Un día, los cuatro amigos decidieron jugar en el patio como era costumbre, TaeYeon y Tiffany permanecían junta como siempre, jugaban tranquilamente con Pabu y Key mientras que Minho miraba con recelo la relación entre sus dos amigas. ¿Cómo era posible que Tiffany pasara más tiempo con TaeYeon que con él? ¡O sea, él era más fuerte y guapo que TaeYeon! Con esas ideas en cabeza, se acercó al par de niñas, frunció el ceño y llamó la atención de todos. Ese iba a ser el glorioso día en el que le ganara a TaeYeon por una vez en su corta vida. La niña con poderes y el pequeño con bufanda tenían una rivalidad abismal, TaeYeon siempre le ganaba en todos sus juegos a pesar de que él era un niño, y lo peor aún, es que él era más grande. Su ego masculino era usualmente aplastado por su amiga, así que ese sería el día en el que al fin luciría su masculinidad ante TaeYeon y Tiffany ganándose su respeto. 

— ¡Tiffany, cuando crezcamos, quiero ser tu esposo! — Sentenció de la nada Minho obligando al par de niñas y a su hermano a míralo. 

— ¿De qué estás hablando, Minho? — Cuestionó Tiffany. 

— ¡No, no, no! ¡Tú no puedes ser su esposo! ¡Eres muy débil! ¡No la sabrías cuidar y además eres un tonto! — Bramó TaeYeon al instante. 

— Ya sé, que TaeYeon y Minho tengan un duelo. Si Minho gana, él se convertirá cuando crezcamos en el esposo de Tiffany. Si TaeYeon gana, ella lo será. — Opinó Key cargando a Pabu y observando a sus amigos. 

— Yo estoy de acuerdo. — Aceptó la pequeña Hwang. 

— ¡De acuerdo! Lo haremos al estilo de los cuentos de hadas. — Proclamó TaeYeon poniéndose una mano en el corazón imitando a un caballero. 

— ¡Yo seré el caballero de armadura azul! ¡Ellos siempre se quedan con la princesa! — Habló audazmente Minho. 

— ¿Eso me hace a mí la mala? — Cuestionó la morena más para sí que para el resto. 

— Me gustan los villanos, TaeYeon. — Trató de subirle la autoestima Tiffany, cosa que resultó. 

— ¡De acuerdo! ¡Yo te protegeré, princesa Tiffany! — Prometió la pequeña de ojos azules mientras se agachaba y besaba la mano de la heredera Hwang. 

— Confío en ti, mi noble caballero oscuro TaeYeon. — Le siguió el juego la de ojos verdes. 

— ¿Empezamos ya? — Graznó Minho irritado al ver que sus amigas no se apresuraban. 

La derrota de Minho además de humíllate fue rápida, ¿cuándo aprendería que su amiga contaba con la habilidad de manejar los elementos a su antojo y que, además de eso, era realmente fuerte? No lo sabía, pero solo le bastó con darle tres golpes y mover la tierra unos cuantos centímetros para hacerlo caer. La dinámica era sencilla, un uno contra uno, Minho contra TaeYeon, el primero en caer sería el perdedor, y aun así, TaeYeon se las arregló para hacer de ese encuentro lo más humillante para Minho. 

— Creo que gané. — Dijo entusiasmada TaeYeon con sus manos en su cadera. 

— ¡No es justo, usaste tus poderes! — Bramó Minho sentándose. 

— Pero fue cuando ya estabas en el suelo, lo vi. Así que mi futuro esposo será TaeYeon. — Declaró Tiffany abrazando a su amiga. 

Aquel encuentro pasó a la historia, pues desde ese día, los tres amigos no pudieron volver a estar juntos de nuevo. El padre de Tiffany ordenó a casi todos sus siervos que no se acercaran a su pequeña princesa y eso era sinónimo de que no le permitieran salir a ella, su único consuelo eran las visitas nocturnas de su amiga las cuales duraban a lo mucho dos horas, puesto que al tener la edad de ocho años, ya podía empezar su entrenamientos para convertirse en la futura sirvienta de la casa Hwang.

TaeYeon le contó sobre eso a su amiga en una de las visitas nocturnas, para la morena, aquel destino era aburrido ya que gracias a la hija del amo de esa gran mansión, ahora tenían conocimiento de lugares asombrosos a los cuales quería ir con su querida =amiga= y sus otros dos =amigos=. Para Tiffany saber que TaeYeon estaría ligada de  por vida a ser su sirvienta le era una idea tentadora, pues podría estar con ella todos el tiempo, pero se obligó a recordar la personalidad de su amiga, independiente, testaruda, orgullosa y en algunas ocasiones no media la magnitud de sus palabras, no quería imaginarse a aquella niña teniendo una pelea al tú por tú con su padre, si aquello acontecía, ya podía irse despidiendo de su amiga por el resto de su vida, y una vida sin aquella niña no sería para nada divertida. 

