Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 5

Perdida ©
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—5—

Tiffany

 

Oh por Dios, oh por Dios, oh por Dios, ¡Oh por Dios! No debería estar viendo esto, no debería estar escuchando esto y ¡ni siquiera debería estar en este lugar! No puedo creer lo que estoy viendo justo en este momento, incluso puedo decir que la temperatura en el pequeño cubículo del baño en donde me encuentro ha cambiado.

—Si… sigue así, Taeyeon… ¡Sí!

Muerdo mi labio con fuerza para no soltar un suspiro ante mi creciente excitación que el gemido de Jessica me provoca, la escena de por si es desordenadamente erótica, pero con los gemidos tan dulces y suaves que salen de la boca de mi mal humorada protectora… todo se ha vuelto sencillamente perfecto. Taeyeon, la endemoniada chica que no logro sacar de mi cabeza, la tiene aprisionada contra los lavabos y, gracias a los dichosos espejos, tengo una imagen perfecta desde su punto de vista y el de Jessica. 

Su rostro es todo un espectáculo; la faceta de ángel que vi el primer día ha desaparecido mostrando aquel concupiscente ser; un ser que con aquella mirada cargada de deseo me ha dejado sin habla, totalmente absorta de sus movimientos, de su lasciva sonrisa que creo que me está dirigiendo y del salvajismo con la que penetra una y otra vez con los dedos a la princesa en sus brazos.

Muerdo con más fuerza.

Mis dedos tiemblan y los cierro en puños en un intento de controlar el calor que recorre mi ser. Los espasmos de la excitación y mi elevado ritmo cardiaco son tan notorios que rezo porque no sean escuchados. Todo esto es tan nuevo y familiar… ¿Cuánto tiempo ha pasado? Mi cuerpo ruge reprochando el poco disfrute que le he dado en los últimos meses y no puedo estar más de acuerdo con él, porque, si hubiera satisfecho el hambre ual adolescente, no estaría como niña precoz totalmente encendida por la escena ográfica que me encuentro viendo.

Me echo hacía atrás y me obligo a calmarme, no puedo hacer lo que mi mente excitada quiere hacer, ¡es inaudito e inapropiado! Respiro profundamente y en silencio recuerdo las contadas clases de Yoga que tomé con tía Amelia, necesito calmar mis temblantes y algo… ¿húmedas? Piernas.

«Quizá si pienso en Karen en…»

¡No! Abro los ojos rápidamente borrando el camino de aquel pensamiento. No puedo ni siquiera confiar en mis pensamientos en estos momentos. Tomo una gran bocanada de aire y fijo mi mirada en el espectáculo.

«Nada como sucumbir a los deseos carnales…»

Aunque no del todo. Me limito a mirar con los puños fuertemente cerrados y mi mandíbula siendo apretada con fuerza para no dejar salir ni un suspiro o gemido ante el disfrute de lo que veo. Quizá es lo más cerca que estaré de… bueno, de eso.

Es sencillamente exquisito.

Aun no puedo creer que haya decidido ver aquel espectáculo, no puedo ni creer que esas dos chicas —las dos chicas que me han causado temor y molestia— estén ahí besándose con necesidad y voracidad. Observo a Jessica echar la cabeza hacia atrás, ella cierra los ojos con fuerza y sonríe con satisfacción mientras sus brazos se aferran más al pálido cuello de Taeyeon.

Un gemido ahogado en forma de gruñido me hace estremecer y mis ojos con rapidez se enfocan en ella, en Taeyeon. Su rostro se transforma en una obra de arte, el ruido de los gemidos desaparece, es como si mi sentido del tiempo se hubiera detenido para que pudiera apreciar aquella sonrisa dibujada en su rostro. Era distinta. Y no sólo su sonrisa. Todas y cada una de sus facciones estaban relajadas, detenidas en ese punto entre el deleite y el alivio.

—¡Taeyeon!

La voz de Jessica echa andar el tiempo y la sonrisa cambia radicalmente a una socarrona, el momento se pierde de golpe, sólo escucho el temblante gemido final de Jessica en un claro indicio de haber alcanzado el o. Respiro con profundidad desviando la mirada.

—¿Lo disfrutaste?

