(IV)
Mi Gran AmigaDespedir a un ser querido no es fácil, jamás será fácil asumir que no volverás a verlos, que no volverás a compartir con ellos. Desde pequeños enseñan que nadie es eterno, que llega el momento en donde tienen, por lógica, que “enterrar a tus padres, abuelo, perro, amigo, primo o tío” y aunque sabes que en un punto ocurrirá no estas lo suficientemente preparado para ello, así estén enfermos y sea inevitable; jamás se perderá la esperanza de que esos seres que se aman tanto sean eternos o que los que están enfermos y por morir se curen y no mueran nunca.
Jessica y Stephanie llegaba a casa de la primera como todos los días para hacer la tarea o simplemente para pasar más tiempo juntas.
-“Estamos en casa”- grito Jessica al entrar
-“¡Stephanie!”- apareció la Sra. Jung
-“Hola, tía”- saludo la chica confundida al ver su cara de preocupación
-“Mama, ¿Estas bien?”- pregunto su hija extrañada
-“Creo que deberías ir a tu casa”- recomendó la mujer
-“¿Eh? Haremos tarea, como todos los días”- dijo la joven Jung
-“Hoy no será, Stephanie debe volver a su casa”- se mordió el labio y sus ojos se volvieron cristalinos
-“¿Qué pasa?”- pregunto su hija
-“Tal vez es mejor que me vaya”- dijo Stephanie algo incomoda por la situación, agarro su mochila. Jessica le dio una mirada asesina a su madre y siguió a su amiga
Las chicas caminaron hasta casa de la pelinegra, en todo el camino la mayor se disculpó por la extraña actitud de su madre a lo que Stephanie respondió que no se preocupara por ella, que entendía la situación.
Cuando llegaron a la casa de la familia Hwang se encontraron al padre muy serio sentado en el sofá del salón
-“Papa”- dijo Stephanie, se acercaron más y se encontraron con Leo y Michelle, los hermanos de la chica
-“Debemos hablar”- dijo el hombre
Stephanie se preocupó y se sentó junto a su hermano y a su lado su fiel compañera Jessica. El señor Hwang las miro, sabía que esto era común y agradecía la presencia de la chica, pues la necesita, sobre todo para su hija menor.
-“¿Dónde está mama?”- pregunto
Leo, Michelle y Jessica miraron al hombre esperando su respuesta pues tampoco sabían dónde estaba ni a que se debería esto. El hombre bajo la mirada y la primera en entender todo fue la mayor de los hermanos.
-“No salió bien, ¿cierto?”- el hombre negó
-“¿De qué hablan?”- pregunto Jessica curiosa
-“¿Recuerdan el examen para descartar el cáncer?”-
-“Si, cada año y todo ha estado bien”- dijo Leo
-“No… no”- respiro profundo –“No esta vez”- dijo al borde de las lágrimas –“El examen, su madre…”- no pudo seguir
-“Papa”- dijo Leo
-“Significa que…”- el hombre asintió.
Stephanie quedó completamente sorprendida; su madre moriría, no volvería a casa, dejaría de verla; la persona que más la amaba en este mundo dejaría de estar con ella. Jessica miro preocupada a su amiga que estaba en silencio, miro a los demás y vio a Leo llorar en silencio, a Michelle abrazada a su padre mientras ambos lloraban; Jessica también derramaba lágrimas en silencio, pero más le preocupaba su amiga, sabia lo unida y apegada que era a su madre.
-“Stephie”- llamo bajito acariciando su mano solo para que ella la escuchara
-“Mi mama”- miro a su amiga con los ojos llorosos y se abrazó para llorar
Jessica la abrazo con fuerza mientras le susurraba cosas –“Yo estaré contigo en todo momento, no importa que”- acariciaba su cabello
Los meses pasaron los Hwang estaban deprimidos aunque trataban de ser fuertes mientras estaban con su madre y esposa, no querían preocuparla más de lo que ya estaba al saber que dejaría a su familia, por supuesto no dejaron de lado las posibles soluciones e hicieron todo para buscarla una cura a esta horrible enfermedad. Las notas de Stephanie habían bajado considerablemente preocupando a Jessica que ahor
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