Capítulo I.

Carrusel

A Kang Seulgi le gustaría conocerla.

Bae Joohyun, la alumna prodigio, la hija ejemplar, la belleza del pueblo; la tímida y enigmática Bae Joohyun.

Si tan solo Seulgi pudiera reunir el coraje para aproximarse, si tan solo Seulgi fuera del tipo de Joohyun; tal vez podría acercarse a ella.

Si Kang Seulgi pudiera, cambiaría por ella.

 

Dos de tres años escolares habían pasado en un parpadeo y Kang Seulgi sólo podía merodear en su órbita; una trágica mariposa indecisa a tomar el néctar. Siempre su sombra, siempre a sus espaldas, siempre a la distancia.

 

Seulgi supo de su existencia incluso antes de conocerla.

 

- ¿Escuchaste de la nueva familia que llega al pueblo?

- Sí, supe que el viejo es adinerado y viene a dirigir el negocio de la cría de cerdos de los Park.

- Más bien, a quedarse con todo su dinero...

- Los Park se lo ganaron y ya lo venían venir, lo importante aquí es que escuché que tienen dos hijas, ¡y una de ellas es una hermosura!

- ¡Ah, si! ¡Dicen que tiene una cara preciosa!

 ¡Y para nuestra suerte es de nuestra edad así que se integrará en nuestra clase!

- ¡Vaya! Por fin algo bueno sale de venir a esta estúpida escuela.

En efecto, por fin algo bueno salía de vivir en ese monótono pueblo y de asistir a esa estúpida escuela.

 

Desde la llegada de aquella familia, el camino que Seulgi recorría en el día a día comenzó a lucir diferente. Un nuevo aire corría y nuevos rayos de sol alumbraban, incluso los pájaros habían cambiado su melodía. Pedalear la oxidada bicicleta dejó de implicar un esfuerzo. Las mañanas después de la llegada de aquella familia implicaban ahora un nuevo y bello comienzo.

 

Después de despertar por los ruidos del atareo en la cocina y las peleas acostumbradas de los pequeños de la familia, Seulgi tomaría el desayuno en el gran comedor de su casa; padres, hermanos, tíos y primos congregados en el mismo lugar que ella. Se despediría de los mayores y tomaría su vieja bicicleta a la escuela. Lanzaría un grito a sus hermanos con la promesa de regresar a casa entrada la tarde y seguiría metros detrás a su primo en ruedas. Aflojaría el ritmo y dejaría que el joven se le adelantara.

- ¡Si llegas tarde me colgarán por tu culpa! ¡Más te vale que te apresures!

Siempre el mismo grito desde que la nueva familia había llegado al pueblo y siempre oídos sordos al reclamo de su primo.

 

Si Seulgi medía bien su tiempo y se quedaba por detrás, muy por detrás, podría ser entonces cruzada por la alumna prodigio, la hija ejemplar, la belleza del pueblo; la tímida, enigmática y mismísima Bae Joohyun.

El familiar sonido de las ruedas que la perseguían hacía que su corazón se acelerara, dejaba de sentir el viento contra el rostro, se desconectaba de su cuerpo, sus piernas pedaleaban una detrás de la otra por inercia, los molinos de viento dejaban de girar, el motor de los tractores dejaba de atronar, los pájaros dejaban de cantar.

Lo único que Seulgi podía escuchar eran las llantas de aquella bicicleta aproximándose hacia ella por sus espaldas y justo segundos antes de ser alcanzada, su corazón explotaba.

-  ¡Buenos días!

Finalmente su audición se abría y lo que percibía era algo fuera de este mundo, un sonido multidimensional que entraba por ambos oídos y era capaz de resonar por todo su cuerpo, una experiencia extracorporal que la acercaba a la gracia divina de los cielos, un sonido que le hacía creer que los espíritus celestiales de los que escuchaba hablar al pastor del pueblo existían en realidad, pues un mensajero de Dios se había materializado en la Tierra en aquel lugar que parecía haber sido olvidado por El Creador, y para su suerte, este ángel acaba de darle los buenos días.

Si entrecerraba los ojos, Seulgi podía jurar ver las blancas y suaves plumas que comprendían sus alas desprenderse una por una al pasar a gran velocidad a su lado, podía jurar que la aureola sobre su coronilla era tan brillante como los mechones de su azabache cabello que ondeaba con el viento y que en ocasiones alcanzaba a abofetearle la cara.

Cruzaba tan rápido a su lado que, si Seulgi parpadeaba durante esos escasos segundos, podía llegar a perderse aquella manifestación divina.

 

Desde que aquella familia llegó al pueblo, cada mañana antes de llegar a la escuela, Seulgi vivía una experiencia religiosa.

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Jossosan
Stream Zimzalabim zim ziiiiiim

Comments

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Itaenylove
#1
Chapter 7: Wow!! realmente me encantó la historia y la forma en la que escribes UwU
espero q la actualizes .... シ︎
Munusuo #2
Chapter 5: La manera en la que escribes es simplemente hermosa, gracias por esto :')