Himchan se niega a seguir contando su historia la noche siguiente, sin embargo acaban sentados en las escaleras hablando de otras cosas, Yongguk todavía no puede seguir la conversación como le gustaría pero al menos cada vez se deja llevar un poco más por las palabras del paciente, en estas tres noches ha encontrado un Himchan más melancólico, un poco más perdido, cuenta las mismas cosas que noches anteriores, pero parece que son más sombrías ahora. Yongguk se pregunta si este es el Himchan que Daehyun mencionó.

 No es su favorito, pero no le desagrada.

—No estás exactamente feliz.

—¿Quién es exactamente feliz aquí adentro?

 Yongguk asiente y le pega un codazo a Himchan, para llenar la nada.

—Mañana no vengo.

—Lo sé.

—¿No me vas a extrañar?

—No te lo voy a decir.

—¿No crees que esto es extraño?

 Himchan quita los ojos del punto lejano que tenía enfocado y mira a Yongguk por tres largos segundos antes de decir no, y lo hace  de una forma tan segura que Yongguk cree esto es exactamente lo que debe estar pasando.

 Después de eso se callan. El guardia cree que es incómodo, que es como si debiera decir algo, pero al rato Himchan está entonando una melodía entre dientes  y eso es suficiente.

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 Jiho es un hijo de puta y definitivamente hablar dos días en una semana con él no es buena idea.

—No te hagas el frustrado, es verdad. Siempre has sido medio gay.

—Por Dios.

 Yongguk suspira y sigue masajeando su frente con los dedos, porque Jiho definitivamente no es un apoyo.

—En tu posición no llamaría a Dios, no creo que le gusten muchos los tipos como tú, pero está bien, siempre me puedes llamar a mí —El chico solo se detiene para tomar un sorbo de su té helado y sigue —Me dices que este… ¿Himchan? Te habla todas las noche, al principio lo odiabas y ahora te gusta, que lo entiendes, que piensa como tú, que blah-blah, ni siquiera sé porque te estás complicando entero, lo más probable es que te identifiques con él, que lo quieras proteger, entender…. Tomarle la mano y caminar al atardecer.

—Vale, ahora entiendo porqué nunca te llamo.

—No, tú no me llamas porque eres el peor mejor amigo de la historia.

—Ah, necesito pensar y no estás ayudando.

—No, lo que necesitas es una proposición como esta —Jiho tose, golpeándose el pecho, como si fuera a decir algo importante, pero Yongguk le conoce lo suficiente como para no sorprenderse cuando dice—; ¿no quieres salir esta noche?, ya sabes, despejarte.

—No sé, estoy un poco cansado… bueno.

 Jiho ni siquiera se da el tiempo para fingir que no esperaba esa respuesta, toma su móvil y marca un número tan rápido que sus dedos parecen patinar por el teclado, antes de dejarlo en la mesa aprieta el altavoz y el sonido de espera suena en dos pitidos y medio.

—¡Gukkie vuelve a las fiestas!

—¿Alo? ¿Jiho?

—Te estoy diciendo algo importante  y respondes así…

—¿Dijiste Yongguk? ¿Está Yongguk ahí? ¿Alo?

—Sí, Mino, soy yo —Yongguk habla acercándose al teléfono que reposa en la mesa, habla con la voz más normal que puede pero su cara se arruga un poco en incomodidad —, es solo que acabo de firmar un pacto con el diablo e iré a una fiesta de ustedes.

—¡Oh! ¿En serio? ¿Hoy?, pero hoy no hay nada… oh, oh, espera, haré unas llamadas, en mi casa, el garaje…

 Mino sigue con la explicación por casi un minuto antes de cortar para comenzar a llamar gente y Yongguk no puede creer que le extrañasen tanto; se siente bien.

 Se siente tan patéticamente bien cuando tiene un vaso de alcohol lleno hasta el tope en la mano y la cintura de una chica que no conoce en la otra.

 Se siente bien.

