La mañana había pasado rápidamente ante sus ojos entre todas las preparaciones para el viaje y ahora tres mujeres y una niña de ocho años abrazada a un peluche de dinosaurio estaban en el aeropuerto de Incheon. 

Se despertaron cuando Jiyeon entró corriendo a la habitación. La niña ni siquiera preguntó porqué dormían abrazadas de lo curiosa que se sentía por la presencia de Qri allí. La madre tuvo que explicarle todo lo que tenía que ver con el viaje y que iba a pasar la semana con la profesora y ocasionalmente con Boram siempre que ella pudiera y quisiera. Las dos se habían enternecido cuando la niña había fruncido el ceño y había preguntado por qué no podían quedarse las dos porque le gustaba estar con ambas. La rubia entonces comentó que tendría que traer a su mascota, Luna.

Mientras Hyomin comenzaba a preparar la maleta, Boram y Jihyun tomaron el coche de la primera para ir al apartamento de la profesora, acompañadas por Jiyeon que había insistido en que quería conocer a Luna. A las dos les pareció mejor que bien, porque de esa manera, el animal no iría dentro de la jaula durante el viaje. Regresaron al de una hora y cuarto, con la maleta hecha para la semana y con Luna, a quien instalaron en el estudio de la actriz.

Jihyun desconocía por completo esa habitación y se quedó fascinada al verla. Estaba en el ático y tenía unos amplios ventanales en el techo. Se imaginaba a madre e hija bajo las estrellas, mirando el morado cielo de Seúl y eso le enternecía. También se sorprendió al ver diversos instrumentos, como una guitarra acústica firmada por Zack Kim, el gran maestro de tocar dos guitarras al mismo tiempo, un xilófono de gran tamaño y una batería. Contaba también con una mesa reclinable de luz para dibujar y por las bombillas rojas que colgaban del techo, intuyó que también hacía las veces de cuarto oscuro para revelado de fotografía. Sin duda, la actriz era una caja de sorpresas.

Para cuando Sunyoung terminó la maleta y de hacer una lista para la profesora de las cosas que Jiyeon podría necesitar, ya había llegado la hora de marcharse. Las cuatro se subieron al coche de Boram, quedando madre e hija en los asientos traseros. Hyomin sabía que el hecho de que Jiyeon llevara el peluche de dinosaurio que Eunjung eligió para ella no era algo casual. Cuando su hija se abrazaba a él, era porque había algo que no quería afrontar. Se mordió el labio, dudando en quedarse, pero Jihyun tenía razón. No podía rechazar la oferta de participar en ese festival internacional que ellos clausuraban con su obra. Al final del todo había una entrega de premios que ella tenía claro que no iba a ganar, pero no quería perderse las funciones de las obras del momento en el mundo. Era un orgullo poder representar a Corea en ese certamen cultural pese a presentar una obra originalmente inglesa.

Alcanzaron el aeropuerto en menos tiempo del esperado y ahora se encontraban en la entrada de la puerta de facturación, esperando a que llegara el manager de la actriz para que le diera los billetes. La madre no se soltaba de la mano de su hija, tratando de animarla porque ésta estaba callada y con un claro puchero en sus labios. Cuando a la mañana le habían dicho que la profesora se quedaría con ella, se lo habían intentado hacer entender como una fiesta de pijamas, pero pese a que a la niña le hiciera ilusión, no le gustaba la idea de estar separada de su madre. Ya había sido duro con las dos semanas de intensos ensayos, ya que sólo se veían al atardecer y la mujer estaba muy cansada para jugar. A duras penas conseguía que jugaran juntas a algún juego de la videoconsola.

El manager apareció cinco minutos después de que llegaran, en compañía de unos cuantos miembros del staff y unas cuantas fans obsesivas del idol que los perseguían. El hombre no pudo evitar hacer rodar sus ojos por el viaje pesado que les iban a hacer pasar por eso, a lo que Hyomin respondió haciendo una mueca.

Una vez tuvo los billetes, sabía que el momento de despedirse había llegado. Primero se dirigió a su mejor amiga, abrazándola con fuerza.

