Ryu soltó una sonrisa. Otra vez había tenido el agrado de recibir un mensaje de aquella persona. Y es que estaba decidido, ¡Mañana le diría que le quería!, que lo suyo era un amor que iba más allá de la amistad. Mañana lo haría, ignorando el creciente temor que se alojaba en su pecho. Porque ya llevaba semanas con lo mismo, “un le digo o no le digo”, “¿Será lo correcto?”, “¿Y qué tal si me odia?”, “realmente no podría vivir con eso… Sencillamente no lo soportaría”... “No lo haría”.

Y seguramente fue por eso, que ese día, el día al que tanto se había preparado mentalmente, el temor le venció, parecía como si todo se hubiese enlentecido, miró el rostro de quien le acompañaba, le había sonreído, otra vez había tenido el placer de ver una más, de sus sonrisas, el monólogo que la otra persona sostenía fue terminado con una de aquellas muecas que tanto le tenían suspirando. Por cada sonrisa de aquella persona, su corazón se aceleraba cada vez más y sentía la extraña inquietud en su estómago, aquella que comparaban con el “revolotear de cosquillosas mariposas”.

Hubo un silencio sostenido, la persona le miró atenta, parecía esperar algo, algo importante. Aquellos ojos parecían rogar en silencio, rogar por algo que necesitaba saber.

Pero como luego pareció percatarse que el otro no le diría nada, supuso que era hora de volver hablar.

Ki Taek… ¿Escuchaste lo que dije?, sería genial ¿Cierto?, seria genial tener una cita a la luz de la luna y viendo las estrellas, se que suena quizás muy cliché, si tal vez es demasiado… ¡Pero es el ideal de cita que he tenido desde siempre!… Jajajaja… Pero entonces, la pregunta sería. Como bien sé que no me preguntarás, porque hoy día pareces un zombie. ¿Quién sería mi acompañante?, ¿Con quién quiero ir a mi cita ideal?... ¿Con quién… - Expresaba aquella persona para luego mirar detenidamente a Ryu, sin terminar la frase, como si descaradamente intentase mandar la indirecta mas directa que pudiese haber.

Pero lamentablemente Ryu no la vió, no vió la indirecta, porque estaba concentrado en su dilema, “el confesarse o no”.

Porque en ese mismo segundo, en un chispazo, logro ver todo de una manera más clara… A él le bastaba con ver la sonrisa de su acompañante, no podría soportar, que por forzar la relación, las sonrisas que tanto adoraba fuesen olvidadas y el desdén ocupase su lugar, no podía, ya no importaba si le correspondían o no.

Porque finalmente después de todo, la felicidad para Ryu se reducía en un solo hecho que no era muy difícil de obtener. Ryu no pedía mucho, todo lo que él quería era estar cerca de esa persona, de aquel ser que tanto amaba. Eso era el simple hecho que constituía su felicidad.

Por ello, no dijo nada, no pudo contestar aquella pregunta que no había escuchado. Fue por eso también que se quedó parado viendo como aquella persona se despedía y se iba. Se quedó mirando.Miró como se iba, miró como su espalda cruzaba el umbral de la puerta.Y pues claro, como todo un podrido cliché sintió como aquellas dulces palabras morían en su boca, aquellas que no se había permitido decir, y esas mismas que le quitaron la oportunidad de jugar aquel vanidoso juego. Porque aunque no lo demostrara, tenía miedo, estaba aterrado, temía. Y temía mucho, de no volver a ser capaz de maravillarse con esa hermosa mueca.

Cerró sus ojos y contó del 1 al 3 con fingida paciencia. Y como muchas otras veces decidió embriagarse en aquel utópico sueño, en donde toda la hermosura de aquel ser le pertenecía, a él y a nadie más, En un futuro en donde no se sentía extrañamente cobarde, aún cuando pensaba haber tomado la decisión correcta. Porque estaba haciendo lo correcto, ¿Cierto?... ¿Cierto?

