—Dime algo, por favor —dijo Tiffany con un hilo de voz, al ver que Taeyeon no reaccionaba.

Taeyeon se levantó con esfuerzo de aquel sillón que había amenazado con comérsela y se sentó junto a ella, pero sin llegar a tocarla.

—Perdóname. No... me lo esperaba.

—Estoy muy asustada, Tae.

—¿Qué vas a hacer? —preguntó seria, mirando aquellos ojos enormes que la observaban espantados.

—No lo sé —contestó Tiffany despacio.

—¿Cuánto tienes?

—De tres meses, creo. Ocurrió cuando volví sola a París...

—No me expliques nada —dijo Taeyeon rápidamente.

—Quiero contártelo. Cuando regresé a París, después de aquella noche en la que te asustaste de mi beso y me apartaste de ti, tenía la certeza de haberlo perdido todo contigo, e intenté absurdamente aferrarme a Nichkhun. Aquel día... me acosté con él y fue un desastre. No podía quitarte de mi cabeza, sentía tus caricias, el sabor de tu boca... ¡Casi me vuelvo loca! —explicó Tiffany, mientras estrujaba el borde del sofá, ansiosa.

—No me cuentes más —dijo Taeyeon y se levantó. Se apartó hacia atrás su flequillo rubio con nerviosismo.

—Lo que quiero decirte es que realmente este hijo lo hice contigo. Él sólo fue el vehículo, pero tú estuviste allí todo el tiempo.

Los ojos de Tiffany, brillantes como lunas, parecían implorarle. Taeyeon la miró desde el otro lado del salón.

—¿Eso quiere decir que has decidido tenerlo? —preguntó distante.

—Está pasando todo muy deprisa —contestó Tiffany con cautela —. Siempre pensé que algún día tendría un hijo, pero era algo que me hubiera gustado planificar.

Taeyeon guardó silencio.

—Me gustaría saber qué piensas —dijo, intentando mantener la calma.

Apoyada en la pared frente a Tiffany, Taeyeon la miró sin moverse. En aquel momento hubiera deseado no quererla tanto.

—La verdad, Tiffany, no sé qué responderte —comenzó a decir con suavidad—. No entraba precisamente en mis planes empezar a criar a mis cuarenta y cinco años. Pensaba que disfrutaríamos las dos juntas haciendo un montón de cosas, que evidentemente no se pueden hacer con un niño.

Tiffany se levantó y se acercó a ella. Se concentró en sus ojos color ónice, que en aquel momento estaban más oscuros que nunca.

—Siento mucho cómo está sucediendo todo, pero quiero que sepas que es algo que siempre he querido hacer, aunque no deseaba que fuese de esta forma. Quiero tener este bebé, Tae, puede que sea mi última oportunidad de tener un hijo.

Taeyeon agarró su mano suavemente.

—Es tu cuerpo y tu vida, Tiffany. Sólo tú puedes decidir algo así. Pero, entiéndeme, acabas de cambiar mi vida radicalmente. No me preguntes si me gusta. Ahora no tengo otra repuesta.

El rostro de Taeyeon reflejaba con claridad la presión a la que estaba siendo sometida.

—Perdona. No tengo derecho a imponerte una vida que no quieres llevar —dijo Tiffany, soltándole la mano y alejándose un paso hacia atrás.

—Yo no he dicho que no vaya a estar a tu lado, Tiffany —replicó Taeyeon firme.

—Lo sé, pero también sé que te he hecho daño. Las dos necesitamos digerir esto y ver dónde nos lleva.

Taeyeon observó sus ojos oscuros durante un segundo.

—Tendrás que decírselo a tu madre —dijo despacio.

—Había pensado comer con ella.

—Bien. Yo mientras tanto daré una vuelta por la playa. —agarro las llaves.

—Te llamaré luego —dijo Tiffany con tristeza.

Taeyeon se acercó y le dio un ligero beso en los labios.

—Hasta luego. Después hablaremos.

Cuando Taeyeon salió, Tiffany permaneció pensativa en medio del salón. Agarro el teléfono, se sentó y marcó el número de JungEum.

—¿Mamá?

—Hola, cariño. Le estaba diciendo a YoungDon que me gustaría invitarlas a comer. ¿Han hecho planes?