Después de unos días, sin darme cuenta la semana ya se había ido y solo nos quedaba una noche para volver a Corea.

En mi mente seguían dando vueltas las conversaciones con Krystal. Realmente no sé cuándo me obsesioné tanto con esta chica. Quería pasar todo el tiempo que fura posible con ella. Pero tenía miedo de mostrar demasiado interés en ella.

Revolví mi cabello en frustración por mis pensamientos, mientras estoy sentada en la cocina tomando un vaso de leche para dormir.

“Parece que tienes mucho en la cabeza estos días”.

Nuevamente no me di cuenta de que Krystal estaba junto a mí mirándome atentamente.

“Tienes una extraña manía de espiarme, Jung”

“No te espió, estas en la cocina. Donde todos pueden verte, debo añadir. Solo vine por algo de comer. ¿Quieres hablar de lo que te molesta?”

“No realmente. Pero sé que me vas a preguntar de todas maneras”

“Okay. No te presionare esta vez. Ya te dije lo que pienso, y te dije que podías y me gustaría que confíes en mí. Pero si no quieres, no puedo obligarte”

“… No es que no quiera. Pero no me resulta fácil hablar de lo que me pasa, porque no yo misma lo entiendo. Estoy algo confundida. La verdad, creo que estoy interesada en alguien”

“Uuuh ¿hablas en serio? ¿Te gusta alguien? Porque si es así, estoy más que interesada, Liu. Ahora hazte a un lado y cuéntamelo todo”

“Eres muy chismosa, sabias”

“Por supuesto. Ahora cuéntame quien es, como es, de donde es. Quiero saberlo todo”

“Ya me estoy arrepintiendo de haberte comentado algo”

“Aww. Vamos. Cuéntame. Prometo no decírselo a nadie. Lo juro por que se te caiga el pelo”

“¿¡Que…!? ¿¡Mi pelo!? Eso no me da mucha confianza de tu parte Jung”

“Shush. Ahora cuéntame todo sobre tu crush”

Debato conmigo misma por unos segundos sobre si debería o no hablar sobre esto precisamente con ella. Después de unos eternos segundos y su insistente e Intensa mirada, decido contarle. Evitando su mirada y jugando con el vaso que está en mis manos intento hablar del tema sin nombrarla. Tal vez pueda sacar esto de mi cabeza si lo hablo con alguien.

“No te daré nombres. Pero si, creo que muy a mi pesar, me gusta alguien. Alguien con quien me siento muy cómoda y con quien puedo ser realmente yo, sin ser juzgada. Esta persona es muy amable y cálida. Tiene una sonrisa muy linda y adorable. Y cuando sonríe de verdad, sus ojos forman una media luna, que me hace sonreír también. Tiene la mala costumbre de invadir mi espacio personal, pero me acostumbre tanto que ahora extraño eso si no lo hace”

“No soy muy experta en el tema, pero creo que suena a que estas enamorada”

“¡Ja!!!… No. No estoy enamorada. Es solo una extraña fascinación, como una obsesión o algo así”

“A mi suena más a enamoramiento. No tiene nada malo. Lui.”

“¿Cómo sabes que es enamoramiento? ¿Te has sentido así alguna vez?”

“Tal vez…”

“¿Tal vez? ¿Solo eso me dirás? Eres el diablo Krystal Jung. Te confieso algo muy muy muy personal, y tú solo me dices tal vez”

“Jamás dije que te contaría mis secretos”

Krystal me saca la lengua adorablemente antes de dar media vuelta y dar un paso fuera de la cocina. Pero antes de salir, se da media vuelta otra vez y me habla con un tono amigable y amable.

“Es posible que me haya sentido como tu antes. Pero nunca hice nada al respecto. Espero que tú no dejes pasar una oportunidad así…

Sabes, todo lo que dijiste sobre esta persona que te gusta, es muy lindo. Tiene suerte de que te fijes en él y sientas todas esas cosas lindas por él “

Por él… una simple palabra que quedó grabada a fuego en mi mente, mientras veo alejarse la delegada espalda de Krystal por la puerta de la cocina me quedo sentada ahí, con mi vaso de leche aun sin tomar, pensando y sintiéndome aun peor antes de hablar con ella. “Él”. Es normal pensar que es un él, verdad. Es lo lógico, lo normal.

Sintiéndome algo derrotada subo a mi cuarto y entro sin prender la luz, sentándome en la cama suspirando profundamente sin ánimos de dormir o si quiera intentarlo, pues, sé no podré.

“Te gusta deprimirte, verdad”

“POR DIOS, KRYSTAL. ¿ESTAS LOCA? ¿POR QUE SIEMPRE ME ASUSTAS?”

“Es tu culpa por entrar a la habitación como un fantasma, sin siquiera prender la luz”

“Tú eres la que parece un fantasma siempre hablando desde los rincones y esperándome en la habitación con la luz pagada. Dios, un día de estos me va a dar un infarto por tu culpa”

“Eres muy dramática Liu. Solo venía a verte y hablar contigo”

“¿Qué quieres?”

“Wow, cuanta amabilidad. Nada en particular, solo saber si querías ver una película o algo”

“Supongo que sí.”

“Que genio que traes hoy, Liu”

“Shush”

Ambas reímos al darnos cuenta de que estoy copiando a Krystal. Le lanzo un cojín en el rostro, y espero que traiga sus cosas para que veamos una película.

Ella se tira en la cama, mientras yo me quedo sentada en el suelo, con mi cabeza apoyada en el respaldo de esta. Una silla hace de mesa donde dejamos el notebook, viendo por milésima vez HER. Estoy tan concentrada en la película, que no noté que ella se movió peligrosamente cerca de mi cara, que cuando tuerzo un poco mi cabeza, estoy solo a unos pocos centímetros de su rostro.

