Capitulo 1.1
Cartas a un Ciego (una segunda oportunidad)Tiffany jugaba en el jardín como todos los días, en la lejanía se escuchaba el lamento de un gatito, curiosa se acercó para ver cómo era el gatito.
Al llegar encontró una pequeña cría de pocos días, tenía los ojitos pegados y no podía ponerse en pie. Fanny sin pensarlo lo cogió con cuidado del suelo y lo arropó con la camiseta, corrió a la cocina dónde estaba
Victoria.
― ¡Victoria ¡mira lo que he encontrado!
― Madre mía niña, como se entere Leo… ―dijo sujetando a aquella criaturita con dos de sus dedos, ― ¿Qué es lo que quieres hacer con él?
― Me lo voy a quedar…
Victoria pidió permiso un par de horas y salió con la pequeña, llevaban al gatito envuelto en una toalla pequeña. Llegaron al veterinario, antes de que la niña se quedase con aquel animal Victoria quería asegurarse de que estaba sano, no podía permitir que se pusiera enferma por culpa de un animal enfermo.
A l salir del veterinario la niña llevaba una bolsa con las cosas necesarias para alimentarlo, leche especial, un biberón del tamaño apropiado y lo esencial, su gatito.
Pasaron días y el gatito abrió los ojos, la niña estaba tan emocionada que casi le cuenta a Leo que escondía un gatito en su habitación.
A veces entraba en el estudio con las manos llenas de arañazos, cuando Leo le preguntaba siempre le respondía que no sabía lo que era pero un día preguntó a Victoria lo que le pasaba a la niña, ésta le contó que Tiffany solía jugar en el jardín, y en el jardín había rosas, Leo se lo creyó y no volvió a tocar el tema hasta que lo descubrió y lo echó, por suerte el gatito había crecido lo suficiente como para poderse alimentar por su cuenta.
Leo en el fondo no era una mala persona, él también había perdido a alguien, quizá había perdido más, la persona a la que amaba, su esposa y ahora a su padre.
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