, ¡hola! - saludó el muchacho, sacudiendo su mano con emoción. Ellas devolvieron el saludo de la misma forma, soltando diferentes saludos cada una.

- Bueno, mis amores, Kibum y yo tenemos que irnos a la recepción. Va a haber un montón de discursos y hoy nos hemos enterado de que al finalizar, el sábado, con nuestra función haciendo de clausura, hay una entrega de premios - hizo una mueca de sorpresa-. No sabíamos lo grande que era esto hasta que llegamos aquí, ¿verdad? 

El actor asintió en respuesta a la pregunta que iba dirigida a él antes de mirar a pantalla para explicar más a fondo.

- Hay compañías de todo el mundo y vamos a ver un montón de representaciones a lo largo de la semana.

- Ninguna tan buena como la vuestra, chicos - los animó Jihyun, cosa que para la actriz valió más que mil críticas positivas.

- Gracias, preciosa - salió con naturalidad de los labios de la castaña, antes de volverse hacia Kibum, viendo algo que no aparecía en plano-. Ah, en serio que tenemos que irnos. Os quiero mucho, mucho, mucho. Cuidaros y pasadlo bien. Os echo de menos.

- ¡Te queremos, superestrella! - exclamó la arquitecta, justo mientras la actriz usaba su mano libre para lanzar varios besos. Qri formó un corazón con sus manos, cosa que no pasó para nada desapercibida para la castaña, que sonrió ampliamente justo antes de colgar la llamada. Boram suspiró soñadoramente antes de dirigirse a la profesora que estaba sentada a su lado-. Qué ganas de que vuelva ya, ¿verdad?

La rubia no podía estar más de acuerdo.

- Y que lo digas, Boram. No podrías estar más en lo cierto.