Me quedo observando sus facciones por unos segundos perdida en los detalles que encuentro lindos de Krystal. Pasando por sus labios, nariz, ese lunar en su mejilla izquierda, para finalmente encontrarme con sus ojos que se clavan en los míos.

Ninguna de las dos evita el contacto visual por unos segundos. Luego mi vista viaja inconscientemente desde sus ojos a sus labios y viceversa. De pronto olvido todo a mí alrededor, y como si fuera un imán sin darme cuanta me acerco lentamente a sus labios, sintiendo su cálida respiración contra mí, dejando que nuestros labios se junten lenta y suavemente, casi como un rose. Una extraña sensación recorre mi cuerpo. Algo como un suave cosquilleo. Como una suave descarga eléctrica corre por mi espalda. Felicidad, miedo, ganas de correr, ganas de abrazarla, mil pensamientos corrían por mi mente cuando nuestros labios se encontraron.

Sabía que tenía que detenerme. Sabía que estaba cometiendo el peor error de mi vida. Sabía que esto podía costarme todo lo que había logrado hasta ahora. Pero en el momento en que nuestros labios se tocaron, perdí.

Mi cerebro se apagó y sólo quedó la sensación de la calidez de los labios de Krystal. El beso fue suave, lento, tierno, inocente. Simplemente nuestros labios tocándose. Sin darme aguanté la respiración y cerré los ojos cayendo en una especie de trance. Sentí como cuando besas las almohaditas en las patitas de los gatitos bebes.

Sentí como si hubiéramos pasado horas así, aunque fueron solo unos segundos. Pero juro que se sintió como una eternidad.

Me separé de la fuente de vida que me sostenía en ese momento, temiendo lo peor. Pero ella me siguió. Nuestros labios se encontraron de nuevo, está vez mi mano se movió por sí sola, y alcanzó la suavidad de su rostro. Esta vez el beso fue con más deseo, más ansioso, mucho más pasional. Nuestras narices chocaron, y justo cuando sentí que me perdería otra vez. Un leve sonido nos despertó del ensueño.

Nos separamos abruptamente y Krystal se echó hacia atrás y me miró como si hubiera cometido un error. Culpa. Terror. Y lo peor que pude ver en sus ojos. Arrepentimiento.

Su celular continuó sonando. Ella lo contestó sin dejar de mirarme.

Luego se levantó y caminó hacia la puerta. Y yo me quedé de la misma manera en que ella me dejó, sentada en el suelo. Con la sensación de que un hoyo negro había absorbido parte mí.

No sé cuánto tiempo pasó, Krystal se volvió y sin mirarme tomó sus cosas y salió de la habitación. Sabía que debía alcanzarla. Hablar con ella. ¿Pero cómo? mis piernas no respondían y no pude ponerme de pie, mucho menos emitir algún sonido para llamarla. Solo me quedé sentada en el suelo, con el sonido de fondo de la película que veíamos. Mirando el lugar donde ella despareció de la habitación.

Las horas pasaron, debe haber sido ya de madrugada cuando pude moverme y obligarme a tirarme a la cama, obviamente sin la esperanza de poder dormir.

Me sentía tan confundida. Jamás había hecho algo como esto. No sé qué pasó. Pero ahora no puedo dejar de pensar qué tal vez estoy enamorada de ella. ¿Es posible? Es decir, ¿es posible que no me haya dado cuenta sino hasta ahora?

¿Qué pasará ahora? Es obvio que ya no seremos amigas. Debe odiarme. Debe sentir asco de mí. Si yo fuera ella, yo sentiría asco de mí

Genial. Es la primera vez que logró tener una amistad de verdad y lo estropeo confundiendo las cosas.

Debería hablar con ella, o Tal vez podría dejar las cosas así y... ¡NO! Es obvio que tengo que hablarle. ¿Pero cómo? ¿Qué le digo?

Hey Krys! Lamento haber descubierto mi ualidad contigo. ¿Te parece si olvidamos que te besé y volvemos a ser amigas? Claro. Eso seguro funcionaria...

Así pase horas, hasta que escuche movimiento en las escaleras y afuera. Los Jung se estaban preparando para volver a Corea.

De muy mala gana me levanté y me preparé para bajar mis cosas también. Desde la escalera pude ver a Krystal bajando sus maletas, quise acercarme a ayudarla. Pero ella se negó y salió de la casa llevando sus maletas sola.

Tomamos desayuno en silencio. Evité mirar a Krystal en todo momento, y al subirnos al auto, tomé la precaución de no quedar junto a ella.

Durante el viaje al aeropuerto me dediqué a pensar en cómo arreglaría las cosas. ¿Debía hablar sobre lo que pasó con ella, o solo debía actuar como si nada hubiera pasado?

Ya en el avión tuve que sentarme junto a Krystal, ya que nadie notó el muro que había entre nosotras ahora. Es increíble la habilidad de Krystal para ignorarme, incluso estando sentada a su lado. Durante todo el viaje simplemente actuó como si yo no estuviera ahí. Fue para mejor, supongo. No estaba lista para enfrentar el hecho de no volver a verla, ni a tratar con ella.

El viaje duro poco más de dos horas, de las cuales dormí casi todo el viaje. Cuando desperté habíamos aterrizado y Krystal ya se había levantado de su asiento. Me despedí de su familia y la vi subirse al auto sin si quiera voltearse a verme.

Esa sería la última vez que vería