capitulo 6

la esposa del vecino

Si había un cementerio hermoso, ese era el White Haven Memorial Park.

 

Se mantenía virgen y protegido por una elegante verja de hierro forjado, que se extendía por varios kilómetros, fuera de Marsh, la Carretera en la frontera, entre la zona residencial de Pittsford y Fairport.

 

No había lápidas, sólo pequeños marcadores, junto a la hierba verde.

 

Si uno no supiera que era un cementerio, uno podría haber asumido que era simplemente un magnífico parque, salpicado de antiguos y majestuosos árboles y racimos esporádicos de flores de colores, con una hermosa fuente brotando en el centro.

 

El día era un poco sombrío y todavía fresco, incluso para principios de junio, que parecía apropiado para una visita al cementerio.

 

Tiffany aminoró la marcha de su coche, a lo largo del sinuoso camino pavimentado, siguiendo una ruta que se había aprendido muy bien, en los últimos nueve meses. Se deslizó hasta detener el coche en el parque, y se sentó por un momento o dos, simplemente mirando hacia la extensión de césped perfectamente cuidado.

 

Michael Hwang había muerto el agosto anterior de un masivo ataque al corazón.

 

Aunque hacia casi un año ya, Tiffany todavía tenía dificultades con el hecho de que nunca más volvería a verlo, y le resultaba difícil aceptar que ya no estaba disponible para dar sus consejos.

 

Él era el único miembro de la familia que parecía entenderla.

 

Sabía que sonaba a cliché, pero era cierto.

 

Ellos eran muy parecidos, por lo que tendían a estar de acuerdo en la mayoría de las cuestiones.

 

Había trabajado duro para tener éxito, así como dinero, y nunca se había dado por vencido. A través de los años, tristemente viviendo junto a la mamá de Tiffany, que no hacía más que envolverse en su imagen y riqueza.

 

No sabía de qué manera habían iniciado su relación, ni si alguna vez sus padres habían estado enamorados uno del otro.

 

Con el paso del tiempo sus padres se habían ido distanciando, pero se habían mantenido juntos, más como compañeros que como un matrimonio… y Tiffany se preguntó si eso era porque ya no se gustaban en sus últimos años.

 

No tenía idea de por qué nunca se divorciaron.

 

Eso era algo que nunca sabría.

 

Se bajó del coche, cogió la pequeña bolsa Ziploc, su bolso y se dirigió hacia los últimos marcadores hasta que llegó a la suya.

 

Frunció el ceño mientras estaba ahí, mirando el pequeño ramo de margaritas blancas que adornaban su trama.

 

Obviamente eran frescas, aportando un toque de belleza al día, que de otra manera sería aburrida.

 

Sabía que su madre sólo había estado ahí una o dos veces, desde la muerte de Michael, por lo que las flores eran un pequeño misterio. Se puso en cuclillas, se sorprendió al encontrar la hierba seca, y se sentó.

 

— ¿Quién trajo las margaritas, papá?—preguntó en voz baja.

 

La brisa sopló delicadamente.

 

A veces juraría que oía su voz viajar en ella.

 

Cogió unas hojas sueltas de hierba de su marcador y una vez más, pasó los dedos por las letras cinceladas. Recogió un puñado de alpiste, de la bolsa Ziploc, y roció uniformemente a su alrededor.

 

Dudaba que nadie más, en su familia, tuviera alguna idea de que le encantaba observar las aves.

 

Era su propia conexión especial con él ahora.

 

En lugar de traer flores, que es lo que casi todo el mundo hacía, le trajo alpiste, de modo que incluso cuando no tuviera visitantes humanos, él tendría animales.

 

Se sentó cómodamente y parloteó, contándole sobre su vida. Era algo que hacía varias veces al mes, algo parecido a una sesión de terapia para ella.

 

No creía que a su papá le importara.