Pasaron los meses y las visitas de TaeYeon se hicieron más largas, un día inclusive se quedó con Tiffany toda la noche, ese día sus padres le dieron el peor regaño que jamás le habían dado. Los días de ambas niñas eran monótonas, se les hacía realmente aburrido, extrañaba jugar junto con Minho y Key, quienes al Igual que TaeYeon, habían empezado su entrenamiento para volverse fieles siervos de la familia Hwang. El entrenamiento de TaeYeon era relativamente sencillo: Primero debía aprender a limpiar la cocina, pues toda buena sirvienta empieza ahí, es por demás decir que cuando TaeYeon recibió su primera orden estalló en interrogantes de porqué, pero con el tiempo aprendió a que las mayores jamás le contestaban. Tiffany, por otro lado, tenía igual sus problemas: para empezar, de la nada su padre llegó con un niño mayor que ella, su nombre era Henry, según su padre, era el nieto directo de un conde o algo así. El niño era caballeroso, modesto, elegante y muy serio, todo lo contrario a su amiga TaeYeon, y por eso le aburría tanto estar con él.

Sus charlas eran muy básicas y de temas que de seguro ya le habían dicho: Política, música, artes y demás. Tiffany por primera vez se cuestionó la razón por la cual TaeYeon se había fijado en ella para ser su amiga, ¡por dios! ¡Henry era más que aburrido! Y lo peor de todo es que cuando ella le proponía jugar en el patio a las escondidas o a pillar, él se negaba rotundamente argumentando que esos eran juegos para pobres y ellos tenían más clase. 

Si Tiffany tuviera que elegir el peor día su corta vida, elegiría ese. ¿Por qué había nacido con sangre noble? ¿Por qué ella tuvo que ser pobre? Todo era tan injusto. Todo empezó esa misma mañana cuando Henry y ella paseaban por el jardín, solo andaban por el verde césped sin interacción alguna. La pequeña Hwang se interrogaba mentalmente que harían sus =amigos=, a Minho y a Key no los había visto en meses y su ausencia cada vez pesaba más, a TaeYeon la podía ver solo por las noches y esa era la espera más dolorosa, los días con Henry a su lado se le hacían eternos y las noches con su =amiga= injustamente cortas. Suspiró para sus adentros, quería ir con sus amigos y jugar a las escondidas o a la casita como siempre, estaba tan metida en sus pensamientos que dio un saltó cuando escuchó a su compañero pegar un grito. Miró a su alrededor y observó a Pabu ir en su dirección, su sonrisa no pudo ser mayor al ver al pequeño zorro, abrió sus brazos y lo acogió. Pero eso no fue lo que le hizo pegar tremendo alarido al niño sino lo que veía atrás de él. Un perro realmente grande con baba en su hocico era lo que había asustado al pequeño Henry y al zorro. Tiffany se quedó paralizada del miedo al darse cuenta que Henry se había echado a correr dejándola sola. El perro la miró y empezó a correr, la iba a atacar y ellas sólo pudo cerrar sus ojos y esperar el dolor de alguna mordida. Pero nada llegó. Abrió los ojos y la observó. TaeYeon estaba ahí asustando al perro con fuego que salía de sus manos. 

A la pequeña morena le habían mandado a por agua, pues era ya la décima octava vez que arruinaba algo en la cocina, frustrada caminó hasta el poso que se haya a en el patio donde usualmente jugaba con Tiffany y los chicos, observó a la distancia a su =amiga=, pero también pudo divisar a Pabu corriendo y, detrás de él, un perro. ¡Iba a atacar a Tiffany! Dejó tirada la cubeta y salió corriendo lo más rápido que su pansita regordeta le permitió. Cuando estuvo ahí, se interpuso al perro y alzó sus manos. De la nada, de sus manitas empezó a salir fuego. ¡Podía hacer fuego! Superando la impresión original, trató de dirigir las llamas en dirección al can que trataba de atacar. En un dos por tres el perro se fue. Había salvado a Tiffany. La pequeña Hwang se sintió aliviada al ver que todo estaba bien y, sin aviso, abrazó a su =amiga= quien no dudó en corresponderle. En algún momento, Pabu decidió pasarse a los brazos de TaeYeon. Ese fue lo peor que pudo haber hecho el pobre zorrito. En ese justo momento, el padre de Tiffany llegó y lo primero que vio fue a la hija de uno de sus sirvientes con un animal entre los brazos y, según por la historia que le había contado Henry, de seguro esa criatura que sostenía la morena era la responsable del ataque que milagrosamente no sufrió su hija. Casi al instante, le gritó a la niña de ojos verdes exigiéndole que se alejara de esa “mugrosa”, por obvias razones, Tiffany se negó y argumentó que TaeYeon, su =amiga= , la había salvado de un perro enorme. Pero como siempre pasa, nadie le cree a una pequeña niña.