-Follow the Yellow Brick Road, follow the Yellow Brick Road…-canturreaba LuHan mientras iba saltando por el camino, con Byul corriendo a su alrededor y haciéndole los coros con pequeños ladridos.

-Follow the Yellow Brick Road.-sonó una voz grave cerca, sobresaltando al chico y al perro, que se quedaron parados mirando a su alrededor.

-¿Hay alguien ahí?-LuHan escrutó el trigal, buscando señales de alguien escondido.

-Yo no veo a nadie.-dijo la misma voz tras ellos.

-¿Y tú dónde estás?

-¡Oh, oh, oh, esa me la sé! ¡Estoy aquí arriba!

El chico vio algo moverse por el rabillo del ojo, y Byul comenzó a ladrar a un espantapájaros que había colocado junto al camino.

-¡El perrito me ha encontrado primero!

-¿Eres el espantapájaros o el cuervo?-preguntó el chico, mirando al pájaro apoyado en la cabeza del muñeco de paja, no muy seguro de cuál de los dos era más improbable que hablara.

-El espantapájaros.-respondió éste con una amplia sonrisa.

-¿Y no deberías espantar pájaros?

-Ese es mi trabajo.-dijo orgulloso.

-¿Y porque no espantas al que tienes en la cabeza?

El espantapájaros alzó la mirada, y el cuervo agachó la cabeza, devolviéndosela.

-¿Esto es un pájaro?

LuHan asintió.

-¡BU!

El ave inclinó la cabeza hacia un lado, pareció pensar algo por un momento, y entonces emprendió el vuelo.

-¿Cómo voy a hacer mi trabajo si nadie me dice cómo hacerlo?-dijo el espantapájaros apesadumbrado.

-Te bastaría con pensar un poco.-respondió LuHan con sorna.

-Ojala fuera tan fácil, pero yo no puedo pensar, donde debería estar mi cerebro solo hay paja.

Como para demostrar que no mentía, unas briznas de paja cayeron de una de sus generosas orejas.

-¿Y si le pides un cerebro al Mago de Oz? Me han dicho que puede conceder cualquier deseo, yo también tengo algo que pedirle.

-¿Y cómo voy a pedírselo si no está aquí?

-Tendrás que ir a buscarlo.

-¿Y cómo voy a buscarlo si estoy atado a este poste?

-Si quieres puedo soltarte.

-¿Para poder ir a ver al Mago?

-Sí.

-¿Y pedirle que me dé un cerebro?

-Para que seas el mejor espantapájaros del mundo.

-¡Seré el mejor espantapájaros del universo!

LuHan rió, trepó al poste y soltó las cuerdas que ataban al descerebrado espantapájaros, volviendo al suelo de un salto.

-¡Ya puedes bajar!

El otro dio un paso en el aire y aterrizó con la cara sobre el Camino de Baldosas Amarillas. El chico no pudo contener la carcajada.

-Menos mal que estás relleno de paja-consiguió decir entre risas mientras le tendía la mano para ayudarle a levantarse-. Me llamo LuHan.

-Chanyeol.

·~·~·~·~·~·~·~·

LuHan casi se habría arrepentido de soltar a Chanyeol del poste, de no ser porque el camino parecía interminable, y las constantes preguntas del hombre de paja lo mantenían entretenido.

A mediodía encontraron, al pie del camino, una pequeña granja habitada por un joven matrimonio munchkin, que estuvo encantado de ofrecer una opulenta comida al Salvador de Munchkinland (su acompañante no necesitaba alimentarse, aunque lo intentó más de una vez).

-Si vais a pie aun tardareis día y medio en llegar a Ciudad Esmeralda.-les dijo el marido cuando hubieron terminado de comer.

El rostro de LuHan ante el comentario debió ser algo digno de ver, porque el matrimonio comenzó a reír estrepitosamente, y Chanyeol aprovechó la distracción para coger una uva y metérsela a la boca, sonriendo satisfecho por su sutileza.

-No te preocupes-consiguió decir la mujer entre risas-, el Camino es seguro, más ahora que el brujo ha muerto. Y más llevando sus zapatos.

-O tal vez no.-contradijo el marido, sombrío de repente.

-Oh, cielo, no empieces con eso.-

-Debería saberlo, tal vez sea mejor para él dejar atrás esos zapatos.

-¿De qué habláis?

La mujer suspiró y se levantó de la mesa para juguetear con Byul, no tenía ninguna gana de escuchar lo que su marido iba a contar.

-Del Malvado Brujo del Oeste.

-Espera, ¿no era del Este?

-No, hablo de su hermano mayor. Se dice que es aún peor que el difunto brujo del Este. Vive en un castillo en el Vinkus, donde ha esclavizado a sus habitantes, los winkis, y hace experimentos con animales, creando engendros de la naturaleza, como monos alados. Recorre el país en su escoba voladora, buscando nuevas víctimas

-Te crees cualquier cosa que digan de él solo porque en el colegio te daba miedo.-dijo la mujer despectivamente, cogiendo en brazos a la perrita, que se dejaba hacer.

-¡No me daba miedo!-protestó el hombre.

-Nosotros lo conocíamos como Kris. Era un poco antipático, siempre con el ceño fruncido, y altísimo, intimidaba, pero no era un mal chico, se desvivía por su hermanito.-contó la mujer a la pareja, ignorando por completo el comentario de su marido.

-¡El hermanito que acabo tiranizándonos! Y, por el amor del Dios Innominado ¡tenía la piel verde!

-Oh, es cierto, siempre olvido ese detalle-respondió ella con una risita-. Y a pesar de eso, era terriblemente atractivo. ¡Aunque no tanto como tú, cielo!-añadió, viendo el ceño fruncido del hombre.

-¿Verde… verde?-preguntó LuHan.

-Como la lechuga que te has comido.-respondió el hombre enfurruñado, con los brazos cruzados y la cabeza gacha.

-Cariño, ¿te has puesto celoso?-preguntó ella, riendo enternecida y sentándose en su regazo, dejando a Byul en el suelo-Sabes que solo te quiero a ti.-continuó, pasando los brazos alrededor de su cuello y dándole un besito de esquimal (aunque seguramente no supiera lo que es un esquimal).

La pareja se puso cariñosa, y LuHan no pudo descubrir nada más sobre el llamado Kris, el Malvado Brujo del Oeste, Chanyeol no pudo seguir llenándose la boca de uvas, y Byul no pudo recibir más mimitos gratuitos.

El matrimonio les dio provisiones para el camino, un par de mantas para la noche (“En esta época no suele refrescar, pero seguro que estáis mas cómodos con ellas.”) y una calida despedida a la puerta de su cálido hogar.

LuHan se preguntó si volvería a verlos y, olvidando por un momento que todo aquello era un sueño, deseó que así fuera.