No supo que le impulsó a hacerlo pero sin darse cuenta les estaba separando e interponiéndose entre ellos.

Doojoon no podía creer lo que estaba viendo, la mandíbula se le iba a desencajar del rostro. Yoseob sonreía con complicidad y Kikwang era ahora el que parecía no enterarse de nada. Ni él mismo parecía entenderlo.

Antes de que pudiera reaccionar o excusarse tenía a Doojoon sobre sus hombros y estaba siendo arrastrado calle abajo mientras dos pares de ojos les veían alejarse.

- ¿¡Qué demonios ha sido eso!? ¿Te has vuelto loco? ¿Me he perdido ALGO?

- ...

- Dongwoon

- ...

- ¡SON DONGWOON! – Se paró bruscamente y le hizo mirarle a los ojos.

- Hyung... - Dijo en voz baja mientras volvía a mirar al suelo – lw nedw

- ¿Qué? – Le preguntó notablemente molesto y confuso.

- Le besé...

- ¿QUÉ HICISTE QUÉ? ¡YAH! Le dejo mi apartamento como un favor porque lo está pasando mal ¿¿Y tú te aprovechas de él?? ¡Joder Dongwoon!

- Hyung...

- ¡Ni hyung ni nada! – Gritó mientras se alejaba dejándole solo en medio de la calle.

Poco después de la segunda escena del día Kikwang se detenía a su lado y le miraba preocupado mientras Yoseob pasaba de largo y corría en busca de un cabreado Doojoon.

- ¿Va... va todo bien?

- Obviamente no Einstein.

Nada va bien, pensó mientras reanudaba nuevamente la marcha y dejaba a un confundido y algo dolido Kikwang atrás.

Se paró, se dio la vuelta y volvió a por él. Le agarró de la muñeca y empezó a tirar de él. Él se dejó.

Minutos más tarde volvían a estar los cuatro juntos. Doojoon estaba parado frente a la entrada de lo que parecía un enorme centro comercial. Yoseob estaba situado a su lado y le acariciaba suavemente el brazo. Se giraron cuando notaron su presencia tras ellos. Doojoon carraspeó y dirigió su mirada al brazo de Kikwang.

- Hyung... – Volvió a decir mientras le soltaba y se dirigía hacia él.

- Será... Será mejor que entremos y disfrutemos del día. Me han dicho que hay unas pastelerías impresionantes en el último piso. ¡Yo invito! – Dijo con una gran sonrisa mientras le daba palmaditas en el estómago y le guiñaba un ojo.

No sabía que le habría dicho aquel monito que se le colgaba del brazo y pegaba saltos mientras se dirigían a las escaleras mecánicas pero estaba claro que le debía una. Y una muy grande. O eso creía.

De nuevo le habían vuelto a engañar. ¿Pasteles? ¿Desde cuándo en las norias se compraban pasteles? Si había algo que odiaba eran los parques de atracciones. Eso y cualquier cosa relacionada con ellos. Y una noria lo era. ¿Lo peor? Doojoon lo sabía. El muy...

Salió del trance en el que estaba metido cuando notó como algo, o alguien, le tiraba ligeramente de la manga. El mono.

- ¿Vas a subir? – Le miró con preocupación mientras preguntaba tímidamente.

- ¿Tengo otra opción?

- Si es por mí no te preocupes, puedo subir sólo. No me importa...

Seguro que no le importaba. Por eso mostraba una ligera sonrisa en vez de esa que hacía desaparecer sus ojos. Ojos que no estaban ocultos tras unas horribles gafas de pasta como aquella noche. Unos ojos que le estaban suplicando que subiera con él porque no quería sentirse solo.

Y movido por un impulso fue hacia su hyung, le quitó las entradas, agarró de nuevo el brazo del alma en pena y le llevó a la entrada. La señorita cortó sus tickets, les dejó pasar y a continuación cerró la puerta de la cabina en la que pasarían un buen rato encerrados.

- Deberías dejar de atormentarte porque tu novio te dejara – Espetó nada más cerrarse la puerta.

- ¿Y tú que sabes si me dejó o no? – Intentó gritar pero sólo consiguió sonar molesto y dolido a la vez.

- Eres del tipo al que se deja.

