capitulo 1 : El comienzo

Cartas a un Ciego (una segunda oportunidad)

capitulo 1 

 

 

Todo comenzó el día antes del cuarto cumpleaños de Tiffany.

Como siempre, jugaba con Yul  corriendo por la casa, en uno de los enormes cuartos de juego o en los jardines, despreocupados e infantiles como cualquier niño de su edad.

Esos jardines eran grandes laberintos de paredes bajas con varias salidas, a la casa, a la piscina, a la enorme fuente central, donde Helen se sentaba a leer en los días cálidos, a la zona de recreo que habían habilitado para Fany… no era fácil perderse ya que era sencillo saltar las paredes de setos recortados pasando simplemente una pierna por encima.

Yul era un par de años mayor que ella, tenía unos bonitos ojos claros que decoraba su bonita cara, su pelo oscuro siempre parecía emitir destellos de luz cuando le daba el sol, a pesar de ser mayor que ella tenían la misma estatura. Era delgado y de piel oscura. Yul era el único nieto Yunho, el mayordomo de la familia Hwang.

Yunho era para Tiffany como su segundo abuelo, un abuelo que en lugar de sentarse en un enorme sillón de terciopelo granate se quedaba en pie al lado de éste. Yunho era un hombre amable y atento, siempre daba caramelos a la pequeña Fany a escondidas de sus padres o de Jason, el padre de su padre. Siempre la abrazaba antes de ir a dormir, a diferencia de su verdadero abuelo, que creía que el carácter se forjaba desde la infancia, él nunca le regalaba tiernas sonrisas ni apacibles abrazos, en su lugar su abuelo postizo era quien le consentía, quien le leía cuentos o quien le enseñaba cosas nuevas cada día. A pesar de ser una niña caprichosa Tiffany nunca le pidió regalos, tenía 3 años pero a pesar de todo lo que no sabía, sabía quién manejaba el dinero en la casa y era a ellos a quienes pedía regalos, cuando salían, cuando viajaban...

El día en que todo comenzó Tiffany y Yul  jugaban en el la enorme zona de recreo cuándo un enorme pájaro negro se estrelló contra la ventana de una de las muchas habitaciones del segundo piso.

Curiosos corrieron hacia la casa para ver el pájaro, el abuelo Jason estaba reunido en un gran despacho de aspecto colonial en la planta baja,

Yul y ella se detuvieron a husmear por la rendija de la puerta del estudio cuándo una sirvienta les hizo un gesto poniendo uno de sus dedos sobre sus labios mientras se acercaba a la puerta en la que estaban agazapados.

― Tshhh, chicos no hagáis ruido, Tiffany, tu abuelo está en una reunión importante y ha pedido expresamente que no se le moleste, anda, Sean buenos y salgan al jardín…

Yul tiró de la manga de la sudadera rosa que llevaba Fany y entre risas corrieron como gacelas a la segunda planta, dónde después de buscar durante un rato habitación por habitación encontraron al ave inmóvil.

En aquel amplio y largo pasillo comenzaron a escuchar algo.

― No puedo creer que estés embarazada ―decía una voz de mujer a través de una de las puertas de las habitaciones que no habían revisado.

― Hace tanto que no nos vemos que no había tenido ocasión de contártelo ― respondió la otra mujer.

Tiffany  idéntico rápido aquella voz debido a que era su madre.

― Habían rumores dado a tu aumento de peso...

― Si bueno... Tiffany será aún más feliz con un hermanito

―respondió intentando cambiar de tema.

Helen era una mujer reservada, no le gustaba escuchar chismorreos ni contar su vida a nadie ajeno a su pequeña familia.

― ¿Leo  sabe de tu embarazo? ―preguntó la mujer.

― ¿Por qué debería saberlo él? ―respondió Helen con tono molesto.

― Bueno, ya sabes… ―dijo con tono de obviedad.

― No, no sé, dime.