 

—Las chicas vienen a almorzar hoy—su voz le dijo exactamente cómo se sentía al respecto—Qué triste para mí. Ellas quieren ver la nueva casa del lago. Espero que sea fácil para mí. No estoy segura de que sea su “estilo”—hizo las comillas en el aire para demostrar el sarcasmo—Probablemente no sea lo suficiente artificial para ellas. Pero a mí me encanta, papá. A ti también te gustaría. Es tranquilo, hermoso y estar en el agua es tan increíblemente relajante. He estado trabajando en el patio trasero, en el interior. El anterior propietario lo tenía todo en rojos y dorados, ya sabes, ese estilo oriental. Ugh. Demasiado pesado para mí. He estado pintando, y probando algunas cosas nuevas, que he estado leyendo acerca de ese libro que me regalaste por mis cumpleaños, el año pasado. ¿Te acuerdas? El salón ha quedado fantástico. Te encantaría. Y el color lava en las paredes da calidez, en tonos terroso. Sin duda no fue un proceso fácil, pero creo que lo hice bien. Se ve bastante bien. Se parece mucho a tu guarida. Ya sabes, acogedor e invitador, ¿como si quieres sentarte y leer un libro o algo? Dawn va a odiarlo. Ya sabes cómo es. Ella va a decir que parece una guarida, en lugar de una sala de estar, y que no es apropiado para los invitados de una cena—suspiró, sintiendo el miedo.

 

Sabía que no debía estar tan preocupada por lo que otras personas pensaran, pero parecía que siempre estaba buscando la aprobación de los demás.

 

Al parecer, era su maldición en la vida.

 

—Pero a taeyeon le gusta. Mucho.

 

Esa frase sólo trajo una sonrisa a su cara, y pudo realmente escuchar la voz de su papá, coloreada con una sonrisa de los suyos.

 

— ¿taeyeon? ¿Quién es taeyeon?

 

Siempre había dejado su trabajo para saber quiénes eran los amigos de Tiffany, y tenía su propia opinión de cada uno de ellos.

 

Él habría querido a taeyeon, Tiffany estaba segura de ello.

 

—Ella es mi nueva vecina. Vive al lado de nuestra casa del lago, y es muy dulce. Nos hemos convertido en buenas amigas. Me convenció para jugar en su equipo de voleibol este verano. ¡En la arena! No había jugado desde hace mucho tiempo, pero, ¡me he sentido muy bien! Mis piernas están aún doloridas.

 

Podía oír su carcajada.

 

—Un poco fuera de forma, ¿calabaza?

 

—Sí, un poco. Pero taeyeon estaba dolorida, también. Fue el primer entrenamiento de la temporada y todo eso, así que no me hicieron sentir muy a gusto. Le ha gustado la sala de estar, papá. Mucho. Lo consiguió, ¿sabes? Ella consiguió sentir lo que yo esperaba que sintiera al verlo. Fue muy guay. Me hizo sentir como si realmente aprendí algo, durante el tiempo que estuve en la escuela, como si supiera lo que estaba haciendo.

 

Se quedó en silencio durante un rato, viendo como la suave brisa barría gradualmente las nubes del cielo.

 

El sol seguía mirando a través de ellas, como si tratara de decidir si era seguro hacer su aparición en toda regla.

 

—Parece que va a aclarar, papá. Supongo que debería volver y hacer algo de apropiado como bocadillos para mis visitantes—suspiró ante la perspectiva de la tarde—Kayla y Dawn no hacen nada. Es un poco raro. Cuando ella está cerca, Kayla casi absorbe su personalidad. Al igual que el mundo necesita de dos amaneceres—se estremeció ante la idea—Desearía que Kayla viniera sola. Esa es la única vez que actúa como ella es—se encogió de hombros, dando un profundo respiro de aire limpio y fresco.

 

Se besó los dedos y llevó hacia el marcador de la tumba de su papá.

 

—Vendré otra vez pronto, papá. Te echo de menos.