Aquella pregunta me tensa de inmediato y sólo puedo pensar en algo: «¡Me han descubierto!» Mi boca se seca y siento un nudo formarse en mi estómago, intento aferrarme con más fuerza a la tapa del baño mientras comienzo a hiperventilar en silencio.

¿Acaso estoy teniendo un ataque de pánico?

—¡Por supuesto! Ha sido magnifico —Jessica responde entrecortadamente—. Te había echado tanto de menos…

—No te estaba hablando a ti, Jessica.

Oh por Dios…

—Sino más bien a nuestra ertida espectadora.

Y es en este preciso momento en el que me percato de que mi vida estudiantil sin problemas ha acabado, aunque, para ser sincera, lo más probable es que haya terminado en el instante en que, sin pensarlo, abofeteé al demonio del que todos decían que debía alejarme.

—¿Qué estás diciendo?

Ya podía ver cómo iba a terminar esto: me convertiría en la marginada de la escuela. Estaba segura que dijera lo que dijera nada cambiaría lo que sucedería a continuación.

—Taeyeon, ¡respóndeme! —la desesperación es notoria en su voz—, ¡¿qué quisiste decir con eso?! ¡¿Acaso alguien…?!

Puedo escuchar sus movimientos al arreglar su ropa, la respiración aún agitada y el extraño olor que parecía haber dominado en todo el baño. Un olor libre de pudor.

—Taeyeon…

Cierro los ojos en espera de que la puerta del cubículo se abriera.

—Si esto es un juego será mejor que…

—¡Las he encontrado! —¡Alabado sea el rosa, Yoona! —, he estado buscándolas. Ha ocurrido un problema con… ¿interrumpo algo?

Me inclino en silencio y observo por la rendija de la puerta la escena que hay detrás de esta, aunque no puedo ver bien a Yoona, sí que puedo ver muy bien a Jessica y a Taeyeon. Esta última sigue en su lugar, quieta, con la mirada puesta hacia la puerta mientras, Jessica de espalda a ellas, se arregla el cabello con frenesí.

Sí que Taeyeon hizo un desastre en ella…

—No, no interrumpes nada —contesta Taeyeon con calma—. ¿Qué quieres, Yoona?

—Espera, Taeyeon, antes de eso… —una desencajada Jessica toma del hombro a Taeyeon—, ¿qué hay sobre lo que has dicho? —mira hacia los cubículos y me echo hacia atrás con rapidez evitando que me vea—, sabes que si alguien descubre…

—Estaba bromeando, sólo quería verte enloquecer un poco —su voz jocosa resuena—. Digamos que es parte de mi venganza. 

Me quedo de piedra ante eso.

—¿Venganza? ¡Taeyeon! —el estridente gritito que suelta me taladra los oídos de inmediato—. ¡¿Estás hablando en serio?! Casi sufro un infarto por…

—Entonces, Yoona, ¿qué pasa?

Escucho los quejidos de Jessica al hacer berrinche e intento tapar mis odios, ¡Dios! Realmente tiene una voz tan chillona que me ha hecho olvidar el miedo anterior.

—Oh… bueno. Sólo quería decirles que el director las busca a ambas, sobre todo a ti Taeyeon.

—¿Ahora que quiere ese idiota? —se queja Jessica dejando sus berrinches.

—No lo sé, pero… —Yoona se detiene, hay un largo silencio y me aterra saber que tal vez Taeyeon les está revelando que me encuentro también en la habitación—. Quizá sólo tenga que ver con la fiesta en casa de Jessica.

—¿Qué problema puede tener mi fiesta?

—Quizá por el hecho de que tu hermano…

—¡Silencio las dos! —sentencia Taeyeon haciéndolas callar de inmediato—. Son tan irritantes.

El ruido de la puerta al abrirse vuelve a resonar. Miro al techo y contengo un suspiro, me pregunto cuánto más tiene que prolongarse mi agonía de ser descubierta.

—No sabía que había reunión obligatoria en los baños —dice una voz femenina.

—Hola, preciosas.

Bajo de golpe la mirada hacia la rendija, aquella voz tan profunda solo podía corresponderle a un hombre. Y en efecto, ¡hay un hombre en el baño de damas! Pero no es cualquier hombre, si no el rubio salvaje que vi golpeando a un pobre chico sin la menor misericordia posible. Junto a él se encuentra una chica.

