HOLA!! AL FIN AQUÍ ESTÁ UN NUEVO CAPÍTULO DE "DON'T LEAVE...ME", DE AQUÍ EN EL SIGUIENTE CAPÍTULO LA HISTORIA AVANZARÁ EN EL TIEMPO Y SE IRÁN REVELANDO LAS COSAS QUE SUCEDEN! Espero les guste, disculpen por la tardanza pero la historia me exigía mucho en cuanto a organización y cosas del contexto y trama. SIN MÁS... DISFRÚTENLO! (: Disculpen si hay faltas de ortografía, las corregiré.

Era aproximadamente medio día.

Soyeon sintió algo suave que picaba su nariz. Eran los bigotes de la pequeña liebre quien se encontraba ahí. Abrió los ojos lentamente, al mismo tiempo sintió una punzada de dolor que le molestaba.

–¡Ah...!–Tocó su brazo herido.Siseó.

Se incorporó para luego quedarse sentada ahí mismo, descubrió el dispositivo clavado en la zona que le causaba el dolor, con cuidado lo tomó y lo quitó de su lugar...para después observar lo que contenía. Era ese poder que años antes había visto dirigirse a su pecho, destellante, con color anaranjado-amrillento.

No se percató que sus piernas estaban sobre restos de material roto. Cuando se enteró miró a sus lados buscando a su compañera dejando lo que tenía en sus manos en el suelo.

–¡¿Qri?!...Don...

Fijó su mirada al frente, notó una abolladura apenas visible en el muro del fondo, en el suelo estaba Qri.

Corrió hasta ella y la miró sorprendida. Las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas.

No trató de moverla, se hincó, la llamó al sentido hablando pero no obtuvo resultado.

Cuando puso su mano sobre su cabeza ella sangraba, no lo notó porque su cabello tenía el mismo rojo intenso. Ya que Soyeon portaba los guantes se dió cuenta hasta que sintió la humedad característica de la sangre.

–¡¡¡QRIIII!!!

Desesperó y la sacudió de un hombro lentamente. Sin embargo tampoco reaccionó. La volteó, el panorama no era alentador, el líquido del mismo color de la manzana que la bruja le dió a Snowhite, salía de su cabeza rodando por su cuello manchando su ropa.

El dolor de ver a su confidente así la invadió, repleta de furia golpeó con los puños el suelo haciendolo temblar al unisóno de un grito desgarrador y lágrimas que rodaban sin parar.

–S...So...yeon.

Qri logró articular su nombre apenas audible, aún sin mover ningún otro músculo de su estático cuerpo.

–¡¿Qué sucedió?! ¡¿Que puedo hacer?!– dijo entre sollozos.

La pelirroja no podía decir más. Pues a pesar de que sólo había sido un trauma, este era muy grave, la fuerza de esa cría no era de tomarse a la ligera.

Finalmente Soyeon recuperó la calma, logró emitir la única idea lógica y apropiada para la situación en la que se encontraba.

–¿Debería llevarte al laboratorio?

Qri se quejó, esa era una señal positiva.

Su hermana la llevó en brazos hasta el lugar, la acostó cautelosa en una especie de cama igual a la que la ponían a ella cuando se lastimaba en los entrenamientos.

No hacían falta más palabras, la menor comenzó a liberarla de las prendas quedando ella con su deslumbrante desnudez...a pesar de la lamentable condición de su salud.

–Bo...tón...–dijo una vez más la pelirroja.

–Si– asintió Soyeon, ella sabía perfectamente lo que se tenía que hacer en caso de emergencia.

Sin perder un segundo accionó el botón para que Qri recibiera el tratamiento adecuado.

Una escaner la recorrió de pies a cabeza, una mascarilla de oxígeno bajo la camilla se dirigió hasta su rostro seguido de pequeños electrodos en todo su cuerpo y agujas en pliegues específicos, todos desprendían una luz azulada que caracterizaba toda tecnología de la nave, alrededor de todo eso se formó una cápsula que se llenó del mismo líquido verde azulado que las mantuvo vivas durante esos dos milenios. Luego una luz se encendió para permitir ver los progresos de recuperación.

Este fue creado por la misma Qri y sus colaboradores, con la capacidad de curar heridas rápidamente y toda emfermedad que existía en su planeta gracias a sus componentes. Es por eso que su esperanza de vida era muy larga.

El sistema comenzó a parlar: 
“El tiempo de recuperación es de un día desde ahora".

La mayor permanecía quieta y respirando con ayuda del oxígeno, sus cabellos rojos del mismo color que la sangre flotaban tranquilamente, casi como un sueño.

Pero...No lo era, todo era real, Qri estaba en malas condiciones...Soyeon sabía que estaría bien, el hecho de que había sido por su causa, eso si le afectaba, no tenía ninguna duda, nadie más en la nave podía romper aquella barrera que las separaba.