 

Se puso de pie, sacudiendo la hierba y la suciedad de su trasero, arrugó la bolsita y se la metió en el bolsillo, esperando que las lágrimas que empañaban sus ojos, cada vez, se retiraran.

 

Se inclinó una vez más para enderezar las margaritas, preguntándose de nuevo, quien las podría haber traído. Luego caminó lentamente hacia su coche, sacudiendo la cabeza con disgusto por el hecho de que estaba a punto de tener que recibir a sus amigas, para mostrarles su nueva casa del lago.

 

En ese momento, el sol se abrió por completo, como si se riera de ella.

 

 

—Es muy bonito..., Tiff.

 

Sólo Chamber Dawn podría hacer un sonido para complementar su pobre alago.

 

Se puso de pie, en la sala de Tiffany, observando las paredes, los muebles, el arte, girando en un círculo lento.

 

Su desaprobación estaba escrita por toda su perfecta cara, a pesar de que sus labios decían todo lo contrario.

 

—Mm hmm. Muy bonito... —repitió.

 

Tiffany tuvo que luchar para no hacer rodar sus ojos.

 

Dawn era la hermana mayor de siwon. Con su cuerpo bronceado, el cabello rubio oscuro y grandes ojos negros, enmarcados por pestañas y cejas.

 

Era increíblemente hermosa.

 

Necesita toda la ayuda que podía conseguir pasa soportarla.

 

Dawn trataba a las otras personas como si no fueran tan dignos de la vida como ella.

 

Era sin duda la hija de Claire.

 

Si Tiffany no estuviera relacionada con ella, nunca, nunca habría tenido ningún tipo de contacto con ella.

 

—Bueno, estoy muy contenta con la forma en que me ha quedado—dijo, tratando de no dejar que Dawn la molestara.

 

Esta es mi casa, maldita sea.

 

¿Por qué me importa lo que piensas?

 

—Es un poco... informal ¿no crees? ¿Es eso lo que has querido hacer?

 

Aquí vamos, pensó Tiffany, cómo lo haría su papá, probablemente mirando y riéndose cuando llegara a la misma idea.

 

—Quiero decir, ¿qué pasa si tienes invitados para cenar o, Dios no lo quiera, una fiesta? ¿No quieres tener un espacio un poco más… formal?

 

Reprimió el impulso de sacarle la lengua a su cuñada.

 

Dawn se encogió de hombros y llevó su Chardonnay a la terraza. Eso era todo lo que tenía que decir acerca de la sala de estar, de la cual Tiffany estaba tan orgullosa.

 

Se puso de pie, en el centro de la sala, sosteniendo su propia copa de vino y tratando de no parecer completamente abatida, que era cómo realmente se sentía.

 

Dawn había tenido exactamente la reacción que esperaba, así que no estaba segura de por qué le molestaba tanto.

 

Tiffany Trató de no hacer un show de la decepción en su rostro, mientras se quedó ahí sola con Kayla, esperando que su amiga, más antigua, diera su opinión como la de Dawn.

 

—No sé, Tiff. Creo que…—los ojos azules de Kayla se movieron lentamente por la habitación, fijándose en cada detalle—Se siente algo de...cálido. Invitador.

 

El cumplido hizo que Tiffany se sintiera tan feliz que decidió ignorar el hecho de Kayla había esperado hasta que su cuñada estuviera fuera del alcance de su oído, para dar su opinión.

 

—Gracias, Kay. Me gusta, también.

 

Kayla y Tiffany se habían graduado de la Misericordia juntas y se conocían desde que tenían doce años. Habían sido inmediatamente cercanas, y Kayla era de Tiffany la única constante a lo largo de la escuela.

 

Ella sabía más de los secretos de Tiffany que nadie, incluyendo a su papá.

 

Sus familias eran muy parecidas, y se habían enfrentado a muchos de los mismos problemas.