—Jackson, ¿qué demonios haces en el baño de damas? —cuestiona mi amenazante guardiana con autoridad—. No puedes estar aquí.

Una carcajada profunda y aterradora resuena.

—Oh, vamos, princesita de hielo, tú y yo sabemos muy bien quienes pueden entrar a los baños a jugar. ¿Verdad, Taeyeon?

Al estar de perfil a mí, puedo apreciar la sonrisa sardónica que se dibuja en los labios de Taeyeon. Vaya que su humor cambia con rapidez.

—En efecto, Jackson. —Pasa una mano por su cabello y pongo total atención a la forma en que sus dedos se hunde en la preciosa melena castaña. Trago saliva, de nuevo el calor ha vuelto a mí—. Así que déjalo en paz, Jessica.

—Hey, chicas, el director quiere verlas, ¿lo recuerdan? —reprocha Yoona.

—¿Ahora qué hicieron?

Una dulce voz totalmente distinta a las demás —y desconocida para mí— suena con suavidad.

—Qué más da, vamos por unas hamburguesas, escuché que hay dos por uno en Burger King —dice el chico con simpleza—. ¿Qué dices, Hani?

—Suena bien.

—¿Qué hay de ti, Taeyeon?

La sonrisa se ha borrado, ahora sólo una mirada indiferente adorna su rostro…

—Está bien, vamos —se encoje de hombros—. Suena mejor que ir a ver al viejo y escucharlo hablar.

—¡Cool! —celebra el salvaje chico—. Nos vamos en mi camioneta.

Jessica rueda los ojos en fastidio, pero se limita a seguir a los chicos que comienzan a retirarse del baño. Por primera vez, en varios minutos, mi corazón comienza a latir con alivio.

 —Yoonita —dice sarcásticamente el rubio—, avísale a Yuri para que vaya en tu lugar.

—¡¿Qué?! ¡¿Por qué?!

—Tú sabes el porqué, no me hagas recordar…

Y es así como las voces se apagan con el sonido de la puerta al cerrarse. Dejo salir el aire que había contenido por mucho tiempo y cierro los ojos con sosiego, realmente había sido un momento muy tenso.

—Van dos.

La voz me hace dar un respingo y abro los ojos rápidamente, totalmente asustada, sin embargo, lo que me deja estupefacta es la sombra que se ve en la parte baja de la puerta.

Ella está ahí.

—Sabía que eras tú —la puerta se abre por arte de magia—, chica nueva.

Levanto la mirada y es cuando mis ojos dan con los de ella; los oscuros orbes que me hicieron perder el aliento la primera vez ahora sólo me hacen temblar. Taeyeon, la ertida, me mira con una malicia tan profunda que provoca terror.

—¿Te gustó el espectáculo? —mete sus manos en el saco y, sin apartar la mirada, me sonríe ladina—. Traté de darte la mejor vista posible para que disfrutaras. ¿Lo disfrutaste? —cuestiona socarrona.

Trago en seco.

Me mira por unos segundos más y aparta la mirada, se da media vuelta y escucho la puerta del baño cerrarse.

No lo puedo creer.

Parpadeo atónita sin dar crédito a lo que acaba de ocurrir, levanto mis manos y las veo temblar. Creo que me ha descubierto… ¡oh dios, no! Kim Taeyeon no puede haber descubierto mi secreto. No, no, ¡NO! Me niego a pensar eso.

Cierro los ojos con fuerza.

«Tengo que salir de aquí.»

Los abro y salgo sin perder el tiempo del cubículo, me lavo las manos con rapidez y salgo de aquella sofocante habitación. Mis manos aun tiemblan y mi corazón late nervioso.

Me acabo de echar la soga al cuello.

—¡Fíjate! —en cuanto salgo del baño choco con la delegada de clases. Hyuna, creo que así se llama—, deberías ver por donde… ¡oh! Tiffany, eres tú.

La miro un tanto desorientada, las emociones aún hacen estragos en mis entrañas.

—Disculpa, no te vi y…

—No te preocupes, ha sido un accidente —sus ojos me miran con un brillo curioso—. Iba con la mirada en el teléfono y, como vi a Taeyeon salir, creí que no había nadie en el baño. Así que fue mi culpa, tranquila.

