Capítulo III.

Carrusel

A Kang Seulgi le gustaría ser su tipo.

Si Seulgi pudiera, cambiaría por ella.

 

Su vieja bicicleta continuaba oxidada, el mismo perro viejo de la casa contigua la despedía a ladridos al marcharse a la escuela, los mismos sembradíos, el mismo viento, los mismos tractores y la misma advertencia de su primo.

- ¡Mueve las piernas, Seulgi, que llegas tarde!

 

Los días se convirtieron en semanas, las semanas se convirtieron en meses y el último año escolar pasaba como un relampagueo frente a los ojos de Kang Seulgi.

Conocer a Bae Joohyun la había golpeado con un vivísimo resplandor incandescente y su voz aún tenía el poder de resonar como un trueno que le recorría el cuerpo de pies a cabeza. Su voz de trueno insertaba en ella una corriente eléctrica, la cual, después de un tiempo, Seulgi atinó a describir como un cosquilleo que, a fin de cuentas, lograba sacarle una sonrisa incluso en los malos días.

En la cabeza de Seulgi no había afirmación más firme que aquella que decía “Bae Joohyun es un ser del Cielo con el poder del trueno”.

 

Un año desde su primer encuentro y aun así, el mismo ruido de las ruedas arrastrándose en el camino empedrado a sus espaldas hacía que su corazón funcionara mal, que su espíritu abandonara su cuerpo y que las piernas se le aflojaran.

- ¡Buenos días!

- ¡Buenos días, Joohyun!

- ¡Apresurémonos que vamos tarde!

El marinero oyó en alto las órdenes de su capitán y entonces desplegó las velas de su barco.

 

Pasados los meses, los ojos de Seulgi se habían adaptado al brillo estelar de Joohyun y con el nuevo ajuste creía poder verla con mayor claridad. Cerca de su oreja izquierda, en la línea de su mandíbula, había quedado una cicatriz del día en que el ángel cayó del Cielo a la Tierra y su piel pálida hacía creer a Seulgi que se trataba de otro rastro de su divinidad pasada. A diferencia de la túnica blanca y ceñida que antes usaba, Seulgi la veía portar ahora el mismo ropaje escolar que ella. El brillo no provenía más de su aro en la coronilla, si no de su sonrisa bondadosa y centelleante. Seulgi la veía hecha de vigor y dulzura y su cuerpo era como una llama. Su rostro era resplandeciente y sus cabellos eran rayos de luz.  Sonreía para ella todas las mañanas al darle los buenos días y de pronto parecía que la sonrisa de Joohyun era el único lenguaje que Seulgi podía comprender.

Al sentirla pasar por su lado y tomar la delantera Seulgi podía ver sus alas, pero ya no eran grandes y sublimes como las de un ángel; ahora eran extensas y libres como las de un ave. Podía ver su capucha negra y los mechones que se desprendían de ella, sus alas abiertas cubiertas por plumas blancas y pesadas se impulsaban en el viento con el poder de un halcón. Era un ejemplar que raramente se aventuraba lejos del mar, pero cuando lo hacía, la podía observar libre a la distancia, en el punto más alto del cielo, con las alas estáticas y con un sentido de trascendencia.

- ¡Seulgi, apresúrate!

El grito de la gaviota le indicaba el camino a tomar para llegar a tierra después de una larga jornada de pesca y así, manejaba su bicicleta siguiendo a aquella estrella del Norte.

 

Seulgi había aprendido a amar con más pasión a su flor por las mañanas; cuando podía tenerla para ella sola y disfrutarla, cuando podía verla echar raíces más allá de los sembradíos, donde el camino empedrado que ambas recorrían todas las mañanas desaparecía de su vista. Sus anchos y suaves pétalos se abrían, se dejaba bañar por el día, el sol y la brisa y estos se tornaban de un color rojo púrpura. Se movía al compás de la melodía del viento y sus hojas invitaban a la cohibida mariposa a acercarse, a posarse en ella, a ser una sola con ella; sin embargo y a pesar de esto, lo único que la tímida y trágica mariposa podía hacer era revolotear a su alrededor y admirar su fascinante gracia y encanto a la distancia, donde el aura de Joohyun lograba tocarla con gentileza al sentir su titubeo y Seulgi podía retozarse en la exquisitez de su incomparable lindeza.

Por la noche la flor de encantos majestuosos se volvía verde para renacer al día siguiente, para que su mariposa volara gustosa alrededor de ella, para deslumbrarla con sus colores y seducirla con su aroma.

 

La atracción de la mariposa hacia la bella flor pronto se llegó a convertir instintiva.

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Jossosan
Stream Zimzalabim zim ziiiiiim

Comments

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Itaenylove
#1
Chapter 7: Wow!! realmente me encantó la historia y la forma en la que escribes UwU
espero q la actualizes .... シ︎
Munusuo #2
Chapter 5: La manera en la que escribes es simplemente hermosa, gracias por esto :')