Kim, Hwang.

Taeyeon Omma (Full Version)

Kim, Hwang.

 

Las luces que despedía la pantalla en la sala, fueron reflejadas en los rostros de las tres personas que veían atentamente la película al frente. Habían ya visto una del tipo animada por la más pequeña, que al parecer todavía no había caído dormida; el filme que se encontraba ahora siendo proyectado, era bien uno del tipo romántico.

Y las tres personas se hallaban cómodamente recostadas contra el sillón, los tres pares de ojos atentos a lo que sucedía dentro de la televisión. O al menos dos de ellos sí lo estaban.

Sucedía en aquel momento la escena donde el caballero bueno tomaba la mano de la doncella en problemas, para después reclamarla en un beso.

Un gesto de "ohh" fue hecho por la pequeña Irene, mientras Tiffany miraba por el rabillo de ojo a Taeyeon; estuvo así sólo unos cuantos segundos, para luego apartar la vista al sentir la vergüenza y el sonrojo subir a su rostro.

La rubia, por supuesto, simplemente se limitó a conservar su mirada imparcial en la pantalla, pasando olímpicamente por alto las muchas miradillas que discreta –indiscretamente- la pelirroja solía arrojarle.

 

-"¿Tae-Omma?"

 

Irene alzó el rostro al sentir movimiento en el sofá por parte de la otra, que se había puesto en pie. La oficinista le regaló una sonrisa amable entonces, indicándole con un gesto visual a su compañera, que por favor vigilara a su hija en tanto.

 

-"Voy a preparar unas palomitas para comer algo, ¿vale? No tardo y doy vuelta con ustedes."

 

-"Um."

 

-"Te estaremos esperando" –agregó la pelirroja, pausando la película que estaban viendo.

 

Voltearon ambas, maestra y alumna, hacia el filme congelado. La niña bamboleó sus pies, que no alcanzaban a rozar el piso por mucho; y como si fuera lo más natural del mundo, dijo:

 

-"¿Querías besar a Tae-Omma?"

 

-"¡I-Irene! ¿Qué estás diciendo? –bajó la voz, viendo rápidamente hacia la cocina para asegurarse de que nada hubiese alcanzado oídos ajenos-. ¿De dónde sacaste eso?"

 

-"Es que no parabas de mirarla –se justificó, dejando de observar el suelo para enfocarse en ella-. ¿Por qué estamos murmurando? ¿No quieres que Tae-Omma lo sepa?"

 

Tiffany iba a decir algo, mas prefirió callarse y calmarse, sobre todo sabiendo de antemano que ponerse nerviosa hacía que sus palabras fuesen más peores que mejores. Observó a su mini estudiante, que se mantenía regresándole la vista y mostrándole una cabecita ladeada, en gesto de duda.

 

 

La pelirroja suspiró cansada.

 

 

-"Somos amigas, Irene, sólo amigas. Ahh, no sé por qué molesto, eres muy chica para entender estas cosas" –sonrió un poco desanimada.

 

-"¿Pero quieres besarla, no? ¿Noooo?" –insistió, clavando las manos en el sofá como apoyo para inclinarse delante.

 

-"S-Sí, digo, las amigas… Las amigas se besan, ¿no?" –susurró cabizbaja y apenada, más para sí misma que para Irene.

 

-"¡Bésala! –alzó los brazos y exclamó en susurros-. Tae-Omma te quiere mucho también; dale, estoy segura que se pondrá muy feliz."

 

-"Irene –Tiffany rió nerviosa-, no creo que el asunto funcione de esa forma. Es… um, complicado; la verdad es que no debería…"

 

-"¿Por qué? –preguntó con inocencia-. No estás haciendo nada malo, los besos no pueden ser malos. Hacen a la gente sonreír, la hacen feliz, ¿no es así?"

 

-"Pues sí."

 

-"Quiero que Tae-Omma sonría –añadió con suavidad-. Quiero verla feliz."

 

La seriedad en su mirada, a pesar de sus facciones gentiles y de la voz aniñada, hizo que Tiffany guardase silencio. Sabía que las cosas entre madre e hija aunque algo lentas aún, no podrían haber ido mejor; sin embargo, ella no era ciega.

Había algo que siempre le resultaba incómodo en Taeyeon. Y eran sus ojos. Tenía bonitos ojos, por supuesto, muy peculiares. Fascinantes. Pero eran muy…

 

 

No tenían ese brillo que todo lo que es precioso debería de tener.

 

 

Parecían un vaso medio vacío, sin esa otra mitad que lo volviera completo y totalmente esplendoroso. Eran ojos tristes, cansados y con una añoranza escondida en su interior.