- Cuídate mucho ¿vale? No hagas nada que yo no haría - le aconsejó Boram, aunque era un consejo bastante ambiguo. La actriz se rió y al separarse le revolvió el cabello con cariño.

- Eso quiere decir que puedo hacer de todo, ¿verdad? - alzó las cejas, bromeando con su compañera. Ésta asintió, pero luego se lo negó con lo que dijo.

- Tú cuídate mucho, ¿vale? - le pidió de nuevo, mirándola a los ojos para asegurarse de que lo haría. Sabía lo cabezota que podía ser la actriz cuando se trataba de hacer una buena función. Era capaz de quedarse sin comer hasta terminar un ensayo o una prueba de vestuario. A veces se caía rendida de puro cansancio por no cuidarse lo suficiente. La mujer asintió para tranquilizarla y susurró unas palabras de vuelta.

- Tú también.

Tras ello, se volvió a la pequeña, que abrazaba con fuerza el dinosaurio, no queriendo separarse de él. Se inclinó hacia ella, dejando varios besos en su frente.

- Vas a estar bien, Jiyeon. Vamos a hablar todos los días y te lo vas a pasar tan bien con Jihyun y Boram que antes de que te des cuenta será domingo.

- Quiero portarme como una adulta, mamá, pero sé que te voy a echar de menos - confesó la niña, con un puchero en sus labios. La madre puso un dedo sobre ellos, recolocándolos, cosa que hizo sonreír ligeramente a la pequeña.

- Y yo te voy a echar de menos a ti, mi princesa, pero tenemos que ser fuertes. Cuando vuelva estaré libre y podremos jugar todo el tiempo que quieras.

- ¿También podremos jugar con Luna, mamá? - preguntó emocionada, pues pese a que el pequeñó animal llevaba poco tiempo en casa, estaba enamorándose completamente de ella.

- Siempre que a Jihyun le parezca bien - contestó, mirando a la profesora, que asintió en respuesta. Hyomin se volvió a su hija-. Entonces sí, jugaremos con Luna.

- ¡Bien! - la niña unió a su madre y a su dinosaurio de peluche en un abrazo, abrazándose a su madre como un koala. La castaña le acarició el cabello con cariño, rodeándola con sus brazos como podía porque el peluche de dinosaurio estaba entre ellas. Les llevó unos minutos que la niña se separara, pero cuando lo hizo, le dijo unas palabras que siempre adoraba escuchar-. Te quiero mucho.

- Y yo a ti, mi reina. Te quiero mucho, mucho, mucho.

Tras dejar varios besos en el rostro de la pequeña, se irguió y se dirigió hacia la única persona que quedaba. Sus nervios estaban a flor de piel mientras su mente se planteaba despedirse con un beso en los labios. La profesora interrumpió esos pensamientos dándole su clásico abrazo de oso, apretándola con fuerza contra ella. Hyomin llevó su mano al cabello de la rubia, atrapando su mano entre los mechones.

- Gracias por todo - susurró la actriz en su oreja. Qri dejó caer su mentón en el hombro de la castaña, acariciando suavemente su espalda.

- Cuidaré bien de Jiyeon, te lo prometo.

- Sé que lo harás.

Se separaron y Hyomin posó su mano sobre la mejilla de la mayor, acariciándola durante unos segundos. Aún no podía comprender cómo tanta bondad se podía juntar dentro de una sola mujer. Nunca encontraría la manera adecuada de agradecérselo lo suficiente, o al menos eso creía. Se inclinó y dejó un beso en su mejilla, manteniendo sus labios durante unos tres segundos antes de separarse. En respuesta, Jihyun se puso de puntillas para dejar uno sobre su frente, durando lo mismo que la otra. Cuando volvió a bajar a su altura, Hyomin dejó otro en su media luna, tan cerca de sus labios que casi podía degustarlos. Sin embargo, no era el momento. A su regreso, esperaba poder conseguir un espacio en el corazón de la rubia.

- Buen viaje. Cuídate mucho.

La castaña asintió en respuesta y tragó saliva, pensando en decir algo más. Pensó en decirle en ese mismo momento que le gustaba, que sentía algo especial hacia ella, pero de nuevo, decidió esperar. Se volvió a su hija, que miraba a su madre interactuar con su profesora con curiosidad, como si su mente procesara algo.