Ahora, en la actualidad: Lunes 25 Agosto - En “La arena” - 15:51 hrs.

[MR. MR - Waiting for you = 1:58]

Ryu se mantenía corriendo, mientras por su mente se rememoraba una y otra vez aquella escena, una y otra vez. Se sentía cobarde. ¡No!, se sentía un verdadero imbécil, por no ser capaz de decirle que le quería, ¡Fue un estúpido! y lo que era aún peor, era que ahora moriría sin tener la oportunidad de saber que era lo que “su persona especial” sentía.

Se sentía un estúpido por excusarse en una felicidad algo distorsionada, se dijo así mismo que era feliz con solo estar a su lado, sin embargo se estaba engañando, porque era ambicioso y quería estar con esa persona, ¡Lo quería!

Pero, ¿Por qué era que la realidad era tan maliciosa? Apenas y podía respirar, estaba cansado, sudaba y tenía miedo, un miedo horrible, era horroroso pararse a pensar que se detenía, los que le seguían iban a poner fin a su vida, su corta vida… ¡No debía pensar en eso!, ¡No debía!, Porque o sino, no podría siquiera permitirse soñar con un escenario en donde la persona que quería. ¡NO QUERÍA MORIR ASÍ! ¡NO QUERÍA Y NO PODÍA! No sin antes saber lo que su persona especial sentía.

Siguió corriendo hasta que las pisadas a su espalda ya no se escuchaban. Aquello le causó un momentáneo alivio. Solo hasta que un pseudo bostezo abandonó su boca, aquella que lucía levemente abierta en sorpresa, se tuvo que detener, porque enfrente de él ya no había más camino… Ya no había más nada… Había… ¿Un acantilado?

Maldita sea, No, no, no ¡No puede ser verdad!, ¡NO! - Grito en pánico Ryu. No le podía estar pasando eso, no tenía sentido. ¡No podía ser! Justo cuando había logrado respirar en alivio. Fue allí cuando coincidentemente volvió a escuchar las pisadas, pero ya no eran de dos personas. No… Ahora eran muchas más y venían de todas partes.

Sintió terror y quiso seguir corriendo, pero el miedo lo paralizó, hacia al frente ya no había terreno, tendría que rodear el acantilado, pero no podía hacerlo, porque habían pisadas que venían desde todos los extremos, había sido atrapado, no podía ser… ¡NO!

En un parpadeo se vio rodeado por caras que ha estas alturas ya se le hacían desconocidas, sus mercenarios eran alrededor de una decena. Ingenuamente había pensado que nadie caería en es juego de cazeria, quiso pensar que los demás conservarían su humanidad hasta el último momento, sabía que no era así, pero quiso engañarse, quiso soñar que nadie lo mataría en ese escabroso juego.

Su quijada se tensó por la rabia e impotencia que le causaba saber que no podía hacer ya más nada, su cuerpo empezó a temblar, estaba aterrorizado, gruesas lágrimas se deslizaron por sus mejillas. Bajo la mirada, para que sus asesinos no le vieran llorar. Y juntó toda la valentía que gritando con todo lo que tenía:

¡No tienen que hacer esto! ¡No es humano! - Su voz sonó desesperada y quebrada, su llanto no paraba. Pero aun así no se iba permitir rogar por su vida, al menos intentaría hacerles ver que estaban equivocados.

No… No es personal… ¡Sabes como son las cosas! - Le recriminó entre lágrimas SungJong empuñando su navaja. Este se sentía fatal, por hacer lo que estaba haciendo de eso no había duda. No hacía falta que le catalogaran de inhumano, bien sabía que quizás nunca podría dormir tranquilo en su cama si es que llegaba a mancharse las manos con sangre… Y lamentablemente sabía que así sería. Terminaría matando a alguien, porque era la lucha del más fuerte. Y el como muchos otros, no deseaba morir.

