Lo que Oculta tu Corazón

Description

 Hola se que no eh actualizado las historias solo les pido tiempo mi lap se daño tenia todo ayi ahora estoy recolectando todo para seguir ,les dejo esta historia por lo pronto solo pido paciencia plis .

Foreword

Capítulo 1

 

Subió el volumen de la música y aumentó la velocidad del auto. Los acordes de Don't speak de No doubt acrecentaban su llanto, pero no podía evitarlo, necesitaba sacar todo el dolor que le inundaba el pecho.

Las decenas de «te lo dije» que Choa, su socia y amiga, le había apuntado antes de marcharse, aún la atormentaban. Estaba cansada de que le recordaran lo ciega que había sido. O tal vez, en realidad, nunca lo fue.

Quizás siempre supo lo que sucedería de un momento a otro, pero ahora no quería pensar en eso. Era urgente olvidar.

Estaba convencida de que su mayor error había sido ser una mujer confiada. Los problemas le enseñaron que el matrimonio no era un contrato indisoluble, no existía el «amor eterno», mucho menos el «felices por siempre». Sin embargo, se había aferrado a esos conceptos para subsistir durante mucho tiempo. La incertidumbre le producía vértigo.

En el instante en que la cantante gritaba «No necesito tus razones. No me cuentes, porque me duele» en inglés, Taeyeon salía de la ruta 61 y tomaba la calle Pedersen para llegar a la costa de Lutsen, un lugar ubicado a escasos metros de la orilla norte del Lago Superior.

La última acción condescendiente que su amiga había hecho por ella había sido conseguirle un refugio apartado de la humanidad, para que pudiera sacar toda su pena. Si quería seguir adelante, primero debía cicatrizar las profundas heridas que la traición le había dejado.

Se internó por el camino de grava que daba acceso a la cabaña vacacional de la familia Hwang, mientras Alicia Keys interpretaba la melancólica Why Do I Feel So Sad, y parecía repetirle: «Ya debería saber, que con el tiempo, las cosas cambian». Apagó con un golpe el estéreo, se enjugó las lágrimas con la 

manga de su jersey y estacionó el auto frente a una casa de madera, con techo a dos aguas, que estaba rodeada de altos cedros y maleza.

Apenas se detuvo, una bandada de aves salió de los alrededores de la cabaña y voló con prisa hacia los árboles cercanos. El intempestivo chillido de los pájaros la hizo dar un respingo dentro del vehículo. Miró con aprehensión el lugar, que estaba sumergido en sombras y desolación.

Los únicos sonidos que la acompañaban eran el silbido de la brisa y el ruido de las olas que rompían contra las rocas en el lago.

A pesar de la oscuridad, pudo notar que la vivienda se hallaba en estado de abandono. Choa le había advertido que los Hwang no visitaban la cabaña desde hacía dos años, después de la muerte de su único hijo. Las plantas de las macetas de la terraza principal estaban muertas y cúmulos de hojas cubrían los rincones. No se podía observar el interior porque las ventanas habían sido tapadas con gruesas cortinas y el viento hacía crujir las maderas de la casa como si fueran lamentos.

Respiró hondo ante semejante escenario, pero pronto se convenció de que en realidad no le importaba el estado de la vivienda, lo único que quería era ocultarse en un rincón solitario, donde pudiera llorar en libertad sin que nadie le reprochara su actitud, o la tildara de cobarde o estúpida.

Después de todo, su interior estaba tan descuidado como aquel lugar.

Se peinó con los dedos los cabellos rubios, que le caían en cascada sobre los hombros, sin saber por qué lo hacía, ¿qué importaba su apariencia? En esa casa abandonada las únicas que la verían serían las arañas. Se miró en el espejo retrovisor por costumbre; tenía el rostro hinchado por el llanto, menos mal que estaba en soledad, así no tendría que preocuparse por retocarse el maquillaje para que no se le notaran las ojeras ni los párpados enrojecidos. Finalmente, tomó su bolso y la pequeña maleta que había lanzado en la parte trasera del auto, sacó la linterna y salió del vehículo.