 La fiesta empezó a las ocho, solo con él, Jiho, Mino, Jieun y Hwayoung. Una reunión de viejos amigos en la que Yongguk ya no sentía tan parte. Era extraño oírlos hablar de sus vidas, sus éxitos, sus fracasos, porque el mundo seguía y cambiaba afuera, solo que sin él. Jieun fue la que se dio cuenta primero, la que le tocó el hombro y peguntó “¿y tú?, ¿qué tal tú?”, pero lo hizo con la voz que usaba cuando le visitaba en el ejército y Yongguk lloraba porque no quería estar allí pero tampoco se atrevía a salir. Fue incómodo cuando todos los ojos le miraron casi al mismo tiempo, pero fue realmente reponedor tener la fuerza para decir “no sé qué mierda hago conmigo mismo” y que Hwayoung levantara su copa para proponer un brindis porque así es la vida.

 Tal vez no era tan ajeno a esa reunión después de todo.

 Casi a la media noche eran más de treinta.

—¿Cómo te llamas?

 La voz de ella llega apenas sobre la música, ni siquiera está tan fuerte, pero todos están ebrios y gritan. La música va subiendo de a poco para tapar esos gritos y de pronto Yongguk está alzando la voz también.

—Bang Yongguk… ¿y tú?

—Sooyoung.

 Y ella se mueve de una forma que es malditamente incorrecta, pero ¿qué importa?, porque lo toma del cuello y le susurra en el oído algo que en realidad no entiende, pero tampoco importa, así que los dos salen tomados de la mano al patio de Mino, ella está apunto de inclinarse, de besarlo y Yongguk cree que es necesario besarla esta noche, porque desde hace tanto que no hace algo impulsivo. Así que esto es lo correcto, es lo correcto, es lo correcto.

 ¿Por qué en el fondo de su cabeza suena la voz de Himchan diciendo “quién sabe”?

—¿Yongguk?

 Los ojos de Sooyoung le miran confundidos, Yongguk se da cuenta que quizás ha estado pensando en Himchan en el momento totalmente incorrecto.

—Perdón.

 Ella se ríe y lo suelta.

—Está bien.

 De todas formas terminan los dos bajo un árbol, el pasto está húmedo así que Yongguk se quita la chaqueta y ambos se sienten sobre ella.

—No te conozco y probablemente tengas una mala imagen de mí, ya sabes, por intentar besarte apenas después de bailar un rato, pero ¿puedo preguntar qué te tiene en Marte?

—Claro que sí… ¿es un alguien en realidad?

—¿Quién es la bruja?

 Yongguk siente un nudo en la garganta, pero no se atreve a decir que en realidad es un brujo.

—Soy guardia, o sea, estuve en el ejército y ahora que salí trabajo como guardia… ahora estoy en un hospital mental y… está esa ¿chica? que se intentó quitar la vida varias veces, pero me acompaña en la guardia y no puedo creer que lo haya hecho porque es normal, o bueno, “normal”, siempre he creído que todos estamos locos.

—Cierto.

—Bueno, así que llevamos hablando ¿más de un mes? No sé qué hacer, no creo que sea ético que me guste.

—Hablas como en el ejército —Ella se ríe y entrelaza las manos —Mi padre iba y siempre andaba con eso del deber primero. Ahora, ¿tú dices que no es ético porque estás allí para poner un ojo en el edificio y no en los pacientes, o porque ella tiene depresión?

—Todas las anteriores.

—Es lindo amar a las personas, aunque cuesta cuando esa persona no se ama. Si ella hace que no me des un beso a mí, entonces creo que deberías cuidarla, te tiene en las nubes ¿sabes?

—La conozco hace poco —Dice Yongguk como si fuera excusa.

—Y si no fuera por ella me hubieras dado un beso a los cuarenta  minutos.

 Así que Yongguk se ríe y le pide el teléfono antes de decirle que sería mejor entraran.

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—Gracias, Jiho —Le dice Yongguk a su mejor amigo a las siete de la mañana del día siguiente. Le agradece esa ventisca de sentido común, le agradece la resaca y le agradece ese recordatorio de que no está tan solo.

AMEMOS A PARK LIZZY(?) 

 "Este nunca no esconde un ojalá, estas cenizas no juegan con fuego, este ciego no mira para atrás, este pez ya no muere por tu boca, este loco se va con otra loca.", Joaquín sabina.
Solo les quería dejar una frase guapa(?)