Ryu dió un paso hacia atrás y sintió la brisa chocar contra su espalda, un poco de tierra se desprendió al vacío, hacia allá abajo donde sólo había mar. Quiso gritar nuevamente, pero se sorprendió con que su voz no salía, su ojos estaban empapados en lágrimas, su mirada era borrosa y en ese momento, deseó. Deseó con todo lo que tenía, que pasara un milagro. ¡Cualquier cosa serviría!

Y como si alguien estuviese a la espera de su deseo, una corrida de flechas cayeron en la tierra, separándolo de sus mercenarios.

¡Alejense! - Gritó una voz en lo alto, parecía estar desde una posición privilegiada en las alturas.

¿Qué está sucediendo? - Pregunto desconcertado MinWoo a SungJong, quien tampoco comprendía lo que pasaba.

¡Les advierto! ¡Tengo buena puntería y muchas flechas! ¡vayanse! - Gritó la voz sonando seria y un poco desesperada.

¡¿Por qué deberíamos obedecerte?! - Le grito Ao, el chico de LC9 con suspicacia. Formaba parte del grupo de mercenarios que intentaban salvar su trasero.

¡Tu lo pediste! - volvió a gritar la voz. Para luego ser oído un silbido veloz, silbido que era emitido por la flecha que rozó la mejilla del chico que había cuestionado las órdenes de quien fuese que estuviera arriba. El solo rozamiento había causado una herida de la cual ahora se desprendía una mínima cantidad de sangre.

El chico observó horrorizado su mano ensangrentada y sin decir nada, se retiró del lugar, siendo seguido por una buen parte del grupo.

¡¿Quieren otro ejemplo?! - Volvió a expresar la voz con desesperación a los demás mercenarios que no desistían. Y como es esperable, ese fue el grito que terminó por hacer desistir a SungJong, MinWoo y a otros mas.

Pasaron unos segundos mas y Ryu volvía a escuchar pasos, de entre las frondosas plantas, pero ahora, eran solo dos chicos, los que se le acercaban.

Ryu suspiró en alivio cuando vió que se trataba de GongChan, el maknae de B1A4 y Mir, el maknae de MBLAQ, de todos, ambos parecían ser los más confiables. GongChan sostenía el arco y en su espalda llevaba las flechas. No era ninguna broma que el chico tenía buena puntería, ¡Era asombrosa! Por su parte, Mir llevaba un bate que parecía ser de metal. De todas las armas que había visto aquella, ser la más rara.

Debemos irnos, de seguro vuelven - Dijo Mir alertando de la situación. Después de todo aún no se acababa la canción, para ser exactos, le faltaban tan solo unos segundos para que terminase.

 Y estaban listos para irse, justo cuando lo inimaginable pasa, el porción de tierra que sostenía el peso de Ryu se desmorona y en un parpadear, siente el vacío y como la gravedad lo atrae al mar.

En la expresión facial de Ryu se podía ver terror, horror y sorpresa, luego de dos segundo y en una respuesta espontánea, cerró fuertemente sus ojos esperando la caída, de su garganta ni un grito salió, la impresión era demasiada. Espero la caída, espero el golpe con el agua, golpe que no llegó, porque su muñeca era fuertemente sujetada por… ¿Alguien?

¡Aguanta!, ¡Tienes que aguantar! - Grito sumamente serio Mir desesperado, era la primera vez que Ryu le veía tan serio y no es como si le hubiese visto muchas veces, era extraño, toda la situación era irreal. A espaldas de Mir y frente de Ryu, GongChan observaba la escena horrorizado, ¿Qué se suponia debia hacer?, la presión era mucha y era fácil darse cuenta que Mir no aguantaría mucho, no en esa posición.

¡GongChan! ¡Necesito que tires de mi, para poder sacar a Ryu! - Grito Mir alterado. Se notaba que no podría soportar mucho más.

