I.

Amor Fati

 Era diferente a lo que esperaba, ciertamente, primero que nada porque no parece una prisión. Yongguk se atrevería a decir incluso que es agradable, aunque claro, tal vez sea solo porque de noche no es más que una casa con las luces apagadas, o porque las películas le alimentaron un miedo imaginario o simplemente porque es su primera noche de trabajo, quizá sean todas las anteriores, solo de una cosa está seguro; esto es diferente a lo que él esperaba. De todas formas no le pagan por hacer apreciaciones ambientales, así que mueve la cabeza y sigue avanzando por los pasillos vacíos: la vigilancia no se hará sola.

 El hospital mental no es tan grande como para mantener al guardia asombrado por más de dos horas, además claro, hacer el mismo recorrido una y otra vez no le ayuda a despejar la mente tampoco, lo descubre al pasar por segunda vez a través del salón de visitas vacío, lo descubre cuando ya está demasiado ensimismado con sus propios fantasmas.

 Una sonrisa se escapa de los labios de Yongguk al encontrar su reflejo en una de las ventanas del pasillo; bien parado, con un uniforme azul oscuro, en el muslo derecho un arma enfundada, en su rostro la sonrisa, pero no es una sonrisa grande como las de siempre (como las de antes), es un poco más irónica y últimamente es la única que siente real. La mueca le recuerda que esto: ser guardia, nunca fue una de sus metas, pero allí está su reflejo diciéndole que lo ha conseguido. No es como si hubiese tenido metas para empezar, pero si hubiese tenido entonces esto no sería parte de ellas. Se pregunta, si hubiese tenido metas, ¿cuáles serían esas? Yongguk aprieta los puños sin dejar de caminar, cree que el acto es un poco mecánico, cree que su postura es demasiado forzada, sin embargo no le sorprende, después de todo entró al ejército a los dieciocho y salió a un paso de sargento segundo (lo mejor que se puede ser sin meterse en la política explícita), está entrenado para fingir que sabe hacer lo-que-sea-que-haga.

 Quién sabe, tal vez una de sus metas era ser feliz, aunque le faltó el plan, piensa. Uno olvida que “feliz” no es más que un momento.

 Un momento.

 Yongguk sigue aún todavía demasiado perdido en su propia mente cuando un cuerpo pequeño, como que se pierde entre lo grande de sus ropas, se detiene frente a él, recordándole que se le han pasado muchos momentos.

—¿Nuevo guardia?

 Debe ser demasiado temprano para que un paciente esté en pie, es lo único que piensa el nombrado antes de ajustar su cinturón y pestañear para hidratar los ojos que, sin que lo notara, no había cerrado hace ya bastante. Demasiado temprano para que el sujeto delante de él esté despierto, piensa de nuevo sin dejar de captar la desidia en la voz contraria.

—Es temprano.

 El chico es malditamente delgado, no habría durado ni un día en el ejército, tiene ojos casi negros, aunque sus pupilas son color cacao y Yongguk comienza a creer que este lugar no es tan agradable como al inicio de su tarea.

—Temprano para los locos. Hay divisiones aquí, señor nuevo guardia, tiene que aprender.

 ¿Qué contestar a eso?

 Nada. Yongguk se cuadra antes de inclinar la cabeza y comenzar a caminar de nuevo. Quizás no fue tan buena idea no asistir a la charla previa, tal vez allí enseñaron qué hacer en estos casos, cuál es el procedimiento.

Así que su primera noche pasa igual a las casi trescientas noches que ya pasó como guardia de una empresa de manufactura metálica: en silencio, entre una única voz dentro de su cerebro y la visión borrosa de los ojos ambientándose a la oscuridad. Bueno, y un tipo en el inicio de la mañana, pero los imprevistos ocurren.

 Hay un poco de vergüenza en su sistema cuando al llegar a la recepción es al único que el encargado del lugar espera.

—Si hoy llega una hora antes le podría hacer un resumen de la charla que se perdió —Yongguk detesta el tono autosuficiente del encargado, porque pareciera que quiere sonar amable, pero esa cara no le ayuda en nada —. Los pacientes están acostumbrados a ciertas rutinas que no queremos alterar, además…

—Claro —Le corta sin querer escuchar ni una palabra más—, estaré aquí a las nueve, señor Wu.