 

Al igual que Tiffany, Kayla también batalló con su deseo de ser ella misma, y no lo que pensaba su familia que debía ser. Desafortunadamente, Tiffany estaba segura que Kayla estaba perdiéndose.

 

Parecía que como Tiffany, Kayla tendía a inclinarse a ser más como Dawn, diciendo cosas que sabía que irían a favor de ella, con la esperanza de permanecer en el lado correcto, pero lo estaba haciendo más y más a menudo.

 

Estaba segura de que su cuñada se había dado cuenta también, y le gustaba jugar con Kayla, mirándola desde una esquina con su mirada burlona, porque lo que Dawn decía era lo que ella realmente pensaba o sentía.

 

Fue doloroso para ella, así como para Kayla.

 

Hubo innumerables de veces en la que quería gritarle para que abriera los ojos y viera lo que realmente estaba sucediendo.

 

Kayla nunca lo hizo, por ello, le entristecía.

 

Lo único que la salvaba era que de vez en cuando, Kayla podía mirar, y decir algo dulce o expresar un pensamiento similar, algo verdadero, como su comentario sobre la sala de estar, y Tiffany sabría que ella todavía estaba ahí.

 

Tiffany le tocó el brazo y sonrió.

 

— ¿Quieres un poco más de vino?

 

—No, estoy bien.

 

Sonrió y siguió a Dawn a la terraza, mientras Tiffany se terminaba su copa, con la esperanza de adormecerse lo suficiente como para aguantar el resto de la visita.

 

Cuando finalmente se unió a ellas en la terraza, se rio de la vista en el patio trasero.

 

La vista hacia el agua era como la de una foto.

 

Enseguida desvió la mirada para ver a taeyeon, que venía de la dirección contraria, corriendo hacia su casa.

 

Al parecer, había estado persiguiendo a Ginger, desde hacía algún tiempo.

 

El tono de su voz confirmó esa suposición.

 

— ¡Maldita sea, Ginger! Cuando te ponga las manos encima...

 

Tiffany se alegró de que dejara la frase sin terminar.

 

Taeyeon lo estaba buscando con el más mínimo placer.

 

Dejó rápidamente su copa de vino y para el horror de su arrogante cuñada, salió rápidamente por las escaleras hacia el patio, aplaudiendo con fuerza.

 

— ¡Ven aquí, Ginger! ¡Aquí, muchacho!

 

Para sorpresa de todos, Ginger se detuvo en su carrera. Alzó sus orejas, y volvió la cabeza en la dirección de Tiffany.

 

—Eso es. Ven aquí, guapo. Vamos—se puso en cuclillas, llamándole.

 

Ginger se metió la cola entre las piernas y corrió a toda velocidad hacia ella. Puso sus patas delanteras sobre las rodillas y procedió a lamerle por toda la cara con su lengua.

 

—Oh, Dios mío—oyó murmurar a su cuñada disgustada.

 

—Buen chico. Eres un buen chico—lo acarició con atención, mientras lo sostenía firmemente del cuello esperando a que su dueña se acercara, sin aliento, despeinada, y muy cabreada.

 

—Parece que compraste una casa, con una vecina de clase baja, querida cuñada—Dawn murmuró en voz baja.

 

Tiffany palideció ante el comentario, orando que taeyeon no lo hubiera escuchado.

 

—Gracias, gracias, gracias—dijo taeyeon, poniendo sus manos en las rodillas, sus pulmones aun palpitando—Saltó la puerta y al parecer no lo había atado con suficiente fuerza. Estaba fuera antes de que tuviera tiempo para pensar.

 

Sacudió la cabeza con tristeza, la preocupación en sus ojos afirmaba, claramente que no era divertido, que estaba seriamente preocupada.

 

—Creo que tenemos que construirle una pequeña caseta, con una puerta para perros, así no tendrás que seguir persiguiéndolo cada vez que se escape.

 

Taeyeon la miró parpadeando.

 

—Sabes, eso no es una mala idea.

 

—Por supuesto que no lo es.