- Hasta mi regreso, pequeña - se despidió, dándole un último abrazo.

Al separarse, se despidió con la mano de las tres y les lanzó un beso, arrastrando su maleta hasta la zona de facturación. Boram decidió no alargarlo demasiado y tomó la mano de la pequeña en la suya, guiándola hacia el parking. Jiyeon le ofreció el peluche a la profesora, quien lo tomó y rápidamente entendió que quería que le tomara la mano. Las dos se extrañaron de que la niña no llorara y se mostrara tan callada. La mayor, que la conocía desde que era pequeña, encontró muy raro que cuando entraron al coche, tuviera una pequeña sonrisa en su rostro. Su pequeña cabeza había debido estar dándole vueltas a algo.

- ¿Estás bien, campeona? - preguntó, mirándola a través del retrovisor antes de arrancar el coche.

Jihyun se volvió a mirarla y la vio abrazada a su dinosaurio, sonriendo ampliamente. Lo que dijo provocó una carcajada en su tía y un claro sonrojo en sus mejillas.

- Un acto de amor verdadero descongela un corazón helado.

Esa misma tarde Boram refunfuñaba por lo bajo tras acceder a que una vez más Jiyeon viera Frozen mientras Qri la miraba con genuina diversión. Le dedicaba miradas de fastidio, arrugando la nariz con fingido odio, rodando los ojos ante las escenas que ya se sabía de memoria y seguro que la niña también. La pequeña estaba sentada sobre un arsenal de cojines en el suelo, acompañada de todos sus amigos peluches, teniendo especialmente cerca el peluche de dinosaurio que le regaló Eunjung. Hacía un rato había dejado de jugar con Luna, cosa que el pequeño animal, acostumbrado a jugar ocasionalmente con su dueña cuando ésta tenía tiempo, agradeció mucho y ronroneó con felicidad. Las mayores estaban sentadas en el sofá, la una junto a la otra con ropa cómoda de andar por casa. Si alguien las viera sin conocerse, pensaría que eran amigas de toda la vida.

- Renos mejor que personas - cantó con el mínimo entusiasmo la mayor, haciendo rodar sus ojos una vez más. Jiyeon siseó para mandarla callar. 

- Oh vamos, Boram, tienes que admitir que la película es genial - la picó la profesora, divertida por las reacciones que hacía. No se conocían mucho, pero la profesora confiaba en Hyomin y sabía que si era su mejor amiga era por algo, por lo que se sentía cómoda con ella.

- Lo era la primera vez que la vi y tal vez hasta la quinta, pero a partir de esa vez ya era demasiado.

- Seguro que te encantó la parte en la que Elsa hace el castillo - bromeó, sin saber que ese mismo chiste lo había hecho Hyomin.

- Tal para cual - musitó la pelinegra, negando con la cabeza, imaginando cómo se estarían riendo ambas por lo bajo si la actriz estuviera allí.

- Además la música es muy buena. Me sé todas las canciones con la guitarra - presumió la profesora, alzando su mentón con superioridad. La otra la miró con sorpresa, pero no tenía nada que ver con Frozen lo que le sorprendía.

- ¿Tocas la guitarra?

- Acordes básicos. Aprendí para poder tocar en funciones escolares. En realidad, soy bajista - explicó, contando a trozos la historia de verdad. Boram asintió, comprensiva y asombrada por esos hechos-. En su día intenté tener un grupo de música con mi mejor amiga. Ella sí que tocaba bien la guitarra.

La de menor estatura entrecerró los ojos, como si pensara algo. Entonces sin decir nada se levantó del sofá, perdiéndose por el hall hacia las escaleras que llevaban al ático. Volvió al de unos minutos con una de las guitarras de Hyomin, una acústica vieja de poca calidad pero con unas cuerdas Martin, las mejores del mercado. La rubia rió, pensando cómo no lo había podido ver venir. 