La menor permaneció a su lado todo lo que restaba del día hasta que sintió necesidad de curar la herida de su brazo, cambió su ropa y sin ganas se alimentó sabiendo que tendría que estar bien para cuidarla lo que restaba de la noche. Llegó al laboratorio, la observó y finalmente se sentó a su lado esperando a que todo pasara.

***

"El tiempo de recuperación ha finalizado"

Soyeon se despertó sobresaltada con el ruido de la alarma y miró como la cápsula liberaba a su paciente, tomó una manta, finalmente espero a que esta se abriera para cubrir a la pelirroja del lunar coqueto.

Ella permanecía pacíficamente acostada, pronto los artefactos que la ayudarían en su recuperación la liberaron y quedo ella sola.

Su hermana la tapo con aquella manta, aún dormía, todo estaba bien.

–Lo siento mucho– se disculpó mientras acariciaba el cabello de la mayor.

Qri abrió lentamente sus grandes y hermosos ojos, luego esbozó una sonrisa débil pero sincera.

–No te disculpes.– Se levantó despacio y sostuvo la manta contra su pecho– Acompáñame a darme un baño, debo ser un desastre...

En un cálido abrazo ambas se reunieron con sentimientos de comprensión y amor, Soyeon derramó unas lágrimas, estaba feliz de no haber dañado su corazón por lo sucedido, ella era único ser querido que tenía a su lado, no estaba dispuesta a enfrentarse a lo que le esperaba en soledad.

–Si, vamos– obedeció a su hermana separándose del abrazo y ayudando a que bajara de la camilla.

–Muchas gracias So...– le agradeció mientras caminaba apoyada en ella.

Soyeon agachó la cabeza.

–¿Qué pasa?

–No sé como pasó...todo, se salió de control mi fuerza, mis pensamientos eran malos, de pronto no era yo...

Qri detuvo su andar lentamente colocándose frente a ella.

–Ya no te disculpes – la tomó de la barbila haciendo que la mirara– también yo tuve que ver, no fué la mejor idea que tuve para que lograras dominar esas habilidades. Todo tiene una explicación.

Su compañera la miró, en su hermana no había rencor ni molestia, finalmente la pudo mirar a los ojos. –Está bien– Esbozó una media sonrisa.

– Iré a arreglarme. Hazlo tu también, te sentirás mejor, luego podemos almorzar algo delicioso. ¿Te parece?

—Vale. Pero ¿prometes explicarmelo todo?

–Seguro.

Siguieron hasta sus habitaciones, ambas se asearon y cambiaron sus ropas.

Mientras que Ji Hyun terminaba, la otra se encaminó al laboratorio en dónde había pasado todo aquello. Primero se detuvo en la entrada observando el mirador roto, los fragmentos en el suelo ...Ahí estaba, seguía con el mismo color brillante e intenso. Caminó lentamente hasta él. Bajo sus pasos crujían los restos de un momento confuso, ¿qué es lo que había sucedido?, ¿por qué no lograba recordar nada?

–La maldad de Taeyang traspasa los límites.– Una pelirroja distrajo los pensamientos de Soyeon, recargada en el marco de la puerta con los brazos cruzados y una expresión más que seria miraba hacia la cápsula del arma que antes retiró la menor de su brazo.

–¿Cómo?–Respondió aún sin comprender nada.

Qri soltó sus brazos para luego acercarse hasta su hermana.

–Sigues siendo una niña So– La tomó de los hombros– al parecer no sólo se absorbieron sus poderes, también parte de su personalidad despiadada entró en el dispositivo– Se agachó para recogerlo.

–¿Y eso qué significa?

–Cuando te pones en una situación que te molesta o es peligrosa, tú adoptas parte de esos defectos perdiendo el control de tus acciones, la maldad toma tus pensamientos....es por esa razón que olvidas lo que haces.

El rostro de Soyeon se deformó en una expresión de horror combinada con asombro. Algo increíble eran las palabras de la erudita, sin embargo ella sabía que todo aquello tenía sentido.

–A partir de los hechos en la tienda supe que algo marchaba mal, lo único que se me ocurrió para probarlo fué esto.– Rió sinceramente.– Creo que no salió muy bien, por eso me preparé– hizo una ademán mostrandole el dispositivo y miró a la niña.

—¿Entonces qué haremos sin esas habilidades?

– Ahora mismo no lo sé, nunca imaginé que esto pasara. Por el momento hay que dedicarnos a pasar desapercibidas llevando una vida de terrícolas.