Los ojos de Kikwang se agrandaron y su boca empezó a abrirse para cerrarse al instante, sus puños empezaban a tensarse y su labio inferior a temblar. ¿Rabia? De pronto sus ojos empezaron a empañarse. Se levantó bruscamente con intención de gritarle pero su cabeza se golpeó con el techo de la cabina y al tratar de sentarse resbaló y terminó en el suelo. Las rodillas en el pecho y sus manos cubriendo la cabeza.

- ¡¡YAH!! ¿PERO TÚ ERES TONTO O QUÉ TE PASA? ¿¡No sabes que es peligroso ponerse de pie aquí dentro?!

Antes de que pudiera seguir gritándole empezó a escuchar un gimoteo, pero duró poco y pronto se convirtió en un llanto desconsolado. Se levantó con cuidado y fue hacia él.

- Ey... vamos, sólo es un chichón... – Le susurró mientras colocaba sus manos sobre las suyas buscando el golpe.  Este chico es demasiado sensible.

- ¡Déjame! – Gritó entre sollozos mientras se movía para apartarle.

- Si te quedas aquí abajo no podrás ver lo que tanto querías, tonto... – Le dijo con voz suave mientras le levantaba la mandíbula y le secaba las lágrimas con los pulgares. Su corazón empezó a latir más y más deprisa cuando esos preciosos ojos almendrados le miraron fijamente con tristeza.

Le ayudó a levantarse con cuidado mientras se secaba las lágrimas. Se sentó y giró su cabeza para contemplar las vistas de la ciudad. En su respiración se podía notar que estaba conteniendo las ganas de seguir llorando. ¿Tanto daño se había hecho? O tal vez... ¿Habrían sido sus palabras? Un sudor frío le recorrió la espalda.

- ¡Oh! – Gritó a la vez que se estiraba y apuntaba de frente con el dedo. Kikwang no tardó en levantar la cabeza para ver que ocurría y darse la vuelta para buscar “algo”.

- ¿Qué? ¿Qué es? – Preguntó emocionado moviendo la cabeza y estirándose.

- En realidad nada – Se levantó y le susurró al oído. Lo que provocó que se asustara, se girara y se volviera a golpear la cabeza. Pero esta vez contra otra cabeza.

Durante un instante los dos se quedaron callados frotándose la frente. Y antes de que pudiera gritarle otra vez sus miradas se cruzaron, y mientras veía como las lágrimas empezaban a caer de nuevo por sus mejillas se acercó, le sujeto la cara y le besó, tierna y dulcemente. Los ojos de Kikwang mostraban una clara sorpresa pero lentamente empezaron a entrecerrarse y sus manos comenzaron a levantarse buscando su cuello y su pelo.

Agradecieron que la noria se moviese despacio, muy despacio, porque sus caras cuando se separaron eran un claro ejemplo de desconcierto y vergüenza. No sabían dónde mirar, qué hacer o cómo comportarse, así que decidieron disfrutar del resto del viaje cada uno en su extremo. Las vistas eran espectaculares pero habían perdido toda importancia. Los minutos que quedaban estuvieron rodeados de miradas furtivas y mejillas sonrosadas. No hacían falta palabras. Hasta que se detuvieron y la señorita que les había cerrado la puerta volvía a abrirla para dejarles salir.

- ¿Han disfrutado del viaje? – Les preguntó con una sonrisa mientras les indicaba que podían abandonar la cabina.

Ninguno sabía muy bien que decir así que sonrieron tímidamente y asintieron ligeramente mientras salían. Una vez fuera decidieron que lo mejor sería esperar a sus hyungs en alguna de las pastelerías de la última planta.

Cuando la feliz pareja les encontró Kikwang disfrutaba de un helado de 3 bolas sobre un cucurucho gigante de chocolate recubierto con sirope de caramelo y trocitos de galleta y plátano. Era peor que un niño de cinco años y sobre su boca se podía ver un gracioso bigote de vainilla.

- Seobie~ - Kikwang agitaba la mano mientras notaba como algo y alguien le limpiaba los restos de helado que tenía en la cara. Se sonrojó otra vez y bajó rápidamente la mano.

- Hey hyung ¿Qué tal la vuelta? – Dijo con total tranquilidad mientras terminaba de limpiar al que tenía sentado justo en frente y había conseguido volverle loco en cuestión de minutos.

Doojoon y Yoseob se miraron, les miraron y se volvieron a mirar. Y en su código secreto de miradas debieron decidir que lo mejor sería no preguntar y sentarse a tomar algo con ellos. Y eso hicieron.

TBC

Takoyaki 2/4 English version