- Jiyeon, cariño, ¿te apetece ver cómo toca la guitarra tu teacher? - preguntó, añadiendo a la niña, quien pensó que seguramente se molestaría si interrumpían su película con música. Sin embargo, fue la misma niña quien se levantó rápidamente para apagar el televisor, aplaudiendo emocionada deseando escucharlo.

- ¡Quiero, quiero! - exclamó en respuesta. Observó con ojos brillantes cómo su tía Boram le pasaba la guitarra a la profesora. 

Rasgó las cuerdas una vez, comprobando lo desafinada que estaba. Le llevó un par de minutos afinarla de oído, pero una vez lo consiguió, comenzó con el acorde La, dirigiéndose a Boram mientras cantaba una parte de una canción que, para su desgracia, conocía demasiado bien, cantándola en inglés pues se le había ocurrido que iba a ser una buena manera de que los niños aprendieran.

- All my life has been a series of doors in my face, but suddenly I bumped into you - cantó dulcemente, alzando sus cejas mientras cantaba mirando a Boram.

- Oh, venga, no me incites. No voy a cantar contigo - le respondió, entrecerrando sus ojos con fingido odio. La profesora rió y se dirigió a Jiyeon, que cantó algo que se parecía a la parte de Hans en inglés. La rubia sonrió, complacida por ver que la niña reconocía algunas palabras sonoramente. 

Boram no pudo resistir las ganas al ver lo adorables que eran las dos cantando de aquella manera y sacó su móvil de su bolsillo para grabar un vídeo que estaba segura que mandaría a su mejor amiga para que lo viera en cuanto pudiera.

Hyomin acababa de llegar a su hotel en Tokyo tras el tour por el teatro que iba a ser su segundo hogar en aquel viaje. Se dejó caer en la cama soltando un pesado suspiro. Kibum y ella se habían tomado algo en el bar del hotel antes de subir, comentando algo que todavía seguía dando vueltas mientras refrescaba lo que habían dicho cada uno en la conversación.

- Entonces, cuando vuelvas a Corea, ¿lo harás?

- ¿El qué? - preguntó con confusión en ese momento, dudando sobre a qué se refería el actor. Había muchas cosas que quería hacer cuando volviera a Corea al fin y al cabo: quería jugar a videojuegos con su hija, quería sentarse en pijama en el sofá y rascarse si le apetecía, quería pasar una tarde haciendo palomitas con su mejor amiga y ver películas malas de vampiros mientras su hija estaba con Eunjung y, sobretodo, quería tener otra cita con Qri. 

- ¿Le dirás a Jihyun lo que sientes por ella?

La pregunta que le hizo Kibum en ese momento la hizo dudar tanto que ahora que estaba en su habitación del hotel, aún no sabía cómo había sido capaz de responderle. 

- No sé si ella lo siente también, así que no sé. 

Kibum guardó un educado silencio, ocultando con su mano su sonrisa de malicia, pues sabía perfectamente los sentimientos de la rubia hacia ella pero no le iba a dar el gusto a su compañera de trabajo de saberlos.

Recordando a su familia que ahora debía estar reunida en casa, sacó su teléfono del bolsillo y se conectó a la red wifi del hotel, ya que su teléfono no funcionaba con cobertura. Se sorprendió al encontrarse unos cuantos mensajes de dos contactos en su Kakaotalk. Al abrirlos, sonrió ampliamente al ver que eran de su mejor amiga y de la mujer que ocupaba sus pensamientos y se estaba ganando un lugar en su corazón. Decidió empezar por los dos mensajes que le había dejado Boram para luego leer los cuatro que le había mandado Qri. Vio que en realidad sólo era un único mensaje, siendo el primero un vídeo adjunto.

Boram: Los dos amores de tu vida (con tu tercer amor grabando) en un mismo vídeo. Disfrútalo. Espero que hayas llegado bien.

Maldijo la conexión mientras esperaba con impaciencia a que el video se descargara, disfrutando simplemente de la miniatura en la que podía ver a su pequeña princesa con las manos juntas de perfil, por lo movida que estaba seguramente aplaudiendo a algo. Gruñó al ver que casi se paraba la descarga cuando faltaba poco para completarse, sonriendo ampliamente cuando finalmente apareció la opción de reproducir. Tomó aire y lo presionó suavemente con el dedo, deseando que la aplicación para reproducir vídeos se abriera rápidamente. 

