Hyomin se encontraba totalmente acalorada sentía que la temperatura de su cuerpo aumentaba, con cada rose, cada caricia, cada palabra.

Mientras Qri sonreía orgullosa, al ver el estado de la castaña, le encantaba tenerla así, a su merced, torturándola lentamente hasta que ella le rogara que la hiciera suya cuando ya no podía aguantar mas.

Lentamente fue bajando de sus labios, por el borde de su barbilla a su cuello, dejando un reguero de besos, mientras sus manos subían y bajaban por su espalda debajo de su blusa.

Le encantaba la piel de ella, era simplemente intoxicante. Y su olor un analgésico a su humor frió y negro. Hyomin la alteraba de una y mil maneras haciendo que Qri hiciera cosas impensables ante su carácter.

Hyomin solo se dedicaba a sentir, le fascinaba su roce lento y tortuoso, ella sabia donde y como tocar para volverla loca. Sintió como Qri bajaba besando de su cuello a su hombro izquierdo mientras sus manos rosaban su vientre.

Esa noche sería inolvidable para ambas.