¡Lo haré! - Grito GongChan, tirando su arco cerca, para desocuparse las manos e inmediatamente hacer lo que el otro le decía.

Ryu nuevamente pensó que lo lograría, y eso que ya empezaba a odiar a su persistente esperanza, aún cuando estuvo apunto de morir unas 3 veces en un mismo día, seguía creyendo que podría salir adelante… Era demasiado ingenuo y lo sabía bien.

Fue allí cuando notó como su muñeca se escurría del agarre de Mir, se dió cuenta que al parecer… No… No… No lo lograría… Y las lágrimas que tanto odiaba comenzaban a brotar nuevamente. Y como si de una ironía se tratase su canción había terminado.

¡No! ¡No te des por vencido! - Le grito Mir, casi fuera de sí. Y eso que estaba soportando toda la presión que allí había.

No… ¡No lo lograremos! - Grito GongChan horrorizado. Y es que era verdad, Mir tenía agarrado a Ryu por la palma de la mano y eso que el agarre iba cediendo, pronto sólo podría sostener los dedos del otro y aquello seguramente le romperia más que un hueso.

¡Aún podemos! ¡No te des por vencido! - Volvió a decir Mir, como si mientras mas repitiera esas palabras, mas reales se volviesen.

Escucho de pronto un sonido seco y vio como el rostro de Mir se transformaba en una mueca de dolor puro, aquel sonido era… Era… ¿Qué rayos era?

Es tu hombro, ¿cierto?... No podrás soportar más… ¡Sueltame!, ¡suéltame! - Grito Ryu, le dolía, le dolía una inmensidad tener que pronunciar esas palabras, ¡eran su sentencia de muerte! Pero podía ver que seguramente en unos segundo más el hombro de Mir cedería y la fractura causaría lo que él más temía, le soltaría sin siquiera estar preparado para decir adios.

¡No!, ¡No lo haré! - Alcanzó a decir Mir, cerrando sus ojos fuertemente, seguramente no había palabras para explicar el dolor que sentía.

… ¿Sabes?... Me gustaría que al menos… Al menos tu te quedaras con mis puntos, ¿Se podrá?, aunque ya no tenga mi puntaje doblado, ¿algo es algo no?... Mir- sunbae… ¡Míreme por favor! - Grito con la voz quebrada Ryu, ya no le importaban las lágrimas.

Mir le miró, vió como el chico daba lo mejor de sí para decirle algo sumamente importante, sus palabras, salieron cansadas, pero eran claras, luego soltó una sonrisa, la sonrisa más triste que Mir pudo haber visto y luego de eso el agarre se soltó y Ryu cayó… Cayó al vació.

¡NOOOOOOOO! - Gritó fuera de sí Mir, fue un grito desgarrador, secó y quebrado. No quería que eso pasara, no soportaba ver esas cosas, era horrible, era horrible, ¡ERA HORRIBLE! Atrás suyo GongChan lloraba en silencio, no podía decir nada de la impresión.

Camino a su final Ryu caía, odiaba no haber sido capaz de decirle a su persona especial que le amaba y que ya nunca sería capaz. Pero al menos, al menos había logrado decirle a Mir-sunbae, quizás él si fuese capaz de sobrevivir a ese escabroso juego e ir afuera y decirle a su persona especial que le queria, que le amaba… ¿Qué sería lo que contestaría?... ¿Sería un sí?... ¿Sus sentimientos eran mutuos?

Ryu decidió soñar que así sería, aunque odiaba pensar que la sonrisa de su persona especial desaparecería y esta vez, aquello sería sólo por su culpa. Suya y de nadie más.

Es una pena que no pueda decir que te amo - Ryu lanzó al aire, antes de que la gravedad terminara de hacer su trabajo.

El tiempo del primer participante del Mini juego N°2 ha finalizado.

16:03 hrs- “Han caído 3 y 1 se ha salido, quedan 48 en juego”.