No pudo evitar soltar un gritito de sorpresa, llevando una mano a su boca, al ver a Qri con una de sus guitarras, cantando la parte de Anna de una de las canciones de Frozen, que había escuchado hasta la saciedad, en inglés, Jiyeon intentando seguirla aunque terminaba cantando partes en coreano. Rió audiblemente al ver a su pequeña señalar a la profesora, exclamando un "Wi chu!". Al terminar el último estribillo, la rubia hizo la mitad de un corazón con su mano, ofreciéndole a Jiyeon que lo terminara con su otra mitad, a lo que la otra accedió con gusto. El vídeo terminó con una sonora carcajada de Qri, seguida de cerca de la risa de la que estaba grabando. No pudo evitar soltar un sonido de ternura, secando una lágrima de alegría que había caído de sus ojos al ver a su pequeña familia interactuando de esa manera. Se puso a teclear una respuesta para Boram.

< Sois la causa de que esté en la habitación del hotel con las lentillas empañadas. He llegado bien y he disfrutado mucho del vídeo. Espero que hayáis cenado bien. Os quiero mucho.

Antes de mirar los mensajes de Qri, se levantó de la cama para quitarse las lentillas. Abrió su maleta para sacar el neceser y las metió en el lentillero. Se puso sus amplias gafas y se cambió al pijama, retomando el teléfono cuando se volvió a tumbar en la cama, haciéndose un ovillo sobre sí misma. Abrió el kakaotalk y entró en la conversación que tenía con la profesora para encontrarse una foto adorable de su hija abrazando a Luna, ese precioso conejito negro con un lunar blanco. Le acompañaba un mensaje que decía lo siguiente:

PrettyQri: Parece que se han hecho buenos amigos. Eunjung va a tener competencia como mejor amiga de Jiyeon.

PrettyQri: Acabo de conseguir que ese angelito se duerma. Es un angelito. Espero que hayas llegado bien. Ya te echo de menos y me muero de ganas de verte de nuevo, pero seguro que el primer día en Japón ha sido genial. Sé que harás un gran trabajo. Que descanses, mi preciosa Julieta

La foto que adjuntó era de ella en lo que parecía su cocina, llevando un ancho pijama, haciendo el símbolo de la paz con su mano libre para la cámara, sus ojos cerrados bajo sus gafas con una inocente sonrisa en sus labios. Tecleó rápidamente la respuesta tras mirar la hora a la que había sido mandado, hace veinte minutos.

< ¿Sigues despierta?

Su corazón latió un poco más deprisa en su pecho al ver que Qri se conectaba. Tragó saliba y esperó a que respondiera.

PrettyQri: Sí, lo estoy.

PrettyQri: ¿Qué te mantiene despierta, mi Julieta?

Por la manera que había escrito y borrado varias veces, intuía que le había costado encontrar algo que decir, seguramente intentando esconder que estaba sorprendida por recibir ese mensaje que no esperaba. La castaña apretó sus labios, pensando una respuesta. Tecleó lo primero que le pasó por la cabeza, pensando después en borrarlo, pero al intentar corregirlo, acabó mandándolo por equivocación.

< Ya te echo de menos.

Llevó su mano a su boca con espanto, pensando que podría ser inapropiado. Sin embargo, al recibir una rápida respuesta de Qri, se le relajaron los músculos de todo el cuerpo, soltando un suspiro de alivio.

PrettyQri: Yo también, preciosa.

PrettyQri: ¿Cómo estás? ¿Qué tal va todo por Tokyo?

Sonrió ampliamente, mirando con ternura el piropo que casualmente había usado para ella, disfrutando de la sensación agradable que le producía en su estómago. Fue tecleando su respuesta con una ligera sonrisa en su rostro, dándole a enviar en cuanto terminó.

< Todo va bien, es fantástico estar aquí. ¿Podemos hacer una videollamada? Echo de menos verte.