Asiento sintiéndome estudiada e incómoda ante su mirada.

—Está bien…

—En fin. Dime, ¿ya has decidido unirte a mi clan?

«¿Clan? ¿De qué clan está hablando?»

—He…

—¡Fanny! —festejo internamente. Gracias Mia, gracias por aparecer—, hey, llevo rato buscándote.

—Lo siento, estaba en el baño…

—Tiffany —me llama Hyuna—, estabas por darme una respuesta.

—Oh, cierto… bueno, yo…

—Hyuna —interrumpe Mía con una sonrisa—, creí que Jessica había sido clara con que te mantuvieras alejada de Tiffany.

Los ojos de la delegada, comienzan a encenderse con molestia. Una molestia que intenta esconder.

—Jessica no es nadie para ordenarme de quien hacerme amiga…

—No, quizá no lo sea, pero… —la sonrisa de Mia se ensancha— hasta donde yo sé, Jessica es quien se encarga de cuidar a Tiffany. Y si Jessica se enoja… bueno, sabemos lo que pasa.

Veo a Hyuna tensarse antes de soltar el aire con burla.

—Recuerda que mi oferta no estará para siempre. —Me sonríe con falsedad en forma de despedida—. Nos vemos más tarde, Tiffany. ¡Ah!… por cierto, envíale mis saludos a Taeyeon.

Mi cuerpo se estremece ante la mención de aquel nombre.

—¿Qué quiso decir con eso? —cuestiona Mia una vez que Hyuna entra al baño.

Trago un poco de saliva, nerviosa.

—Sinceramente no lo sé.

—Bueno, quizá su cerebro se llenó con más aire de lo usual —dice con diversión restándole importancia al asunto—. En fin, estaba buscándote para ver películas en tu casa.

—¿Películas?

—Sí, Irene dijo que están solas, por lo que Joon y yo pensamos que…

Y su voz fue silenciada por mi mente, esta sólo podía darle vuelta a lo que había sucedido en los baños; o en vivo, amenazas y sonrisas diabólicas.

Mi vida escolar tranquila e inadvertida puede ser destruida por una sola persona: Kim Taeyeon.

¿Por qué me subí a aquel auto?

Taeyeon

 

—¿Qué ocurrió hoy contigo? Estás más sonriente de lo usual —Moonbyul pica, sonriendo burlona—. De seguro tuviste una buena sesión de o con la riquilla —alza y baja sus cejas juguetonamente.

No lo puedo evitar, simplemente me siento más relajada después de la situación en el baño. Me causa gracia la expresión en su rostro. Si cierro los ojos aun puedo verla.

Rostro totalmente sonrojado, unas cuantas gotas de sudor bajando por sus sienes y el nerviosismo evidente de su cuerpo. Incluso el respirar su aroma, trajo a mí una sensación placentera y, desee tomarla en mis brazos para hacerla sufrir un poco más. Sus pupilas dilatadas y agrandadas por la excitación.

Una imagen hermosa.

—Claro, el o resuelve el estrés —ironizo.

Ella sonríe y de pronto deja de hacerlo. Me escruta silenciosa.

—¡Oh, dios! La riquilla no es la causa —concluye.

Aplaudo su agudeza deductiva, eso me confirma que sabe leerme muy bien.

—Jessica solo fue un polvo rápido —encojo los hombros—. Ya sabes, me sirvió para desquitar mi enojo.

 —Entonces ¿quién es el culpable de verte resplandecer?

Frunzo las cejas, odiando la palabra resplandecer. Dentro de mi oscuridad no existe la luz.

—No digas idioteces —refuto—. Pero la nueva es el blanco de mi diversión —su recuerdo esfuma los vestigios del fastidio anterior—. Esa niñita me debe unas cuantas.

Moonbyul me observa con asombro y poco a poco relaja sus facciones.

—¿Por eso me has pedido la droga? —asiento—. No deberías meterte con una nueva. ¿No crees que irás muy lejos?

Ruedo los ojos fastidiada por su empatía a los extraños. Que sentimientos tan extraños y feos.

