La elegancia con la que su voz acariciaba las palabras, dejaba entrever que procedía del extranjero; específicamente Europa. ¿Cuánto tiempo habrá vivido en ese lugar para tener ese refinado acento?

Era evidente que el color de su cabello no era natural, pero le acentuaba tan bien el aspecto que parecía ser su tono original. Sus ojos rasgados y mordaces ponían a cuestionar qué la tenía tan a la defensiva. No obstante, ella sonreía abiertamente al hombre que la esperaba en la mesa.

Curiosa arrugó la nariz y decidió ignorar el aspecto de la mujer que había pasado a su lado. Extrañamente le parecía haberla visto en algún lugar, pero ¿dónde?

Quizás se la topó alguna vez por ahí.

Eso quería hacerse creer, pero mientras más vueltas le daba a la situación, más profundo se sumergía en sus pensamientos. En verdad que su aura la hacía querer mirarla fijamente y no de reojo como lo había hecho. Deseaba incluso acercarse y preguntarle si alguna vez habían coincidido antes en otro lugar…

—Le llamaremos cuando su pedido esté listo.

La joven cajera le regaló una sonrisa que apenas logró responder, pues sus pensamientos seguían volviendo a esa rubia.

—Expreso americano y un Chai latte para… ¿Teyon?

«¿Teyon? ¿Qué clase de nombre es ese? Suena tan tonto, incluso yo sé pronunciarlo mejor…», detuvo la línea de sus pensamientos y disparó la cabeza en dirección a la figura femenina que regresaba a la mesa con el apuesto muchacho. Su quijada casi tocó la mesa por la impresión y el repentino déjà vu cruzándole por enfrente.

¡Sí! Esa era la Taeyeon que conoció antes, ¡la Taeyeon de su mejor amiga!