― No importa, olvídalo. Helen fingía no saber, fingía haber olvidado su pasado con Leo, le dolía demasiado esa etapa de su vida. Yul se detuvo cerca de la puerta del estudio donde ella había entrado ya y miró curioso a la habitación de donde debían venir las voces cuando escuchó el nombre de su padre, pero pronto Tiffany  llamó su atención y corrió entre risas hacia su amiga.

― Vamos Fany, ¿a que no te atreves a tocarlo? ―le retó él dándole un pequeño empujón con la cadera.

― ¡No! bueno, sólo si lo tocas tú primero ―le miró ella con un simpático puchero.

Mientras los pequeños se retaban a ver quién tocaba al pájaro muerto las dos mujeres pasaron por el pasillo, ignorando que los niños que vociferaban tras la puerta.

― Debido a tu gordura… ya mismo nacerá el bebé. ¿Sabes si es niño o niña?

― Es niño ―respondió Helen

Yul y Tiffany  se quedaron indiferentes al oír hablar a las dos mujeres hablando de bebés, su madre estaba más gorda, la pequeña no sabía verlo, pero siempre decía que su vientre empezaba a abultarse y compraba vestidos nuevos todas las semanas.

Después del obvio regaño que se iban a llevar y se llevaron por estar jugando con un pájaro muerto el abuelo Yunho les llevó al comedor, pronto seria la hora de ir a dormir. Sirvieron la cena a Yul y a Tiffany  y tras la cena los llevaron a sus dormitorios. Esa noche Leo estaba ocupado con una cena benéfica y Yul  se quedaba a dormir en casa de los

Hwangs.

Helen y ChangMin  decidieron que debían contar a su pequeña que pronto tendría un hermanito, cuando la prepararon y la llevaron a su habitación entraron los padres y mientras la arropaban le contaron que pronto tendría un hermanito, que estaba creciendo en la barriga de su madre.

― ¿Sabes pequeña? ―le dijo su padre, cuando su padre se sentaba a hablar con ella siempre se volvía loca, saltaba en la cama, se colgaba en la espalda de su padre…

― Dime, dime ―decía ella saltando en la cama.

― Vamos pequeña, estírate ya, si no te lo contamos ―la regañaba el padre mientras la madre miraba sonriente apoyada en el marco de la puerta.

― Déjala Min, sabes que nunca te hace caso este pequeño diablillo

―decía su madre mientras fingía tirarle de un mechón de pelo.

La niña siempre que su madre le hacía eso guiñaba un ojo arrugando toda la cara como si le hiciese daño.

― Vamos cariño, estírate ―la pequeña obedeció a su madre.

― Decidme, decidme, ¡¡ya estoy estirada!! ―reclamaba la pequeña.

― Pues verás… ―continuó su padre mientras la arropaba ―vas a tener un hermanito.

ChangMin  estaba emocionado por su primer hijo varón, le encantaba su hija pero todo hombre sueña con un hijo varón y esa era su deseado hijo.

― ¿Y dónde está? Quiero verlo ―la pequeña estaba impaciente por ver a su hermanito.

― Está aquí, pequeña ― dijo su madre acariciándose el abultado vientre.

― Quiero verlo ―repitió impaciente.

Los padres se miraron sonrientes, cómo explicarle a una niña de 3 años que hasta que no llegara el momento no nacería el bebé.

― Pues verás, Tiffany―decía su padre sin saber cómo explicarle.

― Aún faltan unos días para que lo puedas ver, porque es muy pequeñito y no le puede dar la luz ―explicó convincente Helen.

― ¿Y cuando pasen esos días lo podré ver?

― Si te portas bien podrás incluso cogerlo.

La niña se sonrió y fingió dormirse para demostrar que se estaba portando bien.

Después de despedirse de su pequeña le dijeron que al amanecer sería su cumpleaños y le regalarían muchas cosas, le pidieron que se durmiera rápido, así de esa manera llegaría antes la mañana y con ella los regalos. A pagaron la luz y entre cerraron la puerta para dejar que la luz de los pasillos iluminase suficiente la estancia como para que la pequeña no tuviera miedo.

