POV Externo

La mestiza pronunció el nombre de su piedra y de esta empezó a emitir unos fuertes rayos de luz de su mismo color. En pocos segundos la luz y su brillo intenso desapareció y de esta salio una Aradya mucho más decidida y fuerte. Con su guadaña de doble filo y su nueva armadura de un color cobre, recubierta por tonos plateados y dorados se sentía mucho más poderosa, tanto o más como una bruja de sangre pura.

La Reina abrió los ojos como platos. No se podía creer que una simple mestiza había podido adquirir la piedra mágica que sólo podía ser utilizada cuando su dueña estaba lo suficientemente preparada para hacerla funcionar y, mucho menos se esperaba que había podido hacer aparecer la armadura magica. Ella a su edad ni siquiera tenía el poder suficiente para encontrar y utilizar su piedra y eso la cabreó aún más.

Por otro lado, los 12 lobos estaban igual de sorprendidos que la reina, ya que una bruja se acababa de transformar completamente delante de sus hocicos ─ al igual que los lobos, las brujas jamás mostraron su verdadera identidad ni su transformación delante de personas o de cualquier ser en general y mucho menos de las criaturas que odiaban a muerte, aunque claro para Aradya ellos no eran enemigos, sino todo lo contrario. ─

Aradya sabía perfectamente cómo actuar durante un combate y tenía varios ases escondidos en la manga, ya que había pasado los últimos 6 meses entrenando con la ayuda de una verdadera bruja, su madre.

─ Veamos que tienes para entretener a tu abuela ─ se burló la reina mientras dibujaba una sonrisa torcida y maliciosa. Aradya maldijo unas palabras para sí misma, sin decirlas demasiado alto y se puso en su formación de combate, con la guadaña siempre por delante de ella.

El monstruo atacó primero corriendo a toda velocidad hacia ella, y Ary lo esquivó casi sin esfuerzo dándole un fuerte golpe con el palo de la guadaña en la espalda, a modo de aviso.

El monstruo se enfureció y volvió a atacar con todas su fuerzas, siempre en vano ya que la mestiza lo esquivaba con gracia.

─¡Grovert! ─ gritó la reina. El monstruo asintió con la cabeza como si supiera lo que le quería decir su dueña e hizo un rugido fuerte. La mestiza se sorprendió por ello pero no bajó en ningún momento la guardia, sabía que cuando la bajara sería su fin.

Grovert empezó a hacer movimientos extraños y sincronizados con sus manos y como por arte de magia, aparecieron una especie de lagartos con alas alrededor de él, eran como diez, exactamente igual que el monstruo pero algo más grandes.
Aradya se sorprendió por la aparición y antes de que se pudiera dar cuenta, uno de ellos se abalanzó hacia ella. Los demás la rodearon rápidamente y empezaron a lanzar rayos azules a su dirección. Se produjo una gran explosión y por la fuerza todo el lugar acabó lleno de polvo y humo impidiendo ver que pasaba dentro.

Sehun, por su parte, sin que la Reina de diera cuenta sopló suavemente y aire de la nada empezó a bufar por la zona. Así es como el polvo que los envolvía a todos empezó a desaparecer. Poco después el campo de batalla volvía a verse claramente, pero la imagen que aparecía cuando el polvo y el humo era mucho más fino los sorprendió a todos. Dentro de la humareda se encontraba una Aradya de pié completamente sana y a su alrededor no paraban de caer pedazos que antes eran parte de los grandes lagartos voladores.

─ ¿Eso es todo lo que tienes. Grovert? ─ pronunció Ary mirando a los ojos amarillos del medio lagarto. Este por su parte gruñó y finalmente acabó rugiendo como nunca antes lo había hecho para poco segundos más tardes hacer aparecer más lagartos voladores que se iban avanzando hacia la mestiza, pero siempre en vano ya que se fundían varios metros antes de llegar a tocarla.

─ Dudo que puedas hacerme nada con eso. ─ se burló la mestiza levantando una esquina de sus lábios.

─ No puede ser… ─ Masculló la Reina que seguía en pié en el mismo sitio que antes contemplando la batalla. ─ No me esperaba nada de esto. Supongo que la he subestimado ─ concluyo mientras mostraba su sonrisa torcida. Baekhyun estuvo atento a las palabras de la reina y le sorprendió lo que dijo. Todos volvieron la mirada al campo debajo de sus pies, puesto que la pelea de la mestiza y el hombre─lagarto seguía su rumbo, sin descanso para nada.

Ahora era Aradya la que atacaba continuamente, pero Grovert también la esquivaba con gracia. La mestiza retrocedió varios pasos y continuó con sus ataques, pero desde la distancia. Como no hacian demasiado efecto, decidió cortar por lo sano e intentar con esto de una vez por todas. Se puso de nuevo en posición de combate, un pié delante de otro y con la mano derecha aguantando la guadaña situada a cuarenta y cinco grados de su cabeza. Grovert no se sorprendió y decidió atacarla ahora que la contrária tenía los ojos cerrados y estaba como meditando, relajándose, mejor dicho.

─ ¡Ary!─ gritó Baekhyun aún en su forma lobezna pero Aradya no movió ni un músculo. El medio lagarto estaba cada vez más cerca de ella, pero, aunque parecía que no tenía nada pensado, era una equivocación, Ary lo tenía todo controlado y solo estaba esperando el mejor momento para hacerlo. Nada más tendría una oportunidad y no quería desperdiciarla.

Con Grovert a menos de medio metro de ella, la mestiza abrió los ojos y la guadaña empezó a emitir una luz plateada y la piedra empezó a iluminarse fuertemente. Del suelo donde se encontraba la chica también empezó a emitir luz y Grovert intentó frenar su ataque, pero ya era demasiado tarde y, antes de que su cuerpo pudiera reaccionar, una especie de rayo plateado junto con grandes flechas que parecían diamantes salieron de la guadaña, atacando a todo ser que se encontraba delante de ella.