 

La pelinegra tenía una buena vida. Realmente no podía quejarse. Tenía todo lo que necesitaba para vivir bien, Tiffany lo sabía; sólo que también sabía, que Taeyeon no tenía lo que en verdad quería.

 

Se podía decir que estaba satisfecha. Pero había todavía una distancia entre esa palabra y aquélla que es felicidad.

 

-"¿Qué debería hacer…?"

 

-"¿Sobre qué?"

 

La sonrisa ladeada de la profesora desapareció al instante en que pegó un salto, notando al fin a la rubia que estaba parada frente a ella, con un tazón de palomitas en ambas manos. Taeyeon tan sólo rió y negó con la cabeza, eligiendo esta vez sentarse a su lado y en la esquina.

 

La pelirroja rió con nerviosismo, implorando en silencio que Irene no saliese con otra de sus fantásticas ideas. Se sintió aliviada cuando vio a la niña tomar el control para quitar la pausa del filme, dedicándose tanto ella como la madre a mirar la televisión de nuevo.

 

A Tiffany le habría gustado hacer lo mismo, excepto porque el constante roce de sus manos con otras blancas, al tomar unas cuantas palomitas, hacía su corazón saltar y sus mejillas sonrojarse.

 

Y habría continuado así, con la mirada un poco baja y avergonzada, de no ser porque de pronto sintió un pequeño peso sobre su regazo.

 

-"¿Irene?"

 

-"Vaya… Creo que no ha podido aguantar más" –agregó Taeyeon, posando una mano en la frente de la niña para en efecto, comprobar que se había quedado dormida.

 

-"Está bien, Taeyeon-Ssi, no te levantes. Yo la cargaré hasta su habitación" –se ofreció amablemente.

 

Se puso de pie la pelirroja y caminó unos cuantos pasos, antes de volverse a preguntar con la mirada hacia dónde debía de ir. La rubia rió bajito, señalándole a la apenada maestra el camino.

Para cuando Tiffany hubo vuelto al sofá, se encontró a sí misma con una expresión divertida en su rostro; al parecer, la mujer sentada a su lado también estaba muy cerca de golpear el borde del sueño.

Tiffany habría dicho algo, pero era consciente del esfuerzo terco que los adormilados ojos de la otra intentaban mantener. Finalmente, con una sonrisa, pasó un brazo sobre los hombros desnudos que dejaba al descubierto la bata negra de Taeyeon.

Esta última pronto sintió cómo su cabeza hallaba una almohada en las piernas de la pelirroja, por lo que no pudo evitar soltar un bostezo mientras la miraba agradecida.

 

-"Tal vez deberías ir a dormir tú también" –dijo en voz baja.

 

-"Estoy bien –respondió la rubia, girándose para quedar frente al estómago de la otra-. Sólo me siento un poco cansada."

 

Los dedos de Taeyeon jugaron un rato con los botones del pijama rosa de Tiffany, como si no hubiera algo más por hacer. La pelirroja, por su parte, se atrevió a llevar una mano hasta los cabellos dorados, acariciándolos sin prisa.

 

Cuando un suspiro de gusto abandonó los labios de la más alta, que ya juntaba los párpados, la maestra sonrió gentil.

 

-"¿Taeyeon?"

 

-"¿Mmm?"

 

-"¿Alguna vez… em, alguna vez has pensado…?"

 

Tiffany se mordió los labios. El repentino silencio obligó a Taeyeon a abrir un ojo para descubrir por qué la pregunta no había sido terminada, encontrándose así con una pelirroja insegura.

 

-"¿Qué pasa?" –animó con voz suave.

 

-"¿Alguna vez has pensado en compartir tu vida con alguien? Ya sabes, llegar a casa y bueno, saberte contenta de que hay una persona esperando por ti. Di-digo, sé que tienes a Irene, pero…"

 

Esta vez, Taeyeon se dio la vuelta para quedar de frente al techo de nueva cuenta. Su mirada se centró en aquellos titubeantes ojos azules, que veían hacia todos lados excepto hacia su dirección.

 

-"Me refiero a tener a alguien con quien compartirlo todo –dejó salir en un susurro, enredando con cuidado sus dedos entre las hebras leonadas-. No debería ser difícil para ti…"

 

-"¿Por qué me estás diciendo esto?"

 

-"¿Por qué?"

 

-"Sí –desvió la vista a un lado-, ¿por qué?"