Esa noche el matrimonio Hwang también tenía esa importante cena benéfica, de modo que se vistieron elegantemente y se marcharon.

Estaba soñando con su poni y con Yul cuando comenzaron a escucharse gritos y llantos, salió al pasillo frotándose los ojos y llamó a su madre, ella no respondía, entonces llamó a su padre pero tampoco respondía, esos gritos la asustaban, no dejaba de ser una niña pequeña sola en un enorme dormitorio, quería que se callasen, pero parecían no escucharla por más que gritase, el abuelo Yunho fue el único que llegó para consolarla y meterle de nuevo en su cama, en mitad del llanto de la pequeña fue a buscar a Yul, que también estaba asustado por el escándalo, lo llevó con ella para que se hicieran mutua compañía, los metió juntos en la misma cama y ambos acurrucados bajo las gruesas mantas intentaron quitarse el miedo el uno al otro.

― ¿Te has dormido ya? ―le preguntaba ella a su amigo.

― ¿Aún no, y tú? ―le respondía él.

Pasado un buen rato cayeron rendidos.

Amaneció, todo seguía muy agitado había gente que Tiffany  no conocía, sus padres y su abuelo no aparecían por ningún sitio, buscaba entre la gente pero solo conseguía perderse entre la multitud. En un momento la pequeña pensó que era Halloween, todos vestían de negro, las señoras llevaban sombreros negros con redes que cubrían sus rostros y

 lumas. Algunas lloraban, otros la miraban con caras extrañas y otros murmuraban o reían malévolamente. Por fin halló una cara conocida, Yunho, él también vestía de negro y tenía el semblante serio.

― ¿Dónde están mí mamá y mi papá? ―preguntó la chiquilla a punto de llorar.

― Ellos... no sé cómo decírselo, ella es tan pequeña... ―dijo Yunho mirando a su hijo.

― Sólo díselo acabará por entenderlo ―respondió Leo el tono uniforme.

Leo no parecía molesto, triste o cualquier otra cosa, estaba ahí, simplemente, como un mueble más de la casa.

― Tu papá y tu mamá no van a volver, cariño, ellos... ― dijo por fin Yunho, con un tono amargo en su voz.

Para Yunho, Helen y Changmin eran como sus propios hijos.

― ¿Y el abuelo? ―Tiffany seguía preguntando por los miembros de su familia aún con las respuestas negativas que recibía.

― Está con ellos, pequeña.

― ¿Y mi hermanito? Leo miró en ese momento a Yunho, creyendo no haber oído bien.

― ¿De qué habla, padre? ―Leo frunció el ceño mirando extrañado a su padre.

― Helen estaba embarazada, de 6 meses ya...

― No lo sabía...

― En ese momento el gesto de Leo  se volvió serio y pensativo.

― ¿Y mi hermanito? ― volvió a preguntar la niña alzando la voz para que le respondieran.

― Tu hermanito también Tiffany, también está con ellos.

― Mira Tiffany, tus padres están muertos, tu abuelo también y tu hermano no había nacido aun así que también está muerto.

― Santo cielo Leo, se más suave, solo tiene 3 años, 4, ya tiene 4.

― Esa era la edad que tenía Yul cuando murió su madre, simplemente hay que decir las cosas como son, de pequeños asimilan las cosas mejor que de adultos, no podemos ser egoístas y no decir las cosas como son por no sentirnos mal.

Pasó un rato hasta que la limusina pasó a recogerlos y les llevó a un lugar extraño para ella, una iglesia. Aparentemente todos sabían dónde debían sentarse, al fondo los tres ataúdes que la niña interpretó como que

eran 3 cajones, Yunho se acercó a la primera fila con la pequeña de la mano, había flores decorando la iglesia que junto con el incienso creaban un ambiente extraño. Tiffany  se sentaba obedientemente al lado del mayordomo mientras éste le sujetaba la mano.