 

Se sonrió la una a la otra.

 

El repentino sonido, de una garganta, les recordó que no estaban solas.

 

Tiffany cerró los ojos un instante.

 

El movimiento no se le escapó a taeyeon. Cogió Ginger en brazos, no muy dispuesta a renunciar a él, y se dirigió a sus invitados.

 

-Taeyeon Kim, esta es mi cuñada, Chamber Dawn, y mi amiga, Kayla Prince. Taeyeon vive al lado.

 

Taeyeon, sonriendo, extendió la mano y estrechó la mano de cada una de ellas, a través de la barandilla.

 

—Encantada de conocerlas.

 

—Y este chico malo es Ginger—Tiffany sonrió cariñosamente erizando la piel del perro.

 

— ¿No tienen una ley de correa por aquí?—Dawn preguntó como un punto importante.

 

Taeyeon sonrió con fuerza.

 

—Sí. Se escapó accidentalmente.

 

—Mm.

 

Kayla sonrió Ginger y se inclinó sobre la baranda de la terraza para rascarle la cabeza.

 

—Él es adorable.

 

Taeyeon sonrió agradecida.

 

—Bueno, hay algo que no te da toda la razón, y el caso es que obedece más a la vecina que a su mamá.

 

Tiffany se rio e hizo un comentario acerca de su buen gusto.

 

Dawn puso los ojos en blanco.

 

Taeyeon decidió disfrutar de sus vacaciones, intentando escapar de Dawn con suficiente rapidez.

 

La estaba haciendo sentir muy incómoda, si seguía mirándola.

 

Tomó suavemente a Ginger de los brazos de Tiffany, mirándola a los ojos.

 

—Gracias de nuevo—dijo en voz baja—Te debo una—mirando hacia arriba y levantando un poco la voz, asintió con la cabeza—Mucho gusto. Disfruten de la visita.

 

Dawn tuvo la decencia de esperar a que taeyeon estuviera fuera del alcance del oído, antes de que comentara:

 

—Bueno. Eso fue... interesante.

 

Hubo algo en su tono de voz y Tiffany sintió el repentino impulso de saltar en defensa de su nueva amiga.

 

—taeyeon es genial. Es escritora. Está trabajando en una novela.

 

— ¿Escritora? ¿Estás segura?—su cuñada arrugó la frente como si quisiera recordar algún pequeño detalle—Se ve tan familiar... Estoy seguro de que la he visto antes. Kim...Kim...

 

—Ella es genial—reiteró Tiffany.

 

— ¡Oh, Dios mío!—exclamó Dawn— ¡Ella es la maestra!

 

— ¿Qué maestra?—Kayla y Tiffany preguntaron al mismo tiempo.

 

—La maestra de la escuela de los niños. La que despidieron hace un par de meses.

 

— ¿Ella fue despedida?—la pregunta salió de la boca de Tiffany, antes de que pudiera atraparla.

 

Dawn estaba absurdamente contenta de tener la suciedad de la nueva amiga de Tiffany y tuvo el gran placer de no dejarlo pasar.

 

—Al parecer, intercambió notas de amor con una estudiante. Una chica estudiante. Uno de los padres trajo las cartas a la directora. Fue un escándalo.

 

Tiffany se sentía mal del estómago.

 

—Estoy segura de que había una explicación lógica—dijo, irritada por el regocijo en la voz de Dawn.

 

— ¿Quién sabe? Se fue tan rápido que nadie tuvo la oportunidad de hacerle preguntas. Ý eso la hace parecer terriblemente culpable, ¿no es así?

 

Tiffany tenía ganas de cambiar de tema.

 

Dawn estaba disfrutando y para Tiffany era demasiado, no quería saber nada más de sus opiniones sobre taeyeon.

 

— ¿No vamos a entrar? Tengo el almuerzo listo.

 

Las condujo a través de la puerta, haciendo una pausa para mirar hacia atrás, en la dirección de su vecina. Algo dentro de ella no podía permitirse creer la historia de Dawn.

