Las sillas de cuero de los almacenes siempre le habían parecido incómodas, no solo por el olor sino también por el sonido que producían cuando se movían las personas. Ni que decir de la sensación de sudor. Para alguien como ella, fanática rigurosa de la limpieza este factor  le parecía asqueroso y extremadamente  desagradable. No obstante esto no era lo único que le disgustaba, el estar ahí, en una boutique viendo como el amor de su vida y mejor amiga elegía el vestido de novia perfecto para casarse con otra persona, le desesperaba.

-¿Chae?...

-¿Chae?

-LEEE CHAERINNN!!!!

Chaerin reaccionó lentamente al escuchar su nombre.

-¿aaaahhh?

-¿Qué opinas de este? – Preguntó Dara saliendo del probador, con mirada emocionada -¿en qué planeta estas?… me vengaré de ti si no me prestas atención-  un puchero caprichoso se formó en la cara de  la castaña.

Chaerin observó ese brillo en los ojos que tanto le gustaban y se sintió culpable

“Ojala usaras ese vestido para mí”, pensó y en su pecho se produjo un sordo dolor.

-¿Chaerin??... ugghhhhhhh

- Lo siento… de verdad,  Hoy me levante más tarada que de costumbre.

Dara sonrío y se acercó para pellizcarle las mejillas.

-Mi chae no es tarada, es despistada y hoy es uno de esos días en que no le atina ni a la taza-

La rubia se río y le pego con cariño

-¿Qué me decías?

-No le has puesto atención a ningún vestido… ¿qué opinas de este?

“Opino que te ves hermosa con cualquier cosa que te pongas’’ divagó nuevamente Chaerin mientras la observaba de la cabeza hasta los pies, varias veces.