 El tipo asiente y le entrega un horario; sí, otra que cosa de la que se perdió por faltar a la capacitación. Ni siquiera es su culpa, es culpa de Yongnam y su “Namsam no está tan lejos”, además, ¿para qué le marcan optativo a la reunión que sirve de base para todo el trabajo? Esto es culpa de la mala organización, de su hermano por dejar todo a última hora, de su madre por no querer prestarle su auto, del tráfico de ese día, de los semáforos en rojo… esto es toda culpa de él por ser demasiado orgulloso como para dejarse mostrar quince minutos retrasado.

 Es casi una costumbre maldecirse a sí mismo entres-dientes (lo aprendió de todos los almirantes y sargentos primero en cuatro años) así que no deja de castigarse entre murmullos hasta llegar a casa. Su madre dice algo, pero él está demasiado cansado como para detenerse a escucharla cuando puede gritar “claro” desde la entrada de su habitación y dejarse caer en la cama hecha sin desarmarla, sin si quiera escabullirse bajo las frazadas.

 Yongguk sueña con pasillos largos de ningún lado, con saludos militares, con abrazos de su familia orgullosa perdiéndose entre la desesperación de caer al vacío, con caminos que parecen más abismos que otra cosa, con un tipo delgado que es tragado por su ropa color blanco sucio.

 Al despertar no recuerda nada.

 Al despertar el chico está molesto porque le llega el olor a tostadas hasta la habitación y tiene hambre. Es un poco estúpido, pero no importa.

—¡Mamá!

 La mujer aparece a través de su puerta con los ojos cansados y Yongguk cree que quizás esto no es lo que le enseñaron en el ejército.

—¿Cansado Gukkie?

—No —Termina por responder tras vacilar unos segundos —¿Hiciste algo rico?

—Huevos —Responde ella también con inseguridad, con una pequeña sonrisa colgando en los labios.

 Su madre lo mira un segundo antes de voltear para regresar a la cocina. Yongguk sabe que está mal, pero la odia, no puede evitar que el sentimiento se le atore en la garganta cuando los ojos de la mujer llegan a él tan llenos de orgullo, porque cada vez que lo hace es como un cuchillo en el pecho recordándole que ni su propia madre lo conoce, si lo conociera, al menos un poco, entonces le diría que es tiempo que se haga hombre, de que tome una decisión, de ser feliz, de… de tantas cosas. Pero no le dice nada de eso, solo le llama porque la mesa está servida.

 Su padre no está sentado, pero es la segunda semana del mes y sus cosas descansan en el sillón, probablemente se esté dando una ducha después de volver de los barcos. El señor Bang trabaja como maquinista en unos barcos que le hacen permanecer una semana en casa y otras tres en el mar, Yongguk lo adora y sin embargo le envidia un poco, su padre siempre quiso eso para su vida. Su padre está haciendo lo que tenía planeado hacer mientras él está en su segundo empleo como guardia: improvisando.

—¿Escuchaste algo querido? —Su madre le mira con la frente arrugada hasta que él niega con la cabeza —Te decía que papá trajo regalos del viaje, creo que te trajo un libro…

 Yongguk deja de escuchar, pero permite a su máscara de buen hijo tomarse el momento. Hay tantas cosas en su cabeza ahora, no le interesan los regalos.

 Le interesa descubrir que ha hecho de su vida.

 El problema es que al estar en auto-piloto ya se le hicieron las ocho. Desde su casa al hospital son cuarenta minutos, pero los militares son siempre prevenidos, así que el chico se disculpa, besa a su madre en la coronilla por pura costumbre y le palmea el hombro a su padre. Puede ser porque tiene mucho en la cabeza o muy poco, pero aunque quiere usar el tiempo del viaje para pensar, no tarda más de dos cuadras en quedarse pegado en el paisaje tras la ventana. Es el mismo que tendrá que recorrer todos los días, así que lo memoriza tanto como puede. Mira los negocios y dice el nombre de estos en su cabeza tres o cuatro veces. Para cuando el supermercado que dice que su parada se avecina, el chico se levanta, pide permiso y toca el timbre de la puerta trasera.

 Baja y se arregla la chaqueta antes de mirar la hora. Quince minutos adelantado y el hospital está allí, a la vuelta de la esquina.

 Esta vez lo recibe otro doctor, Yongguk ni siquiera se preocupa del nombre, es simplemente el doctor Kim. Con eso basta.

—…eso fue lo que instruimos en la capacitación, resumido claro, pero todavía le queda casi media hora, ¿no prefiere ir a tomar un café al casino con nosotros? —Por nosotros Yongguk asume que se refiere a los otros médicos y no es como si tuviese algo mejor que hacer así que…

—Claro.

 El guardia comienza a cuestionarse a cuáles nosotros se refiere realmente el doctor Kim cuando reconoce el camino que hizo anoche mientras vigilaba su parte del hospital y…

—¿Café o té?