 

Había algún tipo de explicación.

 

Estaba segura de ello.

 

 

**************************************************************************************************************************

 

 

 

—Wow—comentó taeyeon en voz alta mientras dejaba a Ginger abajo.

 

Una vez que estuvieron a salvo dentro de la casa, después de comprobar el pestillo de la puerta.

 

— ¡Qué perra, ¿eh, amigo?! Debemos hacer que se crucé con nana. Tal vez tendríamos suerte y que se matarían la una a otra.

 

Estaba segura de que la temperatura había bajado unos diez grados en la terraza de su vecina.

 

Negó con la cabeza mientras se sentó de nuevo en el mostrador para recoger lo que había dejado cuando ginger había decidido salir corriendo.

 

No podía entender cómo alguien tan dulce y amable como Tiffany podía soportar estar cerca de una persona tan superficial y grosera.

 

¿No lo ve?

 

¿Acaso no creía que se merecía algo mejor?

 

Miró hacia el espacio de un minuto, dejándose llevar por ese pensamiento.

 

—Eh—dijo hablando sola.

 

¿Qué, si creo que ella se merece algo mejor?

 

Ginger se sentó junto a su silla, ladeando la cabeza, las orejas puntiagudas la animaron como si realmente la estuviera escuchando.

 

Cogió un bolígrafo y garabateó varias notas, describiendo el personaje que había nombrado Kristen.

 

Tomó la idea de una mujer joven, que carecía de la confianza y autoestima necesaria.

 

Creó una historia de fondo, que hablaba de Kristen con una dominante mamá, un papá ausente, y la importancia de las apariencias, en cuanto al nombre de la familia y de la imagen.

 

Pobre Kristen, apenas podía pensar por sí misma, y mucho menos elegir una dirección en la vida. Era una buena chica e hizo lo que le dijeron, sin dudar, y muchas veces sin ninguna consideración de cómo realmente se sentía.

 

Se las arregló para escapar a la universidad, pero algo sucedió ahí, algo a cerca de algún tipo de escándalo, que hizo que se viera obligada a volver a casa, antes del fin de su segundo semestre.

 

Cuando su novio de la secundaria, Raymond, le propuso que se casaran, sabía que debía decir que sí, sin importar el hecho de que no estaba enamorada de él.

 

Eso nunca tuvo la más mínima importancia.

 

 

 

"Por lo tanto, eso es todo, ¿eh? Realmente vas a hacerlo. Eres muy joven para casarte."

 

La voz de Meg parecía incómoda, pero Kristen trató de fingir que no se daba cuenta, mientras esperaban en la nupcial tienda a la vendedora.

 

Meg la conocía muy bien, y muchas veces Kristen sintió que era su mejor amiga, que podría ver dentro de su alma, que podía ver exactamente lo que estaba pensando.

 

Ella acepto lo que esperaba, dejándose convencer con una sonrisa en su rostro.

 

"Raymond es un hombre maravilloso. Soy muy afortunada, Meg"

 

Esta la miró fijamente hasta que Kristen se movió incómoda.

 

"¿Lo quieres?”

 

"Por supuesto que lo quiero", respondió ella, indignada.

 

"¿Sabes lo que quiero decir? ¿Estás enamorada de él?"

 

Kristen abrió la boca para responder, pero no salió nada y la cerró de nuevo.

 

Las dos amigas se sostuvieron la mirada, lo que pareció una eternidad, sabiendo que la respuesta era demasiado obvia.

 

"¿Ms. Stoddard? Estamos preparadas para ti. "dijo la vendedora cuando la muchacha sonrió ampliamente y le hizo señas para que la siguieran.

 

 

 

 

Taeyeon parpadeó rápidamente, bajo la luz menguante, como si despertara de un trance.

 

Se sorprendió por la oscuridad, que había crecido en la casa, y se sorprendió cuando miró el reloj de la pared.