 

-"Porque de alguna manera –sus pupilas adoptaron un matiz comprensivo pero triste-, sé que lo que tú y yo buscamos, no es muy diferente…"

 

-"Pero yo no soy como tú, Tiffany."

 

Taeyeon apoyó sus manos en el sofá y abandonó el regazo de la más baja, levantándose para poder tomar asiento. Se acomodó un mechón de cabello tras su oreja y después viró la cabeza para ver a su acompañante directo a los ojos.

 

Repitió entonces, muy bajo, sus palabras.

 

Y antes de que Tiffany pudiese preguntar la razón de aquella declaración, la rubia se le adelantó.

 

-"Tú eres amable, gentil y siempre estás cuidando de los demás antes que de ti misma. Tienes carisma, sabes cómo llegar al corazón de la gente –enfatizó esto último al llevar una mano a su pecho, diciéndole con una tierna mirada que también había llegado al suyo-. Si de lo que me hablas es de alcanzar la felicidad con otra persona, estoy más que segura que para ti eso no será ningún problema. Eres una bella persona."

 

-"Taeyeon…"

 

-"Yo por otro lado… -y aquí, su sonrisa decayó-. Soy un desastre en hacer las cosas, vamos, no puedes negármelo. La primera vez que nos vimos, ¿acaso no pensaste que era la peor madre que jamás habías conocido en tu vida?"

 

-"Taeyeon, por supuesto que yo no…"

 

-"Anda, Tiffany, no me mientas. Sé perfectamente que he cometido errores en mi vida. No estoy muy orgullosa de ello, pero, vale, lo acepto. Tengo mucha suerte de contar con amigos que en verdad no me merezco, por eso no puedo pedir más."

 

Los párpados se cerraron en ese momento, como prediciendo que alguna lágrima furtiva quería salirse. Después de unos segundos, Tiffany contempló de nuevo aquellos ónices, tan brillantes.

 

 

Surcados por la melancolía y el desconsuelo.

 

 

Así que no pudiendo soportarlo, la pelirroja la abrazó por detrás. Taeyeon tan sólo tembló ante el gesto, subiendo de inmediato sus manos para sujetar aquéllas alrededor de su cuello.

 

-"Está bien –dijo en un hilo de voz-, una persona como yo, no podría alcanzar algo tan bello como la felicidad; no cuando lo único que ha hecho es arruinarla."

 

-"Tú no has arruinado nada."

 

-"Mhp –negó suavemente-, si realmente no lo hubiera hecho, Irene sería muy feliz ahora. Ese día… El día que me volví su madre –sus manos apretaron las de Tiffany-, fue porque sus padres murieron por mi culpa. Durante mi última misión, el edificio en el que me encontraba se estaba cayendo a pedazos; creí que podía hacerlo, de verdad creí como muchas otras veces que era capaz de ello –hizo una pausa, liberando un suspiro compungido-. Pero de repente todo explotó. No pude salvarlos. Todavía… -ahogó un gemido-. Todavía no puedo olvidar el grito de sus padres –su voz se quebró en este punto-, llamándola..."

 

-"¿Por eso la adoptaste? –la joven asintió sin decir nada, consciente de que estaba al borde de las lágrimas-. No fue tu culpa, Taeyeon, lo intentaste. Además, preferiste renunciar a tu trabajo para cuidar de ella; eso no cualquiera lo hace."

 

-"¿Y? No soy una buena madre –declaró con pena-. Si nunca hubieses insistido en verme, probablemente todo seguiría igual o peor. Pienso en lo mal que la habría pasado, y no puedo evitar pensar que tal vez habría estado mejor sin mí."

 

-"No sé aprende a ser madre de un día a otro, ¿sabes? –murmuró con dulzura-. Irene te quiere, y estoy segura que hubiera seguido queriéndote aunque jamás nos hubiésemos conocido."

 

-"¿Lo crees?" –sonrió un poco, liberando una de sus manos para llevarla a la comisura de sus ojos.

 

-"Um, confía en mí. Eres la mejor, al menos para nosotras."

 

Tiffany la abrazó más y apoyó su cabeza en uno de los hombros desnudos, regalándole un guiño a la rubia cuando ésta le dirigió la vista.

 

-"No puedo obtener lo que yo quiero –agregó en tono suave-, pero estoy contenta con lo que tengo" –le sonrió con timidez.

 

-"Mmm… ¿y si en vez de tratar de buscar lo que más quieres, alguien te lo regalase?"

 

-"¿En serio? –preguntó divertida, a lo que la otra asintió-. No creo que eso sea posible."

 

-"¿No crees?"

 

-"¿Y quién querría hacer algo así por mí?"

