Capitulo 12

En el velo de la noche. (Version Taeny)

 

Tiffany se despertó entre llanto y el aroma de TaeYeon en sus sabanas, con pereza se despertó y con sus sabanas envolvió su desnudo cuerpo, miró al espejo y lo que observó ahí era casi lo mismo a lo que siempre veía, pero con un sentimiento distinto. Ojos rojos, sin ropa, cara deplorable, cabello enmarañado y marcas que habían sido realizada hacia unas horas. Al ver las dulces y pequeñas mordidas la heredera rompió en llanto. ¿Por qué tenía que casarse? Siempre detestó esa costumbre de los compromisos, ella era una persona, de sangre real o no, seguía teniendo sentimientos y no podía obligarse a amar a alguien que no quería. Pero era inútil. TaeYeon había tomado ya una decisión por el bienestar de ambas, y cuando la morena tomaba ese semblante tan serio que usó para comunicarle que esa noche seria la última vez que la viera, Tiffany ya no tenía esperanzas de volver a ver a su amante de nuevo. Con la sabana aun rodeándola, se dejó caer en uno de los sillones que tenía en su habitación, extendió su mano y tomó el engranaje que tenía en su cuello, era lo único que le quedaba de TaeYeon como siempre, aquella pieza metálica y los recuerdos en su mente. 

 

 

 

Una sierva llegó a la habitación de la heredera Hwang para despertarla al ver que su joven ama no bajaba, Seung, el amo de la casa, ya había llegado y estaba ansioso por ver a su pequeña princesa. La mujer abrió la puerta de la recamara de Tiffany y sintió lastima por su joven ama, se podía ver que había estado llorando, estaba envuelta entre las sabanas como si no quisiera despegarse de ellas y su cara parecía de enferma. La mujer suspiró con tristeza, tenía conocimiento de que alguien la visitaba por las noches, pero jamás pensó que fuera alguien así de especial para la ama Tiffany. Sin mucho remedio, despertó a la heredera y le ayudó a vestirse, le colocó algo de maquillaje para disimular un poco el mal estado en el que se encontraba y le informó que su padre ya estaba abajo junto con el general Henry. Esa noche se daría una gran fiesta para anunciar su compromiso, así que debía alistar todo antes de tiempo. La muchacha de ojos verdes agradeció de antemano el servicio dado y, con una triste y melancólica sonrisa, se despidió de la mujer que le ayudó. Por eso todos sus sirvientes le eran fíel a aquella joven, jamás les trataba mal aunque su estado de ánimo fuera el peor, pero aquel trato amable solo ayudaba a que extrañase aún más a TaeYeon, todo le recordaba a ella, la veía en todos lados y a cada rato las ganas de llorar se apoderaban de ella. Pero no podía, TaeYeon no iba a volver como en los cuentos de hadas donde el caballero siempre rescata a la princesa. 

 

 

La noche cubrió el cielo nocturno y la mansión Hwang se llenó de gente importante: Nobles, alfareros importantes, empresarios y negociadores. Todos estaban ahí reunidos por la gran noticia de que la joven y bella Tiffany Hwang se iría a casar con el gran general Henry. Las copas chocaban, la música sonaba y las felicitaciones abundaban. Pero la felicidad no era homogénea, la anfitriona permanecía alejada, distante, pero como le habían adoctrinado a ser una dama de sociedad, se mantenía cortes con todos aquellos que se le acercaran, en su mente solo habitaba la culpa y el deseo de que cierta morena viniese, si la veía de nuevo, mandaba al demonio toda esa charla que le dio esa noche y se quedaba con ella. A veces, Tiffany era igual de impulsiva que TaeYeon. Sin embargo, en esos momentos la misma TaeYeon agradecía ser impulsiva, pues, gracias a eso y a las palabras de Minho, ahora estaba allí, parada frente a la mansión que alguna vez fue su hogar y donde conoció a la mujer que más amaba en todo el mundo. Se puso su capucha y entró por donde los sirvientes solían tener acceso a la mansión, aun recordaba ese lugar como la palma de su mano y si conocía bien a Tiffany, de seguro en cuanto se hastiara de los invitados se iría al patio a recordar los viejos tiempos. Ahí la atraparía y le diría todo lo que pensaba, y si era necesario, la raptaría para llevársela. No dejaría que Seung le quitara a Tiffany, no esta vez. 