 

Cuatro horas habían pasado desde que se sentó para empezar a escribir.

 

Ginger estaba acurrucado, como una bola, en el extremo del sofá, roncando suavemente y ella se echó a reír ante el hecho de que él se había dormido antes de ser alimentado.

 

Al parecer, la carrera lo había cansado demasiado.

 

Después de grabar las ocho páginas en su ordenador portátil, se enderezó, orgullosa de ese logro.

 

Por lo general, sólo podía trabajar un par de horas seguidas, por un total de unas tres páginas. Pero, las cosas fluían, y el carácter de Kristen se estaba desarrollando muy bien.

 

Era hermosa, triste y taeyeon quería salvarla.

 

Esperaba que sus lectores se sintieran de la misma manera.

 

Antes de darse unas palmaditas a sí misma, su estómago gruñó en voz alta, recordándole que se había saltado el almuerzo y que era hora de cenar.

 

Se puso de pie lentamente, estirando sus músculos por haber estado durante varias horas en la misma posición.

 

Ginger levantó la cabeza para mirarla, irritado por el poco ruido que hacía.

 

—No me mires así. Todavía está en mi lista negra.

 

Él bostezó ampliamente, diciéndole exactamente lo mucho que le importaba su lista negra.

 

— ¿Quieres algo de comer?

 

Sus oídos se animaron, como sabía que lo harían. Se deslizó lentamente del sofá, donde se extendía como solo él lo hacía, y la siguió hasta la cocina, para verla tirar de algunos de los ingredientes de la despensa y de una nevera.

 

Oyó un ligero golpe en la puerta lateral, justo mientras dejaba Ginger un cuenco.

 

Sonrió ante el ladrido de ginger, cuando reconoció a Tiffany para que la dejara entrar

 

—Hola. Vamos, entra.

 

Tiffany miró alrededor de la cocina.

 

— ¿He interrumpido tu cena? Lo siento. Puedo volver en otro momento—hizo un movimiento hacia la puerta, pero Santana la agarró del brazo.

 

—No, no. Por favor. Estaba a punto de hacer un poco de queso a la parrilla. ¿Por qué no te unes a mí?—la miró con escepticismo—No quieres que cenamos solos ¿verdad? Además, te prometí que íbamos a cocinar para ti.

 

Eso hizo que Tiffany sonriera.

 

—Bueno, la verdad iba a comer sola, también, y realmente no estaba deseando hacerlo.

 

—Muy bien. Toma asiento.

 

Sacó un taburete de la barra del desayuno, y con un gesto hizo que Tiffany se sentara, mientras ella cocinaba.

 

Tiffany se había cambiado de ropa, y ahora parecía mucho más cómoda con esos viejos y desgastados jeans y una camiseta blanca.

 

— ¿Mucho queso o un poco?

 

— ¿Es una broma? Mucho.

 

Sacó la sartén y comenzó a hacer la cena.

 

—Quería disculparme por el comportamiento de antes, de mis amigas—Tiffany cambió de tema incómodamente.

 

—Ah, ¿sí? ¿Qué significa eso?

 

—Bueno, Dawn no siempre es... tan atento como debería ser.

 

— ¿En serio? No me había dado cuenta.

 

—Joder.

 

Taeyeon se echó a reír.

 

—El ciertamente no ganó el premio de Miss Simpatía.

 

—No, supongo que no. Sólo quería decirte que lo siento.

 

—Mm. Está bien. No es gran cosa—puso dos rebanadas de mantequilla, en el pan al lado de la mantequilla, en la sartén caliente— ¿Dijiste que Dawn era tu cuñada?—preguntó mientras ponía un vaso alto de leche frente a Tiffany.

 

—Es la hermana de Siwon.

 

— ¿Y es siempre tan perra con las personas que acaba de conocer?

 

Tiffany se quedó callada por un momento, antes de responder en voz baja.

