Cap II
In The Exodus of Earth
II
No era que Kyungsoo lo odiara, pero bien le habría gustado poder decírselo antes de que Kai corriera a casa sin el juguete y haber tenido que estar sin verlo por casi un mes.
No era que lo odiara.
Era solo su aspecto.
No era fácil tenerlo cerca por su aroma a tierra y sudor, su…rostro, (si podía llamarle así, en la escuela no le habían enseñado como se le decía a la parte frontal de la cabeza de los toros), era su nariz húmeda, sus ojos pequeños y negros que no sabía si lo miraban o no pero cuando veía la parte blanca de ellos un escalofrío pequeño lo recorría desde la espalda hasta la nuca.
Tal vez eso podía tolerarlo hasta cierto grado, Kyungsoo no era un niño de rechazar las cosas porque si, porque era olvidadizo y torpe como cualquier infante y hasta el disgusto, el desagrado, el más puro de los ascos, podía olvidársele con el trato adecuado.
Pero lo que no podía tolerar era sentir sus manos grandes y ásperas que tocaron su piel.
Le hizo sentir que no era un niño, sino un adulto.
Los adultos lo aterraban.
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Kai había dejado el regalo en el suelo antes de correr a su casa sin mirar atrás.
Estaba en las manos de Kyungsoo mientras caminaba a la misma puerta de metal gris por donde Kai entraba cada día al volver a casa.
Miró la puerta unos segundos, considerando de que manera debía disculparse, porque había llegado a esa respuesta, debía disculparse… tan solo decirle que no lo odiaba, aunque no por ello estaba aceptando su cercanía.
Pero antes de tocar, la puerta se abrió y lo recibió la “cara” del niño híbrido, cubierta por una tela, un cubrebocas que iba de oreja a oreja y dejaba solo el espacio suficiente para sus pequeños cuernos y ojos.
Llevaba con el una pizarra y un gis.
“No volveré a hacerlo”.
Kyungsoo miró la pizarra, con un espacio largo entre “no volveré” y “a hacerlo”, un espacio en blanco que caracterizaba todos los escritos del pequeño becerro.
Se olvidó de sus disculpas por un instante, lo suficiente para tomarlo de la mano, cubriendo la suya con la manga larga de su camisa, y caminar hacia su jardín con paso decidido, sin importarle los pequeños tropiezos que tuvo el híbrido para caminar sin ver bien por donde iba.
-Vamos a jugar…- dijo de forma rotunda y decidida.
Había decidido que estar solo era lo más aburrido sobre la faz de la tierra.
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Hay una cierta cantidad de cosas que los padres de Kyungsoo no son capaces de ver, que tipo de calcetines lleva su hijo a la escuela, por ejemplo. Que programas de televisión mira o cuantas horas pasa en su habitación.
Kyungsoo es un niño modelo, muy calmado, de actitud pasiva y que nunca da problemas. Por eso le cuestionaban pocas cosas, porque es un niño muy maduro para su edad, que siempre pregunta la cantidad exacta de preguntas y busca la cantidad exacta de respuesta. Algo inusualmente extraño en un niño.
Los detalles inusuales iniciaron desde que Kyungsoo tenía 6 años y antes de salir a jugar con sus amigos había visto a su padre a la cara, el Sr. Do.
“¿Debo salir a jugar?”
Kyungsoo era inusual, un niño diferente…difícil de complacer.
Podía decirse que la culpa la tuvieron ellos, que nunca fomentaron el contacto físico como una forma de demostrar el cariño y el amor, algunos abrazos, besos en la mejilla, ni siquiera tomar su mano cuando estaba temeroso.
Su amor venía de regalos costosos y los juguetes más nuevos, esos que todo niño de 9 o 10 años se moría por tener pero no todos los padres podían comprar. Los padres de Kyungsoo podían y no dudaban en hacerlo, considerando que el pequeño de labios rechonchos era hijo único.
Así que para ellos no pasó desapercibida la falta del enorme carrito de juguete que le habían regalado a su hijo.
Fue cuando algunas dudas serias se empezaron a formar.
Kyungsoo estaba siempre en el jardín, sin molestar a nadie, ¿Cómo podía perder algo así?
Cuando levantaron la caja donde el pequeño guardaba sus juguetes, la sintieron más ligera.
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Era un viernes en la tarde, 28 de Mayo.
-¿Ya terminaste??..-
Una cabeza de pelo café negó, apurándose aún más en su tarea.
-Tardas mucho...-
Kai se encogió de hombros, disculpándose sin decirlo. Pero Kyungsoo negó de todos modos, no había sido su intención apurarlo con eso. Segundos después el híbrido le entregó su libreta, de nuevo, con esa línea en el medio sin nada.
“¿Sabes lenguaje de señas? Mi papá me enseñó…”
Siempre sorprendía al mayor la habilidad del híbrido para escribir, muy muy claro, solo que Kai era indeciso algunas veces.
-No…- para ser sincero, estaba algo confuso con la palabra “lenguaje”. Pero no le iba a decir eso a Kai.- ¿Para que sirve?.-
Kai extendió la mano para pedir la libreta, escribió algo rápidamente y se la devolvió
“Para hablar con las manos…”
Cuando Kyungsoo volteó a verlo Kai tenía una enorme sonrisa en el rostro (solo podía usar la palabra rostro).
-¡KYUNGSOO!!..-
Antes de que volteara una mano atrapó su muñeca y lo jaló de regreso a casa, tardó un poco para reconocer a su padre que caminaba arrastrándolo tras el, cada vez más lejos de Kai. Estiró la mano para decir algo, jalarse hacia delante para liberar su muñeca de la pinza paternal pero todo fue inútil. Ni siquiera una pequeña palabra de advertencia pudo salir de su garganta antes de que su madre, armada con una manguera, empezara a mojar a Kai para sacarlo de su jardín.
-¿Qué demonios estabas haciendo??!! – Lo metieron a la casa y lo primero que pudo enfocar fue el rostro rojo de ira de su padre.- ¿Qué te dijo?? ¿Qué estaban haciendo?? ¿Lo tocaste?? Dime, Kyungsoo, ¡¡¿LO TOCASTE??!!.-
El pequeño sabía que tenía que responder pero su mirada se desvió hacia la ventana donde podía ver a su madre a la distancia, aun atacando a Kai.
¿Qué podía decir…??... ¿Qué tenía permitido decir??...
-N-no…¿Qué-qué pasa??..-puso las manitas temblorosas sobre las de su padre para que lo soltara, sus dedos dolían enterrados en los hombros del pequeño Kyungsoo.- ¿Dónde está mamá?..-
¿Qué hacían todos?...
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Alambre de púas decora la cerca que divide el jardín del pequeño Kyungsoo de la parte trasera del nuevo edificio de departamentos.
Y es extraño para el infante verla todos los días.
Kai había dejado de regresar luego del tercer intento de llamar su atención, parado del otro lado de la cerca, mirando a través del fierro entrelazado y esperando por Kyungsoo. El mayor no entendía para que, ellos no podían volver a jugar gracias al juicio de sus padres; absoluto e irrevocable.
No le dieron explicaciones de porque no podían volver a verse, pero Kyungsoo sabe que no debe preguntar ni una vez. Lo que hay en el aire le advierte que debe ser cuidadoso con sus palabras, porque el ambiente esta caliente y la raíz del calor proviene del enojo de sus padres. Es agrio y provoca un hundimiento en su pecho que aprieta sus pulmones.
El miró a Kai todas esas veces y también miró a su madre sosteniendo la manguera para alejar al becerro con cuerpo de niño mientras gritaba palabras que si el dijera en medio de la cena se ganaría un golpe en el rostro.
Además, ha sido exiliado de su propio jardín, el lugar por el que peleo y declaró como suyo y que finalmente había permitido la entrada a un solo invitado.
No sabía como sentirse al respecto. Pero por el momento había algo amargo bajando por su garganta.
Resentimiento.
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Esta noche el pequeño Kai volverá a brincar tras la barda intentando llamar la atención de Kyunsoo y nuevamente su padre, el señor Kim, lo tomará de los brazos y lo devolverá a casa, cubriéndolo con un abrazo cálido y protector.
Deseoso de salvarlo del mundo y mantenerlo en un círculo hermético donde solo existe el amor.
Un amor puro y un odio sin destilar.
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Gracias por leer <3 <3
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