La niña miraba curiosa los tres cajones cuando creyó ver a alguien dentro de uno de ellos, cuando Yunho liberó su mano ella se levantó de un salto y corrió instantáneamente para ver quien se escondía en los ataúdes.

Subió corriendo los 3 escalones y se acercó al que le quedaba más próximo, esa persona que creyó que se escondía se trataba de su padre, todo el mundo la miraba impactado pero a ella ya no le importaba porque su padre estaba ahí, estiró la mano para tocarlo y que se despertara.

― ¿Dónde estuvisteis? Papá ―zarandeó a su padre que permanecía inerte ―¿papá? ―estiró su pequeña mano para tocar su cara pero notó que estaba frío ―¿papá tienes frío? ―sin pensarlo se quitó la chaqueta y se la puso encima para que no tuviera frío.

Algunas personas se escandalizaron de aquel acto, otras muchas comenzaron a llorar al ver la ternura con que la niña trataba a su difunto padre.

Yunho subió a por ella y la sacó del recinto. Fue tan deprisa que no supo quién se escondía en los otros dos cajones.

Pasado un rato el hombre del vestido blanco hizo un gesto con la mano, todo el mundo dijo a la vez una palabra y se pusieron de pie. La niña quiso saber quién había en los otros cajones pero Yunho la sostuvo en brazos y se alejaron hasta la limusina.

Todo el mudo salió y tras dar las condolencias a la pequeña, que no entendía nada, se alejaron. Subieron al vehículo mientras el uniformado chofer que siempre les llevaba se alejaba de la iglesia con dirección a la mansión Hwang.

Tiffany se sentó delante de Yunho

― Abuelo, papá irá a casa después con mis regalos, me dijo que cuando se hiciera de día sería mi cumpleaños y me regalarían muchas cosas.

― Tu papá... él no va a volver, pequeña, él se ha... ido ― Pero si estaba durmiendo en aquel cajón, irá cuando se despierte... ¿y mamá?

― Ella tampoco ―dijo angustiado.

― ¿Y a la noche? ― insistía sin parar.

― No, ellos no van a venir más.

Leo observaba pensativo sin decir nada, no quería mostrar ningún tipo de emoción pero por dentro estaba realmente dolido. Ese día enterraban a tres personas que habían jugado un papel importante en su vida.

Pasaron las horas y realmente sus padres no llegaban como ella creía que harían, llegó la noche y tenía sueño. Tiffany se sentó en la parte alta de la escalera de mármol del primer piso, las sirvientas iban y venían, parecía invisible, nadie la miraba, nadie la veía y nadie se dio cuenta de que la pequeña estaba sentada en el frío mármol. Varios minutos después estaba acurrucada en uno de los escalones. Swend la encontró ahí dormida y la llevó a la cocina para que le dieran algo de cenar y luego la acostaran pero al parecer nadie había cocinado.

― Quédate aquí Tiffany, buscaré a alguien que te prepare algo y te lleve a dormir.

― ¿Y Yul? ¿N o se queda conmigo hoy? Tengo miedo

― No pequeña, él está con su padre hoy.

― Yo también quiero a mi papá ―comenzó a llorar desconsoladamente ―tengo miedo…

― No lo tengas, no te pasará nada.

Fany se quedó sentada en la isla de la cocina durante un buen rato, todos estaban ocupados y nadie fue a atenderla.

Estaba asustada y aburrida, salió al jardín y caminó sin saber dónde ir, empujó la enorme puerta de hierro de la entrada y salió a la calle, todo el mundo la miraba como si fuera un animal exótico pero nadie se acercaba a pregúntale por qué lloraba o porqué estaba sola en la calle tan tarde.

Una señora se acercó a la niña, llevaba a un bebé en un carro, se agachó y sacó de un enorme bolso un paquete de pañuelos de papel y con uno de ellos limpió las lágrimas de su cara.