 

—No siempre, no—se mordió el labio inferior, y se miró las manos.

 

Sabiendo que había hecho que se sintiera mal, la ira de taeyeon se disipó y decidió dejarlo ir, por el momento.

 

— ¿Y cómo es la otra? Kayla, ¿verdad?

 

—Si. Fuimos juntas a la escuela.

 

— ¿La escuela secundaria o la universidad?

 

—Las dos cosas. Pero se quedó en la universidad y se graduó. Trabaja para una agencia de publicidad en la ciudad.

 

Sonaba un tanto orgullosa de Kayla y celosa a la vez. Ese pensamiento le resultó de lo más interesante a taeyeon.

 

— ¿Diseño gráfico?

 

—Ventas.

 

Taeyeon asintió con la cabeza, moviendo de un tirón los sándwiches, y sonriendo al ver el perfecto brownness de oro con pan.

 

— ¿Esta es la primera vez que han visto tu nuevo lugar?

 

—Así es.

 

— ¿Qué piensan?

 

—Exactamente lo que yo pensaba que pensarían—respondió con una mueca amarga.

 

— ¿Significa...?—deslizó un plato con su bocadillo frente a ella.

 

—Dawn dijo que la sala era demasiado informal.

 

Taeyeon hizo una mueca.

 

— ¿Qué demonios se supone que significa eso? Es una casa en el lago, por el amor de Cristo. Informal es lo que debe ser.

 

—Sólo significa que no es lo que Dawn habría hecho.

 

— ¿Y? ¿Por qué importa lo que piense Dawn?

 

Se miraron la una a la otra, como si Tiffany pudiera absorber la pregunta, mientras masticaba lentamente, y a continuación, tragó.

 

Taeyeon volvió a intentarlo.

 

—Es un ambiente fantástico, Tiff. Has hecho un gran trabajo en él.

 

Tiffany asintió con la cabeza y tomó otro bocado.

 

Taeyeon puso sus codos sobre la mesa y la miró fijamente.

 

—Es tu casa. ¿A quién le importa lo que los demás piensen?

 

— ¿De verdad crees que es una habitación estupenda?

 

Su voz sonaba como la de una niña, y taeyeon tuvo que hacer su mayor esfuerzo en no envolverla en un abrazo grande y cálido...

 

—Por supuesto. Daw no sabe de qué demonios está hablando.

 

Tiffany sonrió entonces, y taeyeon sintió absurdamente complacida con ella.

 

—Gracias, tae—dijo en voz baja, dando otro mordisco.

 

—Cuando quieras.

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Comments

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Thiabel2128
#1
Chapter 19: bonita historiaaa, me encanto!! aunque al principio parecía tener pasos de tortuga xd
gabriela021
#2
Chapter 19: Muy buena tu historia, solo una cosa, asegúrate de hacer bien la adaptación por que no cambiaste algunos nombres y me confundía, supongo que ''santana'' era taeyeon, así como al principio dice que jessica esta con yuri y luego es diane. Pero muy buena historia aun yo no soy fan del taeny ni del taengsic pero espero tu próxima historia
LlamaAmerica #3
Chapter 19: Ahhhh tus historia son lo mejor sabes porque!??? Por que son TaeNy *-* <3!!!
Enssei #4
Chapter 19: Wow, sí fue cortita, estaba acostumbrada a tus historias largas jaja. Pero aún así estuvo buena <3
Gracias por estar siempre compartiendo tus adaptaciones, se agradece de cora <3
2597611 #5
Chapter 19: Awww...Me gusto mucho la historia , gracias por adaptarla !!! ...
KazKaz18 #6
Chapter 19: Nooooo Taeny.... :(
Skyth06
#7
Chapter 19: Ohh siii
skincrisday #8
Chapter 19: Gracias por compartir esta adaptacion con tod@s, en verdad estuvo interesante.
Itaenylove
#9
Chapter 18: Que hermoso final ^.^
Gracias por la historia