—¿No es este el comedor de los pacientes?

—Sí.

 A pesar de eso solo hay tres pacientes, cada uno alejado del otro, el doctor Kim no tarde en encontrar un asiento cercano al de un chico delgado (casi tan como como el de anoche). El doctor se excusa mientras va por los brebajes y vuelve al rato, Yongguk casi siente que fue en un segundo, de tan confundido aún.

—¿Los doctores pueden estar aquí?

—Eres otro que ha visto muchas películas… esto se asemeja más a una casa de retiro que a un psiquiátrico como el de Halloween. No te digo que lugares como esos no existan —Comenta tomando un sorbo a su café, Yongguk está seguro que contiene la risa también—, claro que existen, pero después de algunos problemas en este psiquiátrico en particular, quedamos como responsable de ciertos trastornos más… ¿fáciles de manejar? No sé qué palabra usar en realidad.

 Yongguk debe haber puesto cara de interés, porque el doctor se alarga en una charla sobre qué es un psiquiátrico, qué es un manicomio, qué es un centro de salud mental, cuáles son las enfermedades mentales más comunes y que casi nadie detecta hasta que se hacen predominantes en la conducta, cuáles son las más complicadas y las que se derivan a tratamientos con fármacos. Yongguk deja de procesar cuando se da cuenta que al menos no lo van a matar aquí y… ¿qué importa el resto?, si hay un problema puede disparar, está en su derecho.

—Disculpa, suelo alargarme cuando empiezo a hablar de esto… supongo que me apasiona un poco y tú ya deberías estar en tu uniforme —La sonrisa del doctor es sincera, tan sincera que a Yongguk le molesta.

—No se preocupe, pasa cuando uno está feliz haciendo lo que hace.

 Dice a su vez el chico sonriendo, pero su sonrisa es falsa.

—Es cierto… bueno, le deseo toda la suerte del mundo en su segunda noche, Bang Yongguk.

 El aludido mueve la cabeza antes de tomar de un sorbo todo lo que le quedaba en la taza para salir. No puede evitar notar como el doctor no tarda en moverse a la mesa del chico delgado. Antes de llegar al cuarto que le asignaron a todo el personal de seguridad para dejar sus bolsos y cambiarse de ropa, una mano le toma del brazo, casi sin fuerza, solo para llamar su atención.

—Señor nuevo guardia, veo que aún no muere.

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Thank you!
blueous
No volveré a escribir algo así de enfermo...

Comments

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AphroditeLetter
#1
Chapter 12: Entonces...lo del decimotercer piso no era una metáfora de Yongguk sino que Himchan realmente se tiró o no entendí? El caso es que esta historia es genial. Aunque esta página es principalmente de historias en inglés, esta historia es mejor que muchas de las que he leído acá, te felicito, lo transmites increible, una excelente historia y de mis FF favoritos hasta el momento, buen trabajo♡
erickkbaj_tipa #2
Chapter 12: Hasta que me animo a crear una cuenta aquí, hahaha es lo primero que he hecho al crear y es buscar esta historia, casi me da algo cuando olvidé el nombre, pero en fin, es una de mis favoritas, me acuerdo que la leí por primera vez en la escuela :v hahahaha me gusta mucha la historia, ya no hay muchos de estos u.u
GukkieKookie
#3
En espanolllll ~!
Bachelorette
#4
Chapter 10: Great story!
JusticeWillPrevail-L
#5
Chapter 6: Asdfghjklasdfghjkl, la tensiónnnnn *O* Jajaja, sentí el momento tan real, que tenía ganas de agarrar una tijera y cortar el aire xD Celos...~
Pero pobres Himchan y Yongguk, que cuanto más vamos conociendo de sus historias, más quiero abrazarlos y decirles que todo está bien ;w;
¡El final fue épico! En Argentina diríamos: "¡Hay onda...!" (Como que hay química entre los dos >///<). Me gustó mucho como va avanzando todo. Y creo que si te parece necesario explotar más, y bueno, que lo hagas, a mí por lo menos no me molesta :D
JusticeWillPrevail-L
#6
Chapter 5: ¡¡Woooow!! Lo leí todo recién, y me gustó mucho... Aún si sé que no habrá romance, siempre me interesan los psiquiátricos y las enfermedades mentales, etc. Me atrapó bastante la personalidad de Yongguk...
Es el primer fic en español que leo en AFF. ¡Lo seguiré leyendo! Buen trabajo, me gusta tu forma de escribir n.n