Capítulo 8: ¿Esa Yuri?

101 razones para odiarla.
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La música de la orquesta seguía sonando en sus oídos cuando llegaron a la posada de Little Miyamoto. Yuri giró la llave todo lo despacio que pudo teniendo en cuenta que se encontraba un poco achispada por culpa de la cantidad de copas de champán que había ingerido. Ahora no recordaba cuántas habían sido, pero seguramente muchas más de las recomendables.

Jessica no cabía en sí de alegría. Ella había sido la reina de la fiesta, porque Daniel Choi, además de dedicarle toda la atención que le negó al resto de sus invitados, al final de la velada había hecho pública su decisión de publicar su nueva novela con Kang & Co.

La castaña todavía no se lo creía, estaba tan contenta que se sentía como Cenicienta a la vuelta del baile, aunque todavía conservara los dos zapatos y Choi fuera la antítesis de su príncipe azul.

El escritor se había mostrado amable y comedido la mayor parte de la noche, al menos hasta que el alcohol empezó a hacer mella en sus ademanes y consideró oportuno pasar de los piropos a la acción. Jessica había tenido que hacer malabarismos para evitar que le tocara el culo en varias ocasiones, cuando creía que nadie podía verles. Le resultó especialmente difícil en un momento de la noche en el que Choi se volvió todo tentáculos, cuando salieron al balcón a tomar el aire. Mientras ella intentaba venderle la exclusiva de Kang & Co, el escritor intentó ponerse demasiado tierno y acabó extralimitándose un poco. Por suerte, en ese momento apareció Yuri, justo cuando los dedazos de Choi la tenían aprisionada por la cintura y estaba a punto de besarla.

—Hoy has estado impresionante —comentó Yuri en un susurro, empujando la puerta principal de la posada, que chirrió ruidosamente. La señora Miyamoto se revolvió en su cama. Dio media vuelta en sueños y siguió durmiendo.

—Qué va, casi lo arruino todo. Si no llega a ser por ti, no habría podido hacerlo.

Yuri sonrió, complacida con el cumplido, aunque no fuera del todo cierto. Había sido muy aburrido estar espiando los pasos de la parejita para impedir que Choi se envalentonara y acabara haciendo algo de lo que se arrepintieran todos, pero el mérito era de Jessica. Ella solamente había tenido que torear los piropos del Taiwanés, a quien tuvo que rechazar en varias ocasiones con toda la elegancia que supo reunir. Había sido agotador, pero solo por tener aquel contrato asegurado, había valido la pena. Casi le pareció sentir el tacto rugoso del documento que Choi había firmado con su puño y letra, aunque se encontrara en el fondo de su pequeño bolso de fiesta.

—¿Qué le dijiste para convencerle de que firmara?

Jessica pareció ruborizarse ante la pregunta. Fijó la mirada en los escalones que subían hacia su habitación y se detuvo un momento.

—Bueno, digamos que le dejé entrever que yo sería su editora y que trabajaríamos codo con codo, hasta altas horas de la madrugada si fuera necesario.

—¡No!

—Sí, hija, sí.

Los ojos de Yuri brillaron con diversión. Jessica la miró con temor de que la juzgara por haber utilizado sus mismas tácticas. Ella no era así, esos no eran sus métodos, y sin embargo, aquella noche vio claramente que la única manera de cerrar un acuerdo con  Choi era flirteando con él.

Yuri se limitó a dedicarle una sonrisa de oreja a oreja, como si con ello intentara transmitirle lo orgullosa que se sentía de ella. Jessica iba a poner un pretexto para su comportamiento, pero notó que Yuri la rodeó por la cintura, atrayéndola con fuerza hacia su cuerpo. Fue todo tan rápido que Jessica casi ni se percató de cómo había acabado abrazando a Yuri, muy fuerte, muy cerca, su cabeza reposando sobre su hombro. Jessica suspiró profundamente al sentir el contacto con su cuerpo, al aspirar el perfume de Yuri, que tenía la barbilla clavada en su hombro. Su boca estaba tan cerca de su oreja que, cuando la morena habló, una bocanada de aire tibio lamió la sensible piel de su cuello.

—Gracias por habernos salvado el pellejo —le dijo, antes de estrechar todavía más el abrazo.

Yuri olía tan bien que cerró los ojos para intentar memorizar la fragancia. Su piel morena estaba caliente, era suave y Jessica sintió un cosquilleo en las yemas de los dedos cuando deslizó sus manos por la espalda de su vestido. Sintió de nuevo el olor de su perfume, colándose muy dentro, grabándose a fuego en su memoria.

Rompieron el abrazo, pero Yuri sentía la cabeza llena de aire por culpa de las copas de champán. Las burbujas doradas no eran buenas consejeras, y aunque la tentación era grande, no quería hacer algo de lo que se arrepentiría al día siguiente, así que solamente se inclinó, le dio un beso en la mejilla y caminó hasta la puerta de la habitación.

Jessica se quedó un rato al pie de la escalera, observando cómo abría la puerta, desconcertada por lo que aquel abrazo le había hecho sentir. Justo en ese momento comprendió que el viaje había terminado y no supo si debía sentirse triste o aliviada. Al final iba a poder pasar la Navidad con Taecyeon y el resto

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Comments

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Kkomofam #1
Chapter 16: Just now i found out this story, and it's beautiful
Eriika
#2
Chapter 16: Yo quiero saber que le dice
Eriika
#3
Chapter 15: 7w7
Eriika
#4
Chapter 14: Alv
Eriika
#5
Chapter 10: Omaiga
Eriika
#6
Chapter 9: Awww
Eriika
#7
Chapter 3: Creo que ya lo había leído con anterioridad
Eriika
#8
Veamos
DollySweet
#9
Chapter 16: Que lindo!.me gusto mucho la adaptacion!
jramirez #10
Chapter 16: Te felicito, de verdad me gusto mucho la adaptación y espero poder seguir disfrutando de las adaptaciones que haces. :D