Capítulo 9: Lo sé

101 razones para odiarla.
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Prácticamente no hablaron durante el viaje, prácticamente no se miraron, y las dos se comportaron como unas perfectas desconocidas hasta que estuvieron de vuelta en la tumultuosa Seúl.

Las últimas horas juntas habían sido muy difíciles. Jessica no fue capaz de ocultar su desconcierto. Lo había intentado, pero el tema no se le iba de la cabeza. Aunque intentaba disimular, cada vez que miraba a Yuri se acordaba del contenido del neceser y tenía miedo de que pudiera averiguar lo que había hecho, como si lo llevara escrito en la frente.

Se pasó el resto del viaje mirando por la ventanilla, respondiendo con monosílabos cada vez que Yuri intentaba entablar un tema de conversación, y evitando, en la medida de lo posible, que sus ojos se encontraran.

A Jessica todavía le temblaban las manos cada vez que recordaba alguna de las frases de aquellas cartas. Sentía el corazón acelerado ante la presencia de Yuri y estaba extrañamente ¿enfadada? Sí, enfadada era la palabra. Se sentía engañada. Es cierto que ellas no habían sido las mejores amigas, pero estos últimos días habían intimado, al menos lo suficiente para que todo esto no tuviera que ser un tabú entre ellas. Jessica le había contado cosas que no le contaría a alguna de sus mejores amigas. ¿Por qué Yuri no había sido igual de sincera? ¿Acaso la veía como alguien tan intolerante que no aceptaría tener una amiga lesbiana? Ella no era así. Puede que no tuviera amigos homouales, pero apoyaba los derechos del colectivo gay. Yuri estaba muy equivocada si pensaba que la iba a juzgar por su orientación ual. ¿Qué más le daba a ella con quién se acostaba?

Porque le daba igual, ¿verdad?

Este era, más o menos, el carril por el circulaban sus pensamientos, a toda velocidad. Su preocupación resultaba tan evidente que Yuri se percató casi al instante de que algo iba mal. El comportamiento de Jessica le hizo entender que había un problema, pero estaba tan contrariada por la idea de regresar a Seúl que no encontró fuerzas para indagar. En cierto sentido, incluso agradeció que se mostrara tan distante y huraña porque así iba a ser mucho más sencillo regresar a la rutina, despedirse, y fingir que seguía odiándola. Ese era el plan, porque el odio requería una dosis mucho menor de valentía que admitirse a sí misma lo que estaba empezando a sentir por Jessica.

Yuri tenía la sensación de que la noche anterior se había sobrepasado y eso la mortificaba. Se reprendía por haberla abrazado así en las escaleras, por haberle dicho lo guapa que era y también por haberle confesado lo orgullosa que se sentía tras su actuación con Choi. Le hubiera gustado decirle muchas otras cosas, como que tenía una nuca preciosa que debería enseñar más a menudo, o que el color champán hacía juego con sus ojos y que descubrir su lado más femenino había sido uno de los mejores regalos de aquel viaje. Pero decidió omitir todos estos comentarios, convencida de que ya se había extralimitado suficiente.

Cuando el taxi las dejó en la puerta de la editorial fue el momento más crítico de todos, porque ninguna sabía cómo actuar. Jessica pensó en estrecharle la mano, pero consideró el gesto demasiado frío después del abrazo que se habían dado la noche anterior.

Yuri estaba esperando que fuera la castaña quien decidiera cómo tenía que ser la despedida. Seguía flagelándose mentalmente por lo ocurrido y no quería meter la pata de nuevo. Envueltas en esta bruma de desconcierto, se miraron la una a la otra, conscientes de que ya no podían posponerlo más. Había llegado el momento de separarse.

—Ha estado bien, gracias por todo —se atrevió a decir Yuri. Aquel le pareció un buen comentario para romper el hielo.

—No, gracias a ti. He aprendido muchas cosas en este viaje —contestó Jessica, aunque todavía sin mirarle a los ojos.

—Bueno, supongo que aquí se acaba todo.

—Efectivamente, aquí se acaba.

—Mañana, a más tardar, entregaré los papeles de la firma a Kang —explicó Yuri—. Pero imagino que la cosa no se pondrá en marcha hasta después de Navidad.

—Sí, ya lo vemos después de las vacaciones.

Entonces la morena se inclinó y le dio un suave beso en la mejilla que consiguió ruborizarla.

—Feliz Navidad, Sica —le deseó—. Da recuerdos a tu madre de mi parte.

—Lo mismo digo. Feliz Navidad.

Después, las dos echaron a andar. Una caminó en una dirección y la otra en la contraria, y por un momento Yuri tuvo la sensación de que la temperatura en Seúl acababa de descender varios grados.

***

Habían pasado meses desde su regreso de Shinmeigu y muchas cosas habían cambiado desde entonces. Kang estaba muy complacido con su trabajo y las felicitó, aunque no hubieran conseguido la talla del zapato de Choi (Jessica reportó que estaba convencida de que se trataba de un cuarenta y cuatro, pero fue incapaz de demostrarlo) y pronto se puso en marcha la campaña de promoción del nuevo libro.

