A las seis y diez de aquella tarde, el móvil de Taeyeon comenzó a sonar.

—¿Tae? —La voz de Tiffany denotaba cautela.

—Dime —contestó Taeyeon con suavidad.

—Salgo en este momento hacia casa. Tardaré veinte minutos, más o menos.

—Estoy con Yuri y Jessica, pero ahora mismo voy para allá. Esperaba impaciente tu llamada. ¿Qué tal con tu madre?

Ante el tono de Taeyeon, Tiffany pareció relajarse.

—Luego te cuento. Estoy ya en el coche.

—Vale, enseguida nos vemos.

—Hasta ahora.

Taeyeon colgó y miró a sus amigas.

—Bueno, gracias por escucharme, como siempre.

—Ni se te ocurra dárnoslas. Ya sabes dónde estamos — contestó Yuri.

—Llámanos cuando quieras... —dijo Jessica dándole un beso.

—Las llamaré pronto. —Les dio un abrazo.

Diez minutos más tarde, Taeyeon llegó a casa, se dirigió a la cocina y se sirvió una copa de vino. Con parsimonia, fue hasta el salón, eligió un CD y lo colocó en el aparato de música. Al instante, la voz impresionante de Norah Jones cantando One flight down comenzó a extenderse por cada rincón, caldeando la estancia. Se arrellanó en el enorme sofá blanco, con la copa en la mano, intentando aclarar sus pensamientos. El sonido de la llave en la puerta la sacó de su concentración. Carla entró en el salón con paso decidido, llenándolo con su presencia. La voz de la cantante americana parecía reforzar el ímpetu de sus pasos. Instintivamente Taeyeon dirigió la mirada a su talle, que en aquel momento