 

 

Odiaba estar ahí, ya no podía seguir fingiendo felicidad por un matrimonio arreglado. Se disculpó con los invitados con los que estaba hablando y se dirigió al patio trasero de la mansión. Apenas vio el verde pasto a su mente vinieron recuerdos de cuando era pequeña, los juegos, las aventuras que vivió ahí junto con sus entrañables amigos permanecían en su mente, y no solo eso, la promesa de casarse con cierta morena también revivió en ese instante. Maldición, ¿por qué debía ser tan sumisa? ¡Lo odiaba! Si tan solo aquella chica de ojos azules estuviese ahí le daría el suficiente valor de enfrentarse a su padre. Pero no estaba. Se había ido... para siempre... O bien, eso creyó Tiffany hasta que unas manos la tomaron de la cadera y la acorralaron contra una de los postes que adornaban la fachada de la mansión, lo primero que vio fue unos hermosos ojos de igual color que el mar, unos labios chocolate y un cabello corto que se asemejaba al azabache de su amante. ¿Sería ella? ¿Realmente había vuelto o era un producto de su mente? Y supo que no eran alucinaciones cuando sintió aquello labios que reconocería donde fuese que estuviese besarla como solo TaeYeon podía hacerlo. Si. Si era ella. Había venido. Dios, no podía estar más feliz. Pero como un balde de agua fría, Tiffany recordó algo que en sus fantasías no había calculado: Su amante era una rebelde cuya cabeza tenía precio y, en ese lugar, habían comandantes, policías y guardaespaldas que reconocían a la morena a kilómetros de distancia. 

 

 

— TaeYeon, ¿qué haces aquí? ¡Te pueden asesinar si te ven! — Le reprochó Tiffany apenas dejó sus labios libres. 

 

 

— Si realmente me importara mi vida, no haría lo que hago... Tiffany. Además, en estos momentos, tú eres más importante que eso. — Susurró TaeYeon sujetando las blancas y delicadas manos de la heredera. — Vine hasta aquí para llevarte conmigo, Tiffany. Vamos, escapemos juntas, veamos el mundo. Solo seremos tú y yo, nada de clases, nada de sangre. Solamente dos personas que se aman. 

 

 

— Acepto. — Dijo la chica de verdes ojos. 

 

 

— Sé que quieres mucho a tu padre y que es muy difícil para ti esta decisión pero... — En ese momento TaeYeon se percató de la respuesta afirmativa de la condesa. — Espera ¿Dijiste que si? 

 

— Claro que acepto irme contigo. — Contestó entre risas la heredera. 

 

 

— Wow, ¿así de rápido es? Pues en ese caso, ¡¿qué estamos esperando?! — Con la fuerza que la caracterizaba, TaeYeon tomó a Tiffany y la alzó dándole vueltas. — ¡No he sido tan feliz en toda mi vida! 

 

Y para sellar aquella promesa, ambas mujeres se besaron. Tiffany estaba dispuesta a irse con TaeYeon, ella era su debilidad y como había pensado, si la veía, tendría el valor para desobedecer a su padre e irse con ella. Mandó todo al demonio con ese simple beso que recibió como saludo. Estaban en pleno beso cuando se escuchó el sonido del cristal romperse. Ambas chicas voltearon y sintieron un frío recorrerles la espada. Ahí, con cara de pocos amigo y listo para gritar, estaba Seung Hwang, el padre de Tiffany.

 

— Tú... ¡aléjate de mi hija! — Ordenó el conde con furia mientras empujaba a TaeYeon y ponía a su hija detrás suya. 

 

 

— ¡Auch! — Gritó la morena al sentir el piso contra sus glúteos. — ¡Tiffany! 

 

 

— ¡TaeYeon! — Chilló la condesa al ver que su padre sacaba un arma. 

 

 

— Tú... Eres tú... La mugrosa que atacó a mi linda Tiffany con ese zorro y quien le llenó de ideas estúpidas la cabeza. — Habló Seung realmente enojado. — ¡¿Qué haces aquí con mi hija?!

 

 

— Para empezar: Yo no ataqué a Tiffany con ningún zorro, que Henry le haya dicho otra cosa no es mi problema. Dos: Vine aquí porque me pienso llevar a Tiffany. — Declaró abiertamente la morena quitándose la capucha que traía dejando exhibir su rostro. — ¡Y planeo hacerlo ahora mismo! 