 

Tiffany sonrió ampliamente al notar que los rastros de tristeza en aquel rostro de porcelana, empezaban a desvanecerse. Contempló los ojos ónices a escasos centímetros de sí, y decidió que no importaba lo que dijera o hiciera, solamente quería verlos así por siempre.

 

 

 

 

 

Preciosos. Brillantes.

 

 

 

 

 

Con ese algo que la hacía conmoverse hasta lo más recóndito de su pecho, hasta llevarla a un punto donde se sentía perderse en esa profunda mirada.

 

-"¿Yo? –su sonrisa se volvió nerviosa y sus facciones avergonzadas-. ¿Por ejemplo?"

 

Taeyeon rió bajo.

 

-"¿Estás bromeando, ya?"

 

Mas al ver que la expresión de la pelirroja no había cambiado en absoluto, y que los segundos seguían pasando, Taeyeon pronto se encontró reemplazando el sentimiento de ligereza en su cara por uno de total sorpresa.

 

-"No estás… bromeando…"

 

Tiffany le dio un pequeño apretón a la mano que todavía seguía sosteniendo.

 

-"¿Te parece esto una broma?"

 

La pelirroja aprovechó el que Taeyeon separase los labios para poder darle un beso, acallando de esa manera cualquier posible respuesta. La mano libre de la rubia sujetó el cuello del pijama de Tiffany en ese instante; dicho agarre, sin embargo, se volvió más y más flojo conforme pasaba el tiempo.

La rubia cerró los ojos por completo y simplemente se dejó hacer, entregándose a los suaves roces y mordiscos que hacían sentir su cuerpo temblar como una gelatina.

Despacio, percibió esa humedad cálida abandonar su boca, para luego notar el aliento de la otra estrellarse contra sus labios. Se observaron fijamente, con párpados entrecerrados, la una a la otra.

Hasta que Taeyeon decidió romper el contacto visual al voltear al frente, reclinando enseguida su cuerpo contra el de la pelirroja, que la recibió gustosa. Tiffany descansó la cabeza sobre los sedosos cabellos dorados, cerrando la mirada y deleitándose con el perfume de quien sostenía entre sus brazos.

Estuvieron largo rato así, calladas. Las manos de Tiffany notando el leve crecer y encoger del vientre que resguardaban sus palmas, mientras la rubia se sentía adormecer ante la suave respiración encima suyo.

 

-"Gracias…"

 

-"¿Por qué, TaeTae?"

 

-"Porque… -respondió con voz adormilada, percibiendo los ojos cerrársele-. Me has dado el mejor regalo, Tiffany."

 

 

 

Un bostezo escapó de sus labios y una pequeña mano corrió presurosa a cubrirlo. Volvió a aferrarse al marco del pasillo, asomando la cabeza a la sala, donde dos sombras descansaban mientras reflejos blancos y azules les alumbraban de cuando en cuando.

De repente, se volvió hacia otro lado, desapareciendo. Unos dos minutos después, el ruido de pisadas se escuchó de nuevo.

Una manta fue colocada cuidadosamente sobre Tiffany y Taeyeon, que dormían plácidamente la una contra la otra en el sofá. Las pequeñas manos sujetaron el control remoto de la televisión, apretando de inmediato el botón de apagado.

Bajó el tazón de palomitas del sillón y lo colocó en la mesa ahí cerca. Se dirigió otra vez al pasillo, volteando hacia atrás desde allí. En los ojos avellanas oscuro se reflejaron entonces la figura de las dos jóvenes.

Irene lanzó un último bostezo.

 

-"Buenas noches –dijo en voz baja, tallándose un ojo mientras una sonrisa surcaba su rostro adormilado.

 

 

 

 

 

-"Tae-Omma, Tiffany-Omma."

 

 

 

 

 

Y se dio la media vuelta.

 

Contenta de que por fin, podía admirar la tranquila y verdadera sonrisa de su madre. Aun cuando ésta estuviera soñando…

 

 

Fin.

 

 

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Comments

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alexghastly #1
Chapter 10: gracias por esta historia tan bonita
ailyn2111 #2
Chapter 10: Waa me gusto mucho esta adaptacion que lendooo y sooyong es una loquilla jjjaja es demasiado gracias por terminar de adaptarla :3
Taechi_s #3
Chapter 10: Oww que bonita adaptacion :3
Esa sooyoung es una loquilla jajaja xD
Gracias por adaptarla y saludos :)
Certified #4
translate in english please
kimtaeny1110 #5
Sigh.. if only there is an english version of this. Seems interesting yet i cant understand a damn thing huhu..