En realidad, Choi era tan conocido que apenas hizo falta publicitarlo. Les bastó con un par de llamadas a los medios de comunicación, que enseguida se interesaron e hicieron cola para entrevistarle, así como a varios puntos de venta estratégicos en las librerías. Por lo demás, todo iba viento en popa. La primera edición estaba asegurada antes incluso de que el libro viera la luz y esto eran muy buenas noticias para Kang & Co.

Las ventas de esta obra suponían un porcentaje elevadísimo de los ingresos que percibiría la empresa aquel año.

Para sorpresa de Jessica, el escritor no se había olvidado de sus promesas durante la fiesta y solo le puso una condición a Kang para dejar el contrato completamente blindado: tenía que ser Jessica Jung quien se ocupara personalmente de la edición de esta obra. Al señor Kang esta petición no le cogió enteramente de sorpresa. Conocía la debilidad de Choi por las mujeres guapas, aunque estaba casi convencido de que sería Yuri quien robaría el corazón del autor y Jessica la que lo encandilaría con su intelecto. Al parecer, al escritor le gustaba todo lo que le ofrecía la castaña, quería llevarse el paquete completo, aunque no fue por esto por lo que Kang decidió ascenderla a editora senior, sino por la capacidad que había demostrado.

A pesar de todo, Jessica seguía teniendo una opinión tan mala sobre Lorena, otra historia, la nueva obra de Choi, que prefirió reservársela para los momentos de intimidad con sus amigos más cercanos.

La evolución de Yuri fue un poco diferente. A las pocas semanas de su regreso, pidió un traslado a otro departamento de muchísimo menos prestigio. La gente no entendió aquella decisión tan repentina y la consideraron absurda. Yuri era una de las mejores editoras de novela de su generación y ahora pretendía ocuparse de la publicación de obras menores, como manuales de jardinería y consejos para mantener tu ordenador libre de virus. Era de locos.

Todos sabían que a ella le encantaba su trabajo, la habían visto quedarse hasta altas horas de la madrugada en el despacho, con apenas un sándwich de atún y la débil luz de un flexo iluminando los manuscritos. Yuri podía pasar la noche entera devorando páginas, haciendo anotaciones hasta que saliera el sol, con tal de no desperdiciar los cinco minutos que separaban la editorial de su casa. Los bedeles del edificio ya la conocían y a veces incluso le llevaban café o un aperitivo para matar la gula nocturna. Por eso nadie entendía que una persona tan volcada en su trabajo hubiera solicitado voluntariamente que la degradaran. Los rumores sobre las posibles causas empezaron a circular tan rápido como la pólvora y se barajaron opciones tan absurdas como que había insultado a Kang, o que aquella era su manera de protestar por el hecho de que hubieran puesto a Jung al frente de la última obra de Choi. Pero la realidad era que nadie conocía la respuesta.

Jessica se enteró de su traslado dos días antes de que se hiciera efectivo, gracias a una conversación fortuita que escuchó en el ascensor entre un guarda de noche, que empezaba a esas horas su turno, y una de las limpiadoras, que lo acababa en ese preciso momento. La noticia la impactó tanto que no pudo evitar inmiscuirse en la conversación y preguntar por los detalles.

—No lo sabemos, no se lo ha dicho a nadie. Yo me enteré hoy porque se lo dijo al chico de mantenimiento —alegó la señora de la limpieza—. La luz de su nuevo despacho está fundida y quiere que se la arreglen.

—Pero tiene que haber otra explicación —protestó la castaña—. Sunny y yo trabajamos con ella, y es raro que no nos haya dicho nada.

El guarda de noche se encogió de hombros. Y lo mismo hizo la limpiadora, que insistieron en que aquello era todo lo que sabían.

Empezó así a preguntarse si su viaje no tendría parte de culpa en esta decisión, si a lo mejor Yuri no había encajado bien que Choi la quisiera a ella como única editora. Pero nada de esto tenía sentido. Yuri no era así, a ella le daba igual editar esta obra porque no tenía nada que demostrarle a Kang o a los accionistas. Sin embargo, la duda estaba ahí, y sentía una gran congoja cada vez que pensaba en ello.

A pesar de este cambio y de que ya no compartía oficina con Yuri, se veían mucho, pero sus encuentros siempre resultaban incómodos. Coincidían en los pasillos, en el cuarto de baño o, peor, en el ascensor, entre decenas de personas que las estrujaban hasta que quedaban incómodamente pegadas una a la otra. A veces se encontraban en la sala del café y apenas intercambiaban un par de saludos cordiales, casi siempre propiciados por Donghae, que solía entablar conversación con Yuri. Había días en los que coincidían en la entrada de la editorial y entonces tenían que sortear entre risas nerviosas quién cruzaría primero la puerta ("Pasa tú", "No, tú"), y otras veces descubrían que eran, posiblemente, las únicas de la planta que se quedaban trabajando hasta altas horas de la madrugada. En esos momentos, se dedicaban una sonrisa cansada y sincera, porque ambas comprendían por lo que estaba pasando la otra. Pero eso era todo. Y a Jessica le sabía a poco.