Caminó sin ánimo de nada, con la mirada clavada en las baldosas de piedra del pasillo de entrada. A su derecha, el lago Gitchi Gummi reflejaba el brillo de la redonda luna.

Subió a la terraza, pero se detuvo cuando la luz de la linterna alumbró un ave blanca de alas grises. El animal estaba parado sobre la baranda del pórtico, frente a la puerta, y la observaba con la cabeza ladeada. La espantó con la linterna, el ave enseguida voló y se perdió entre las ramas de los altos árboles.

Taeyeon suspiró, apartó con el pie las hojas secas que estaban acumuladas en la entrada y hurgó en su bolso en busca del juego de llaves que su amiga 

le había entregado. Mientras lo hacía, no pudo evitar recordar la insistencia de su madre para que no atendiera los consejos de Choa: «No te vayas, tienes que luchar por lo que te pertenece», le repetía una y mil veces;

«Déjalo ya, y márchate para que seas feliz», eran las réplicas de su amiga.

«Esa mujer es una envidiosa, ¿por qué no está pendiente de su marido en vez de meterse en lo que no le importa?», le porfiaba su madre; «Vamos, Taeyeon. Es suficiente con cuatro años de engaños. Vete ya», le suplicaba Choa. Su madre y su mejor amiga nunca se habían llevado bien, pero lo que estaba en juego no era la relación entre ellas, sino su tranquilidad. No soportaba más humillaciones.

Al encontrar las llaves abrió la puerta principal. El crujido que emitió la cerradura al ser utilizada después de tanto tiempo le erizó la piel. Adentro, el olor a humedad y el polvo le hicieron picar la nariz. Por las rendijas que dejaban las cortinas, se colaban siniestras sombras producidas por las ramas de los árboles, que simulaban garras o rostros deformados, y no podía negar que resultaban atemorizantes. Cualquier otro mortal lo hubiera pensado dos veces antes de entrar a esa cabaña, pero el sufrimiento que sentía le impedía asimilar la desidia que la rodeaba. Estaba cansada, le dolía el pecho. Además, no tenía otro lugar a donde acudir.

Cerró la puerta y atravesó con lentitud, alumbrada por la luz de la linterna, la sala de estar, la cocina y el comedor. Todo estaba ordenado, pero lleno de polvo y telarañas. Siguió su camino hasta sumergirse en el oscuro pasillo que conducía a las habitaciones. Halló tres puertas. Le fue imposible abrir la primera. Pudo con la segunda, pero estaba abarrotada de objetos; la tercera, en cambio, tenía algunos lugares libres de suciedad, y allí la cama contaba con sábanas limpias. Sobre la mesita de noche, una lámpara de aceite descansaba junto a una caja de cerillas. Dejó caer su bolso y la maleta en el suelo, encendió con dificultad la lámpara y se recostó. Lloró durante horas, con las imágenes de su desgracia girando en su mente como un carrusel.

Allí se quedó el resto de la noche, hasta que las lágrimas y el aceite se secaron, y la oscuridad la sumió en un profundo sueño.

 

 

 

 

 

 

 

Comenten espero poder actualizar las otras una de ellas ya el final solo pido paciencia.

Comments

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shizuma123 #1
Chapter 4: Pq no lo llamas stepan ?????
Dwarf0807 #2
Chapter 4: Opino igual que uno de los comentarios, llámalo Sthepan.. :3
Reitsu #3
Ay empecé a leer super emocionada de al fin encontrar un fic bien escrito y me llevo la sorpresa de que es genderbender. Ni modos... :(

En fin, aunque para nada me gusta el género y dudo continuar con la lectura, sí quiero felicitarte porque en serio escribes muy bien. La narrativa y la forma en que describes las cosas te permite realmente imaginarte cómo son los lugares y las emociones por las que está pasando Tae.

Espero no dejes de escribir (aunque sea de este género, que por lo que he visto en tu perfil, te gusta) y ojalá un día te animes a sacar un fic que no sea GB.
LlamaAmerica #4
Chapter 1: Sabes quizás no se, es una simple opinión! Pero deberías de llamarlo Sthepan!

Jajajaja :)