Luego de la reunión los pensamientos de Chanyeol se dispersaban por todos lados. El haberlos vistos después de tanto tiempo había sido complicado, especialmente la razón por la que lo habían llamado y por la que él había aceptado ayudarlos. Se pasó el resto de la noche investigando en internet sobre los casos de desapariciones y muertes que podrían estar relacionados con EXO, y encontró que Junymeon tenía razón: claramente había algo allí.

Las desapariciones no eran lo peor; asesinatos con escenas del crimen sangrientas, cuerpos despedazados hasta ser casi irreconocibles, tanto mujeres como hombres, sin discriminar por edad o o. No se habían encontrado rastros, huellas, filmaciones, o motivo de ningún tipo; lo único que podía relacionar los casos es que todos eran jugadores de EXO. ¿Pero quién no lo era en esta época?

Chanyeol suspiró profundamente mientras se alejaba del monitor de la computadora, apoyaba la espalda en el asiento y estiraba los brazos. Clavó la vista en el cielo y cerró los ojos por un momento.

Todo era muy extraño. ¿Cómo hacía el asesino para lograrlo sin que lo atraparan? ¿Cuál era su motivo? ¿Era Yixing una de las víctimas? ¿Por qué?

Comprendió mejor la actitud de los demás, especialmente la de Junymeon. Ahora sabía por qué habían acudido a él; estaban desesperados. Imaginar a Yixing con un destino como los que había visto…

Sacudió la cabeza y se dispuso a continuar trabajando. Ahora que tenía más conocimiento sobre a qué se enfrentaba, decidió encargarse de su personaje en EXO. No había vuelto a tocar su cuenta desde que había decidido dejarlo hacía dos años. No entraría al mundo virtual, pero retocaría y mejoraría a su personaje, modificando el código. Decidió agregarse algunas cosas nuevas que pensó lo ayudarían a estar al mismo nivel que los demás; como un visor especial para leer el código de los elementos en tiempo real.

Esa noche Chanyeol solo consiguió dormir dos horas; se despertó con la alarma que le indicaba que era hora de salir a trabajar y un mensaje de Junmyeon diciéndole que lo agregaba al chat grupal y que esa tarde se verían en el mundo virtual de EXO.

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En el trabajo Chanyeol no sabía si sentirse emocionado con la idea de que llegara la tarde, o querer escapar hacia otro continente. Lo que sí sabía es que toda la situación le causaba mucha ansiedad, tanta que dejó de prestar atención y casi se golpeó en su propio pie con unas maderas que cargaba.

-¡Chanyeol-ah! ¡Ten cuidado! – Le exclamó Sunjong, un compañero que se encontraba cerca.

-Oh, sí, lo siento. – El aludido sacudió la cabeza y dejó caer las maderas.

-¿Estás bien? – Sunjong se acercó. - ¿Quieres que te ayude?

-Ah, gracias.

Ambos se dividieron la cantidad de maderas y las llevaron hacia la pila donde correspondían.

-Intenta tomártelo con calma, le quedan pocos días a la semana.

-Gracias, Sunjong-ah. Y lo siento.

Su compañero sonrió e hizo un gesto con la mano.

-No te preocupes.

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Chanyeol se dirigió a su casa arrastrando los pies. Tiró las llaves sobre la mesa, dejó el saco en la silla y se dirigió a la habitación. Se quedó plantado en la entrada observando el visor de realidad virtual que había dejado en el escritorio con inquietud. Su teléfono sonó indicándole que tenía un mensaje nuevo en el chat grupal; los demás estaban avisando que iban a entrar. Lo volvió a guardar y se sentó en la silla.

Tomó el visor con manos temblorosas. ¿Por qué se sentía así? No era como si fuera la primera vez que lo usaba. Pero la situación, el regresar después de tanto tiempo y volver a reencontrarse con esas personas que lo habían llenado de felicidad en su momento, y de tristeza luego, hacía que le fuera difícil estar decidido. Decidió callar su cerebro y se lo colocó.

El mundo se le apareció con un destello de luz blanca. Una ola de novedad, agitación y melancolía lo recorrió mientras se transportaba a EXO y su cuerpo se materializaba. El servidor y lugar de entrada ya estaban configurados, así que rápidamente pudo observar que los demás ya se encontraban a su lado.

Parpadeó un par de veces y echó un vistazo a su alrededor. El lugar de entrada era el porche delantero de una pequeña casa en lo que parecía un campo; ese solía ser su cuartel de operaciones. El cielo estaba más claro de lo normal, mientras que el césped era más verde de lo que recordaba. Una calle pasaba por enfrente de la casa, dirigiéndose hacia varios destinos.

Cuando uno se creaba un personaje en el mundo de EXO podía decidir la clase, armas y un poder especial. Cuando los nueve amigos lo habían hecho, habían escogido habilidades distintas, por lo que no se repetían, y por eso podían hacer un muy buen equipo. Kyungsoo tenía el poder de la fuerza, Chanyeol el del fuego, Junmyeon el del agua, Jongdae el del relámpago, Baekhyun el de la luz, Minseok el del hielo, Yixing el de curación, Jongin de teletransportación y Sehun el del viento.

Chanyeol al fin miró hacia su costado, donde los demás chicos se agolpaban. Todos lucían muy parecidos a sus verdaderas identidades, aunque algunos llevaban el cabello de otro color y ropa especial para cargar las armas y equipos. Todos parecían listos. Baekhyun le sonrió tímidamente.

-Pareces preparado. – Le comentó Kyungsoo, y fue cuando Chanyeol recordó los cambios que había hecho.

Físicamente llevaba el cabello celeste y un ojo de color rojo; ése era su truco especial y de lo que realmente se sentía orgulloso: el visor para leer código ajeno. Con él podría revisar personajes, escenarios, elementos y más. Además de eso había subido un poco las estadísticas de su avatar, solo para estar más a tono con el nivel de los demás.

-Me comprometí con ustedes y pienso hacer mi mejor esfuerzo. – Fue su respuesta.

-Gracias. – Le contestó Junmyeon, dándole una palmada en el hombro. – Vamos, entonces.

Dicho esto comenzaron a avanzar hacia su primer destino, lo que les daría una pista sobre lo que estaba sucediendo, si tenían suerte.