 

 

Y tan rápido como pudo, TaeYeon empezó a reunir todo el fuego que pudo en su boca lista para lanzarlo contra Seung, pero no contó con que él fuese más rápido y le disparara. La morena al escuchar el disparo, se movió lo más rápido que pudo, por pura suerte solo le raspó el brazo, pero la fuerza fue suficiente como para arrancarle el brazalete de la Tribu Agua que había portado consigo desde siempre. No tuvo tiempo de recuperarse y de nuevo escuchó más disparos, como pudo, alzó un muro de tierra lo suficientemente grueso como para que las balas no lo atravesaran, se escondió ahí y empezó a pesar lo más rápido que pudo. ¿Qué debía hacer? ¿Aire? No, las balas lo rompían, ¿fuego? Ni pensarlo a menos que quisiera hacer una gran explicación, ¿agua? No, muy lenta y poco fiable. ¿Qué debía hacer? ¿Qué podía hacer? ¡Ella era un avatar, por dios! ¡Tenía el poder de los cuatro elementos y aun así estaba aprisionada como un ratón! No. No. Debía enfréntalo cara a cara, debía hacerlo por Tiffany. Se la llevaría aunque perdiese un ojo, brazo, pierna, lo que fuera, pero se la iba a llevar. Así, TaeYeon se armó de valor y salió de su escondite, corrió en dirección a Seung y rezó porque las balas no le dieran. Pero sus plegarias no fueron escuchadas. Dolor y sangre fue lo que vio la morena en su hombro y parte de su cuerpo. Le había dado, no en ningún órgano vital, pero si estaba bastante herida, en ese estado no podría llevarse a Tiffany con ella... le había fallado. 

 

 

 

No sabía que pensar, su padre estaba apuntando con arma a TaeYeon, los minuto fueron segundos para ella, antes su morena estaba resguardada atrás de un muro de tierra, pero ahora, estaba gravemente herida frente a su padre. Y cuando vio que su progenitor le estaba apuntando justamente en la cabeza entró en pánico, ¿iba a permitir que su padre asesinara a la única persona que amaba? Su cuerpo se movió por sí solo, tomó una de las rocas más grandes que encontró del suelo y, antes de que Seung pudiese tirar del gatillo, Tiffany lo golpeó en la nuca dejándolo inconsciente. Había salvado a TaeYeon, pero al precio de lastimar a su propio padre. Apenas se recuperó del shock inicial, fue directo donde estaba la morena, sangraba bastante y su brazo lucia mal, pero su vida no corría peligro y eso hasta cierto punto le alivió. Pero ahí no acabó todo, alguien más estaba ahí, Henry. Ambas chicas se pusieron pálidas y TaeYeon frunció el ceño al ver al general mirarlas como si fuera lo más normal del mundo mientras bebía una copa de vino. 

 

"Hola chicos, los siento por dejarlos pero no pude actualizar porque uno de mis hermanos tuvo un accidente, y con toda la preocupacion, no pensaba en otra cosa que  no sea mi hermano, pero ya esta mejor y pues ya estoy mas tranquila,  asi que, aqui les traigo un nuevo capitulo, solo falta un capitulo mas y llega a su fin la historia :))"

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Comments

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LectoraLemon #1
Chapter 13: Waaa.. este fic si que parece un cuento de princesas *-*
loveable11 #2
Chapter 13: tan pronto termino D: .. me encanto el fic *u* ... espero que sigas escribiendo mas :'3
Bunny-Lizzy9 #3
Chapter 13: Oh por Dios! Fue Hermoso :") Ame este fic a pesar de lo corto pero lindo que fue :D
Me gustaria que hicieras como una segunda temporada de TaeNy y que conozcan a las demas SNSD :3
Fighting!! ♡
Skyth06
#4
Chapter 13: ohh fue hermosoo
LlamaAmerica #5
Chapter 13: Awwww aunque siento que término muy rápido, pero no importa fue muy hermoso el fic! ¿Tendrá epílogo? Espero que sí :)
loveable11 #6
Chapter 12: no puede acabar aun :c .... desearia que durara mas :''3 ....Henry se trae algo no es asi D:
LlamaAmerica #7
Chapter 12: Enserio lamentó lo de tu hermano espero que se ponga mejor pronto!!

Y que mal que ya acabara pero me encantó!!!! :)
Skyth06
#8
Chapter 12: gran cap ^^ la vdd
loveable11 #9
Chapter 11: la ira a rescatar di que si *u* ....creo que pido mucho por ahora :3
Taechi_s #10
Chapter 11: apenas ayer encontre esta historia y debo admitir que me encanta *-*

Ojala puedas actualizar pronto C: