Capítulo 1

Un mundo feliz.

“Cariño, no llores ésta noche

Una vez que desaparezca la oscuridad…

Cariño, no llores ésta noche

…va a ser como si nada de esto hubiera pasado”

Baby, don’t cry – EXO K

 

 

No sabe dónde está, solo que está oscuro, no sabe si es de día o de noche, está encerrado en algo que no le deja ver nada, ni siquiera con los ojos abiertos.

 

El balanceo suave que percibe desde donde está vuelve a arrullarle a la inconsciencia.

 

 

*

 

 

Abre los ojos lentamente, pero los vuelve a cerrar porque tanta luz le molesta a los ojos, es cuando los vuelve a abrir que se da cuenta de que no hay tanta luz, sino que el recinto es blanco entero y eso ha hecho que la habitación sea más luminosa.

 

Se incorpora, porque estaba tumbado en una cama, y se queda quieto mirando a su alrededor, solo hay una silla plegable de color blanco y una mesa del mismo color, como el resto de la habitación, a excepción del suelo, que es de color gris plateado. En la mesa hay una bandeja con un vaso de agua y la mitad de un sándwich.

 

No sabe porqué está ahí, ni siquiera recuerda lo que ha pasado con la suficiente claridad, lo poco que recuerda era a su madre siendo tumbada en una camilla y un dolor agudo en el cuello.

 

Se levanta rápidamente e intenta buscar una puerta, una salida, necesita saber qué le ha pasado a sus padres, si están bien y qué ha sucedido, pero por más que busca no encuentra ninguna puerta, está encerrado en una especie de habitación sin puertas, no hay vía de escape. Empieza a respirar agitadamente y de un arrebato coge el vaso lleno de agua y lo tira a una de las paredes.

                                                                                        

 

 

-Señor, se está registrando una elevación inusual de la temperatura en la sala de observación –la gente que mira desde detrás del cristal murmura asombrada.

 

-¡Dejadme salir! ¡Quiero ver a mis padres! –los gritos del joven se dejan oír a través del cristal.

 

-Señor, su comportamiento se está volviendo más violento, ¿qué hacemos? –pregunta uno de los observadores agitado mientras el chico sigue gritando.

 

-Administrarle un gramo de soma –dice la voz de un hombre con apariencia de ser el que manda –pero hacerlo a través de los dardos, no sabemos cuál podría ser la reacción del individuo si nos viera.

 

-Dardo de soma en posición… tres, dos, uno… -se oye la queja del joven por el impacto y se empieza a tambalear, cayendo segundos después al suelo desmayado.

 

-¿Y la temperatura? –pregunta el hombre mayor.

 

-Ha comenzado a descender rápidamente hasta la normal, señor –informa una de las personas de detrás del cristal.

 

-Bien, seguiremos con la observación cuando despierte de nuevo, eso será dentro de más o menos siete horas –dice el hombre mayor, inclinando la cabeza a modo de despedida, saliendo de allí a paso apresurado.

 

 

*

 

 

Se despierta de nuevo en la cama, y la misma bandeja con el mismo vaso de agua y la misma mitad de sándwich le espera de nuevo en la mesa blanca en medio de la habitación, como el día anterior lo coge y lo tira contra la pared, al igual que el resto de cosas que encuentra. Esa es su rutina los siguientes días, pero no podría asegurar cuántos porque no hay ventanas ni relojes para saberlo. Un día al despertar afónico y cansado decide dejar de gritar y buscar una salida, los siguientes días se la pasa buscando en la habitación, tocando cada rincón minuciosamente. Es un día que al despertar se da cuenta de que ha memorizado las paredes de tanto que las ha tocado y ha resuelto que no hay salida, a partir de ese día se queda tumbado en la cama, mirando el vaso que reposa en la bandeja que hay encima de la mesa cuando está despierto, y dejando que de vez en cuando un par de lágrimas se le escapen.

                                                                                        

 

 

-El individuo solo mostró cambios de temperatura en la habitación cerrada los primeros días en los que gritaba, cuando dejó de gritar y se puso a investigar la habitación subía levemente un par de grados –informa una de las personas detrás del cristal al hombre mayor.

 

-Eso quiere decir que el detonante de su anomalía son las emociones fuertes, como la ira y en menor grado la frustración –dice otra persona.

 

-Bien, envía el informe y llama al Central, diles que tenemos algo para ellos –dice el hombre mayor mirando a través del cristal al joven, el cual tenía la mirada en el vaso de agua de la bandeja situada en la mesa blanca del centro, pero sus pensamientos seguramente estuviesen en otra parte.

 

 

*

 

 

-A todos los Preternaturales, reúnanse en el comedor inmediatamente, repito, a todos los Preternaturales, reúnanse en el comedor inmediatamente –la voz femenina del megáfono se deja oír por todo el centro.

 

Unos tacones resuenan en el suelo de manera firme y segura, seguido de otro par de tacones y más pasos de gente con zapatos más silenciosos.

 

La ventana de cristal se abre y una mujer de no más de 24/25 años aparece con un micrófono en la mano para hacerse oír.

 

-Se nos ha informado de la incorporación de otro Preternatural al Centro de Investigación Central, a pesar de que ha estado en la sala de observación y ha conseguido estar tranquilo por sí mismo, no sabemos cómo reaccionará al estar ante otros como él, por lo que recomiendo precaución.

 

La ventana de cristal se cierra y la mujer sale de la habitación en la que había entrado para hablar, colocándose el gorro de plato de color rojo en la cabeza y poniéndose unos guantes de cuero de color blanco, haciendo juego con el resto del uniforme.

 

-Te encargo la apertura de la cápsula, como siempre, te dejo el informe –le dice dándole a otra mujer, que va igual que ella excepto por el gorro que es de color azul, un dossier –quiero que lo vigiles y que después me informes sobre su integración.

 

-Si, Directora –dice obedientemente la mujer del gorro azul, mientras, han llegado a un ascensor que ha abierto en cuanto le han dado al botón, la mujer del gorro rojo entra y saca una tarjeta, la cual mete en una ranura que hay encima de los botones enumerados y teclea un código, cuando la luz se pone verde le da a la “G” de “Garaje” –Buen viaje, Directora –la mujer del gorro azul se inclina de manera respetuosa mientras las puertas se cierran.

 

La mujer se gira, al terminar de cerrarse las puertas, y abre el informe mientras camina con paso seguro hacia la habitación donde está la cápsula, que sería la habitación del individuo de ahora en adelante.

 

Llega a la habitación y tiene que reprimir el poner los ojos en blanco al ver la cápsula de pie, ¿cuántas veces habrá que decirles a esos inútiles que se coloca tumbado y no de pie? Se acerca a la cápsula y le da a uno de los botones, provocando que le salga otra araña metálica de la parte de arriba y la cápsula comience a caer rápidamente hasta posarse con suavidad y sin ruido en el suelo, gracias a las gomas silenciosas de los finales, haciendo que la otra araña metálica que ya estaba fuera girase para adaptarse al cambio. Se acerca de nuevo a la cápsula tumbada y le da a otro botón, provocando que salga un tubo de cristal, parecido a un tubo de ensayo, que se abre por la parte de arriba, en el informe ponía que como precaución se le administrase un miligramo de soma, así que saca de un pequeño estuche un bote de un gramo de soma, con una jeringa del tamaño de un bolígrafo, saca la cantidad que necesita y mete la jeringuilla en el tubo de cristal, lo cierra, y aprieta el botón otra vez, el tubo hace un ruido de succión y desaparece junto con la jeringuilla, después vuelve a salir, ésta vez vacía.

 

De pronto suena un ruido seguido de una queja, la mujer gira la cabeza y ve que hay tres cabezas intentando mirar cómo es el individuo nuevo.

 

-Será posible… -suspira llamando a su paciencia –Si queréis ver cómo es, esperar a que lo envíe al comedor, así que… iros, vamos –dice la mujer haciendo un gesto con la mano para que se vayan.

 

Vuelve a mirar a la cápsula y aprieta otro botón, haciendo un ruido mientras se abre la tapa siendo ayudado por la mujer para que se abra del todo, dentro, un joven de no más de 18 años está comenzando a parpadear lentamente, la mujer coge una de las muñecas y revisa el pulso.

 

-Bienvenido –dice con voz dulce la mujer –soy Sunny –el chico gira la cabeza en dirección a la voz y ve que la sonrisa es igual de dulce que la voz, lo cual le transmite algo de tranquilidad, se incorpora, o eso intenta, siendo ayudado por la mujer, la cual le da a un botón de la cápsula y uno de los lados se abren para que pueda sacar las piernas, quedando colgando del borde abierto -¿Tienes hambre? –el chico no dice nada, simplemente se queda mirando a la mujer y después asiente lentamente con la cabeza –Bien, ésta persona de aquí te conducirá hasta allí –dice señalando a un hombre con uniforme militar de tierra.

 

La mujer le sonríe por última vez y el chico la ve irse mientras los pasos resuenan en las baldosas del suelo. Se toma su tiempo para bajarse de allí, tiene puesto un pijama blanco con los bordes plateados y está descalzo, a pesar de que ve unas zapatillas bastante cómodas, justo debajo de una especie de colgador en la que hay una percha con otra ropa que no se detiene a mirar, prefiere ir descalzo, porque así el dolor que le produzca pisar algo, le hará ver si es real o un sueño lo que está viviendo en esos momentos.

El hombre uniformado se coloca a su lado cuando sale de esa habitación, que parece que no tiene puertas, pero avanza un par de pasos para que pueda seguirle, comenzando a caminar, mirándole de reojo de vez en cuando. Después de un largo paseo, llegan hasta un sitio del que salen ruidos de conversaciones que se paran al momento de entrar, quedándose el hombre uniformado en el umbral de la puerta junto a otro hombre con el mismo uniforme. Da un par de pasos pequeños para alejarse un poco de la puerta porque esos hombres lo ponen un poco nervioso, mira a su alrededor y ve que todos los presentes ahí le están observando.

 

 

“¿Puedes sentirlo, cómo es que está surgiendo?

Esperando a que tengas un punto débil, para dominarte”

Beast – Jolin Tsai

 

 

Todos están en silencio, hasta que alguien se acerca a él, provocando que de un par de pasos atrás por precaución, mientras, se lleva la mano derecha en el brazo izquierdo, porque el pinchazo de antes todavía le duele.

 

-Soy Amber –dice la persona que se ha acercado a él de manera amable, si no fuera porque le ha dicho el nombre, juraría que es un chico por su aspecto.

 

-¿Dónde estoy? –pregunta el chico ignorando a Amber, todos se miran entre sí y luego le miran, como con lástima. Nadie responde. En la habitación empieza a hacer algo de calor -¿Estáis sordos? –El chico comienza a respirar un poco más rápido de lo normal, el miligramo de soma no hace ningún efecto -¿Es que nadie me va a poder decir dónde estoy? –La respiración se torna agitada del todo, mira a todos los lados, pero nadie le responde, todos le siguen mirando con esa cara de pena, se acerca hasta Amber y empieza a agitarla por los hombros de manera ruda – ¿DÓNDE NARICES ESTOY? ¿DÓNDE ESTÁN MIS PADRES? –La temperatura de la habitación aumenta, pero todos están más preocupados en separar al nuevo de Amber. Cuando lo consiguen ven que está llorando e intenta agarrar algo en lo que descargar su furia, un hombre moreno se pone delante del resto para ser el blanco de la ira, mientras, el chico empieza a darle con las manos, como buenamente puede, al hombre, entretanto otro se ha deslizado quedando tras la espalda del joven, tocándole con delicadeza el cuello, el chico recibe como una pequeña brisa de tranquilidad, pero no puede, su furia no disminuye, hasta que tras unos cuantos toques en el cuello el chico llora silenciosamente con la cabeza apoyada en el pecho de ese hombre al que estaba pegando -¿Qué hago aquí? –pregunta entre lágrimas, otro toque y el chico ha comenzado a cerrar los ojos. El hombre moreno decide que ha sido suficiente para el chico, así que lo carga en brazos y comienza a caminar, regresando a la habitación de la que ha salido. Al llegar la cápsula no está, los operarios se han encargado de llevársela de allí, por lo que coloca al chico medio dormido en la cama.

 

Un último toque, ésta vez en la frente, y un mundo de oscuridad se abre ante él para arroparlo en su confusión.

 

 

*

 

 

La cena era tranquila, demasiado, el silencio era roto por el choque de los cubiertos contra el plato, todos estaban callados, sumidos en sus pensamientos, hasta que un chico, con una camiseta de tirantes y tatuajes desde el cuello que pasaban por los brazos y seguramente llegaban más allá de lo que la camiseta dejaba ver, habló:

 

-¿Estás bien? –pregunta dirigiéndose a Amber.

 

-Si… -responde sonriendo ligeramente y quitándole hierro al asunto con un movimiento de cabeza.

 

-Te pasa algo –dice mientras le coge la mano.

 

-No –Amber niega con la cabeza.

 

-No era una pregunta, era una afirmación –dice el chico -¿Qué te pasa?

 

-Nada… es solo que… -suspira fuertemente antes de hablar –es ese chico… me da pena… cuando se puso a preguntar por sus padres… era como si no lo supiera…

 

-¿Que es un Preternatural? –pregunta el chico tatuado.

 

-No todos lo saben cuando llegan, Henry –dice un hombre, de no más de 27 años, mientras mira de reojo al hombre moreno.

 

-Cierto, Yunho no lo sabía hasta que llegó aquí –dice Amber, mirando al hombre moreno, éste gira la cabeza al oír su nombre y asiente levemente.

 

-Me dio mucha pena cuando se puso a llorar… -una mujer de 27 años de edad, aunque no en apariencia, mira a todos durante unos segundos antes de agachar la cabeza y mirarse las manos. Yunho le coge una mano para animarla un poco, el otro hombre de 27 años gira la cabeza al verlo.

 

-Me da mucha pena cuando no lo saben, pienso que tal vez podríamos ayudarle –sugiere Amber sonriendo mientras mira las caras del resto para recibir su aprobación, pero el hombre de 27 habla antes que nadie diga algo.

 

-No –dice mientras niega con la cabeza.

 

-Pero Jaejoong… Deberíamos ayudarle, para que sepa que no está solo –Amber mira con súplica al hombre, que vuelve a negar con la cabeza.

 

-Es un camino de aceptación hacia si mismo y lo que es que tiene que pasar él solo –dice Jaejoong.

 

-Joongie… -Yunho intenta que recapacite, pero éste vuelve a negar.

 

-Será cuando llegue al final de ese camino que sabrá que no está solo –tras decir eso se levanta, dejando la bandeja encima de una pila de bandejas tras haberla vaciado en una papelera, andando hacia la salida.

 

 

*

 

 

No sabe si está despierto, tampoco si está dormido, todo es demasiado silencioso y no puede distinguir lo real de los sueños, cierra los ojos, o por lo menos eso siente, no ha escuchado a nadie acercarse, pero nota el toque de unos dedos apartándole un mechón de pelo rizado y dejándoselo detrás de la oreja.

 

-¿Mamá? –pregunta en un susurro de voz.

 

-No –responde una voz masculina pero suave en un susurro también.

 

-¿Quién eres? –pregunta el chico mientras se gira, pues ha estado observando todo el rato la pared, para mirar a su interlocutor, el cual está sentado en el borde de la cama.

 

-Me llamo Jaejoong, pero puedes llamarme Jae si quieres –responde sonriéndole ligeramente -¿Y tú? ¿Cómo te llamas? –pregunta dulcemente.

 

-Chanyeol, Park Chanyeol –responde después de dudarlo uno segundos -¿Sabes cómo están mis padres? –pregunta en voz baja.

 

-No… Lo siento –la mirada de Jaejoong se torna triste y tocando suavemente el brazo del chico le pregunta: -¿Qué es lo último que recuerdas?

 

-Yo… lo último que recuerdo… es… a mi madre… -Chanyeol dirige su mirada al techo mientras traga saliva –al principio podía verla, pero luego… no sé qué la pasó, lo último que vi fue… a mi madre tumbada en una camilla… -la mirada del chico se posa en los ojos marrones de Jaejoong, el cual le escucha asintiendo con la cabeza -¿Crees que están bien? –los ojos de Chanyeol brillan reteniendo las lágrimas.

 

-Seguro que sí –le responde acariciándole la mejilla con el dedo índice, Chanyeol suspira algo agitado, las lágrimas amenazan con salir.

 

-¿Por qué estoy aquí? –pregunta con la voz temblorosa.

 

-Pronto lo sabrás… -responde Jaejoong sin dejar de acariciarle.

 

-Quiero irme de aquí –dice Chanyeol, una lágrima traicionera se le escapa mientras hunde todo lo que puede la cara en la almohada.

 

-Lo sé… -Jaejoong ha pasado de acariciar la mejilla, ahora húmeda por las lágrimas, a acariciarle la base del cuello y enredando de vez en cuando los dedos en el pelo rizado del chico. Suspira ligeramente, mirando hacia el techo de la habitación –Lo sé….

 

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Comments

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sujulovekyutoria
#1
Chapter 1: Hola que tal!! porfin encuentro a una española( supongo no?) que le gusto el k-pop!! escribeme algun privado!!;)