Soyeon volvió a rodear entre sus brazos a Qri. No sabía lo que le esperaba en el futuro, solamente deseaba vivir en paz, hasta el día del encuentro con Taeyang: ella se dedicaría a proteger la Tierra incluso si la vida fuera tal precio.

–Gracias...Entrenaré todo lo posible, quiero mantener a mi única familia a salvo y también a todos los que viven aquí. No quiero perder nada más...

—Aquí me tienes, no te abandonaré...Te quiero.–La mayor depositó un cálido beso en su frente complementandolo con un abrazo.–Ahora hay que comer ¿a caso no tienes hambre? Porque yo si.

Por primera vez la pequeña niñá sonrío ampliamente.

–¡Claro que si! ¡Atrápame si puedes!

Corrió hacia la cocina seguida de la otra. Comieron todo lo que les apetecía hasta quedar reventando. Luego pasaron al salón y se sentaron en los cómodos sofás.

–¡Ah¡ Me siento a reventar, creo que iré a descansar sin parar, mañana tengo que ir a mi nuevo trabajo.

–Yo también ruedo...

–¿Qué pasa?–Preguntó la pelirroja tomando un sorbo de agua.

–¿Qué haré aquí yo sola?– puso una cara de pocos amigos.

–Oh...Vamos, no será todo el día, regresaré aquí a las 5:00 de la tarde.

Soyeon seguía sin cambiar de expresión. De pronto a su hermana se le iluminó el pensamiento.

–Ya sé, programaré a la computadora para que utilices el tiempo en retomar tus estudios mientras yo trabajo.

–¡Es verdad! Creo que con todo esto olvidé que tengo que estudiar también. Ahora ocuparé el día en mis conocimientos y la tarde en entrenar.

–¡Perfecto!– Ambas chocaron sus manos.

Después de un rato el sueño venció a la mayor.

Gracias a sus fuerzas la pequeña pudo llevarla hasta su dormitorio, la arropó muy bien para después programar la alarma que la despertaría a la mañana siguiente. Ella hizo lo mismo, se alimentó para dormir pues aconpañaría a Lee en su primer día de trabajo.

***

–No tienes que venir conmigo, estaré bien, te lo aseguro– decía la pelirroja mientras caminaban hacia la parada del bus que las llevaría a su destino.

–¡Aaah! Pero yo quiero ir, después regresaré– como estrategia usó una cara adorable con un puchero que hicieron imposible que Qri se negara.

Río suavemente.

–Lo haces porque sabes que no me puedo resistir.

–¡Ja!

–Allí viene, usaré el cambio que me dió mi próximo jefe para pagar, hoy será legal.–Hizo una mueca y sacó su lengua.

Subieron al camión riendo, encontraron lugares hasta el final para sentarse, todo el camino lo disfrutaron. Mirar por la ventanilla en el transporte era algo que recién habían descubierto y les fascinaba.

–Me gustaría conocer más lugares Qri...– dijo Soyeon mirando los árboles con escarcha del camino.

–Ya tendremos mucho tiempo para conocer esta ciudad...O muchos más lugares.

El tiempo del traslado pasó en un abrir y cerrar de ojos para las extraterrestres. Bajaron en la parada más cercana a la tienda sólo tenían que cruzar la gran avenida en la cuál los automóviles transitaban uno tras otro, con un destino diferente y en la agitada ciudad de Seúl, luego caminar tres cuadras más.

El semáforo marcaba una luz verde cuando ellas bajaron del autobús, esperaron a que la roja se encendiera para cruzar. Al parecer un hombre tenía más prisa que todos los que aguardaban, leía la hora en su reloj, una mirada rápida al stop a la vez que movía su pie inpacientemente, tal vez tenía una junta importante o iba en camino a cerrar algún gran negocio. El siga empezó y casi corriendo se desplazó por el cruce...Como en todas las ciudades las personas viven aceleradas igual que el auto azul marino que sin frenos se dirigía directo a él, la gente que aún no se disponía a caminar reaccionó ante el rechinido de los neumáticos intentando frenar, aterrados gritaron al ver que una tragedia se acercaba.

En un momento todo cambió, un estruendo de colisión los distrajo del horror, el coche estaba a mitad del cruce con una abolladura profunda el cofre, sin duda algo fuerte lo había detenido. Frente a él a pocos meteos se encontraban una niña con un señor en shock quien miraba incrédulo a aquella chica que sangraba del brazo y sien.

Qri reaccionó, corrió rápidamente entre la gente y humo a donde Soyeon.

–¡Vámonos de aquí ya– La tomó de la mano sacándola de una especie de trance alejándose tan rápido como les fue posible.

–¿¡Qué son ustedes?!– decía aquél señor sentado en el pavimento de la avenida mientras las miraba esfumarse como un espejismo. La realidad es que no lo eran, esa chiquilla le había salvado.