― Y tus papás, pequeña?

La señora era amable y cariñosa a pesar de no conocer de nada a la pequeña Tiffany.

― No lo sé, el abuelo me ha dicho que no volverán, pero tengo miedo.

― ¿Has salido a la calle solita?

― Si ―respondió mientras agitaba la cabeza.

― ¿Dónde vives?

― En mi casa… ―la señora rió como si le hubiera contado algo gracioso.

― ¿Sabes volver a tu casa? ―Fany miró alrededor, todo parecía extraño frente a ella, no reconocía nada, siempre había salido de la mano de uno de sus padres o de Yunho.

― No ―le respondió mientras comenzaba a llorar de nuevo.

― No te preocupes, vente conmigo, no deberías estar sola a éstas horas, puede ser peligroso. ―la señora sujetó su mano al borde del carro de su bebé―No te sueltes, ¿vale?

Pasaron un rato caminando, la mujer preguntaba continuamente a la pequeña por su nombre y por su edad, le preguntaba continuamente donde estaban sus padres y donde los había visto la última vez. Llegaron a una comisaría, se acercaron al mostrador, la mujer les contó que la había encontrado en la calle llorando, les dijo el nombre de la pequeña y pasado

un rato Yunho llegó a por ella. Tras agradecer a la señora por su amabilidad el abuelo y la pequeña se marcharon.

Durante varios días fueron a la mansión varias personas pidiendo dinero diciendo ser familiares, a veces gritaban, otras lloraban y suplicaban, pero siempre se iban sin nada, Yunho hablaba con el abogado que se había ocupado de los temas de la herencia de Jason para intentar darles algo pero el hombre siempre le respondía que para recibir algo debían aparecer en el testamento.

Unos días después Yunho y el resto de los empleados cubrieron todos los muebles de la casa con enormes sábanas blancas y la mansión se cerró.

El anciano no iba a dejar a la niña a su suerte, de modo que en una maleta puso algo de ropa de ella y algún juguete y se llevó a la pequeña a su casa, para disgusto de Leo.

En aquella casa casi siempre estaban solos los dos pequeños, Leo debía encargarse de sus empresas y Yunho seguía encargado del papeleo de la herencia de los Hwangs. En aquella casa trabajaba Victoria, una señora española que había vivido durante 40 años en aquella ciudad, aquella mujer los cuidaba como si fueran sus propios nietos.

 

 

 

 

 

hola espero contra con su apoyo gracias por suscribirse y por los votos.

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Comments

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alexghastly #1
Chapter 13: actualiza quiero saber si se quedaran juntos
silvanaph #2
Chapter 13: Actualiza por favor.... no te olvides de este fic por favor
silvanaph #3
Actualiza por favor.... esta interasante por favor que hay taeny... por favorrrrrr
dafnytae
#4
Chapter 13: actualiza porfa ya me quede pikada en el fic plissss!!!!!!!!!!!!
gabriela021
#5
Chapter 6: Me hubiera gustado mucho que fuera YulTi no hay fics, todos son taeny taeny y taneny, pero bueno
LlamaAmerica #6
Chapter 13: Tengo unas enormes ganas de pegarle a Taeyeon jajajaja hay Fany :(
silvanaph #7
Chapter 13: wooooooww me gusto mucho espero que actualizes muy pronto por favor quiero ver taeny jejeje suerte y gracias
Lari_sone #8
Chapter 13: <\3 mi taeny!!!
silvanaph #9
disculpa pero ya no vas a seguir con el fic.. me dejas con ganas del taeny, queria saber si tiffany se enamoro de taeyeon jejejejeje suerte espero que actualizes
lovetaengo93
#10
Hola se que no eh actualizado ,pero estaba en Duelo, fallecio mi hermna y pues es un duro golpe solo pido tiempo vale lss prometo actualizar prontk antes de que salga el mes ,a todas las historias.