Durante esos meses había tenido demasiado tiempo para atar cabos. Todavía le fascinaba la idea de que Yuri (Kwon Yuri, ¡por todos los santos!) pudiera sentirse atraída por las mujeres. Eso se lo hubiera esperado de cualquiera, pero no de ella. De Lee Sunny, por ejemplo, habría sido mucho menos impactante. Al menos su compañera tenía el pelo muy corto, no era demasiado presumida y, en cierta manera, encajaba con el prototipo de lesbiana que Jessica tenía en la cabeza. De Tiffany, su extravagante amiga, tampoco le hubiese extrañado. A fin de cuentas, una persona capaz de afirmar que los extraterrestres existen y de creer a pies juntillas que un OVNI había aterrizado en la azotea de sus vecinos, podía ser cualquier cosa. La veía muy capaz de ponerse a experimentar en un momento de inspiración celestial y descubrir que prefería a las mujeres por razones tan peregrinas como que su piel huele mejor que la de los hombres. Tiffany era así de impredecible.

Yoona, Ana… cualquiera encajaba más en el prototipo. Y, sin embargo, había tenido en sus manos la prueba indiscutible de que Yuri tenía una relación con otra mujer. A menudo se preguntaba qué dirían en la editorial si lo descubrieran, aunque en Kang & Co la homoualidad no era ningún tabú. De todos era bien sabido que Kang hijo era más femenino que su hermana Mercedes. Los gais abundaban en el departamento de diseño y, que ella supiera, el departamento de Recursos Humanos no ponía impedimentos para contratar a alguien según su orientación ual. Por eso le sorprendía tanto el secretismo de Yuri. Después de todo, a lo mejor era cierto que en los últimos años se había convertido en una persona más discreta y recelosa de su intimidad, puesto que en sus años de colegio no lo había sido en absoluto.

Pero todo esto no justificaba la fascinación que había desarrollado Jessica por el tema. Ella misma se daba cuenta que, desde que había descubierto las preferencias uales de Yuri, ahora se sentía extrañamente atraída por los detalles de las relaciones homouales. Días atrás había visto uno de esos libros temáticos, a punto de editarse, y lo había metido disimuladamente en el bolso. A pesar de las protestas de Taecyeon, no fue capaz de pegar ojo hasta que llegó a la última página. En una ocasión había entrado también en uno de esos chats que tan obscenos le habían parecido en el pasado. Allí charló un rato con Bollerita_Tierna, que resultó ser un hombre, pero que se mostró francamente amable el tiempo que fingió ser una chica.

Y luego estaba Yuri, a la que seguía sin poder mirar a los ojos, en parte porque se sentía muy culpable de lo que había hecho, pero sobre todo porque ahora la veía con otros ojos. No podía evitar mirarla de una manera extraña, demasiado curiosa y vacilante.

Era como si de repente su compañera de trabajo tuviera súper poderes, un magnetismo especial del que no podía escapar.

Para su desesperación, la curiosidad que sentía no decreció con el paso de los meses, en todo caso se fue intensificando. Si antes pensaba en ello, últimamente lo hacía con fruición, de una manera casi enfermiza. Jessica esperaba que la distancia y el paso del tiempo la ayudaran a deshacerse de esta pequeña obsesión suya, pero, en lugar de eso, lo único que consiguió fue obsesionarse todavía más, hasta el punto de que sus reacciones empezaban a ser físicas. Ahora, cada vez que tenía a Yuri enfrente, su corazón se aceleraba, su mente se quedaba en blanco, tenía la boca seca y sentía un sudor frío bajando por la espalda. ¡Estaba actuando como una colegiala!

Por las noches, antes de quedarse dormida, la mente de Jessica volaba y empezaba a fantasear o a rememorar episodios de su estancia en Japón. Los cambiaba y moldeaba a su gusto, y algunos días soñaba con ello. Cuando esto ocurría, se despertaba muy agitada, empapada en sudor, recordando las imágenes más tórridas e inquietantes de su sueño. A veces Taecyeon se despertaba con ella, sobresaltado, y la abrazaba muy fuerte pensando que había tenido una terrible pesadilla. Entonces Jessica se sentía todavía más culpable, porque cuando cerraba los ojos de nuevo lo hacía con la esperan

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Comments

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Kkomofam #1
Chapter 16: Just now i found out this story, and it's beautiful
Eriika
#2
Chapter 16: Yo quiero saber que le dice
Eriika
#3
Chapter 15: 7w7
Eriika
#4
Chapter 14: Alv
Eriika
#5
Chapter 10: Omaiga
Eriika
#6
Chapter 9: Awww
Eriika
#7
Chapter 3: Creo que ya lo había leído con anterioridad
Eriika
#8
Veamos
DollySweet
#9
Chapter 16: Que lindo!.me gusto mucho la adaptacion!
jramirez #10
Chapter 16: Te felicito, de verdad me gusto mucho la adaptación y espero poder seguir disfrutando de las adaptaciones que haces. :D