Prefiero no responderle, en su lugar, reviso los mensajes de mi teléfono y me encuentro uno en particular. Un simple y corto: trabajo. No me viene mal un poco de diversión y dinero extra.

—¿También lo recibiste? —pregunta.

—Sí.

—¿No se supone estás fuera?

Encojo los hombros.

—Ocasionalmente me contactan. Sabes que soy una mina de oro para el jefe y, honestamente, el dinero extra no me viene mal.

—¿Qué hay de tu abuela y tu tía? —se inclina sobre el sillón, tomando la lata de cerveza para darle un trago.

Llevamos un buen rato encerradas en su departamento, afuera llueve a cantaros y preferimos comprar unas cervezas y unas cuantas papas para pasar el rato. Esto es lo más sano que podemos hacer cuando estamos juntas.

—No lo saben y no lo sabrán.

Alzo una ceja en su dirección como una amenaza y en respuesta, ella alza las manos en señal de paz.

—¿Cómo van las cosas con la fiesta de tus amigos? Porque me llamaste para conseguir unas cosas y al final terminamos aquí.

—Ellos sabían que no haría nada, así que me pidieron lo único que sí puedo hacer para darles —está intrigada. Me inclino sobre el sillón y le sonrío—. Unos cuantos dulcecitos para animar las cosas y algo más fuerte que el simple refresco que indicó el director. —Ruedo los ojos fastidiada—. El estúpido director cree que acataremos sus reglas solo porque él nos lo pide. ¡Qué iluso!

Suelto una carcajada limpia y Moonbyul niega divertida.

—¿Ya gastaste unos cuantos favores de los que te deben? —masca unas frituras y espera mi respuesta.

—Tú sabes que sí.

Suelta una carcajada, lanzando migas por todos lados. Realmente asqueroso.

—¿Solo nieve en polvo y marihuana? —pregunta.

—Sí. No quiero terminar con la policía allanando el lugar por un descuido. El alcohol lo pedí a tu jefe en el bar, me debe unas cuantas todavía y no me venderían en ningún otro lugar por ser menor.

Byulyi niega con una sonrisa enorme en el rostro, parece orgullosa.

—Y pensar que cuando empezaste a moverte por este turbio mundillo, estabas a la deriva —recuerda—. Pero solo fue poco tiempo antes de que te manejaras como los más expertos del negocio —asiente conforme.

Este mundillo, como ella lo llama, es el mundo de narcóticos y pandillas. Empecé cuando tenía doce años y a los pocos meses me volví un elemento fundamental para el padrino, como llaman al jefe principal. Byulyi fue mi contacto para entrar al negocio y me instruyó hasta donde sabía para poderme mover con libe

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Thank you!
DorkyKawaii
No se preocupen. Sí habrá una segunda parte. ¡Pronto sabrán más!

Comments

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yoonalim__ #1
Chapter 1: Todavía no entiendo la historia, cómo es, por qué hay peleas en la escuela y quién es realmente Taeyeon y no me gusta que Taeyeon fume, es tan repugnante.
yoonalim__ #2
parece interesante
ashleyurdiales24 #3
Woow yo ya creía muerta esta historia pero después recordé y la encontré aquí después de los problemas que hubo en wattpad ya no recuerdo que pasa en la historia así que voy a leer la de nuevo como de que no uwu, estoy feliz de leerla pero a la vez triste por que ya esta terminada:( pero bueno nunca es tarde byeee✨
CrystalG
#4
Chapter 21: AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!! esto es demasiado para mi corazon!!!
DEMONIOS AUTORAS QUE ESTABAN PENSANDO!!!!!!!!
No puedo con tanto!!!!

PD: Bienvenida de nuevo a casa DorkyKawaii :)
angeles48 #5
Chapter 21: Wow! Eso no me lo esperaba!
Espero por la segunda parte
Gracias por actualizar!!!
taenylovesnsd #6
Chapter 21: Y sigo en nada, espero la segunda parte si o si
Snsdmygirls #7
Chapter 21: Dime que hay otra parte un algo ihhh
Snsdmygirls #8
Chapter 21: Pero-como
Snsdmygirls #9
Chapter 20: Voy a llorar
Snsdmygirls #10
Chapter 20: AHH NO ME PODES DEJAR ASÍ