Añadió un emoticono al que le brillaban los ojos, como la mirada que le solía echar Jiyeon cuando quería ver Frozen una vez más. No tardó en recibir una llamada de la aplicación que utilizaban, riendo ante la impaciencia de la rubia, que la había llamado nada más recibir el mensaje. Se acomodó el cabello un poco y se incorporó, apoyándose en el cabecero de la cama antes de deslizar el botón para responder.

- Buenas noches, Romeo - saludó en cuanto el rostro de la rubia apareció en la pantalla.

- Hola, preciosa - volvió a saludarla con ese nombre, causando que la castaña sonriera ampliamente. Entrecerró los ojos al notar dónde estaba la rubia, extrañada por encontrarla en el salón.

- ¿Qué haces en el sofá? Pensé que te había dejado claro que podías dormir en mi cama. 

La profesora apretó los labios antes de morder su labio inferior, mirando hacia otro lado que no fuera la pantalla al responder.

- Tu cama huele a ti - dijo tímidamente en un murmuro, su voz algo ronca al hablar.

- Sí, por algo es mi cama - alzó sus cejas, bromeando y al mismo tiempo tratando de sonrojar un poco más a la mayor-. Además, también debe oler a ti. Ayer dormiste conmigo.

- Pero hace que te eche más de menos y no quiero parecer una novia obsesiva.

Ambas abrieron los ojos como platos ante la mención de esa palabra. Hyomin sintió que su corazón se había detenido por un momento, creyendo que había escuchado mal. Podía ver que Qri reaccionó nerviosamente, sus labios entreabriéndose buscando una manera de solucionar lo que había dicho por accidente. La actriz encontró adorable que esa palabra hubiera escapado su boca de manera tan natural. Se aclaró la garganta y habló, buscando que su voz sonara suave mientras decía lo que vino más naturalmente a su cabeza.

- ¿Eres mi novia, Kyul?

- Yo... N-bueno, yo... ¡Ah! En serio, qué vergüenza - llevó su mano libre a su rostro, cubriendo sus ojos. La castaña rió con suavidad, enternecida por la reacción. Tomó aire y lo soltó de golpe, deseando recibir la respuesta que quería.

- A mí me gustaría que lo fueras.

La rubia abrió sus dedos, permitiendo a su ojo derecho mirar hacia la pantalla. Pudo ver que creía que había oído mal, su expresión yendo de confusión a sorpresa y de vuelta a la confusión a medida que apartaba su mano de su rostro. 

- No quería decírtelo por teléfono, estando cada una en un país diferente - aclaró la castaña, a lo que la otra hizo una mueca con la boca antes de volver a apretar sus labios, asintiendo para indicarle que continuara-, pero llevo desde ayer dándole vueltas. He estado a un paso de pedírtelo en el aeropuerto, en serio - rió ante su propio intento, más por nervios que por la anécdota-. No tienes que responderme ahora. Podemos dejar esta conversación para cuando regrese.

- Yo quiero ser tu novia.

La respuesta salió apresuradamente de los labios de la profesora, quien volvió a morder sus labios en cuanto terminó de hablar. Hyomin sonrió ampliamente, lanzando un suspiro de alivio y comenzando a reír de pura alegría. Pronto esa risa se contagió a Qri, quien le dedicó esa clásica carcajada que a ella tanto le gustaba. 

- Esto es raro - comentó Qri, a lo que la otra no pudo evitar darle la razón.

- Lo es, pero ¡puf! Me siento mejor después de habértelo dicho. Aunque ahora la estancia aquí se me va a hacer infinitamente más larga - se quejó, haciendo un puchero y mirando al techo, quejándose a los dioses de su desdicha. La rubia rió, dándole la razón. Se quedaron en silencio, mirando la pantalla.

- Me gustas mucho - susurró, casi en un ronroneo, la rubia. La castaña abrió la boca para contestar, pero ella continuó-. Nunca me había sentido así con nadie, ¿sabes? No te he hablado de ello, pero yo antes sólo tenía parejas uales. Nunca me había imaginado sintiendo nada tan intenso por nadie.

Hyomin resopló con alivio al oír esa confesión, pues siempre había tenido miedo a que la profesora fuera más experimentada en el amor que ella.

- Yo tampoco he sentido nada así por nadie. He tenido mis noches locas, Boram te lo puede asegurar - sonrió al decir aquello, soltando una pequeña risa cargada de aire, sobretodo teniendo en cuenta que fue en una noche loca cuando concebió a Jiyeon-, pero ahora te tengo a ti y es intenso y nuevo, y emocionante.

Qri asintió. Vio cómo su cabeza se alzaba levemente mientras tragaba saliba. Recorrió sus facciones con sus ojos, sonriendo para sí misma, contagiando poco a poco esa sonrisa en la otra. 

- Desearía tanto que estuvieras aquí esta noche - murmuró la actriz.

- No digas eso o acabaré renovando mi pasaporte para ir a verte - intentó a que sonara a una amenaza, pero a oídos de Hyomin, sonaba más bien tentador. 

- Imagino que tendremos que esperar.

Ambas lanzaron un fastidioso suspiro, que poco a poco era más un gruñido. La menor rió ante aquello, contagiando pronto a su compañera.

- Ve a dormir a mi cama - le recordó, el repentino cambio de tema pillando por sorpresa a la rubia, quien llevó su mano a su frente para hacer un saludo militar.

- A sus órdenes, mi reina - contestó, haciendo reír a la otra. Por el repentino movimiento de su cámara podía ver que la estaba obedeciendo. Por unos momentos se apagó la luz hasta que volvió cuando la otra llegó a la habitación. Cerró la puerta tras ella-. ¿Algo que deba saber antes de pasar la noche en tu sagrado templo?

- No abras el tercer cajón de la mesilla - bromeó, sabiendo que allí no había nada que esconder sólo por ver la cara de póker de su compañera-. Es broma. En el tercer cajón tengo los dientecitos de Jiyeon guardados en una caja. ¿Es un poco asqueroso que los guarde?

- No, mi madre sigue teniendo los míos - comentó, encogiéndose de hombros antes de dejarse caer sobre la cama de la castaña. Ajustó la posición para que para evitar el reflejo de la pantalla en sus gafas. Aspiró audiblemente el aire y sonrió-. Hm, huele a ti.

- Espero que descanses bien esta noche gracias a eso.

Intentaba negarse a la idea de tener sueño, pero un bostezo la traicionó, cosa que la rubia no pasó por alto, alzando las cejas.

- Vale, vale. Capto el mensaje, profesora - rió la castaña, cubriendo su boca para terminar de bostezar de nuevo-. Me iré a dormir, señorita.

- Eso quería oír - sonrió ampliamente viendo cómo Hyomin se tiraba sobre la cama-. Que descanses, reina. 

- Dulces sueños, Romeo.

Se despidieron, pero ninguna de las dos fue capaz de colgar. Se quedaron mirándose un rato, en tal silencio y ambas con una sonrisa en el rostro, que parecería que se les había congelado el internet si no fuera porque se veían pestañear.

- No puedo creer que seas mi novia, Kyul - comentó la actriz, a lo que la otra le dio la razón.

- No eres la única que no se lo cree.

- ¿No puede llegar el domingo ya? - se quejó. Qri rió suavemente y lanzó un beso hacia la pantalla. 

- Seamos pacientes. Valdrá la pena la espera. 

La castaña gruñó, pero no podía evitar estar de acuerdo.

- Ahora sí, vete a dormir. 

- No puedo irme a dormir sin un beso de buenas noches - imitó el tono que ponía Jiyeon cuando decía algo así, haciendo que la rubia riera al reconocerlo.

- Vale, presta atención porque sólo te voy a mandar uno, ¿vale? Tiene que llegarte bien, estás muy lejos - dijo, poniendo el tono que ponía al dirigirse a los niños, cosa que enterneció a la actriz, que asintió repetidamente-. Allá va.

Llevó su mano a sus labios, dejando un beso en la punta de sus dedos antes de soplar sobre ellos. Hyomin hizo como que lo cazaba al vuelo y lo llevó a su pecho, como había hecho la primera vez que habían hablado de esa manera.

- Mucho mejor - murmuró, sonriendo tímidamente-. Buenas noches, Kyul.

- Descansa mucho, preciosa.